PARA TODOS LOS QUE NO TENEMOS CREENCIAS,
LA DEMOCRACIA ES NUESTRA RELIGIÓN.- En Homenaje a la Democracia hoy en Nuestra América,
que pasa por difíciles momentos, producto del acoso absoluto de la clase
político-empresarial, neoliberal desesperada
por reconquistar el gobierno – No el Poder, porque nunca lo perdió –
entrando en dos caminos: el primero,
producto de la propia democracia – el electoral – escenario forjado en
largos años de convivencia de un sistema democrático, absolutamente electoral,
representativo y con toda la herencia liberal. No se intentó, conquistar nuevos
escenarios - Ciudadanía, participación,
cívica, sustentable - y menos
trabajar para salir de ese empantanamiento, que lo fosilizaba y simplemente lo
ponía al servicio de una elite político-empresarial en alianza con los viejos
poderes de las locales y regionales, escenario continental muy apetecible y
capturado totalmente por las políticas neoliberales –. Las elecciones y su
triunfo en las ánforas. Pero, el segundo
camino el del golpe,- sea blando o violento - lo está destruyendo, liquidando, porque es una
“banda de mafiosos” corruptos que están procediendo con golpes sucesivos contra
el sistema democrático, para ello están usando el Congreso. El pueblo, la ciudadanía, está reaccionando social y políticamente, para defender
lo poco que logró conquistar en tiempos políticos de los gobiernos Progresistas de Izquierda Democrática. Tiempos políticos
e históricos que es bueno recordar: Bendita
y sagrada palabra Democracia, en tu santo nombre cuántos crímenes se habrán
cometido y cuantos más de seguirán cometiendo. Yo crítico a la democracia, porque al
criticarla la estoy defendiendo.
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MAESTRO NOAM CHOMSKY ALERTA QUE EL
MALESTAR SOCIAL AMENAZA LA DEMOCRACIA.
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Rebelión
sábado 17 de setiembre del 2016.
La Jornada.-
Noam Chomsky, uno de los intelectuales
estadunidenses más prestigiosos de la actualidad, cree que la baja valoración
de los políticos a nivel mundial no es exclusiva de la cúpula dirigente, sino
que se extiende a empresas y a otras instituciones, como parte de un malestar
social general. La escasa popularidad de los actuales candidatos a la
Presidencia de Estados Unidos no es algo excepcional, sino que forma parte
"de un gran malestar social que amenaza a la democracia", explicó el
lingüista y filósofo, de 87 años, en entrevista con dpa en Cambridge.
"Estados Unidos se desarrolló
desde una democracia hacia una plutocracia con apéndices democráticos",
opinó Chomsky. "Tres cuartas partes de la sociedad se encuentran
simplemente sub-representadas", analizó. Respecto del actual auge del
candidato republicano Donald Trump, pese a su discurso polémico y agresivo, el
autor de Los guardianes de la libertad cree que se fundamenta
en gran medida en el desprecio durante décadas a la clase trabajadora. "Los
que respaldan a Trump no son los pobres. La mayoría son de la clase trabajadora
blanca que en el periodo del neoliberalismo fueron marginados. Ahora, estas
personas están amargadas y tienen rencor".
El profesor emérito del Massachusetts Institute of Technology (MIT)
apuntó como segunda razón un fortalecimiento del populismo y el
ultranacionalismo, algo que también se ve en Europa: "Hay una correlación
directa entre el apoyo a populistas autoritarios y los entusiasmados con
Trump".
A diferencia de lo sucedido anteriormente, esta vez
a los líderes republicanos no les fue posible impedir el protagonismo de un
candidato peligroso. "Trump es singular. Nunca hubo algo como él en
naciones industrializadas occidentales", señaló Chomsky. Sin embargo, el
proceso se enmarca en su opinión en una transformación más amplia del sistema
político estadunidense, que él ve históricamente como de partido único con dos
facciones, republicanos y demócratas. "Eso ya no es así. Seguimos siendo
un país de partido único, el Partido de los Negocios. Pero ya sólo hay una
facción".
De hecho, cree que quienes apoyaron a Bernie Sanders en la
precampaña demócrata podrían formar un nuevo partido independiente del
demócrata si avanza la transformación del sistema. Sanders se enfrentó desde la
izquierda en las primarias a la actual candidata, Hillary Clinton, pero perdió.
"Si tuviéramos un movimiento trabajador activo y luchador del estilo del
que hubo en Estados Unidos en los años 30, probablemente uniría a los
seguidores de Trump con los de Sanders", señaló este lingüista, que a
nivel político se ha definido a sí mismo como anarquista o socialista
libertario. "Son muy diferentes en muchas cosas, pero comparten
centralmente la misma furia por el ataque a la clase trabajadora blanca y a los
pobres. Eso podría ser el comienzo de algo totalmente nuevo".
FRANCIA CONVERTIDA EN UNA DEMOCRACIA DE
RISA.
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Bruno
Guigue.
Oumma.
Rebelión
sábado 17 de setiembre del 2016.
La polémica del burkini es el salto cualitativo que
precipita la política francesa a la nada, el último acceso de ridículo que le
asestará el golpe de gracia. De la extrema derecha a la extrema izquierda toda
la clase política participó en el coro estival. La izquierda obsesionada con el
velo, resucitados de la derecha sin complejos, el FN al acecho, ¡qué hermosa
unanimidad! Parece que el asunto de la identidad es su medio de vida, el
peligro musulmán su fondo de comercio y la caza al pedazo de tela inoportuno la
prioridad de Francia.
Con la cara crispada el primer ministro arremete
contra el pañuelo y fantasea con los pechos de Marianne (1). El presidente de los republicanos sueña con una ley que
proscriba definitivamente el velo y el burkini. El vicepresidente del Frente
Nacional quiere prohibir todo a la vez, velos, cruces y kipás. Un
candidato de la izquierda de la izquierda ve en un traje de baño una ofensiva
salafista. ¿El lema común? Se adivina, la erradicación. Como si eliminar los
símbolos externos de la diversidad confesional permitiera homogeneizar la
sociedad y borrar milagrosamente todo lo demás.
Dan ganas de reírse de esta competición, pero causa
daños. Al caricaturizar el debate de las ideas, esta contienda ridícula reviste
de inanidad el juego democrático. Esta gresca estival en torno a un traje de
baño no se conforma con ridiculizar a la clase política. Al incitar a la caza
de fantasmas además infantiliza a la población, la enajena y le hace volver la
mirada hacia un teatro de sombras. La polémica del burkini es la caza del
pokémon para adultos. Es la política rebajada a la categoría de una diversión
compulsiva para impúberes.
Pero el problema de todas las parodias es que
acaban sustituyendo a lo que imitan. Parodia de democracia, la
democracia-burkini sustituye así el debate ciudadano como el euro sustituyó al
franco, la comisión de Bruselas al Gobierno y las multinacionales al
Parlamento. Deberíamos preguntar si el TTIP es bueno para el desarrollo, si la
ley laboral es buena para el empleo y si la OTAN es útil para la paz. Pero nada
de eso, nos toca padecer, de la mañana a la noche, las polémicas de la
vestimenta.
Al parecer esos pedazos de tela tienen un
lamentable significado que los supera, denotan una tendencia militante.
Admitiendo que eso fuera verdad, ¿nuestra sociedad es tan débil que no soporta
verlos, hasta el punto de querer hacerlos desaparecer? Suponiendo que la
portadora del burkini quiera islamizar a los cangrejos a golpe de retel,
nuestro encarnizamiento en el combate no es señal de nuestra fuerza, sino de
nuestra debilidad. Ese formidable vendaval demuestra nuestro agotamiento democrático,
es la manifestación patética de nuestra impotencia para hacer frente a los
verdaderos retos.
En el fondo este vacío sideral es la expresión de
una grave pérdida, la de la soberanía. Al perder el derecho de hacer o deshacer
la ley al final de una deliberación colectiva nos entregan atados de pies y
manos a los impostores de todo pelaje. Tanto que los ciudadanos se verán
frustrados de su ciudadanía, serán una pieza de caza ideal para los creadores
de disputas bizantinas. La payasada política en torno al traje de baño es ahora
la señal más clara de ese despojo. Su absoluta vacuidad testimonia la pérdida
total de la ciudadanía democrática. Como un revelador químico visibiliza el
hundimiento de la soberanía popular. El burkini es el taparrabos de una democracia
de risa, el
chiste verde con el que la oligarquía nos entretiene mientras decide en nuestro
lugar y palpa sus dividendos.
*****
Nota de la traductora:
(1) Figura
alegórica, personificación y uno de los símbolos nacionales de la República
Francesa. (Wikipedia).
Bruno Guigue, en la actualidad profesor de
Filosofía, es titulado en Geopolítica por la École National d’Administration
(ENA), ensayista y autor de los siguientes libros: Aux origines du
conflit israélo-arabe , L’Economie solidaire, Faut-il
brûler Lénine?, Proche-Orient: la guerre des mots y Les
raisons de l’esclavage , todos publicados por L’Harmattan.
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