Elecciones en América Latina,
centradas en lo fundamental en los países de las llamadas políticas
pos-neoliberales. Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Bolivia.
Gobiernos progresistas, reformistas unos, otros nacionalistas, izquierdistas,
pero que todos ellos han logrado en parte salir del control absoluto de las
políticas neoliberales impuestas desde inicios de la década de los 90' del siglo XX, con las políticas globales del Consenso de Washington - hoy políticas
en completa crisis final - y en parte sustituidas por políticas "nacionalistas, reformistas" de
"inclusión social" en la propia estructura del neoliberalismo.
Sin embargo, hoy el escenario político se ha concentrado en las propuestas que
vienen desde la izquierda progresista y
la derecha conservadora y neoliberal, pero en conjunto ambos se encuentran
no por disputarse su propio contexto social, sino el "poderoso escenario emergente de la
llamada clase media latinoamericana", que
(in)surge como consecuencia del éxito de las
políticas sociales implementadas por los gobiernos nacionalistas y
progresistas en América latina, que hoy es común y general, los millones de ciudadanos que salieron
del mundo subterráneo de la pobreza extrema, no se planificó programas sociales diferentes para los nuevos
sectores sociales y menos se logró organizarlos, tener una nueva y superior
representación, porque sus derechos sociales ahora eran totalmente "distintos" al conjunto de programas
sociales de los cuales eran los actores sociales principales.
Pero la derecha en estos países hace uso y abuso del poder de los
medios de comunicación, de la
supuesta lucha contra la corrupción, la vigencia “absoluta” según ellos del estado
de derecho, de la libertad de expresión - pero no va más allá, porque carece de
alternativas políticas históricas - que
lleven al país, a la sociedad a ser protagonistas de cambios sociales y
políticos fundamentales dentro del propio sistema democrático. En ese
contexto general es que la derecha político-financiera, desesperada como observa
y ve en “vivo y en directo” que el
poder se le va de las manos, hoy recurre a la peligrosa vía del golpismo de
tipo militarista, situación que es tan real y evidente, que solo nos basta mirar
su comportamiento político en la presente coyuntura: Brasil, Venezuela, Ecuador – como ejemplo de su desesperado golpismo -. Finalmente
es el proceso electoral democrático transparente, donde la Ciudadanía elegirá el camino social y
político que conduzca hacia nuevos horizontes y sin retorno, Ciudadanía Política protagonista principal
de su propio Proyecto Histórico o de lo contrario el retorno a épocas
pasadas de dictaduras, corrupción masificada, narco-políticas y entreguismo de
la Soberanía Nacional. Es importante también
manifestar que el escenario global hoy es totalmente distinto – no son los tiempos
de los golpismo militaristas – en un
Mundo Multipolar, hoy el escenario del Sistema Democrático se fortalece y consolida
en la medida que los procesos electorales cada vez sean realmente participativos, ciudadanos,
transparentes en el objetivo, que cada proceso social y político no es copia ni
calco, es creación histórica de su pueblo. Hoy el poder popular local de la Nueva Sociedad Civil asume ese reto
histórico-político en Nuestra América, que si es posible Otro Mundo, Socialista, Democrático,
Participativo, Solidario y de profundo respeto con la Madre Naturaleza.
/////
“Nunca
como ahora fue tan real la tensión entre un mundo que se agota, pero trata de
sobrevivir, y un mundo nuevo con grandes dificultades para afirmarse”. Nos explicar
el Dr. en Sociología y Politólogo Brasileño Emir Sader.
***
ELECCIONES EN AMÉRICA LATINA.
*****
Emir Sader.
Página /12 miércoles 12 de
agosto del 2015.
Los
escenarios electorales se repiten de forma muy similar en los países de
gobiernos posneoliberales de América latina: a las candidaturas de los
gobiernos se oponen siempre candidaturas de derecha. Aquéllas cuentan con las
políticas sociales redistributivas, éstas con el monopolio privado de los
medios de comunicación. Una toca a las condiciones de vida de la gran mayoría,
la otra intenta tocar la conciencia de la gente.
No
hay ninguna duda de que los gobiernos de Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay,
Bolivia y Ecuador han mejorado de manera sustancial las condiciones de vida de
las personas. La redistribución de renta, la disminución de las desigualdades,
el aumento de las posibilidades de que las personas puedan encontrar formas
dignas de supervivencia: todo apunta a esa dirección, que no es negada ni
siquiera por la oposición.
Pero
nadie tampoco niega el rol de los medios de comunicación privados, que se han
vuelto, hace tiempo, el partido político de la derecha. Así, a menudo las
campañas electorales miden los resultados de las políticas sociales en contra
de la eficacia de los medios de comunicación.
La
efectividad de las políticas sociales va creando un consenso entre quienes
suelen votar masivamente por los candidatos de estos gobiernos, en que ven los
méritos de esas políticas y de la perspectiva de su continuación. Las capas
medias de las grandes ciudades son el blanco privilegiado de las campañas de
los medios privados de comunicación, los cuales concentran su accionar en la
difusión de la idea de que sus países andan mal, que los gobiernos eligieron el
camino equivocado, que los Estados cobran demasiados impuestos, que son
corruptos, que deberían restringir sus espacios en función de las iniciativas
privadas, que no respetan la libertad de prensa, etcétera.
Así
como las políticas sociales de los gobiernos posneoliberales son muy similares,
las campañas de los medios de comunicación monopolistas parecen realizadas por
una misma empresa privada, ya que son igualitas.
Si
los gobiernos tienen problemas actualmente, las alternativas se ubican a su
derecha y no a su izquierda. Los candidatos de la oposición –sea en Ecuador o
en Venezuela, en Bolivia o en Brasil, en Argentina o en Uruguay – son los
mismos de siempre, a veces hijos de los de siempre. La novedad está en que a
veces dicen que van a mantener políticas de los actuales gobiernos. Esto sucede
cuando se dan cuenta de que la gente puede querer adecuaciones, pero en el
marco de la continuidad de las políticas actuales. Hacen como que van a
mantener los avances sociales, pero cuando tienen que revelar su política
económica y/o sus futuros ministros de economía, en caso de que ganaran –o
alguien lo revela–, se ve que las políticas sociales actuales son absolutamente
incompatibles con los enunciados básicos de los personeros conspicuos que
asesoran los candidatos de la oposición.
El
poder de los medios privados de comunicación da a la derecha un fuerte poder
desestabilizador, al valerse de campañas de terrorismo económico, de denuncismo
de supuestos escándalos del gobierno, quitando energías y poder de acción de
los gobiernos. Pero esa misma derecha se muestra incapaz de generar candidatos
y plataformas vencedoras en las elecciones, entonces tienen que apelar a
esquemas golpistas para intentar romper la continuidad de los gobiernos
progresistas. El esquema es similar en países como Venezuela, Ecuador, Brasil,
Bolivia, Argentina.
Por
eso es esencial romper con el monopolio privado de los medios de comunicación,
que mantiene capacidad de influencia incluso en los países donde ya hay ley de
regulación de los medios. Pero el objetivo esencial, con o sin esa regulación,
es que los grandes sectores de la población, beneficiarios de las políticas
sociales que caracterizan a esos gobiernos, tengan conciencia social de sus
derechos y de qué fuerzas representan la garantía de esos derechos y cuáles
representarían su fin.
Por lo tanto es necesario construir en el conjunto de la sociedad la
hegemonía de las políticas posneoliberales, priorizando las políticas sociales
redistributivas, lo cual significará
el punto de no retorno para esos gobiernos.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario