TRAICIÓN AL PUEBLO MEXICANO.
EL ENEMIGO DEL ODIO CULTURAL, EL RACISMO MODERNO INVITADO A PALACIO DE
GOBIERNO. - Las
“políticas” del sr. Trump, son un verdadero peligro para la seguridad de la
humanidad. Todo el Programa "Político" del Sr. Trump es una real
amenaza no solo para México - a quienes en especial les declaró la guerra de
carácter cultural, sí cultural, racismo, desprecio, odio, cubierta con una
guerra económica y política y su Muralla de protección - es un enemigo
declarado de todos los emigrantes. Los Latinos como la primera (o segunda)
minoría, ya deberían tomar verdaderos ACUERDOS – la calle y la plaza pública
deberían ser sus centros de protesta y defensa de la VIDA. Defenderse de la
bestialidad de un fascista. En este momento está desesperado, porque el propio
pueblo norteamericano, comienza a darle la espalda y rechazar sus posiciones
políticas que para ellos también representa la total inseguridad política
frente al mundo.
Pero
el sr. Peña Nieto - en el centro de una democracia fallida, procedimental,(sin
núcleo vital de valores, verdadera máquina de gobierno, dentro de un estado
inviable, (para varios académicos y políticos una narco-política y un
narco-estado) además el conjunto de denuncias internas, por corrupción,
asesinatos y enriquecimiento que tiene en su país, hoy cometió otra torpeza
política – mejor expresemos traición política - en contra del Pueblo Mexicano,
al invitar al peor enemigo, y en la misma Ciudad Capital, ratifica sus
declaraciones llenas de odio, violencia, revanchismo – racismo vulgar - – una
especie de ajuste de cuentas – que por lo general utilizan las mafias. La
Democracia sr.Trump es un gran objetivo político-estratégico, y todos los
pueblos de Nuestra América lo defenderemos, porque es una de las grandes
conquistas participativas y ciudadanas de los pueblos que hoy luchan frente al
enemigo interno y externo. Conocemos como las burguesías político-empresariales neoliberales - en alianza con las oligarquías locales y regionales, a todos ellos la Democracia no les interesa un "pito", pero si el libre mercado para sus corporaciones. Señores los Ciudadanos Soberanos, con Confianza, Dignidad, Responsabilidad y Unidad en la
Defensa de la Soberanía Nacional, nos harán dignos en la forja de la Patria Grande, Nuestra
América.
LA HUMILLACIÓN DE TRUMP Y PEÑA NIETO AL
PUEBLO MEXICANO.
A dos días de su encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto, denunciado por sus
compatriotas como "una
traición", el candidato republicano Donald Trump volvió a las andadas
con el mismo programa que expuso el primer día de su campaña, construir un muro
entre las fronteras de México y Estados
Unidos, y prometió deportaciones masivas "Construiremos un gran muro a lo largo de la frontera y México lo
pagará. El cien por ciento. Ellos todavía no lo saben, pero lo van a
pagar", dijo anoche el empresario al exponer el primero de los 10
puntos del programa migratorio que aplicará en caso de llegar a la Casa Blanca en enero. Desafiante
y provocador, el magnate salió vitoreado de Phoenix (Arizona) por los cientos
de seguidores que acudieron al acto con el temor de encontrarse a un Trump cambiado pero que constataron que
sigue siendo el mismo que los conquistó en las primarias.
Fue un
desenlace inesperado, dos semanas después de repetir diferentes guiños hacia los nueve
millones de indocumentados "buenos" (de un total de once), a quienes
se les permitiría quedarse en el país, que con las nuevas propuestas quedan
expuestos a una deportación en cualquier momento. Los otros dos millones de indocumentados son, según Trump,
"criminales" con antecedentes, a quienes empezará a deportar
desde el minuto uno en la Casa Blanca. La ratificación de su propuesta original, tras la reunión con
Peña Nieto, que había dicho que México no pagaría el muro, dio un portazo a
quienes pronosticaban que el magnate podía cambiar. El
cineasta Alejandro González Iñárritu,
por su parte, calificó de «traición» la invitación que hizo el presidente de
México, y denunció que se "avaló y
oficializó a quien nos ha insultado, escupido y amenazado por más de un año
ante el mundo entero". El
ganador de un Oscar a mejor director expresó que sintió "una profunda tristeza, indignación y
vergüenza" ante el polémico encuentro que sostuvieron Peña Nieto y Trump
en la residencia oficial de Los Pinos, un hecho que también fue duramente
criticado en México.
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Trump
había acusado a Peña Nieto de corrupto y éste había comparado al magnate con
Hitler.
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DUELO DE
VILLANOS EN MÉXICO.
En el momento más
bajo de su gobierno, Peña Nieto recibió
a Trump.
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Peña Nieto le ha abierto las puertas del país al candidato republicano
al que él mismo comparó con Benito Mussolini y con Adolf Hitler, apenas hace
cinco meses. Eso no impidió que Trump aceptara de inmediato la invitación
Gerardo Albarrán de Alba
Desde Ciudad de México Página /12 viernes 2 de septiembre del 2016.
Hasta
ayer, Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados
Unidos, era uno de los villanos favoritos de México. Hoy, el presidente Enrique
Peña Nieto lo supera con creces. Servil, indigno, torpe, estúpido… el aluvión
público de adjetivos que ha merecido Peña Nieto tras ser incapaz de mostrarse
como estadista en un momento crítico señala el momento más bajo de su administración.
La
reunión ha sido alucinante. Peña Nieto le ha abierto las puertas del país al
candidato republicano al que él mismo comparó con Benito Mussolini y con Adolf
Hitler, apenas hace cinco meses. Los tres han usado el mismo discurso para
llegar al poder, dijo el presidente mexicano. Eso no impidió que Trump aceptara
de inmediato la invitación que apenas el viernes pasado le hizo la cabeza de un
gobierno al que ha definido como “absolutamente corrupto”.
Hillary
Clinton, la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, a quien
supuestamente Peña Nieto también invitó a México, resumió: “Dime con quién
andas y te diré quién eres”. Lapidario, este refrán mexicano refleja también la
indignación de la inmensa mayoría de este país con un presidente capaz de
invitar a quien lleva un año insultando a México y a los mexicanos, amenazando
al país e inflamando posturas racistas y xenófobas. El agravio que significa
Donald Trump ahora también es Peña Nieto.
Nada
que quite el sueño a Trump. Por el contrario, tuvo un miércoles de ensueño:
viajó a México para humillarlo en su cara, mientras el cada vez más débil e
impopular presidente Peña Nieto le daba trato de Jefe de Estado; luego fue
arropado por uno de los sectores más racistas de sus seguidores, en un mitin en
Phoenix, donde lanzó uno de sus discursos antiinmigrantes más virulentos. El
corolario fue una entrevista para la cadena de televisión MSNBC por el
periodista Bob Woodward, quien junto con Carl Bernstein condujo la
investigación sobre el caso Watergate en las páginas del diario Washington
Post, que llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.
Trump escaló su ofensiva
contra México con un lenguaje de guerra.
Woodward preguntó:
“¿Está usted dispuesto a ir a la guerra para asegurarse de que México pague por
ese muro?” Trump respondió sin pensarlo dos veces: “Créeme, Bob, cuando
revitalice nuestro ejército, México no va a jugar con nosotros a la guerra, te
lo puedo asegurar.”
Más
allá de la bravuconada, Trump ha sido consistente con su postura hacia México,
país al que en julio de 2014 llamó uno de los “enemigos” de Estados Unidos. Un
año después, en junio de 2015, reiteró: “México no es nuestro amigo”.
A
tono con esta postura, Miguel Basáñez, efímero embajador de México en Estados
Unidos (septiembre de 2015 a abril de 2016) lamentó “profundamente” la
invitación que hizo Peña Nieto a Trump, alguien que “como nadie” ha puesto “en
tal nivel de peligro la relación de México y EU en los últimos 50 años”. El
analista Jesús Silva-Herzog Márquez no se anduvo con rodeos: “Es una estupidez
gigantesca”.
“Surrealista”,
le llamó el periódico The New York Times a la entrevista Trump-Peña, para
expresar lo incomprensible que resultó que el gobierno mexicano abriera las
puertas a quien ha ofendido a su nación durante toda su campaña electoral, e
incluso le diera un trato de Jefe de Estado en lugar de reprenderlo Sea
rendición o ceguera, con este acto -incomprensible incluso para sus allegados,
según registró el Washington Post- Peña Nieto exportó la humillación que
significa ser él mismo.
Del
otro lado de la frontera, una parte de Estados Unidos trata de exorcizar a
Trump con humor negro. Horas antes de que el candidato republicano volara a
México, el director de cine Rob Reiner (Misery, A few good men) ironizó: “Es
claro que no estamos enviando lo mejor de nosotros a México. Estamos enviando
mentirosos. Estamos enviando narcisistas. Estamos enviando sociópatas”. Y
Mientras Trump y Peña se preparaban para su reunión, en el sitio web de la
célebre revista The New Yorker se leía un breve artículo en tono satírico:
“Obama paga a México 5 mil millones de dólares por quedarse con Trump”.
Pero
Trump no es ninguna mala broma: es el catalizador de una enorme capa fascista
de la sociedad estadunidense saliendo del clóset. Así lo reconoce ya The New
York Times: “El miedo y la aversión (hacia México) que ha explotado, y que tan
fácilmente le valió la nominación, son reales”.
Trump
es el candidato de los supremacistas blancos, de los neonazis, de los rescoldos
del Ku-Klux-Klan, de los minutemen vigilantes. Trump es el ala radical de la
ultraderecha estadunidense que se yergue sobre su propia nación.
Pocos
actos simbólicos exhiben mejor el cariz fascista de Trump que un meme del Museo
Memoria y Tolerancia (un recinto en el centro de la Ciudad de México dedicado
al holocausto) que regaló a Donald Trump un boleto de entrada a sus
instalaciones. “#SrTrumpConTodoRespeto, queremos que venga a recordar el
sufrimiento que han causado discursos como el de usted”, anunció, y difundió
una imagen con la leyenda: “Sr. Trump: para usted es gratis”.
Cuando
se siembra la semilla de la división y el odio, lo único que crece es la
violencia”, dijo la institución, e invitó al candidato republicano a ir a sus
instalaciones “a aprender que el odio no es el camino”.
En
lugar de aceptar la invitación, luego de salir de Los Pinos Trump voló a
Phoenix, Arizona, para dar uno de los discursos antiinmigrantes más xenófobos e
inflamatorios de su campaña y advertir que, si es presidente, va a construir el
muro y que México va a pagar por éste, “aunque ellos todavía no lo saben”.
El arreglo de la agenda de Trump para estar en México y en Arizona el
mismo día fue un acto deliberada y perversamente planificado, como lo juzgó The
New York Times. Arizona es el estado con las peores leyes antimigratorias de
todo Estados Unidos, donde la comunidad latina -particularmente la mexicana- ha sufrido años de
brutalidad policiaca por motivos raciales y donde los ilegales son cazados a
tiros impunemente.
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