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LA
MUERTE DE LA CIUDADANÍA.- Diario Progresista.- 18-02-2014..- Comparto
totalmente su planteamiento, pero sería
importante si usted lo enfoca en un contexto de una crisis de carácter
estructural, multidimensional del sistema capitalista. En ahí el gran problema,
de la mediocridad de los políticos, en
especial los de la Troika, absolutamente condicionados al pensamiento del "dios" mercado, los
banqueros, financieros, especuladores, exportadores corporaciones los
directa y únicos responsables de la crisis, y creadores de la llamada “bancocracia”, la democracia de los
bancos - hoy en alianza, precisamente con los políticos corruptos, mentirosos,
farsantes, están destruyendo los
derechos humanos, derechos fundamentales del ser humano - Ciudadanía,
Educción, salud, servicios
públicos, empleo, salarios, instituciones fundamentales de la democracia - de
toda una generación. Incluso hoy se habla de poli-crisis estructural - realidad
sangrante, hiriente y cruel para millones de seres humanos. Rajoy, Merkel,
Hollande, Letta - aunque renunciante - y gremio político en general con sus
políticas de austeridad - fracasadas absolutamente - están asesinando a toda
una generación de la juventud europea. Simplemente mire el empleo en la Unión Europea - los 27 países - mire el
desempleo en la juventud, miremos conjuntamente la demografía europea - cuántos
países entre ellos España, Alemania, tiene una población "vieja".
Observemos juntos los nuevos centros de pobreza absoluta, en la Ciudad Global, que se han convertido en
verdadero problema para la sociedad. Más allá una mirada sobre la violencia e inseguridad
ciudadana - todos riesgos en la sociedad global -.
Aquí está básicamente la economía de la guerra y la economía criminal, hoy dos de los sectores más importantes, activos y dinámicos de una economía globalizada, con su modelo financiero-especulativo ( la era de la transnacionalización de los monopolios imperialistas) está llegando a su "final", el capitalismo salvaje como economía del desastre..
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En
conclusión hoy domina el mundo la economía criminal globalizada, la economía de
la guerra - con seguridad
parte de los poderes facticos mundiales y "propiedad" del Club de Bilderberg - los Nuevos Amos del
Mundo -. Es decir, hoy vivimos en mundo de la globalización neoliberal, la
era de de la transnacionalización de los monopolios imperialistas, escenario mundializado del desempleo,
se ha globalizado la insatisfacción
de miles de millones de seres humanos cansado de pagar las consecuencias de una
crisis de la cual ellos no son en lo mínimo sus autores, estamos en un mundo
donde se ha globalizado la indiferencia
de los políticos y las elites financieras, que no les interesa nada lo que
realmente está sucediendo con millones de seres humanos que abandonan sus
tierras y países ante el hambre, la pobreza, la miseria y prefieren morir en
alta mar, cuando existen leyes represivas que “matan” cuando intentas entrar
ilegalmente a un “punto determinado” de su aventura: La Ciudad Global. Se ha globalizado la desigualdad económico-social, realidad que destruye la vida de
millones de seres humanos. Y en general se ha mundializado la insurgencia, cuando millones de ciudadanos – en especial
la juventud – ocupando las calles y plazas públicas – el origen tradicional e histórico de la Sociedad Civil – Nuevos Ciudadanos
que recuperan el Espacio Público que desde la década de los 90’ las políticas
neoliberales nos expropiaron. Escenario
global de una Democracia – herida gravemente por las políticas neoliberales
–. Desde el poder local de la de la Nueva Sociedad Civil, debemos recuperar la
Democracia forjando
y construyendo una Democracia de Ciudadanos, Participativa, Intercultural y
Moderna.
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La ciudadanía griega lucha en las calles en defensa de sus derechos constitucionales, sin embargo, las políticas de salvataje - a favor de los bancos con miles de millones de euros para reactivarlos - y las políticas de austeridad - retirar o disminuir (cortar) miles de miles de millones de euros desde el Estado en los servicios públicos, en los derechos fundamentales cono Educación, Salud, trabajo, etc. es un doble fracaso. Por eso luchan en defensa de sus Derechos Constitucionales, los Ciudadanos Europeos.
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La muerte de la
ciudadanía.
*****
Juan Antonio
Molina.
Diario
Progresista martes 18 de febrero del 2014.
La política ha dejado de ser
la hechura de la voluntad popular para convertirse en el instrumento
complaciente de las élites económico-financieras denominadas mercados. No
importa que las medidas tomadas sean las correctas o no, sean justas o no,
produzcan tal o cual efecto, deseado o no; lo importante es que agraden a los
mercados y si es así, aunque todo vaya mal, siempre estaremos en el buen
camino.
Rajoy
tras incumplir todos los puntos y las tildes del programa con el que se
presentó a los comicios, afirma que no hay que engañar a los españoles. El
mismo lenguaje se convierte en un revenant que nos manifiesta de forma
torticera que lo imposible deja de serlo en el momento en que se convierte,
como imposición de un pensamiento autoritario, en inevitable.
Los destrozos generados por las políticas neoliberales y los dueños de las finanzas pueden ser irreparables para el Estado democrático, singularmente en el caso español, donde el miedo y los instrumentos del miedo han separado a la sociedad de las condiciones reales de las cuales surge la identidad nacional, mediante la simple fantasmagoría de sumergir la realidad de España como país en un continuo proceso de reemplazo hasta llegar a la suplantación. Los políticos de la derecha, jaleados por vendedores de ideas neoliberales, están poniendo el Estado al servicio de sus amigos, de banqueros y especuladores. Esta reprivatización del Estado a favor de los poderes económicos organizados, supone desactivar el conocimiento racional de los hechos y el respeto a una cultura de participación ciudadana para utilizar, en beneficio de sus intereses, la democracia nominal, que sólo comparte un excedente accesorio de poder con el único objetivo de reforzar el poder antidemocrático de las élites. Con sus actuaciones, esos gobernantes han quebrantado una parte sustancial de la tradición democrática, aquella que siempre puso el Estado al servicio de los ciudadanos y no en manos sólo de los amos del capital.
Los destrozos generados por las políticas neoliberales y los dueños de las finanzas pueden ser irreparables para el Estado democrático, singularmente en el caso español, donde el miedo y los instrumentos del miedo han separado a la sociedad de las condiciones reales de las cuales surge la identidad nacional, mediante la simple fantasmagoría de sumergir la realidad de España como país en un continuo proceso de reemplazo hasta llegar a la suplantación. Los políticos de la derecha, jaleados por vendedores de ideas neoliberales, están poniendo el Estado al servicio de sus amigos, de banqueros y especuladores. Esta reprivatización del Estado a favor de los poderes económicos organizados, supone desactivar el conocimiento racional de los hechos y el respeto a una cultura de participación ciudadana para utilizar, en beneficio de sus intereses, la democracia nominal, que sólo comparte un excedente accesorio de poder con el único objetivo de reforzar el poder antidemocrático de las élites. Con sus actuaciones, esos gobernantes han quebrantado una parte sustancial de la tradición democrática, aquella que siempre puso el Estado al servicio de los ciudadanos y no en manos sólo de los amos del capital.
El
partido socialista, por su parte, se encuentra totalmente inmerso en la
paradoja de su propio complejo de “partido de Gobierno” y el intento por
comprender la “lógica” del sistema que le hace perseguir objetivos sociológicos
inexistentes, como el centro político, abandonando a una sociedad civil que
tiene la necesidad de reaccionar y participar en procesos políticos de
redistribución de los recursos sociales. Esta crisis de posición y función que
padece el PSOE produce que carezca de un discurso político claro, de ideas
básicas en torno a cómo organizar la sociedad y enfrentarse a acontecimientos
históricos muy adversos. Navegando a ciegas, como advierte Ignacio Ramonet,
obsesionada por la urgencia, la izquierda parece desprovista de una hoja de
ruta y carente de base teórica, a menos que llamemos “teorías” a esos catálogos
de renunciamientos que son “La tercera vía”, de Anthony Giddens, ex consejero
de Tony Blair, o “Le bon choix”, de Bodo Hombach, durante mucho tiempo inspirador
de Gerhard Schöder.
Si
la nación sólo es el beneficio de esas empresas que vertebran al país, el
Estado, en los ámbitos sociales, ciudadanos y no represivos, se contempla por
las élites como un artefacto costoso e inútil, improductivo, parasitario que ha
ido creciendo como un quiste purulento. El único Estado sostenible es el que
preserva el poder económico y financiero, un Estado mínimo que mantiene el
orden plutocrático en el vértice obsceno de la desigualdad. Seremos
trabajadores, consumidores, desempleados o excluidos pero no ciudadanos, porque
como afirma Philip Pettit, la ciudadanía como fuente de poder, exige la igualdad civil
de todos sus miembros.
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