La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) es el Organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas
responsable de promover el desarrollo
económico y social de la Región. Sus labores se concentran en el campo de
la investigación económica. En 1966 la gobiernos actualizaron su Misión
Institucional y establecieron que la Comisión debía desempeñarse como Centro de excelencia, encargado de
colaborar con sus Estados miembros en el análisis integral de los procesos de
Desarrollo. Esta Misión incluye la formulación,
el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas, así como la
prestación de servicios operativos en los siguientes campos. Información Especializada, Asesoramiento, Capacitación, apoyo a la Cooperación
y Coordinación regional e Internacional.
La promoción del desarrollo económico y social se realiza asimismo mediante la cooperación para la integración a
escala regional y sub-regional; la planificación de proyectos de cooperación
técnica en ambos ámbitos, la organización de Conferencias y reuniones de Grupos
Intergubernamentales y de expertos y la incorporación de la perspectiva regional
sobre los problemas mundiales en los Foros Internacionales. Los 33 países de América latina y el Caribe
son miembros de la CEPAL junto
con algunas Naciones de América del Norte, Europa y Asia, que mantienen vínculos históricos, económicos y culturales
con la Región. En total los Estados
miembros son 44 y 8 los miembros Asociados,
condición jurídica acordada para algunos territorios no independientes del
Caribe. Su Secretaria Ejecutiva actual es la Dra. Alicia Bárcena Ibarra, de nacionalidad mexicana, quién asumió
el cargo el 1 de julio del 2008. Y su Secretario Ejecutivo Adjunto es Antonio Prado de
nacionalidad brasileña.
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LAS PERSPECTIVAS
ECONÓMICAS PARA EL 2015.
A propósito del
reciente Análisis publicado por la CEPAL.
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Julio C. Gambina.
Rebelión sábado 8 de agosto del 2015.
La situación de crisis
mundial del capitalismo continúa y cambian los sentidos del crecimiento
mundial. Si hasta hace poco el efecto de bajo crecimiento estaba radicado en
los principales territorios del capitalismo mundial y la referencia era el
crecimiento de los países del sur, especialmente explicada en el alza de los
precios de exportación de metales, minerales, energéticos y alimentos, la
situación es ahora diferente.
No es que haya perspectivas
de gran crecimiento en el capitalismo desarrollado, sino que la tendencia
agrega ahora la desaceleración de los países que hasta hace poco
contrarrestaban las tendencias recesivas. Se destaca en ese sentido la
desaceleración de la economía China, con tendencia a la baja.
América Latina es parte del
fenómeno de la desaceleración, especialmente por la caída de los precios
internacionales de exportación y con preocupación ante el papel asumido por
China en estos años como socio comercial, inversor y prestamista de varios de
los países de la región.
En el reciente análisis
publicado por la CEPAL [1] sobre las perspectivas para el 2015 se puede leer
que: “La dinámica de la actividad económica observada en el primer trimestre de
2015 en los países de América Latina y el Caribe hace proyectar para el año en
curso un crecimiento significativamente inferior al 1,1% registrado en 2014. Si
bien la desaceleración es un fenómeno generalizado en la región, la evolución
del crecimiento ha sido muy heterogénea entre países y subregiones. En este
contexto, se espera una tasa de crecimiento regional de un 0,5% en promedio
ponderado; América del Sur mostraría una contracción del 0,4%, Centroamérica y
México, un crecimiento del 2,7%, y el Caribe, un crecimiento del 1,7%”.
Queda claro que es
Sudamérica la que baja el promedio de la región, especialmente por la evolución
esperada de Brasil, la mayor economía del Sur de América. La baja de los
precios de la soja, producto que explicita la especialización productiva y de
exportación de los países sudamericanos constituye una de las causas
principales, dando cuenta al mismo tiempo la importancia que adquirió el sector
primario en estos países. Al mismo tiempo debiera adicionarse el carácter
dependiente asumido por esta producción primarizada, que aleja la perspectiva
de la industrialización, proyecto histórico de la región. Ocurre que son las
transnacionales de la biotecnología y la alimentación las que definen el
paquete tecnológico del ciclo de la soja.
Agrega el informe de la
CEPAL sobre el tema de empleo y salarios que: “El impacto de la desaceleración
económica sobre la tasa de desempleo ha sido pequeño. A nivel regional, en 2014
la caída de la tasa de ocupación no conllevó un incremento de la tasa de desempleo;
por el contrario, esta descendió 0,2 puntos porcentuales, del 6,2% al 6,0%. Sin
embargo, la información preliminar sobre el primer semestre de 2015 indica que
la persistente debilidad de la generación de empleo ocasionaría un aumento de
la tasa de desempleo abierto regional del 6,0% al 6,5% en el promedio del año.
Con respecto a la dinámica salarial, los salarios reales siguen creciendo
moderadamente en la mayoría de los países, pero el debilitamiento de la
generación de empleo afecta el poder de compra de los hogares, lo que se
expresa en menores tasas de crecimiento del consumo privado”.
Lo que se puede adicionar
es que la pobre dinámica de la actividad económica y el peso hacia la
primarización de la producción significan problemas en materia de producción
industrial con perspectivas de agudizar conflictos sociales. Más allá del
empleo, el nivel de los salarios se asocia a un largo periodo de deterioro de
los ingresos populares, con lo que el impacto de la desaceleración económica en
la región afecta principalmente a los sectores más vulnerables de la población,
alejando salidas por vía de ampliación del empleo.
Contexto mundial y regional.
El contexto internacional
que describe el informe de la CEPAL es de continuidad de la crisis mundial,
especialmente en sus aspectos estructurales y coyunturales, siendo elocuente
analizar la trayectoria de la crisis mundial respecto de las tasas de
crecimiento.
No se trata de enfatizar en
la categoría crecimiento, sino reconocer que esa proyección se descarga como problemas
para la mayoría empobrecida de la sociedad, lo que se visualiza desde las
políticas de ajuste que inducen los principales centros del poder mundial y los
organismos internacionales.
En efecto, entre 2008 y
2011, en el epicentro de la manifestación de la crisis, la economía mundial
creció al 1,9% y desde entonces osciló entre 2,4% y 2,6%. Se constituye así un
escenario de penuria para los sectores populares.
Para el caso de EEUU, entre
2008 y 2011 se registró un crecimiento de 0,2% y evolucionó luego entre el 2,2%
y el 2,4% hacia 2014.
La zona del euro con
registros negativos, solo alcanza el 0,9% en 2014, y Japón de valores negativos
en la plenitud de la crisis, apenas llega a registros entre 0% y 1,8%.
Aquellos países que
contrarrestaron la fuerte caída de la economía mundial entre 2008 y 2011 están
ahora desacelerando su crecimiento.
China es el más importante,
ya que habiendo crecido 9,6% entre 2008 y 2011, los registros posteriores bajan
del 7,7% en 2012 a un pronóstico de 7% para el 2015.
La proyección económica
para el 2015 en América Latina y el Caribe es de 2,5%; con 3,9% para
Centroamérica; 2,7% para Centroamérica más México; 1,7% el Caribe; y -0,4%
América del Sur, empujados principalmente por Brasil (-1,5%) y Venezuela
(-5,5%). Argentina registra un crecimiento posible del 0,5% para este 2015.
Para pensar.
Todos estos datos sirven
para pensar en el ciclo más largo que transcurrió desde comienzos del siglo
XXI, y las expectativas generadas socialmente por el crecimiento económico para
la región latinoamericana, con impacto de mejora en los indicadores sociales.
Esta realidad de
desaceleración recrea las condiciones para reproducir la lógica histórica
desfavorable hacia los sectores más vulnerables y de menores ingresos.
La situación reabre la discusión
regional sobre las políticas económicas, ya que no alcanza con adecuarse a los
ritmos del ciclo mundial, que puede favorecer con precios de exportación
durante un periodo y que favorece políticas sociales masivas, pero que
transcurrida la coyuntura favorable, la realidad devuelve los problemas
sociales como fenómeno esencial que alimenta la desigualdad, la concentración y
el empobrecimiento social.
El cambio económico sigue
siendo una asignatura pendiente, no solamente en la región, pero resulta evidente
ante las expectativas que generó el cambio político en nuestros países en este
siglo XXI.
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Notas.
[1] Estudio Económico
de América Latina y el Caribe. Desafíos para impulsar el ciclo de inversión con
miras a reactivar el crecimiento, 2015. CEPAL. [Enlace].
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