ALEMANIA
ABRE SUS PUERTAS A LOS REFUGIADOS.
El gobierno de
Merkel revocará las órdenes de expulsión de Sirios.
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Allan Hall y John
Lichfield *
Berlín tomó la delantera en los esfuerzos
para resolver la crisis europea de refugiados, ayer,
declarando que todos los solicitantes de asilo sirios son bienvenidos a
permanecer en Alemania, sin importar por qué país de la UE hayan entrado
primero.
Alemania,
que espera recibir la asombrosa cifra de 800.000 migrantes este año, se
convirtió en el primer país de la UE en suspender un protocolo de 1990, que
obliga a los refugiados a solicitar asilo en el primer país europeo en el que
pusieron el pie. La Oficina Federal de
Migración y Refugiados ratificó una orden suspendiendo el llamado Protocolo
de Dublín. “Alemania se convertirá en el Estado miembro responsable de tratar
los reclamos”, afirmó un comunicado del gobierno.
Todas las
actuales órdenes de expulsión para los solicitantes de asilo sirios serán
revocadas, dijo el gobierno. Los nuevos llegados de Siria ya no estarán
obligados a llenar los cuestionarios para determinar a qué país habían llegado
primero. En los primeros seis meses de 2015, Alemania registró 44,417
solicitudes de asilo de sirios.
La decisión
genera más presión sobre otros países de la UE que han utilizado el protocolo
de 1990 como base legal para negarse a aceptar refugiados de Medio Oriente y
Africa que entran a Europa para escapar de la guerra, la opresión o la
hambruna.
La decisión
se produjo mientras la canciller Angela Merkel y el presidente francés,
François Hollande, sostenían conversaciones en Berlín para tratar de encontrar
soluciones a la peor crisis de los refugiados en Europa desde el período
inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Pidieron anoche la
creación de una nueva política de asilo a nivel europeo, en el que se espera
que todos los 28 países de la UE participen. Merkel habló de una “situación
excepcional”, que “no se va a terminar pronto”.
El cambio en
la política de Alemania también fue un desaire directo a una serie de
manifestaciones de extrema derecha contra los refugiados en el este de
Alemania, durante el fin de semana. Merkel dijo que las manifestaciones en la
ciudad de Heidenau eran “viles”. Su portavoz dijo: “Alemania es un país
compasivo y no permitirá que los refugiados se encuentren acá con consignas de
odio o gritos alentados por el alcohol”.
El drama de los refugiados en Alemania, hasta "ayer"
olvidados, excluidos, perseguidos y hoy aceptados por el gobierno de
Alemania. Sin embargo, pequeños grupos de radicales nazis, han levantado
verdadero escándalo mundial contra los refugiados. Alemania este año recibirá
más de 800 mil migrantes.
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Dijo que
todos los solicitantes de asilo merecían ser tratados con “dignidad y respeto”.
Las tensiones siguen siendo altas, sin embargo. La extrema derecha está
planeando otra demostración este fin de semana en la ciudad montañosa de Harz,
en Goslar. El alcalde de la localidad, Oliver Junk, dijo que él les dio la
bienvenida a los refugiados con “los brazos abiertos”, debido a la decreciente
tasa de natalidad local y el éxodo de gente joven.
La decisión
alemana de declarar una casa de puertas abiertas para los refugiados sirios fue
bien recibida por los grupos de apoyo de refugiado en Gran Bretaña, como una
lección que el gobierno debiera seguir.
La gerente
de promoción del Consejo de Refugiados, Anna Musgrave, dijo: “Este anuncio de
Alemania es muy importante... Es hora de que el gobierno británico haga una
declaración similar. Hasta ahora nuestro gobierno ha estado tratando en lo
posible de evitar que los refugiados lleguen a nuestras costas; levantando el
puente levadizo y obligando a la gente a poner sus vidas en manos de
traficantes. Simplemente eso no es lo suficientemente bueno”.
El ministro
de Relaciones Exteriores de Austria, Sebastian Kurz, dijo ayer que el acuerdo
de Dublín “ya no funciona” después de visitar Macedonia. Los Balcanes están
“invadidos y abrumados”, dijo. “El sistema de Dublín no sólo funciona
terriblemente, realmente no funciona más”, aseveró.
En un
artículo de opinión ferozmente redactado en los periódicos alemanes y
franceses, el
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, acusó ayer a la mayoría
de los gobiernos de la UE de cobardía política.
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De The
Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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Merkel y
Hollande interpelaron a sus socios de la UE para que se responda de manera
“unificada” a la crisis.
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PARÍS Y BERLÍN ENCARAN LA CRISIS MIGRATORIA.
Hollande y Merkel pidieron a sus socios Europeos dar una respuesta
unificada.
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El flujo de migrantes no cesa de aumentar: unas
340.000 personas atravesaron las fronteras de la Unión Europea entre enero y
julio de 2015. El asunto cambió las agendas políticas nacionales y enfrentó a
los países entre sí.
Eduardo Febbro.
Desde París Página /12 martes 25 de agosto del 2015.
Italia, Grecia, España, Macedonia, Hungría, Serbia,
Alemania o Francia, el colapso migratorio que la situación en muchos
de Africa y de Medio Oriente provocó en Europa se extiende cada semana por
nuevos países. Según cifras proporcionadas por la Agencia Europea para la
gestión de la cooperación operacional en las fronteras exteriores, Frontex,
340.000 personas atravesaron las fronteras de la Unión Europea entre enero y
julio de 2015. A título comparativo, en todo 2014 la cifra llegó a 240.000. El
presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel,
interpelaron ayer a sus socios de la Unión Europea (UE) para que se responda de
manera “unificada” a esta crisis. El jefe del Estado francés pidió que se
instaurara un sistema “unificado del derecho de asilo” y, al mismo tiempo,
reconoció que se trataba de “una situación excepcional que va a durar”. El
flujo de migrantes no cesa de aumentar. Nada más que el sábado los guardacostas
italianos rescataron en el Mediterráneo a unas 4000 personas. A lo largo del
fin de semana, 9000 migrantes penetraron en Serbia con rumbo a Europa
occidental.
Los países
más pequeños de la UE, que atraviesan a su vez profundas crisis económicas, es
el caso de Grecia por ejemplo, no cuentan con los medios ni las infraestructuras
para hacer frente a la marea humana de demandantes de asilo, refugiados
económicos y personas que huyen de las guerras. Desde junio hasta ahora, 42.000
personas pasaron a través de Macedonia provenientes de Grecia. Esta fuga masiva
ha provocado también la muerte de miles de personas. La Organización
Internacional para los migrantes adelantó que en lo que va de 2015 unas 2000
personas perdieron la vida cuanto trataron de llegar a las costas europeas.
Objeto de un
fructífero chantaje político por parte de la extrema derecha, los migrantes han
cambiado las agendas políticas nacionales y enfrentado a los países entre sí.
Los actos xenófobos y violentos son ya una crónica cotidiana. El viernes 21 de
agosto, en Heidenau, al sur de Dresde, Alemania, cientos de personas
respondieron a la convocatoria del partido neonazi NPD y se enfrentaron con la
policía para impedir que un supermercado desafectado fuera convertido en centro
de recibimiento para los migrantes. Alemania se prepara este año para recibir unas
800.000 solicitudes de asilo contra 200.000 en 2014. El vicecanciller alemán,
Sigmar Gabriel, consideró que el cuadro que plantea la llegada intensiva de
migrantes constituye “el desafío más grande de Alemania” desde la reunificación
del país tras la caída del Muro de Berlín (1989).
El
responsable político también fustigó la parálisis de los europeos. Gabriel dijo
que era “vergonzosa” la manera en que muchos países de la UE reaccionaban, como
si esto no los concerniera, y estimó que, “en cierta medida, Europa se
encuentra en un sueño profundo y sigue de vacaciones”. Europa vive de hecho la
crisis migratoria más importante desde la Segunda Guerra Mundial y ha
respondido con una parsimonia ajena a las necesidades del drama.
La solidaridad entre los países miembros de la UE
quedó en tela de juicio cuando, una vez que los migrantes empezaron a
desembarcar en las costas de Lampedusa, los demás países cerraron los ojos.
Italia se quedó prácticamente sola asumiendo las consecuencias de una explosión
migratoria que nadie anticipó a estos niveles. Sólo cuando la onda de shock se
expandió a otras naciones Europa empezó, tímidamente, a elaborar algunas
medidas. Cada día son más constantes las voces que reclaman una modificación de
lo que constituye uno de los logros más importantes de la construcción europea:
la libre circulación de bienes y de personas. Esto está ahora en tela de
juicio. El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni,
advirtió que “está en peligro uno de los pilares fundamentales de la Unión
Europea”. Gentiloni fustigó cada una de las respuestas elaboradas hasta hoy por
la UE.
Según el ministro, “Europa se está arriesgando a
dar lo peor de sí misma con el egoísmo, las decisiones a contracorriente y las
querellas entre Estados miembros” (entrevista publicada por el diario Il
Messaggero). El jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier,
reconoció también que “la reacción europea no estuvo a la altura de las
exigencias que Europa debe tener consigo misma” (columna de opinión publicada
por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung). El problema central consiste en
que no existe una política migratoria común. Cada país maneja sus propios
criterios en temas como el derecho de asilo y ello amplifica la errancia y el
drama de los migrantes. “Las normas tienen que ser coherentes”, dice Hollande.
La coherencia, sin embargo, requiere una rapidez y una voluntad común ausentes
en esta configuración en la cual la velocidad de la historia deja sin sentido
las palabras. Cerca de 110.000 personas oriundas principalmente de Siria,
Afganistán, Eritrea, Irak y Sudán del Sur cruzaron en julio el Mediterráneo
para llegar a Europa. Huyen de la guerra y la pobreza. Pero las costas del paraíso se convierten a
menudo en un cementerio, o en un viaje muy lejos del destino soñado.
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