domingo, 30 de agosto de 2015

LULA AVISÓ QUE VUELVE CON LA MIRA EN EL 2018. Brasil, violento y racista.

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LULA RETORNA A TIEMPO COMPLETO A LA POLÍTICA. BRASIL UN ESCENARIO LOCAL-NACIONAL DE LAS CLASES Y LA LUCHA DE CLASES: Una expresión y manifestación plena, múltiple violenta de lucha de clases; la “lucha política” concentra – intereses económicos, (la crisis del modelo y su dependencia de la crisis mundial – made in China) – derechos sociales y políticos ciudadanos; la lucha contra la corrupción, la acumulación por desposesión inmobiliaria, la defensa del medio ambiente urbano, defensa del espacio público y la propia crisis institucional) “lucha política” que viene de arriba hacia abajo – la derecha más conservadora, anti-nacional y financiero-comercial-exportadora – declaró la guerra, cubierta de odio, rencor y revanchismo a los Líderes  Políticos, así como a todo el Partido de los Trabajadores P.T. El Ataque al Partido es devastador desde la derecha y los medios de comunicación de los poderes facticos. Igualmente es persecución diaria, odio de clase, liquidación política hoy lo que realiza la derecha, sus partidos políticos, la gran prensa y las revistas especializadas contra el ex presidente Lula.- Pero no es una lucha política como expresión de la lucha de clases – en el centro de una crisis política envuelta por la tormenta destructiva, en el contexto de una crisis económica impulsada desde dentro ante el no funcionamiento de objetivos y metas   del programa de gobierno y en los últimos días “removida” en toda su estructura por el “terremoto financiero”  producido en todo el mundo por la devaluación del Yuan, moneda de la República China.

Obviamente, esta marcado, asfixiado por la campaña anti-política interna, contexto local-nacional profundamente turbulento, atravesado por la violencia “callejera”, descuartizamiento político de los Líderes del PT. Situación que se agrava, por el  descubrimiento de las mafias empresariales, en especial de la  construcción – que incluso salió del país y se internacionalizó  y la corrupción de la política – sumado a todo ello, problemas múltiples internos, que vienen  desde algunos años atrás como son los derechos constitucionales no atendidos y menos solucionados de los nuevos sectores – en especial de la juventud, en educación, sistema de salud, transporte, medio ambiente (quizás el más difícil y el de mayor significación a raíz del diario recorte de los espacios públicos y el proceso indetenible de la industria inmobiliaria) – de la nueva “clase media”, emergente y propia del país a raíz del éxito de los programas sociales y la lucha contra la extrema pobreza así como del propio crecimiento macro-económico de la última década.


Sería interesante para todo América latina – por el nivel político al cual ha llegado la democracia en los últimos tiempos – que Brasil se convierta en el eje político que irradie una “una nueva forma y superior de hacer política” – sobre todo tomando en cuenta lo que significó, el costo social y humano, los largos años de lucha, al pueblo brasileño recuperar la Democracia, después de décadas de dictadura militar – Brasil por el ser el centro mundial donde nace la oposición política organizada hacia la política dominante, el neoliberalismo en el nuevo milenio: El Foro Social Mundial de Porto Alegre, (convocatoria, reunión y asistencia mundial de los gremios, sindicatos, movimientos sociales, partidos políticos de oposición, organizaciones de Mujeres por la Democracia, Cristianos por la nueva Democracia, Campesinos sin tierra y movimientos Verdes y que en la coyuntura actual tiene vigencia, influencia y trabajo político a  nivel mundial), con plena seguridad el más grande y mundializado evento político de oposición  a las políticas neoliberales Igualmente el Foro Político de Sao Paulo (Partidos Políticos progresistas, nacionalistas, democráticos de izquierda a nivel de América Latina, en lucha contra las posiciones “políticas” hegemónicas del neoliberalismo, pero por encima de todo ello, el ser Brasil el país – ubicado en la séptima economía mundial – y escenario interno de exitosos programas sociales de lucha contra la pobreza y la  extrema pobreza – en tiempo de neoliberalismo – son más de 55 millones de pobres que salieron del mundo del silencio, la exclusión, la marginación y la explotación histórica – y hoy forman parte activa de la nueva clase media, muy activa y exigente de “nuevos” derechos sociales y políticos en América Latina.


Consideramos, que todas estas condiciones y características económico-sociales, políticas, culturales y ambientales internas de la “nueva” sociedad brasileña, nos debió deparar nuevos caminos, nuevas vías de lucha política – en un escenario nacional de las clases y la lucha de clases – donde es objetivo y real hoy, la  existencia de un nuevo Poder Popular Local – expreso, manifiesto, presente en la Nueva Sociedad Civil, Real, popular, plural, democrática, autónoma, como también escenario múltiple, complejo donde el trabajo desde lo local-popular, así como la lucha social y cultural es diaria y permanente por la forja de una Nueva Ciudadanía Multicultural, objetivos nunca terminados, pero sí siempre renovados. En los amplios y mayoritarios sectores populares y sectores medios, sí indiscutiblemente existe hoy cambios e innovaciones muy importantes, sin embargo, no se ha logrado materializar, centralizar, cristalizar social y políticamente sus derechos, compromisos y nuevas responsabilidades, no se ha sabido mantener, conservar la CONFIANZA personal, social e institucional que el pueblo les otorga, concede dentro del propio proceso de la lucha de clases, cuando se hace y desarrolla la POLÍTICA como Pedagogía, con ética, compromiso y responsabilidad, como Gobierno; pero, además es evidente que existe un marcado abandono o falta de perspectiva política que no se tuvo la lucidez para consolidar estos grandes objetivos estratégicos.

Producto de esta falta de visión política y de no implementar trabajos de carácter político institucional interno para combatir cualquier atisbo de corrupción, hoy la situación real y objetiva es sumamente complicada y turbulenta es utilizada en su mayoría por una clase dominante, tradicional y conservadora – que definitivamente nada ha cambiado en los últimos 10 años – muy por el contrario a involucionado políticamente, testimonio de ello es que su “portafolio político”, su  “programa de gobierno” si alguna vez lo tuvieron, es peor o igual que en los tiempos de la recuperación de la democracia – inicios de la década de los 90’ – porque en el centro de este “mar de contradicciones” su única, dominante e impositiva propuesta es el golpismo militarista – traerse abajo, destruir la democracia – cuando, es preciso e importante y final recordar, que a pesar de sus múltiples limitaciones el escenario de la democracia nos brinda un “gigantesco campo” para evaluar, cotejar, polemizar, discutir, crear políticas de consenso, - en el centro está precisamente un poderoso instrumento democrático como es el DIÁLOGO,  - que nos permite en democracia y con seres humanos civilizados arribar a propuestas diferentes, superiores que beneficien y consoliden el proceso Democrático.


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“Sólo matas a un pájaro si se queda quieto. Yo volví a volar otra vez”, dijo Lula.


LULA AVISÓ QUE VUELVE CON LA MIRA EN EL 2018.
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Dijo que tiene las espaldas anchas, para defender al gobierno de su sucesora Dilma Rousseff.

Página /12 domingo 30 de agosto del 2015.

En un auditorio colmado de personas en São Bernardo do Campo, la ciudad satélite de San Pablo en la que inició su carrera sindical y política, Lula defendió la reinstauración de un impuesto provisorio a los movimientos financieros.

El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó ayer que decidió volver al primer plano de la política de su país para defender a su sucesora y actual jefa de Estado, Dilma Rousseff. Tras permanecer durante cinco años en un discreto segundo plano, la afirmación del ex mandatario se asocia ineludiblemente con su declaraciones del viernes, en las que aseguró que estaba evaluando volver a postularse en los comicios de 2018 para presidir el país.

El ex jefe de Estado, que estuvo acompañado por el ex presidente de Uruguay, José Mujica, afirmó ayer ante los asistentes a un seminario que ahora decidió viajar, hablar con políticos y dar entrevistas para colaborar con la presidencia de Rousseff. “Como tengo las espaldas anchas y ya recibí demasiado, veré si le dan un poco de sosiego a Dilma y me pegan a mí”, dijo el fundador y líder del Partido de los Trabajadores (PT), en alusión a las críticas de la oposición hacia la presidenta. “Los adversarios todo el santo día dicen mi nombre. Aprendí una cosa, sólo matas a un pájaro si se queda quieto, si se mueve no lo cazas. Yo volví a volar otra vez”, dijo, lo que desató la ovación en un auditorio colmado de personas en São Bernardo do Campo, la ciudad satélite de San Pablo en la que inició su carrera sindical y política.

El ex mandatario aseguró que no se siente insustituible en la política brasileña. “Todo hombre que se siente imprescindible, está naciendo un dictador dentro de él”, señaló. No obstante, aclaró que no es fácil crear nuevos líderes. “Brasil vive una lucha de clases que viene de arriba abajo, y responde a los prejuicios de la elite hacia los pobres y que se tradujo en el odio y en un proceso de criminalización del PT”, señaló Lula, en alusión a los escándalos de corrupción de Petrobras y otros por el que están enjuiciados varios dirigentes de la formación gobernante.


Lula- Brasil - El Pepe Mujica - Uruguay. Dos procesos políticos un solo destino estratégico, salir del dominio del neoliberalismo.

En línea con su anuncio de volver a los primeros planos, el ex mandatario defendió la reinstauración de la llamada Contribución Provisoria sobre los Movimientos Financieros (CPMF), un tributo conocido como impuesto al cheque, que ayudaría al gobierno a cerrar la brecha fiscal en 2016.

“No sé si es verdad que (el ministro de Salud, Arthur Chioro) defendió la CPMF. Pero es verdad que no debería haber sido anulada”, se lamentó Lula.

El gobierno de la presidenta Dilma considera recrear la CPMF, en medio de las dificultades financieras creadas por la caída de la recaudación en un contexto de debilidad económica. Se calcula que la brecha fiscal a cubrir en 2016 es de unos 130.000 millones de reales. Sin embargo, la posibilidad de reinstaurar la CPFM generó fastidio en algunos sectores del empresariado nacional y de la oposición en el Congreso. Esta semana, el ministro de Salud, Arthur Chioro, defendió una alícuota de 0,38 por ciento, al igual que la última que rigió cuando el impuesto fue anulado ocho años atrás.

Por su parte Mujica, quien presidió Uruguay entre 2010 y marzo de 2015, avaló las palabras de su colega brasileño. “En política no hay hombres imprescindibles, sino causas imprescindibles”, dijo. “Por más que sea un dirigente, nunca será tan grande si no tiene una columna de gente atrás que le dan fuerza”, manifestó el líder uruguayo, que integra el Frente Amplio-Encuentro Progresista. Mujica recalcó la importancia de los partidos políticos, sin los cuales “no hay democracia”. Sin embargo, advirtió sobre los peligros de la corrupción dentro de las formaciones. “Los partidos políticos también enferman, y pueden correr el riesgo de convertirse en agencias de colocación de puestos”, dijo Mujica, que viajó a Brasil el pasado jueves para ser galardonado y dar una serie de discursos.

El viernes, Lula afirmó que si es necesario para derrotar a la oposición, entrará en disputa por la Presidencia de la República. “Hay algo que debe quedar claro. Si la oposición piensa que va a ganar, que no va a haber disputa con el PT, que esté segura de lo siguiente: si fuera necesario, voy a la disputa, y voy a trabajar para que la oposición no gane las elecciones.”

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Brasil, violento y racista.
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Eric Nepomuceno

Brasil enfrenta, es verdad, una situación económica preocupante y, más grave aún, enfrenta una muy seria crisis política, que amenaza con transformarse en crisis institucional. Mucho se habla de la urgente necesidad de dar combate a una corrupción endémica e institucionalizada (que, a propósito, no empezó ahora y mucho menos con la llegada del PT al poder), y en lograr una manera para que el gobierno gobierne.

Pero, por encima de todo, Brasil vive desde siempre una crisis moral que no es admitida o reconocida por la sociedad, que insiste en mantener su cobarde hipocresía frente a sus propias llagas éticas.

En las cárceles brasileñas viven hacinadas 575 mil personas, según el censo del año pasado. Eso significa toda la gente que vive en una ciudad como la elegante y culta Salta, por ejemplo, y bastante más de la que vive en San Miguel de Tucumán.

En los presidios del país existen 355 mil plazas. Es fácil imaginar las condiciones en que esa sobrepoblación de 200 mil personas sobrevive.

En 2013 ocurrieron 53.646 asesinatos en Brasil. El año pasado, la policía brasileña mató a seis personas por día. Una cada cuatro horas. Las estadísticas no siempre son confiables pero, según los números disponibles, la policía brasileña es una de las cuatro que más mata en todo el mundo.

Hace un par de semanas, 19 personas fueron asesinadas aleatoriamente en la periferia miserable de San Pablo, la ciudad más rica de Sudamérica. Ninguna de ellas tenía antecedentes criminales. Todas estaban en bares o cafés conversando. Una de las víctimas, una chica de 16 años, estaba con una amiga en la vereda, delante de su casa de pobres. Fue la venganza de los policías por la muerte de un compañero, ocurrida en el mismo barrio días antes.

En junio, en Salvador de Bahía, la policía militarizada disparó y mató a 12 personas elegidas al azar. Días después, en Dias D’Avila, una pequeña ciudad a unos 60 kilómetros de Salvador, tres policías militares invadieron la casa de un hombre de 62 años. No querían detenerlo: querían dinero. Lo confundieron con un vendedor de marihuana. El hombre tenía algo así como 130 dólares. A los policías les pareció poco. Lo golpearon, lo violaron con una escoba, avisaron que volverían. El hombre los denunció a la Justicia, y los tres fueron detenidos. Ahora, el hombre vive bajo protección de la misma policía militar. ¿Estará protegido de verdad? De cada diez presos brasileños, cuatro esperan por una sentencia de la Justicia. Algunos, desde hace años. Y de cada diez presos brasileños, seis son negros o mulatos (en el total da la población, los censos indican que 51 por ciento son negros o mulatos).

De cada diez brasileños asesinados, casi siete son negros o mulatos. La policía es más selectiva. En cinco años, mató a 11.197 personas. Entre los muertos, 7823 eran negros o mulatos.

A los brasileños les encanta decir que en su país no hay racismo y que todos se integran a la sociedad. Los números indican que la cosa no es exactamente así. Y más: algunas iniciativas locales muestran que las medidas de prevención para la seguridad pública suelen estar dirigidas específicamente contra negros en primer lugar, y pobres en segundo, lo que es casi decir lo mismo.

En este invierno que fue especialmente benigno en Sudamérica, una novedad llegó a las playas doradas de la privilegiada zona sur de Rio de Janeiro: los buses que llegan de los suburbios lejanos y de calor agobiante, donde no hay mar, son revisados por la policía militar en su parada final, en Ipanema. Muchos grupos de adolescentes y jóvenes son enviados de regreso a sus casas, en otras dos horas de viaje.

El gobernador Luiz Fernando Pezao tiene una explicación que le parece lógica: “Vienen para robar y causar tumulto”. Claro: al fin y al cabo son pobres... y casi todos negros o mulatos.

Hace poco más de treinta años, en el verano de 1984, el entonces gobernador de Rio de Janeiro, Leonel Brizola, una de las principales figuras de la izquierda brasileña, hizo lo contrario: ordenó que las líneas de transporte público del suburbio se extendiesen hasta las playas de la zona sur. Desde entonces, miles de jóvenes suburbanos pudieron llegar, en los fines de semana, a la parte blanca y privilegiada de la ciudad.

Al principio, los moradores de la zona sur se rebelaron: de una hora a otra las playas de sus privilegios fueron invadidas por esa gentuza nada presentable, gracias a un gobernador autoritario.

Con el tiempo, se acostumbraron a la gentuza. Ahora, otro gobernador intenta corregir el equívoco que duró treinta años. Mientras no se institucionaliza la medida, la policía militar busca distraerse: los domingos, sus soldados pasean por la arena distribuyendo de manera igualitaria (siempre entre pobres, negros y mulatos) golpes de bastón para los que lograron salir de sus barriadas y se instalaron en la arena.

Un método bastante eficaz, hay que reconocer, para convencerlos de volver al lugar de donde salieron.

Y una muestra igualmente eficaz de hasta qué punto puede llegar la estupidez de una sociedad podrida: en su mayoría, los policiales militares son jóvenes pobres, negros y mulatos...


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