AMÉRICA
LA TINA, LA VIA CAMPESINA, LOS MOVIMIENTOS POPULARES Y EL SINDICALISMO.- “En América
Latina, estamos en una situación bien difícil, que se remonta hace más de una
década, con un oleada de inversión de capital, proveniente del capital financiero-especulativo, que está
capitalizando mucho las actividades extractivistas como la minería, el
agronegocio, las plantaciones forestales, las mega represas, todas actividades
que terminan en el desplazamiento de las comunidades rurales, tanto campesinas
como indígenas y afrodescendientes. Entonces es un enfrentamiento territorial
muy fuerte, muy grave en todos los países. Y
debido al desplome de burbujas especulativas en algunos países, como la burbuja inmobiliaria en EEUU, el
capital financiero siempre está en búsqueda de nuevos lugares donde especular e
invertir. Es así que, volvió a descubrir
las riquezas del campo, y está generando un tremendo acaparamiento de
tierras, e además incide mucho en los procesos políticos de los países. La
novedad de los últimos años, es una
alianza entre el capital financiero especulativo internacional, el capital
extractivista multinacional como también nacional, y con grandes sectores
dentro de los Estados Nacionales.
Esto independientemente de si los gobiernos son aparentemente de “izquierda” o de “derecha”, y con un
aspecto que lo hace aún más difícil de combatir, que es el papel conservador de
los medios de comunicación masivos, con por ejemplo canales como Televisa en México o Rede Globo en Brasil.
Estos medios corporativos llegan todo el día, desde la mañana hasta la noche,
adentro de la casa de la gente, afectando su manera de percibir el mundo, de
forma muy nociva. Esta alianza está
atacando a la democracia formal, con golpes de estado en América Latina,
desde golpes violentos hasta los llamados golpes “blandos”, “parlamentarios”, “judiciarios”,
etc., pasando por los golpes electorales que se logran con campañas mediáticas
masivas. Tenemos Haití, Honduras,
Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia (donde Evo fue derrotado en último el referendo), Venezuela (donde el gobierno perdió el control del parlamento), y Ecuador (donde Correa decide no volver
a presentarse). Ahora no es que estos gobiernos hayan sido realmente buenos con los temas del campo y de la tierra, sin
embargo la nueva derecha ascendiente,
aliada al agronegocio, a la minería, al capital financiero, es una derecha violenta, que viene con
una perspectiva de “caza de brujas”
hacia los movimientos
sociales, una súper criminalización de la luchas populares… Entonces
podemos decir que se ha complicado muchísimo la situación”.
“¿Cuáles son los grandes ejes de
discusión y las respuestas concretas del sindicalismo campesino en este nuevo
contexto?. P.R.- Hay una
evolución en el pensamiento de las organizaciones campesinas e indígenas,
organizaciones sindicales de jornaleros, de los pueblos sin tierra, etc. Que es que el capital tiene un enfoque
territorial en donde busca (re)configurar los territorios para la minería,
para el monocultivo, y que nosotros, desde los movimientos, tenemos que
repensar nuestra lucha. Es un reto que se ha propuesto La Vía Campesina, transformar la lucha por la tierra en la lucha por el
territorio, por lo tanto disputando los territorios al agronegocio y a la
minería, y también defendiendo los territorios que aun estan en nuestras manos.
Una lucha por el territorio significa
alianzas entre los sectores populares que habitan en esos lugares, entre indígenas y campesinos,
afrodescendientes, pescadores artesanales, pastores nómadas, pueblos habitantes
de los bosques, con una visión de conservar el territorio para la gente, y
este es un desafío muy importante. ¿Y cómo vamos a hacer que nuestros
territorios campesinos sean distintos de los territorios del agronegocio y de la minería? Esto significa un
énfasis mucho más fuerte en la agroecología, en la recuperación de los saberes
ancestrales y populares, en la construcción de la soberanía alimentaria a nivel
local. Otra
cosa, que es vieja para los movimientos indígenas pero nueva para los
movimientos campesinos, es la idea de que debemos construir autonomías, por lo
menos autonomías relativas, en estos territorios”. Entrevista a Peter Rosset.
“Transformar la lucha por la tierra en disputa por el Territorio”.
/////
La lucha sindical en América Latina, es sumamente difícil en una coyuntura de crisis económica del modelo neoliberal y ante el feroz avance político de la derecha neoloiberal. Movilización de los Sindicatos Uruguayos en defensa de sus derechos laborales.
***
PERSPECTIVA SINDICAL. LA
LUCHA CONTRA LAS TRANSNACIONALES Y EL TRATADO VINCULANTE.
*****
Iván González Alvarado.
ALAI. América Latina en Movimiento.
Viernes 9 de diciembre del 2016.
Los
sindicatos frente a la acción de las ETN
El movimiento sindical
internacional representado por la Confederación Sindical de las Américas (CSA)
y la Confederación Sindical Internacional (CSI) estuvo participando en la II
Sesión del Grupo de Trabajo Intergubernamental para la Elaboración de un Instrumento
Internacional Jurídicamente vinculante sobre las empresas Transnacionales y
otras empresas con respecto a los Derechos Humanos, realizado en Ginebra en
octubre pasado. Desde la visión de los sindicatos, abrir el proceso para la
adopción de un tratado vinculante es un paso necesario e importante para el
fortalecimiento de los instrumentos internacionales que protegen los derechos
humanos de las/os trabajadoras/es.
Las organizaciones
sindicales vienen actualizando su estrategia frente a las Empresas
Transnacionales (ETN), que a través de las denominadas “Cadenas Globales de
Valor” (CGV), también identificadas como cadenas de suministro, permiten que
una empresa llamada “matriz” no concentre su producción localmente o en un solo
país, sino que la distribuya en varios lugares del planeta. Un determinado
producto o servicio (marca) tiene tras de sí una serie de procesos, condiciones
de producción y trabajadoras/es que no responden ni se relacionan directamente
a esa determinada “marca” y, por tanto, ninguna responsabilidad tiene sobre las
condiciones en que es producida. Esta condición de la existencia de las ETNs
siempre ha existido, solo que, con la profundización de la fase neoliberal de
la economía capitalista, ésta se ha profundizado y se ha extendido el control
que estas empresas ejercen sobre la economía global.
La economía mundial, en las
últimas décadas, ha tendido a una mayor fragmentación entre los países a través
de los procesos de producción de bienes y servicios en las cadenas de valor. El
80% del comercio internacional pasa por las CGV, el cual es dominado por las
grandes corporaciones de los países del norte. La participación de los países
en desarrollo en dichas cadenas representa el 28% de su PIB (UNCTAD, 2013)1.
Con relación a la mano de
obra, las CGV emplean en una relación directa únicamente el 7% de sus
trabajadoras/es y disponen de 93% de mano de obra oculta. De forma general
cuando alguna ETN se compromete formalmente a amparar algunos derechos
laborales lo hace con relación a esa mínima cantidad relacionada de manera
directa o formal, aunque algunas de las mayores empresas transnacionales tienen
prácticamente el 90% de la mano de obra de su actividad en condiciones de no
dependencia directa, lo que les permite tener condiciones de “competitividad”
inigualables en cualquier parte del mundo.
Históricamente ha habido una
evolución respecto a la importancia del establecimiento de controles al
comportamiento y poder de las empresas transnacionales, especialmente desde los
años ’70, ante la evidencia de su capacidad para influir en los rumbos de la
economía mundial a partir de sus intereses e incluso sobre países y gobiernos.
El caso más destacado de esta época fue el papel de las transnacionales
estadounidenses en el Golpe de Estado contra el presidente de Chile, Salvador
Allende, siguiendo las instrucciones del Departamento de Estado de EEUU. Otros
casos de participación o involucramiento de las ETN en prácticas contrarias a
su específico interés económico, e incluso en crímenes de extrema gravedad, se
extienden a una gran cantidad de países del mundo y no han dejado de ocurrir
hasta el presente.
La lucha sindical en América Latina, en un escenario sumamente difícil para las organizaciones sindicales ante la terrible arremetida de las corporaciones transnacionales y la violación permanente de los derechos sociales y sindicales de los trabajadores.
***
Empresas multinacionales y las normas del
trabajo.
La Organización
Internacional del Trabajo (OIT) ha sido, desde hace casi 100 años, el espacio
donde gobiernos, empleadores y trabajadores/as centran su acción sobre los
temas del trabajo. En este tiempo de existencia, la OIT acumuló logros
importantes, como son los 189 Convenios y más de 200 Recomendaciones, que son
las normas que orientan a nivel internacional y nacional las relaciones de
trabajo. Existen los órganos de control normativo de la OIT: el Comité de
Libertad Sindical, la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y
Recomendaciones (CEACR) y la Comisión de Aplicación de Normas (CAN), los cuales
emiten recomendaciones en los casos de los países que desconocen los derechos
fundamentales en el trabajo (libertad sindical, negociación colectiva, igualdad
y no discriminación, entre otros), pero son reconocidas las limitaciones de
estas decisiones, porque las mismas no tienen carácter de cumplimiento
obligatorio y los Estados tienden a dar poca importancia a su seguimiento. Las
empresas, sean éstas multinacionales, nacionales, públicas o privadas, escapan
a la aplicación de sanciones específicas dentro del sistema normativo de la
OIT.
En el campo específicamente
de las ETNs, se adoptaron instrumentos como las Directrices de la OCDE para
Empresas Multinacionales (adoptadas en 1976 y actualizadas en 2011) y la
Declaración Tripartita sobre Empresas Multinacionales de la OIT (adoptada en
1977 y actualizada en 2006). Ambos instrumentos contienen los llamados derechos
fundamentales del trabajo y expresan la “voluntad”, más no obligación, de las
empresas a respetar dichas normas laborales. Los mecanismos contemplados, tanto
en las Directrices de la OCDE, como en la Declaración Tripartita de la OIT,
pasan por el compromiso de las empresas de aplicar estas normas fundamentales.
Sin embargo no hay nada que las obligue a su cumplimiento, más allá de su
voluntad y el reconocimiento del papel de los sindicatos como interlocutores
sociales en las empresas matrices y sus filiales, para el seguimiento de ese
compromiso.
Aunque existen estos
instrumentos internacionales para abordar la cuestión de las empresas
transnacionales y el respeto a los derechos del trabajo, así como otros más
amplios de DDHH, como el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (2000) y los
Principios Rectores de la ONU para Empresas y Derechos Humanos (2011), todos
ellos son instrumentos de “autoregulación” y voluntarios, con importantes
déficits en los mecanismos de aplicación y poco efectivos para frenar abusos.
Persisten muchas brechas, siendo la más importante la falta de un marco
jurídico internacional vinculante que haga imperativo el respeto del trabajo y
de los derechos humanos, superando su carácter voluntario o el hecho que
solamente compromete a los Estados como garantes de los DDHH y, por tanto, responsables
por su violación. El movimiento sindical reivindica el principio de la
“Responsabilidad Solidaria”, que implica que la empresa matriz es responsable
de la acción que se genera durante toda la cadena de producción y, por lo
tanto, “solidaria” en el cumplimiento o no de los derechos laborales de
todas/os los/as trabajadores/as vinculados a su producción.
La preocupación, en el marco
de la actuación de las Empresas Transnacionales, ha conducido a iniciar un
proceso en el sistema de la OIT, para construir un instrumento que favorezca el
Trabajo Decente en las Cadenas Globales de Valor, entendido como aquel trabajo
que garantiza el ejercicio de las libertades sindicales, el empleo, la
protección social y el diálogo social en estas modalidades de trabajo. En la
Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), de junio de 2016, se dio el primer
debate tripartito sobre este asunto que puso en evidencia las contradicciones
entre la visión del Grupo de los Trabajadores y el Grupo de los Empleadores,
junto con algunos gobiernos, que intentan impedir avanzar en acuerdos mínimos
sobre Trabajo Decente en las CGV. Este será un escenario futuro de la atención
del movimiento sindical con relación al impacto por la actuación de las ETNs.
No a la persecución sindical en la Argentina. Y el señor Macri, Presidente se jacta de ser un ejemplo de "democracia". La democracia para la burguesía político-empresarial neoliberal.
***
El desafío de un tratado vinculante.
Para el movimiento sindical
internacional es de importancia estratégica visualizar e intervenir en el
proceso para la formulación de un instrumento de carácter vinculante sobre DDHH
y ETN en la ONU, por ser las organizaciones de trabajadores actores claves en
la acción frente a las ETNs a nivel de los países y en el ámbito internacional.
Por ser el mundo del trabajo uno de los espacios en donde el impacto de la
acción de las ETNs es determinante para la ausencia y desconocimiento de los
derechos laborales y por la experiencia desarrollada por los sindicatos a nivel
del establecimiento de una normativa laboral internacional para regular la
acción de las empresas transnacionales. Los sindicatos continúan siendo el
principal instrumento de representación de los intereses de todas/os las/os
trabajadoras/es: registrados o no registrados; en el sector público o privado,
campesinos, migrantes, desempleados, en condición de informalidad y
precariedad. Especialmente mujeres y jóvenes, que configuran la población
trabajadora más desasistida.
Avanzar en el proceso para
la adopción de un tratado vinculante va a requerir de una firme voluntad de los
Estados para superar las dificultades jurídicas, políticas y, sobre todo, la
fuerte presión de las corporaciones transnacionales, que, junto a varios
gobiernos, dificultarán la posibilidad de que se puedan establecer reglas para
frenar el impacto negativo económico, social y ambiental de su actuación en el
mundo. Será muy importante que cada vez más gobiernos se incorporen de manera
constructiva a este proceso. Que se mantengan las puertas abiertas a la
participación de la diversidad de actores sociales que interactúan en la acción
de las empresas transnacionales y tienen conocimiento y experiencia sobre los
efectos pasados y presentes de esta acción, así como las consecuencias futuras,
si no se pone control a su codicia. Fundamental en este desafío será lograr
mantener fuera del proceso a las corporaciones transnacionales que tienen
particular interés en que este proceso no avance de manera efectiva y se
desvanezca en el camino. Es ese su objetivo, o lograr su captura, como lo han
hecho con otras importantes agendas de las Naciones Unidas, donde han terminado
imponiendo su agenda privatizadora y contraria a los intereses de los pueblos.
Sin abandonar su escenario
natural en el seno de la OIT y utilizando su experiencia en el sistema
normativo internacional, los sindicatos deben articular su actuación aportando
su experiencia y capacidad en la construcción de un tratado vinculante sobre DDHH
y ETN en la ONU. Junto con otros movimientos, sectores y comunidades afectadas
por la acción de las ETNs, los sindicatos deben establecer las necesarias
interacciones, compartir visiones y experiencias para construir una visión
global que permita tener una mejor capacidad de influir en la dinámica de
construcción de un tratado vinculante. Desde la CSA, se ha definido una
política de alianzas que permita sumar capacidades y compensar las debilidades
existentes, a partir del reconocimiento de la diversidad y particularidad de
cada sector. Las alianzas serán factor clave para lograr avanzar en agendas de
interés común. La acción frente a las ETNs y, por tanto, la posibilidad de
lograr la adopción de un tratado vinculante sobre DDHH y ETN, será un escenario
concreto de la acción de los sindicatos con otros movimientos y sectores.
La continuidad de la Jornada
Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo, desarrollada durante
el año 2016, es una apuesta a consolidar la articulación de las luchas de los
movimientos sociales de la región en el año 2017. El movimiento sindical de las
Américas ha colocado la acción sindical frente a las empresas transnacionales como
una tarea central en la disputa frente a la lógica concentradora de la riqueza,
insustentable social y económicamente.
*****
Iván González Alvarado es
Coordinador Político de la CSA, profesor de Historia, especialista en temas de
sindicalismo internacional y desarrollo.
Artículo publicado en la
Revista América Latina en Movimiento #520: Transnacionales y Derechos
Humanos, diciembre 2016
1 CEPAL – OIT. Coyuntura Laboral en
América Latina y el Caribe: Cadenas Mundiales de Suministro y Trabajo
Decente. Octubre, 2016.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario