UNA PRIMERA OPINIÓN DE AUTO-CRÍTICA POLÍTICA.- En varios de nuestros artículos de Opinión Política con respecto a
la crisis política –
para unos el fin del ciclo de la izquierda en Latinoamérica – de la izquierda democrática y progresista
– incluso caminando políticamente más allá de la izquierda post-neoliberal – hemos
señalado con mucha transparencia política – desde el mundo Académico, pero con
conocimiento de la práctica democrática
socialista – los grandes errores políticos que se han cometido durante la
década política en América Latina, cuando nuestros pueblos, los Ciudadanos de
América latina, entregaron su CONFIANZA
a los políticos de la izquierda “revolucionaria”,
que en varios países de Nuestra América, lograron abrir muchos caminos de que la
“revolución no era copia y menos calco, sino creación heroica de cada pueblo”.
(In)surgieron en el escenario político continental, expresando públicamente
fuerte y decidida crítica contra la CORRUPCIÓN
metida en la “médula” – la estructura – de los gobiernos reformistas,
populistas y sobre todo en los gobiernos con políticas NEOLIBERALES. Constituyó el arma e instrumento
democrático que sirvió para “derrumbar”
nefastos regímenes políticos que servían en “alma, vida y corazón” a los
intereses del imperio (monopolios y corporaciones transnacionales) , Menen, Fujimori, Carlos Andrés Pérez, (la
familia Somoza) etc.- pero se olvidaron del pueblo, en unos casos, y muy por el
contrario estos gobernantes impusieron las venenosas, salvajes e inhumanas
políticas neoliberales, que venían desde el Consenso de Washington desde los 90’ del
siglo XX. Y después que pasó, porque se fracasó, porque la propia izquierda cayó – como niños de pecho” enredados en una
maraña de corrupción y por supuesto traicionaron la CONFIANZA, que nuestro Pueblo les entregó, que los Ciudadanos
en millones en calles y plazas públicas
entregaron su vida por una causa revolucionaria, que en unos países fracasó, pero en otros aún se mantienen en pie y
luchan como verdaderos gigantes de la Revolución Latinoamericana,
defendiendo una alternativa Política de clase Histórica y se mantienen en pie como verdaderos
revolucionarios, hijos de Bolívar, Sandino, Fidel, Hugo y cientos más de revolucionarios.
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Dr. Emir Sader, Sociólogo y Politólogo brasileño, representante del pensamiento crítico latinoamericano, en su artículo nos presenta una alternativa de lo que constituye la "auto-crítica" política desde el punto de vista de la izquierda democrática y progresista.
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LA AUTOCRÍTICA DE LA IZQUIERDA
LATINOAMERICANA.
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Emir Sader.
La Jornada
miércoles 21 de diciembre del 2016.
...la autocrítica no es una noria
Mario Benedetti.
Tiempos de crisis, tiempos de balances, de
autocríticas, de búsqueda de nuevos horizontes. Después de tantos años de éxito
del modelo de desarrollo económico con distribución de renta, cuando surgen
problemas, graves algunos, con sustitución de gobiernos en Argentina y Brasil,
se oye el coro de: ¡balance autocrítico!
A veces da la impresión que el modelo no fue un éxito
durante más de una década, antes de entrar en crisis. Que Argentina no fue
rescatada de la peor crisis de su historia. Que Brasil no dejó, por primera vez
en su historia, el mapa del hambre. Como si se tratara de hacer un balance de
un gran error, de un malentendido, de un fracaso. Se unen la derecha y sectores
de la ultraizquierda para intentar pasar la versión de que nada de fundamental
ha pasado en esos países en este siglo. De que todo es una ilusión pasajera, de
que la vida de millones de personas no ha mejorado mucho durante más de una
década.
De hecho, quien en la izquierda más se ha equivocado y
no ha hecho autocrítica hasta ahora han sido las ultraizquierdas. Esas
corrientes han afirmado, allá en los comienzos de los gobiernos progresistas
latinoamericanos, que serían una continuación de los gobiernos neoliberales,
que habían traicionado a la izquierda, que fracasarían, serían desenmascarados
por los pueblos y sustituidos, seguramente, por corrientes de ultraizquierda.
Con variantes en cada país, esas posiciones valían para Hugo Chávez, Lula,
Néstor y Cristina Kirchner, el Frente Amplio de Uruguay, Evo Morales, Rafael
Correa.
Pero la realidad quiso otra cosa. Las previsiones
macabras no se han realizado, el pueblo ha reconocido las medidas de esos
gobiernos, les ha elegido y relegido, consagrándolos como los más grandes
líderes populares de la izquierda en este siglo.
El balance de la izquierda que ha comandado esos
procesos parte de los avances logrados, de los problemas no resueltos por esos
gobiernos, hace autocrítica de los errores cometidos, en la perspectiva
retomada del modelo de desarrollo económico con distribución, a partir de las
experiencias acumuladas, en las nuevas condiciones nacionales e
internacionales. Es, asimismo, un balance concreto, porque son fuerzas que
tienen capacidad de pasar de la crítica y la autocrítica a la acción concreta,
en lugar de quedar, de forma narcisista, mirándose al espejo.
Dos elementos estructurales no fueron superados por
esos gobiernos, afectando directamente su desempeño: el primero, la hegemonía
del capital financiero, que canaliza hacia actividades especulativas gran
cantidad de recursos que podrían estar dirigidos a actividades productivas, con
generación de bienes y de empleos. Es un fenómeno general del capitalismo en su
era neoliberal, pero que, en caso de que se aprovecharan los procesos de
integración, en particular en el Mercosur, donde hubo más homogeneidad, se
hubiera podido formular y poner en práctica un modelo de desarrollo productivo
que neutralizara y superara los efectos de la especulación financiera.
El otro factor estructural de desestabilización de los
gobiernos progresistas es el monopolio privado de los medios, que influye
directamente en la formación de la opinión pública. En todos los países con
gobiernos progresistas ese es un factor decisivo en la disputa
político-ideológica.
El libro Las vías abiertas de América Latina,
recién publicado en Argentina por la editorial Octubre –que tendrá pronto
ediciones en Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil– reúne balances de los seis
países latinoamericanos que han avanzado en la superación del modelo
neoliberal, con una análisis general de Álvaro García Linera. El libro contiene
balances desde dentro de esos mismos procesos, apuntando hacia sus éxitos y sus
errores, que es la única forma de aprender de lo vivido. Son vías abiertas y no
fin de ciclo, porque frente a los intentos de la derecha de retomar su viejo
modelo neoliberal, el camino de la izquierda latinoamericana es el de
profundizar las vías de ruptura de ese modelo, como ha comenzado a hacer en esos países, en el
momento más virtuoso de la historia del continente.
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Autocrítica era el
reconocimiento público de los propios errores al que estaban obligados los
miembros de los partidos comunistas ante las autoridades del partido y en su
caso de los regímenes comunistas, iniciado durante el leninismo, pero que tiene
su origen en la propia dialéctica marxista (método para resolver las
contradicciones entendidas como la fuerza dinámica que
conduce a la transformación de la realidad, de origen hegeliano, expresado en
la tríada tesis-antítesis-síntesis) y en tradiciones marxistas
posteriores, como el revisionismo de Eduardo Bernstein. El término se aplica de forma general a otros
contextos, con o sin referencia explícita al de la autocrítica marxista.
Crítica y autocrítica.
Procedimiento para descubrir y superar los errores e insuficiencias en la actividad de los partidos marxistas y otras organizaciones de los trabajadores. Ya Marx indicaba que la revolución proletaria, con vistas a su desarrollo, se somete a autocrítica, y que ello constituye una de sus particularidades. Sobre la autocrítica como principio importantísimo del trabajo del Partido Comunista habló Lenin. Con la victoria de la revolución socialista, la crítica y la autocrítica se convierten en una de las principales fuerzas motrices del desarrollo de la sociedad. Aparecen como forma especial en que se manifiestan y se resuelven las contradicciones –no antagónicas– del socialismo. El papel creador de la crítica y de la autocrítica se revela con toda claridad en la emulación socialista, forma de la participación activa de los trabajadores en la edificación del comunismo. Cuando se ha entrado en la amplia fase de la construcción del comunismo, la crítica y la autocrítica desarrollan la iniciativa y la fuerza del pueblo con vistas al establecimiento de la base material y técnica del comunismo, incorporan a las masas a la dirección de la sociedad, sirven para educar al hombre de la sociedad comunista.
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