LAS CONVICCIONES
IMPERIALES DE LULA.- Emir Sader.- Antes incluso de abrir
las compras que trajo de un nuevo viaje a los EE.UU., el promotor Sergio Moro trasformó a Lula, de nuevo, en reo de su
operación jurídico-policial. Son tantos sus viajes al Imperio, que no queda
claro si vive alla y viene a actuar en Brasil o si vive en Brasil y va
regularmente a los EE.UU. a recibir orientaciones para actuar en Brasil. Un
buen tema de investigación para el Parlamento.
Lo cierto es que Moro,
frente al fracaso espectacular de la nueva farsa montada por sus comparsas en
un hotel de Curitiba en contra de Lula, que recibió la condena unánime (incluso
de los que apoyan esa operación), no tuvo el coraje de tomar una decisión solo.
La sensación era la de un nuevo paso en falso de sus comparsas, que habían
tomado una vez más una actitud precipitada, para buscar protagonismo, en medio
de la campana electoral municipal, y que ello dejaba a Moro y sus secuaces en
una situación difícil, porque sería imposible, en base a la ridícula
demostracion del power point y de la falta de pruebas, hacer a Lula reo de
nuevo.
Pero
frente a esa situación difícil, Moro fue, una vez más, a buscar nuevas
instrucciones, seguramente de los que, según Wikileaks, lo hicieron depositario
de los materiales obtenidos por Estados Unidos en el espionaje de la
Presidencia de Brasil, en el Ministerio de Minas y Energía y en la misma
Petrobras, y le han permitido iniciar su operación. Como confesión de que no
solamente sus comparsas, sino él mismo, no tienen pruebas, sino tan solamente
convicciones, Moro ha refrendado la misma presentación de la farsa del power
point. Esto es, no posee ninguna otra acusación con pruebas en contra de Lula,
habiendo viajado para reforzar sus convicciones hacia su patria adoptiva y
volviendo enseguida a tomar rápidamente la decisión para reforzar la
manipulación en el escenario electoral municipal.
Significativamente,
Lula viaja en este mismo momento al nordeste de Brasil para hablar con el
pueblo, mientras Moro fue a los EE.UU. a hablar con sus patrones. Cada cual en
lo suyo, cada uno con su gente. Mientras uno intenta ampliar los espacios democráticos
achicados en el país, en medio a tantos golpes en contra de la democracia, el
otro refuerza la idea de que su operación Lava Jato no cabe en la democracia
brasileña, tiene que destruirla definitivamente para triunfar.
Se trata de dar continuidad al
proyecto ambicioso de Moro y de sus comparsas de reescribir la historia
reciente de Brasil, como copia ridícula de la Operación Manos Limpias de
Italia. Sólo que en Brasil, apenas en contra de la
izquierda, de Lula y del PT. Con el
intento grotesco de intentar invalidar la historia reciente del país, que no
sería un momento virtuoso de combate a las desigualdades sociales, sino una
farsa montada por la corrupción de recursos públicos.
Habría así que destruir la
imagen de Lula, para invalidar ese período de
la historia de Brasil, revertir su sentido, mostrar que sólo habría sido
posible gracias a la corrupción, aun si no hay pruebas, sólo convicciones. De
ahí la decisión estrafalaria de hacer a
Lula reo, aun con la falta de pruebas, ya ridiculizada en Brasil y en el
exterior mediante un power point, con la grotesca alegación de que faltan
pruebas pero sobran convicciones.
Moro
llega así a su fin de línea. Ha agotado sus investigaciones, los intentos de
que con presiones logre delaciones premiadas con tal de que impliquen a Lula y
puedan ser fuentes de pruebas forjadas, confiesa que los malabarismos
realizados con espectáculos mediáticos son todo lo que tienen en contra de
Lula. Que el departamento que le atribuyen a Lula no es de él, pero son las
únicas convicciones de Moro y de sus comparsas.
Como marioneta de la derecha
brasileña y de los proyectos macabros del imperio en contra de Brasil
–que suponen el desmonte de las bases económicas del proyecto de desarrollo con
distribución de renta, incluyendo la destrucción de Petrobras y del Presal—, Moro se revela así como un obstinado
militante en contra de la democracia, la distribución de renta y el proyecto
nacional de Brasil. Luego se va para EE.UU., donde terminará por recibir algún
oscuro título de alguna universidad trucha de Miami y gozar de buenas
remuneraciones por los servicios prestados al Imperio.
Pero con ese nuevo paso en
falso –que se suma a la tentativa frustrada de apresar a Lula y a otras
denuncias pirotécnicas– Moro corre el grave riesgo de
ser desenmascarado en público y frenado en sus aventuras por el Supremo
Tribunal Federal y por el propio Congreso. La farsa montada por sus amigos ya
fue condenada unánimente en Brasil. Si él la reforzó, antes de que fuera
desechada completamente, es porque es su última carta. Por lo menos fue lo que
han decidido en la reunión recién realizada en el imperio y cuyas decisiones
tomó apenas bajó del avión en su nueva incursión en los EE.UU., país al que se
debe en cuerpo y alma.
Es el final para el proceso de corrupción moral de farsantes que actúan
según los intereses extranjeros en el intento de relegar a Brasil a ser una república de bananas, sin
democracia, ni Poder Judicial, sin proyecto nacional.
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LULA
CONTRAATACA Y HACE CAMPAÑA.
En el noreste
brasileño, el ex presidente desafió a la Justicia a encontrar pruebas en su
contra.
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En el interior del nordestino estado de Ceará, el líder del PT fue
aclamado por miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia.
Volvió a proclamar su inocencia.
Página /12 jueves 22 de setiembre del
2016.
El
ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva lanzó ayer una contraofensiva
proselitista frente al juicio por corrupción y lavado de dinero abierto en su
contra, afirmó que está con la “conciencia tranquila”, desafió a la Justicia a
encontrar pruebas de los delitos que se le achacan y aseguró que existe un
proyecto para destruir al PT y hacerlo inviable en las elecciones
presidenciales de 2018.
En
el interior del estado de Ceará, en el noreste del país, Lula fue aclamado por
miles de personas y habló como posible aspirante a la presidencia en 2018,
además de proclamar nuevamente su inocencia ante la denuncia de la fiscalía
aceptada por el juez Sergio Moro, que investiga el escándalo del “Petrolao”, la
red de corrupción originada en Petrobras.
“Hay
quien dice que están haciendo esto, acusar a Lula, investigarlo desde hace dos
años, porque están con miedo de que vuelva a ser candidato en 2018. Hay quien
dice que haber destituido a Dilma Rousseff fue para impedir que Lula vuelva en
2018”, dijo a la multitud en la localidad de Barbalha, a 550 kilómetros de
Fortaleza.
En
el llamado “Brasil profundo” –el nordeste rural semiárido– Lula llegó para
participar de las campañas municipales para los comicios del 2 de octubre, pero
los actos se concentraron en rechazar el juicio que le inició el juez Moro. “Si
ellos prueban que robé diez centavos, con la misma honradez de siempre, con la
cabeza en alto, sabré pedir disculpas al pueblo”, declaró Lula, quien agregó
que si se comprueba su inocencia, será él quien esperará un pedido de perdón.
Según Lula, la “persecución judicial” que sufre es obra de una “elite económica
y política” que no perdona que “un obrero haya llegado al poder” en Brasil, un
país del cual afirmó que “desde el descubrimiento había estado gobernado por la
aristocracia”.
Con
una multitud que pidió la renuncia del presidente Michel Temer, el acto también
sirvió como un repaso de la gestión de Lula, entre 2003 y 2010, época donde
según los fiscales se consolidó el “Petrolao”, la red de sobornos a cambios de
contratos en Petrobras para abastecer financieramente a las campañas políticas.
“Hace
dos años que buscan delitos en mi vida y no encuentran. Me buscan por haber
mejorado la vida del pueblo. Cometí muchas barbaridades, mejoré la vida del
pueblo, ahora comen tres veces por día, los hijos de las mucamas y campesinos
son ingenieros y médicos. Eso no lo perdonan. No perdonan que la mucama compre
el mismo perfume que la patrona”, arengó. Según Lula, sus rivales “buscan la
destrucción del Partido de los Trabajadores” desde que él llegó a la
presidencia, en 2003.
El
ex mandatario se refugió en el nordeste, el reducto electoral que fue clave
para la elección de Rousseff en 2010 y 2014 y que se transformó en una región
clave para preparar el plan de regreso del PT al poder.
En
su fallo, el juez acepta juzgar a Lula, a su esposa y a otras seis personas por
la propiedad de un apartamento en el balneario de Guarujá. El magistrado Moro
recordó que Lula es sometido a otra investigación referente a la propiedad de
una casaquinta en Atibaia, estado de San Pablo, donde pasó varias temporadas
desde que en 2010 dejó la primera magistratura brasileña.
Lo
dijo el propio Moro en el fallo con el que ayer aceptó investigar la denuncia
de la fiscalía contra Lula, en la cual lo acusa de recibir ventajas indebidas
de la empresa OAS como parte de los beneficios que esa compañía constructora
obtuvo en contratos de Petrobras durante su gobierno (2003-2010).
La casaquinta de la ciudad de Atibaia, en el interior del estado de San
Pablo, es propiedad de dos amigos de Lula y fue reformada por las empresas
Odebrecht y OAS, ambas vinculadas con el caso Petrobras, aunque la
investigación busca un nexo entre las ventajas recibidas por la empresa en
contratos con la petrolera y estas refacciones. La defensa de Lula sostiene que
esa propiedad no le pertenece y sí a sus amigos, que se la cedieron para que viva con su familia
una vez abandonada la presidencia de Brasil.
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