La Fundación de Defensa Legal de la Ciencia del Clima (CSLDF, por
sus siglas en inglés) ha publicado una guía de 16 páginas para
los investigadores del gobierno cuyo trabajo podría ser eliminado. “Sencillamente, no tenéis la menor idea de
lo que se viene”, dijo Adam Campbell, que estudia la Plataforma de Hielo de Ross en la Antártida, al Washington Post.
Esta misma visión se tiene en el departamento
de Energía; es por eso que se niega a dar nombres al equipo de transición de Trump. “Vamos a proteger la integridad profesional y científica, y la
independencia de nuestros trabajadores en los laboratorios y en todo el
departamento”, hizo saber en un
correo electrónico el portavoz del departamento de Energía Eben
Burnham-Snyder al Washington Post.
“Seremos muy comunicativos con el
equipo de transición en relación con toda la información que está disponible al público, pero no le
proporcionaremos nombre alguno.”
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LOS CIENTÍFICOS COPIAN DESESPERADAMENTE
INFORMACIÓN CLIMÁTICA.
Después que el Departamento de Energía se
negara a dar nombres.
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Dan Zukowski.
Ecowatch.
Rebelión sábado
17 de diciembre del 2016.
Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García.
El departamento de Energía se ha negado a responder a
un escalofriante documento –con 74 preguntas– del equipo de transición de Trump
que pide los nombres de quienes han trabajado con el cambio climático en ese
departamento. Además, los científicos del clima han empezado a trabajar
febrilmente en la protección de información después de que un importante asesor
de campaña de Trump sugirió que se eliminarían completamente los fondos para
los programas de investigación climática de la NASA.
Los científicos están
copiando a toda prisa información climática clave que podría ser alterada o
destruida cuando llegue al poder una administración Trump hostil.
Dos profesores universitarios
están haciendo un llamamiento a un ‘maratón de piratería informática’ para
colaborar con el proyecto de archivar en Internet el Final de Término 2016, un
proyecto para archivar páginas web e información que ellos temen que podrían
desaparecer después del 20 de enero de 2017. Separadamente, el proyecto ad hoc
Climate Mirror trata de almacenar conjuntos clave de información para que
continúen estando a disposición del público.
La Fundación de Defensa
Legal de la Ciencia del Clima (CSLDF, por sus siglas en inglés) ha publicado
una guía de 16 páginas para los investigadores del gobierno cuyo trabajo podría
ser eliminado.
“Sencillamente, no tenéis
la menor idea de lo que se viene”, dijo Adam Campbell, que estudia la
Plataforma de Hielo de Ross en la Antártida, al Washington Post.
Esta misma visión se tiene
en el departamento de Energía; es por eso que se niega a dar nombres al equipo
de transición de Trump. “Vamos a proteger la integridad profesional y
científica, y la independencia de nuestros trabajadores en los laboratorios y
en todo el departamento”, hizo saber en un correo electrónico el portavoz del
departamento de Energía Eben Burnham-Snyder al Washington Post.
“Seremos muy comunicativos con el
equipo de transición en relación con toda la información que está disponible al
público, pero no le proporcionaremos nombre alguno.”
El peligro más grave que
enfrentan esos trabajadores federales podría ser la pérdida del empleo en caso
de que se hiciera una purga anti-climática. “En lugar de mantener las personas
en nómina y ordenarles que no cumplan las tareas marcadas por el contrato, es
probable que esos puestos de trabajo sean declarados innecesarios”, le dijo
Jeff Ruch, director ejecutivo de Empleados Públicos por la Responsabilidad
Medioambiental (PEER, por sus siglas en inglés), al portal medioambiental Sierra.
“La elección de Donald Trump para la
presidencia sitúa a los trabajadores que administran y hacen cumplir como es
debido las regulaciones ambientales y de protección de la salud pública en la
primera línea de una lucha que ellos no han elegido”, declaró el portavoz de
PEER.
Frente a esta situación,
los científicos se hacen oír: “Nosotros no podemos naturalizar la negación de
la ciencia”, declaró la Unión de Científicos Comprometidos (UCS, por sus siglas
en inglés).
El 30 de noviembre, más de
2.300 científicos publicaron una carta abierta a Trump para exhortarle a que
les permita “realizar su trabajo sin interferencias de los sectores políticos y
privados”. Además, el 6 de diciembre se presentó al presidente electo una carta
suscrita por 600 científicos de la Tierra: la carta planteaba:
“Usted tiene el apoyo de la mayoría de
las empresas, de los mandos militares, de los científicos, de los ingenieros y
de los ciudadanos para que responda a las amenazas representadas por el cambio
climático mediante la reducción de la polución con dióxido de carbono y el
desarrollo de las energías limpias. Muchas de las ciudades y estados más
grandes de Estados Unidos ya se han comprometido a hacerlo. Le instamos a que
decida si quiere que su presidencia se defina por el negacionismo y el
desastre, o el reconocimiento y la acción”.
El hashtag
#StandUpForScience se ha convertido en el más frecuentado de Twitter; apareció
en las pancartas que llevaban los manifestantes del encuentro de la Unión
Geofísica Estadounidense (AGU, por sus siglas en inglés) que se está realizando
hoy [por el 14 de diciembre] en San Francisco.
La preocupación por la
conservación de la información climática y la protección de los puestos de trabajo
en el departamento de Energía está muy lejos de ser el único asunto puesto en
el tapete por la llegada de la administración Trump.
El presidente electo,
Donald Trump, ha nombrado a Scott Pruitt para que se ponga a la cabeza de la
Agencia para la Protección del Medioambiente (EPA, por sus siglas en inglés) de
Estados Unidos. Pruitt, ministro de Justicia del estado de Oklahoma, es uno de
los que suscribieron una demanda presentada por 28 estados de la Unión para
tratar de anular el Plan de Energías Limpias de la administración Obama. Por
otra parte, llevó ocho veces a juicio a la EPA.
Trump también ha nombrado
a Rex Tillerson, CEO de ExxonMovil, para que se haga cargo de la secretaría de
Estado y a Rick
Perry, ex gobernador de Texas, para ponerse al frente del departamento de
Energía, el mismo departamento que él juró una vez que cerraría.
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