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Los índices de
crecimiento y los indicadores económicos, en definitiva, están reflejando
exclusivamente como les va "a los de arriba". Esa es una de
las razones por las que las empresas del Ibex 35 celebran
alborozadas que sus beneficios hayan experimentado un crecimiento del 13% entre
enero y septiembre del 2013. Igualmente, resulta comprensible que el banquero Emilio
Botín declarara con júbilo que "estamos viviendo un
momento fantástico para España, porque está llegando dinero de todas
partes". Es obvio que el banquero multimillonario confunde
interesadamente el concepto "España" con sus
propios intereses. La visión daltónica de las empresas del Ibex
35 y del Banco Santander acerca de la situación
económica y de sus perspectivas es proyectada posteriormente a través de sus
propios medios de comunicación, con la intención de que el conjunto de la
sociedad haga suyo el optimismo que solo a ellos les corresponde. Los
verdaderos indicadores para "los de abajo" hay
que buscarlos no sólo en cómo les va en su vida cotidiana, sino también en las
perspectivas que
se dibujan para ellos en el horizonte de los próximos años. Y ahí sí que no hay
lugar posible para el engaño ni para la ilusión.
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El establishment lo detesta. El
imperialismo, en palabras de George W. Bush, lo ubicaba apenas un escalón por
debajo del terrorismo. Los diarios del sistema lo descalifican por irracional y
demagógico. Los gestores de negocios disfrazados de economistas lo consideran
poco serio por tener la mala costumbre de distribuir hacia abajo cuando en su
lógica lo único científico es distribuir hacia arriba. Las izquierdas
latinoamericanas que no comprendieron la cuestión nacional de los países
dependientes o semi-coloniales lo critican por sus limitaciones.
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LA MACRO-ECONOMÍA PARADÓGICA: “LOS DE ARRIBA” Y “LOS
DE ABAJO”.
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Canarias Semanal. Lunes 25 de febrero del 2014.
Manuel Medina.
De acuerdo con los vaticinios que formulan los tecnócratas "expertos" del
sistema, tanto los autóctonos como aquellos que están adscritos a la máquina
burocrática de la Unión Europea, la economía española ha
entrado en una "nueva fase". ¿Significa eso que estamos
saliendo de la crisis provocada por la dinámica inevitable del desarrollo
capitalista, y cuyo detonante fueron las operaciones financieras fraudulentas
de los bancos? O planteado de otro modo: ¿se iniciará a partir de ahora un proceso
de recuperación económica en la vida de los asalariados españoles? La verdad es
que no sucederá ni lo uno, ni lo otro. Toda argumentación que trate de expresar
lo contrario es pura propaganda partidaria, orientada no sólo a ocultar las
razones de la crisis, sino también las oscuras perspectivas que se avecinan
tanto para los asalariados, los parados y los pensionistas españoles, como para
las clases medias; es decir, para los pequeños empresarios, los pequeños
comerciantes, los universitarios titulados, etcétera.
LA BATALLA DECISIVA CONTRA LOS SALARIOS
Este pronóstico no es el resultado de la elucubración delirante emitida
por los que la derecha denomina los "agoreros del desastre".
Son los diagnósticos que realizan la propia Unión Europea, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y los expertos de la Banca
Morgan - el JP Morgan Chase Bank-, símbolo estadounidense
del poder financiero. Todos ellos coinciden en sus predicciones en torno a cuál
va a ser el ritmo de crecimiento de la economía española. Estas dos entidades,
cuyos análisis parten naturalmente de visiones ideológicas capitalistas muy
concretas, que responden a los intereses transnacionales que representan,
mantienen que para que a medio plazo nuestras colosales cifras de paro puedan
irse reduciendo, el actual gobierno y los sucesivos necesitarían implementar en
el mercado laboral una serie de medidas "imprescindibles". En
primer lugar, poner en marcha una nueva reforma laboral, que implante un "contrato
único", que contemple una baja indemnización por despido. La Comisión
Europea, por su parte, propone además que los salarios "sean
más sensibles a las condiciones específicas de las empresas y de la economía en
general, fundamentalmente suprimiendo las prórrogas legales de los convenios
colectivos". Dicho en román paladino, que desaparezcan los propios
convenios colectivos.
Resulta obvio aclarar que de aplicarse las "recomendaciones" de
estas instituciones foráneas - y se aplicarán - éstas repercutirán de forma
demoledora sobre la economía de todos aquellos españoles que dependen de un
salario o han pasado a engrosar las filas del paro.
Y es que tanto la gran burguesía española como la internacional han
orientado sus esfuerzos hacia una batalla encarnizada por lograr una reducción
salarial que disminuya sensiblemente los costes de producción y centuplique sus
beneficios. La confrontación está centrada, pues, en esos objetivos. En la
medida en que las clases hegemónicas españolas vayan arrancando conquistas a
los asalariados, las denominadas "cifras macroeconómicas" mejorarán,
al tiempo que las condiciones laborales y salariales de los trabajadores
empeoraran irremisiblemente.
EL FUTURO DE "LOS DE ABAJO", SEGÚN "LOS DE
ARRIBA"
Pero aun cuando se produjera esa catarsis de renuncias por parte de los
asalariados españoles que exige la Unión Europea y el FMI, no
se lograría disminuir la cifra de desempleados. De acuerdo con los diagnósticos
del Fondo Monetario, solo en el año 2025 el número de parados
empezaría a recuperar levemente los niveles que tenía en el 2007.Los
economistas del sistema no han dudado en englobar a esta masa de desempleados,
entre cinco y seis millones de personas que engrosarán el ejército de parados
durante los próximos años, bajo la significativa categoría de "paro
estructural". Y ese descomunal "paro
estructural" acompañará a la economía española a lo largo de
todo el próximo decenio. Se trata de un hecho asumido en las organizaciones económicas
internacionales, pero que los políticos y comentaristas españoles de los mass
media ocultan deliberadamente.
Resulta sorprendente que todavía existan sectores de la población
española que continúen aceptando el reclamo de los "brotes
verdes", a pesar de que este señuelo se ha venido utilizado,
reiteradamente, durante los últimos ocho años. Desde el punto de vista humano
puede resultar comprensible. Sin embargo, en el marco del sistema económico
capitalista avivar esa esperanza equivale a alimentar una utopía. Por eso no
debe extrañar que el discurso oficial - tanto el social-liberal como el
conservador - haya tratado y continúe tratando de enmarañar con una fraseología
críptica el horizonte real que tienen ante sí los que todavía perciben un salario
y aquellos otros que ya han perdido hasta sus prestaciones sociales.
LOS AUTÉNTICOS INDICADORES PARA "LOS DE ABAJO"
Los índices de crecimiento y los indicadores económicos, en definitiva,
están reflejando exclusivamente como les va "a los de
arriba". Esa es una de las razones por las que las empresas del Ibex
35 celebran alborozadas que sus beneficios hayan experimentado un
crecimiento del 13% entre enero y septiembre del 2013. Igualmente, resulta
comprensible que el banqueroEmilio Botín declarara con júbilo que "estamos
viviendo un momento fantástico para España, porque está llegando dinero de
todas partes". Es obvio que el banquero multimillonario confunde
interesadamente el concepto "España" con sus
propios intereses. La visión daltónica de las empresas del Ibex
35 y del Banco Santander acerca de la situación
económica y de sus perspectivas es proyectada posteriormente a través de sus
propios medios de comunicación, con la intención de que el conjunto de la
sociedad haga suyo el optimismo que solo a ellos les corresponde.
Los verdaderos indicadores para "los de
abajo" hay que buscarlos no sólo en cómo les va en su vida
cotidiana, sino también en las perspectivas que se dibujan para ellos en el
horizonte de los próximos años. Y ahí sí que no hay lugar posible para el engaño ni para la
ilusión.
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