Merkel vs. Neonazis. Abucheos en un Centro migratorio.
La canciller
alemana, Angela Merkel (foto),
fue abucheada ayer por manifestantes de extrema derecha al visitar un centro de
refugiados atacado días atrás por grupos neonazis en el Este del país, en medio
de un aumento de las agresiones xenófobas al ritmo del imparable aluvión de
solicitantes de asilo que llega a Europa.
Al
salir del centro de refugiados, una Merkel
con rostro severo prometió que no habrá tolerancia con la “vergonzosa y
repulsiva” violencia contra los inmigrantes, que generó un acalorado debate en
una nación altamente sensible al racismo y la intolerancia debido a las
atrocidades cometidas por los nazis. “No hay tolerancia alguna con los que
cuestionan la dignidad de otras personas”, afirmó tras visitar el centro de
refugiados en la localidad sajona de
Heidenau, que el fin de semana fue atacado por grupos de ultraderecha que
se enfrentaron con la policía.
Unas
200 personas congregadas cerca del albergue –gente de todas las edades, desde
jubilados hasta madres con cochecitos– abuchearon a Merkel, gritándole además “¡traidora,
traidora!” y cantando “somos la
patota”, la palabra usada por algunos políticos para referirse a recientes
protestas contra los inmigrantes. Varios manifestantes se enfrentaron a los
medios que acudieron a cubrir la visita, a los que acusaron de ser “prensa
mentirosa” y a los que increparon por contar sólo un lado de la historia.
La canciller alemana
volvió a asegurar, como ya había hecho el lunes pasado, que es “vergonzoso”
tener que vivir esas agresiones xenófobas. “Aunaremos
todos los esfuerzos para dejar claro que Alemania
ayuda donde se necesita ayuda”, declaró Merkel
tras reunirse con refugiados y fuerzas de seguridad en el antiguo mercado de
materiales de construcción reconvertido en un centro de migrantes, en el que
hay actualmente unos 600 solicitantes de asilo. La líder conservadora recordó
que de acuerdo con la ley alemana toda persona que sea perseguida políticamente
o que huya de una guerra civil tiene derecho a ser tratada de manera justa y a
solicitar asilo.
Asimismo,
Merkel alabó a los voluntarios y
afirmó que Alemania puede estar
“orgullosa” de tener tantas organizaciones que ofrecen su ayuda en la peor
crisis migratoria que vive el Viejo Continente. Europa enfrenta su mayor crisis de refugiados desde la Segunda
Guerra Mundial, con miles de migrantes que llegan a las costas de Italia y Grecia escapando de guerras o
represión en países de Medio Oriente y Africa y cientos que intentan subirse a
camiones para pasar de Francia al Reino
Unido por el Eurotúnel. Paralizados por la falta de una política unificada
para hacer frente a la problemática, los países de la Unión Europea (UE) adoptaron distintas medidas unilaterales, muchas
veces contradictorias entre sí.
Hungría está
construyendo una valla en su frontera sur con Serbia para mantener a raya a los inmigrantes y refugiados, y la República Checa pidió cerrar la zona
europea de pasaporte libre, o zona Schengen, y que se desplieguen tropas de la
OTAN. En cambio, Alemania, que
estima que este año recibirá un record de 800.000 solicitantes de asilo, facilitó el proceso para los sirios, que
escapan de una brutal guerra en su país. Refiriéndose a los actos xenófobos
en Alemania, el presidente del país Joachim Gauck criticó lo que denominó la “Alemania oscura”. Sin embargo, el 60
por ciento de los alemanes considera que el país tiene los medios de acoger a
todos los refugiados, según un sondeo de la cadena ZDF del 21 de agosto. Por ello, la
opinión pública considera chocantes los actos xenófobos contra los centros de
acogida en Alemania.
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Familias de migrantes desembarcaron en la isla griega de
Lesbos.
LA MIGRACIÓN TRANSCONTINENTAL: “EUROPA DEBE HACERSE CARGO”. SE AGUDIZA LA
CRISIS HUMANITARIA.
Giovanna Di
Benedetto, portavoz de Save The Children.
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A
través del Mediterráneo llegaron unos 10.600 menores, más de 7000 no estaban
acompañados de sus padres. “Son historias de dolor”, cuenta Di Benedetto. “Me
tocó ver un muchacho que tenía los dedos destruidos a martillazos.”
Elena Llorente
Página/12 En Italia
Desde Roma jueves 27 de agosto
del 2015.
Mientras
Alemania –que siempre fue muy reticente al tema inmigrantes– decide abrir sus
puertas a los refugiados sirios, y Hungría lanza gases lacrimógenos y dispone
cientos de policías y alambre de púas en sus fronteras para evitar los
ingresos, la Unión Europea destina 1500 millones de euros para ayudar a
Macedonia y Serbia en esta crisis migratoria. Es que muchos de estos migrantes,
que escapan de guerras y pobreza de Africa y Medio Oriente, han cambiado de
ruta para llegar a Europa. Ahora prefieren viajar en lanchas inflables desde
Turquía a alguna isla griega y luego atravesar por tierra Macedonia, Serbia,
Hungría o Rumania para llegar a Alemania y los países bálticos, sus principales
objetivos. Pero por el Mediterráneo siguen llegando a Italia, incluso numerosos
menores de hasta 11, 12 y 13 años, no acompañados. Sólo en la jornada de ayer,
las naves oficiales europeas rescataron en el mar unos 1900 migrantes.
“Los
testimonios que hemos recogidos en estos meses son desesperantes. Las personas
que parten no tienen ninguna posibilidad de futuro. Ya sea por la guerra, como
los sirios, como por la dictadura, en el caso de los eritreos, o por violencias
varias en otros países. Los que parten no lo hacen por placer sino porque no
ven alternativa. Están movidos por una gran desesperación y al mismo tiempo una
gran esperanza. Difícilmente se detendrán por las malas condiciones del mar o
de las barcas que usan”, contó en una entrevista de Página/12 Giovanna Di
Benedetto, portavoz de la organización humanitaria Save the Children. Di
Benedetto se encuentra en Catania (Sicilia), donde hay varios centros de
recepción de migrantes, pero se traslada con sus colegas por todas las ciudades
de Sicilia donde desembarcan, para ayudar a los menores que van llegando.
–No
se detienen los migrantes y tampoco las tragedias...
–Lamentablemente
tenemos tragedias todos los días. El 23 julio llegaron a Augusta (Sicilia) 40
muertos, el 29 a Messina otros 15, el 3 y 6 de agosto a Palermo varios muertos,
entre ellos tres niños. A Catania poco después llegaron 49 cadáveres y el
martes un muchachito somalí de 15 años murió después de haber llegado, por los
golpes y las torturas que había sufrido en Libia. La cuenta no tiene fin ...
–¿Cuántos
son los menores de 18 años que han llegado a Italia desde principios de año
según ustedes?
–A
través del Mediterráneo han llegado unos 10.600 menores. Más de 7000 de ellos
no estaban acompañados, es decir, sin padre o madre o ningún otro familiar. El
grupo más consistente entre estos menores no acompañados proviene de Eritrea y
no tiene intenciones de quedarse en Italia sino de llegar a otros países del
norte de Europa para encontrarse con familiares o amigos que ya están ahí.
–¿Qué
hace Save the Children para ayudar a estos menores?
–Nosotros
estamos presentes desde el 2008 en los principales lugares donde desembarcan en
el sur de Italia, para poder proporcionarles asistencia desde el primer
momento. Sobre todo tratamos de individualizar sus problemas, porque la mayor
parte de ellos tienen historias muy difíciles de violencias, torturas,
malnutrición. Y eso lo señalamos a las autoridades competentes. También damos
asistencia legal a los menores, es decir, informarles sobre qué se pueden
esperar de Italia. En Italia tienen, entre otras cosas, el derecho de permanecer,
porque siendo menores no acompañados la ley italiana establece que no se los
puede expulsar. Y también, siempre que sea posible, favorecemos la
reunificación familiar con parientes que vivan ya en Europa.
–¿Qué
hacen las autoridades con estos menores? ¿Dónde los mandan?
–Después
del desembarco, los menores no acompañados son conducidos a las estructura de
primera recepción y tal vez se quedan allí algunos meses. Para después ser
transferidos a las llamadas “comunidades”, es decir centros donde pueden vivir
por más tiempo empezando un proceso de integración. Van a las escuela, aprenden
el idioma y hasta pueden aprender oficios y trabajar.
–¿Cuál
ha sido la experiencia más dura que con ellos le ha tocado vivir?
–Lamentablemente las historias que escuchamos cada día son historias de
grandísimo dolor, de grandísima violencia. Me tocó ver hace pocos días un
muchacho (de Gambia) que tenía los dedos destruidos a martillazos, se le habían
caído las uñas, simplemente porque había pedido ser pagado por un trabajo que
había hecho en Libia. Otros han contado que les tiraban nafta a las personas y
les prendían fuego. Historias dramáticas las escuchamos cotidianamente. Por eso
la recepción de estos menores es muy importante. Son personas muy vulnerables,
que han afrontado un viaje dificilísimo poniendo en peligro la propia vida. Y
Europa debe hacerse cargo. Obviamente no puede ser una cuestión de la que se
ocupen sólo los países fronterizos como Italia o Grecia. En Italia pedimos
además que sea aprobada una ley, que está detenida en el Parlamento, y que debe
coordinar de modo orgánico la recepción de los menores extranjeros no
acompañados.
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