Interesante
entrevista al Politólogo español Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores
del Movimiento Político de la “nueva Izquierda” el PODEMOS,
en la presente entrevista realizada en
una visita relámpago a la Argentina, en
los tiempos actuales del gobierno derechista del señor Macri. Monedero como muy buen Politólogo
realiza una mirada política de los que actualmente está ocurriendo en
Europa, concretamente en su país,
España que en forma definitiva “marcha
por el camino hacia loa tercera elección nacional” ante el fracaso hasta
hoy de NO poder formar gobierno de
acuerdo con la Constitución. Analiza como el Podemos en las últimas elecciones de
junio pasado han perdido más de 1 millón
de votos y como aún la ciudadanía española no logra comprender el mensaje
de la nueva izquierda, contrario a
la crisis de las políticas neoliberales del Partido Popular del señor Rajoy – neoliberal – como de los socialistas del PSOE, responsables
también de haber impuesto las políticas neoliberales que hoy destrozan y
desmantelan política y socialmente el Estado de bienestar.
Este enfoque y
análisis lo presenta en relación con los “nuevos” gobiernos que hoy asolan los
procesos conservadores de la
“nueva” burguesía político-empresarial
neoliberal” gobernante en la Argentina del señor Macri, o los procesos de “golpe de estado” que una mafia de
corruptos políticos han logrado contra la Presidenta Dilma en Brasil, o el mismo proceso político actual en Chile, donde las fuerzas políticas
democráticas de izquierda a pesar del tiempo que están en el gobierno, han sido incapaces de destrabar las largas “ataduras”
neoliberales que impusieron a sangre y fuego la dictadura fascista
pinochetista. Y que hoy ya no es necesario un “golpe de estado” al viejo modelo del militar con “gorra y gafas
oscuras” para infundir miedo y terror, hoy simplemente se está presentando un “fascismo social” que está
destruyendo, liquidando las políticas sociales que sacaron de la pobreza a millones de familias, que expulsan del sistema nacional del trabajo a
millones de trabajadores, privatizan los servicios públicos, como están destruyendo
los grandes beneficios y reconocimiento de derechos sociales de millones de Ciudadanos, con los servicios
de Educación, Salud, transporte, deporte, destrucción del medio ambiente, envenenamiento
de las culturas locales, etc. Un fascismo social que está avanzando
peligrosamente en América latina, sin necesidad del viejo gorilismo militarista, sino hoy con la propia “democracia” – en la cual la burguesía
y las clases dominantes, nunca han creído, pero sí las han utilizado, manipulado y violentado contra los
intereses principales de la Ciudadanía y de los pueblos en su conjunto.
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“Millones
de personas han salido de la pobreza gracias a gobiernos del cambio”, dice
Monedero.
AMÉRICA
LATINA: “HAY FASCISMO SOCIAL”. LAS NUEVAS DERECHAS.
Juan Carlos
Monedero, fundador de Podemos, de España.
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El politólogo y ex dirigente del partido surgido en 2014, al calor de
las protestas sociales, plantea que el reflujo antidemocrático europeo desembarcó
en la región con una peligrosa “deriva autoritaria”.
Emanuel Respighi.
Página /12 domingo 11 de
setiembre del 2016.
La
visita fugaz de Juan Carlos Monedero por Argentina no le impide al politólogo y
fundador de Podemos analizar la situación de incertidumbre que se vive hoy en
España, donde el Partido Popular sigue sin concertar gobierno. “En España se
está incubando otro 15-M, porque básicamente las instituciones todavía no
reflejan el cambio social que se ha vivido”, subraya el ex secretario del
partido nacido a comienzos de 2014, tras las protestas contra los recortes
económicos. El avance de una nueva ola neoliberal en América latina es otro de
los procesos que preocupa a Monedero, por la “deriva autoritaria” que percibe.
En la entrevista con Página/12, el dirigente no duda en afirmar que “Mauricio
Macri tiene una caligrafía bonita y una gramática autoritaria”.
–En
las últimas elecciones, Podemos logró 71 diputados, pero perdió un millón de
votos. ¿Cómo evalúa ese proceso político?
–Somos
una fuerza muy joven, que ha enfrentado seis procesos electorales en dos años
sin pedir dinero a los bancos, con todos los medios y los partidos políticos en
contra, porque éramos la novedad que venía a impugnar lo que ellos
significaban. Pese a todo, hemos sacado 5 millones de votos. Es un apoyo que
nadie podía prever. Se ha roto el bipartidismo en España. Hoy no tenemos la
fuerza suficiente como para echar a los defensores de las políticas
neoliberales, como el PP, el PSOE y Ciudadanos, a la vez que ellos no tienen la
fuerza suficiente como para formar gobierno. Se abren dos posibilidades. Una es
que el sistema haga una operación quirúrgica, permitiendo un gobierno del PP,
con los partidos “prestándole” algunos votos, más alguna abstención. Un cambio
con cierta violencia simbólica. Y la otra alternativa es que haya una tercera
elección. El statu quo no supo darle respuesta a la España emergente, joven,
urbana y bien preparada que no quiere saber nada con los viejos partidos.
–¿Ni
siquiera el fin del bipartidismo y la abstención de un 30 por ciento del padrón
le abrió los ojos a la dirigencia española?
–Han
preferido intentar matar al mensajero, intentar acusarnos de cualquier cosa,
judicializarnos, demonizarnos. En vez de asumir que la Constitución ya no da
respuestas a las demandas, que hay un problema territorial que no se solventa y
que el modelo neoliberal expulsa a sectores importantes de la ciudadanía.
Cuando se toma conciencia de que los hijos van a vivir peor que sus padres, el
contrato social hay que repensarlo. Nosotros lo vemos con claridad, junto a
millones. Hay sectores conservadores, egoístas, que agitan el miedo planteando
el que debe ser el peor refrán del refranero español, y que alimenta a los
partidos del régimen: “más vale malo
conocido que bueno por conocer”. El
PP no ha planteado ninguna propuesta de enmienda, ninguna autocrítica,
ningún cambio. Y en el PSOE, que
perdió 5 millones de votos y su electorado está compuesto por personas mayores
que viven en zonas rurales y con niveles de estudio bajo, la única búsqueda es
la supervivencia personal de sus líderes.
–La
ola neoliberal que en España está en crisis, parece haberse revitalizado en
América Latina. ¿Cómo percibe la transformación en el signo político que se
evidencia en la región?
–Millones
de personas han salido de la pobreza gracias a estos gobiernos del cambio. En
la última década y media hubo un reforzamiento del compromiso con la democracia
que ahora está debilitándose, merced a la falta de respeto que la derecha le
tiene a la democracia. La derecha parece que solo acepta las reglas del juego
cuando gana. El modelo neoliberal es igual en todos lados. Tiene la misma
lógica depredadora, donde unas minorías utilizan la capacidad de extorsión de
los sectores financieros y la capacidad de impunidad de las grandes empresas
trasnacionales, añadido con el control prácticamente oligopólico de los medios,
para construir una verdad incontrovertible que invita a la resignación e
implica revertir el avance del Estado social y democrático. Eso es lo que
explica el crecimiento de bolsas de pobreza en España, en Portugal, en Grecia,
en Italia, en todos lados. Y aquí también. Eso explica la connivencia absoluta
entre las élites, por ejemplo entre Macri
y (Mariano) Rajoy, ya que los dos responden a ese mismo lineamiento de
beneficiar a unas minorías y perjudicar a las mayorías. Lo que me preocupa es
la deriva autoritaria. Hay maneras dictatoriales en regímenes democráticos. Es
lo que pasa con la “Ley mordaza” en
España y aquí con sacar de la grilla
de TV a Telesur, que sitúa a Macri al lado de las dictaduras. Solo las
dictaduras cierran medios comprometidos con la democracia, con la libertad y
con la pluralidad. El reflujo antidemocrático en Europa, con un crecimiento de
las opciones de extrema derecha, es el mismo que se verifica en Argentina,
donde se expresa la voluntad de revertir lo alcanzado. Ese shock genera
respuestas ciudadanas amplias que el neoliberalismo confronta con violencia
simbólica y policial. Ese orden está representado aquí con Macri, en el golpe de Estado dado en Brasil contra Dilma, en México con Peña Nieto... Regímenes que generan violencia social.
–Son
partidos que llegan por el voto popular, sobre un discurso progresista y de
buenos modales, que después se contrastan con sus políticas. ¿Hay una nueva
“estética” de la derecha?
–Macri
tiene una caligrafía bonita y una gramática autoritaria. No se puede soplar y
sorber al mismo tiempo. Tienen una retórica populista, de lucha contra la
corrupción, de lucha contra gente a la que se estigmatiza como responsable de
todos los males, apelaciones vagas a la participación, un discurso colorista.
Parecen anuncios de la Coca-Cola. Pero una práctica que beneficia a las
empresas eléctricas y perjudica a los consumidores, que beneficia a sectores
exportadores pero empobrece a los ciudadanos, que permite cosmopolitismo en
dólares a una minoría y condena a las mayorías a una pobreza en pesos. El
problema de fondo es que el control férreo de los medios de comunicación ha
hecho que las víctimas voten a sus verdugos. Esa es la gran reflexión que hay que hacer. ¿Cómo es que votamos a
nuestros verdugos? Ocurrió en Europa que después de la Segunda Guerra Mundial,
en las que las fuerzas de cambio sacaron a millones de personas de la pobreza,
convirtiéndolas en clases medias, y 30 años después votan a sus verdugos: a Margaret Tatcher en Gran Bretaña, por
ejemplo, que los devuelve otra vez a posiciones de cuasi marginalidad. Aquí ha
ocurrido lo mismo. Argentina pasó a ser un referente de los Derechos Humanos,
de la soberanía nacional frente a las multinacionales... En estos meses lo que
vemos es un regreso al pasado. Macri
está desmantelando políticas que afectan a la ciudadanía.
–Una
ciudadanía que, a diferencia de otros momentos de la historia, parece haberse
empoderado de ciertos derechos, los cuales defiende en la calle.
–Esa
gente tiene la posibilidad de defender en las instituciones y en la calle
logros que forman parte de un contrato social que el neoliberalismo necesita
cambiar. Al modelo neoliberal le sobra
la democracia. Y eso lo entienden los pueblos o, de lo contrario,
volveremos a las largas noches de dictaduras aunque sean bajo formatos
democráticos.
–¿Usted
cree que las dictaduras no son solo por la manera en que se llega al poder sino
también por cómo se lo ejerce?
–Cuando se desvirtúa el contrato social se está vaciando la
Constitución. Si en la Constitución argentina hay un compromiso con la
libertad, con la igualdad, con el desarrollo de una vida digna, y el gobierno
los evita, es claro que ese gobierno está pateando la Constitución, aunque haya
elecciones. No basta que haya partidos y elecciones para asumir que hay
democracias, si no hay medios plurales, si las desigualdades económicas son tan
grandes. Si hay sectores que intentan que una parte de la ciudadanía se aleje
de la política, aunque haya elecciones, están subvirtiendo el contenido
democrático. No debemos pensar en dictaduras como en los años 30 en Europa y 70
en América Latina, porque hoy ya no se necesita bombardear el Palacio de la
Moneda: se da un golpe parlamentario a la presidenta como ocurrió con Dilma,
donde el 60 por ciento de esos parlamentarios están en cursos por casos de
corrupción. Hoy ya no se necesita cortarle las manos o fusilar a Víctor Jara para que no cante: basta
con sacar de las grillas a los medios que cuentan cosas que no cuentan los
demás, homogeneizando el discurso. El fascismo
social se mueve bajo estructuras formalmente democráticas pero con un nivel
de exclusión propio de regímenes autoritarios. No hay que pensar en las
dictaduras como en la imagen de Pinochet con la capa y las gafas oscuras, pero el resultado
de pérdida de derechos en todos los ámbitos a veces es similar.
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