viernes, 2 de septiembre de 2016

DUELO DE VILLANOS EN MÉXICO. LA HUMILLACIÓN DE TRUMP Y PEÑA NIETO AL PUEBLO MEXICANO.

&&&&&
TRAICIÓN AL PUEBLO MEXICANO. EL ENEMIGO DEL ODIO CULTURAL, EL RACISMO MODERNO INVITADO A PALACIO DE GOBIERNO.- Las “políticas” del sr. Trump, son un verdadero peligro para la seguridad de la humanidad. Todo el Programa "Político" del Sr. Trump es una real amenaza no solo para México - a quienes en especial les declaró la guerra de carácter cultural, sí cultural, racismo, desprecio, odio, cubierta con una guerra económica y política y su Muralla de protección - es un enemigo declarado de todos los emigrantes. Los Latinos como la primera (o segunda) minoría, ya deberían tomar verdaderos ACUERDOS – la calle y la plaza pública deberían ser sus centros de protesta y defensa de la VIDA. Defenderse de la bestialidad de un fascista. En este momento está desesperado, porque el propio pueblo norteamericano, comienza a darle la espalda y rechazar sus posiciones políticas que para ellos también representa la total inseguridad política frente al mundo.

Pero el sr. Peña Nieto - en el centro de una democracia fallida, procedimental,(sin núcleo vital de valores, verdadera máquina de gobierno, dentro de un estado inviable, (para varios académicos y políticos una narco-política y un narco-estado) además el conjunto de denuncias internas, por corrupción, asesinatos y enriquecimiento que tiene en su país, hoy cometió otra torpeza política – mejor expresemos traición política - en contra del Pueblo Mexicano, al invitar al peor enemigo, y en la misma Ciudad Capital, ratifica sus declaraciones llenas de odio, violencia, revanchismo – racismo vulgar - – una especie de ajuste de cuentas – que por lo general utilizan las mafias. La Democracia sr.Trump es un gran objetivo político-estratégico, y todos los pueblos de Nuestra América lo defenderemos, porque es una de las grandes conquistas participativas y ciudadanas de los pueblos que hoy luchan frente al enemigo interno y externo. Conocemos como las burguesías político-empresariales neoliberales - en alianza con las oligarquías locales y regionales, a todos ellos la Democracia no les interesa un "pito", pero si el libre mercado para sus corporaciones. Señores los Ciudadanos Soberanos, con Confianza, Dignidad, Responsabilidad y Unidad en la Defensa de la Soberanía Nacional, nos harán dignos en la forja de la Patria Grande, Nuestra América. 



LA HUMILLACIÓN DE TRUMP Y PEÑA NIETO AL PUEBLO MEXICANO.
 A dos días de su encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto, denunciado por sus compatriotas como "una traición", el candidato republicano Donald Trump volvió a las andadas con el mismo programa que expuso el primer día de su campaña, construir un muro entre las fronteras de México y Estados Unidos, y prometió deportaciones masivas "Construiremos un gran muro a lo largo de la frontera y México lo pagará. El cien por ciento. Ellos todavía no lo saben, pero lo van a pagar", dijo anoche el empresario al exponer el primero de los 10 puntos del programa migratorio que aplicará en caso de llegar a la Casa Blanca en enero. Desafiante y provocador, el magnate salió vitoreado de Phoenix (Arizona) por los cientos de seguidores que acudieron al acto con el temor de encontrarse a un Trump cambiado pero que constataron que sigue siendo el mismo que los conquistó en las primarias.

Fue un desenlace inesperado, dos semanas después de repetir diferentes guiños hacia los nueve millones de indocumentados "buenos" (de un total de once), a quienes se les permitiría quedarse en el país, que con las nuevas propuestas quedan expuestos a una deportación en cualquier momento. Los otros dos millones de indocumentados son, según Trump, "criminales" con antecedentes, a quienes empezará a deportar desde el minuto uno en la Casa Blanca. La ratificación de su propuesta original, tras la reunión con Peña Nieto, que había dicho que México no pagaría el muro, dio un portazo a quienes pronosticaban que el magnate podía cambiar. El cineasta Alejandro González Iñárritu, por su parte, calificó de «traición» la invitación que hizo el presidente de México, y denunció que se "avaló y oficializó a quien nos ha insultado, escupido y amenazado por más de un año ante el mundo entero". El ganador de un Oscar a mejor director expresó que sintió "una profunda tristeza, indignación y vergüenza" ante el polémico encuentro que sostuvieron Peña Nieto y Trump en la residencia oficial de Los Pinos, un hecho que también fue duramente criticado en México. 


/////



Trump había acusado a Peña Nieto de corrupto y éste había comparado al magnate con Hitler.

***

DUELO DE VILLANOS EN MÉXICO.
En el momento más bajo de su gobierno, Peña Nieto  recibió a Trump.
*****

Peña Nieto le ha abierto las puertas del país al candidato republicano al que él mismo comparó con Benito Mussolini y con Adolf Hitler, apenas hace cinco meses. Eso no impidió que Trump aceptara de inmediato la invitación

Gerardo Albarrán de Alba
Desde Ciudad de México Página /12 viernes 2 de septiembre del 2016.

Hasta ayer, Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, era uno de los villanos favoritos de México. Hoy, el presidente Enrique Peña Nieto lo supera con creces. Servil, indigno, torpe, estúpido… el aluvión público de adjetivos que ha merecido Peña Nieto tras ser incapaz de mostrarse como estadista en un momento crítico señala el momento más bajo de su administración.
La reunión ha sido alucinante. Peña Nieto le ha abierto las puertas del país al candidato republicano al que él mismo comparó con Benito Mussolini y con Adolf Hitler, apenas hace cinco meses. Los tres han usado el mismo discurso para llegar al poder, dijo el presidente mexicano. Eso no impidió que Trump aceptara de inmediato la invitación que apenas el viernes pasado le hizo la cabeza de un gobierno al que ha definido como “absolutamente corrupto”.
Hillary Clinton, la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, a quien supuestamente Peña Nieto también invitó a México, resumió: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Lapidario, este refrán mexicano refleja también la indignación de la inmensa mayoría de este país con un presidente capaz de invitar a quien lleva un año insultando a México y a los mexicanos, amenazando al país e inflamando posturas racistas y xenófobas. El agravio que significa Donald Trump ahora también es Peña Nieto.
Nada que quite el sueño a Trump. Por el contrario, tuvo un miércoles de ensueño: viajó a México para humillarlo en su cara, mientras el cada vez más débil e impopular presidente Peña Nieto le daba trato de Jefe de Estado; luego fue arropado por uno de los sectores más racistas de sus seguidores, en un mitin en Phoenix, donde lanzó uno de sus discursos antiinmigrantes más virulentos. El corolario fue una entrevista para la cadena de televisión MSNBC por el periodista Bob Woodward, quien junto con Carl Bernstein condujo la investigación sobre el caso Watergate en las páginas del diario Washington Post, que llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974.
Trump escaló su ofensiva contra México con un lenguaje de guerra.
Woodward preguntó: “¿Está usted dispuesto a ir a la guerra para asegurarse de que México pague por ese muro?” Trump respondió sin pensarlo dos veces: “Créeme, Bob, cuando revitalice nuestro ejército, México no va a jugar con nosotros a la guerra, te lo puedo asegurar.”
Más allá de la bravuconada, Trump ha sido consistente con su postura hacia México, país al que en julio de 2014 llamó uno de los “enemigos” de Estados Unidos. Un año después, en junio de 2015, reiteró: “México no es nuestro amigo”.
A tono con esta postura, Miguel Basáñez, efímero embajador de México en Estados Unidos (septiembre de 2015 a abril de 2016) lamentó “profundamente” la invitación que hizo Peña Nieto a Trump, alguien que “como nadie” ha puesto “en tal nivel de peligro la relación de México y EU en los últimos 50 años”. El analista Jesús Silva-Herzog Márquez no se anduvo con rodeos: “Es una estupidez gigantesca”.
“Surrealista”, le llamó el periódico The New York Times a la entrevista Trump-Peña, para expresar lo incomprensible que resultó que el gobierno mexicano abriera las puertas a quien ha ofendido a su nación durante toda su campaña electoral, e incluso le diera un trato de Jefe de Estado en lugar de reprenderlo Sea rendición o ceguera, con este acto -incomprensible incluso para sus allegados, según registró el Washington Post- Peña Nieto exportó la humillación que significa ser él mismo.
Del otro lado de la frontera, una parte de Estados Unidos trata de exorcizar a Trump con humor negro. Horas antes de que el candidato republicano volara a México, el director de cine Rob Reiner (Misery, A few good men) ironizó: “Es claro que no estamos enviando lo mejor de nosotros a México. Estamos enviando mentirosos. Estamos enviando narcisistas. Estamos enviando sociópatas”. Y Mientras Trump y Peña se preparaban para su reunión, en el sitio web de la célebre revista The New Yorker se leía un breve artículo en tono satírico: “Obama paga a México 5 mil millones de dólares por quedarse con Trump”.
Pero Trump no es ninguna mala broma: es el catalizador de una enorme capa fascista de la sociedad estadunidense saliendo del clóset. Así lo reconoce ya The New York Times: “El miedo y la aversión (hacia México) que ha explotado, y que tan fácilmente le valió la nominación, son reales”.
Trump es el candidato de los supremacistas blancos, de los neonazis, de los rescoldos del Ku-Klux-Klan, de los minutemen vigilantes. Trump es el ala radical de la ultraderecha estadunidense que se yergue sobre su propia nación.
Pocos actos simbólicos exhiben mejor el cariz fascista de Trump que un meme del Museo Memoria y Tolerancia (un recinto en el centro de la Ciudad de México dedicado al holocausto) que regaló a Donald Trump un boleto de entrada a sus instalaciones. “#SrTrumpConTodoRespeto, queremos que venga a recordar el sufrimiento que han causado discursos como el de usted”, anunció, y difundió una imagen con la leyenda: “Sr. Trump: para usted es gratis”.
Cuando se siembra la semilla de la división y el odio, lo único que crece es la violencia”, dijo la institución, e invitó al candidato republicano a ir a sus instalaciones “a aprender que el odio no es el camino”.
En lugar de aceptar la invitación, luego de salir de Los Pinos Trump voló a Phoenix, Arizona, para dar uno de los discursos antiinmigrantes más xenófobos e inflamatorios de su campaña y advertir que, si es presidente, va a construir el muro y que México va a pagar por éste, “aunque ellos todavía no lo saben”.
El arreglo de la agenda de Trump para estar en México y en Arizona el mismo día fue un acto deliberada y perversamente planificado, como lo juzgó The New York Times. Arizona es el estado con las peores leyes antimigratorias de todo Estados Unidos, donde la comunidad latina -particularmente la mexicana- ha sufrido años de brutalidad policiaca por motivos raciales y donde los ilegales son cazados a tiros impunemente.

*****

No hay comentarios: