AMÉRICA LATINA, después de
una década hegemónica de gobiernos progresistas, de izquierda democrática, entró en una etapa de “parálisis político” como consecuencia
de que el viejo modelo extractivo
exportador de materias primas en el mercado global, se vino abajo, por la
caída muy drástica de los precios de los Commodities
- en especial en el mercado chino -
principal comprador de materias primas de América
latina, pero además de la crisis en los mercados globales, golpeó muy fuerte - y estructuralmente
- la Organización Política, La Representación y la propia “clase política” de
estos movimientos, que durante estos años, fueron copados por la CORRUPCIÓN, realidad brutal - que convivió con estos
movimientos políticos desde los Gobiernos - situación real y objetiva que no
les permitió avanzar, crecer, definir
Políticas en relación al Estado - fue
intocable, el viejo Estado en su modelo neoliberal permaneció poderoso en toda
su estructura -, que al final de los años 2014
al 2016 ocasionará graves y profundas consecuencias Políticas.
La Izquierda ingresa en sus tiempos más
difíciles y las Políticas sociales - implementadas en tiempos de sus
gobiernos, ahora, con la “llegada” de la “nueva burguesía
político-empresarial-neoliberal - entra con fuerza a “barrer social y políticamente” todo lo avanzado en su super-estructura,
como Derechos Sociales - pero sin base, sin sostenimiento estructural -.
Obviamente, la nueva “realidad” política - mejor consideremos
fracaso político - ante una gran
responsabilidad política de haberle FALLADO
A NUESTROS PUEBLOS, la CONFIANZA Social y Política - que nos entregaron en
tiempos de las elecciones, fue traicionada por haberse entregado a la CORRUPCIÓN . De allí que emergieron en
el Pensamiento Político Latinoamericano, cientos
de pensadores y opinologos (muchos radicales y violentistas al servicio de
los nuevos poderes de turno) todos alineados con una HIPÓTESIS de Politiquería generalizada de que el CICLO DE LA IZQUIERDA
EN AMÉRICA LATINA TERMINÓ, se acabó. La
situación es real en Argentina, Perú, Colombia
o México - incluso Brasil, con
el golpista y corrupto - pero si miramos Nuestra América, la Patria Grande - desde el
pensamiento crítico Latinoamericano -
Nuestra HIPOTESIS POLÍTICA es
totalmente diferente hasta contradictoria. La
derecha político-empresarial que NO
cante victoria, los contextos sociales y políticos de los distintos países de
Nuestra América - no son planos, sin
accidentes geo-políticos, sin demandas sociales de sus pueblos y principalmente
la ambición, corrupción, odio y revanchismo político, así como el fracaso de
las viejas políticas neoliberales de los 90’
del Consenso de Washington están fracasando en forma rotunda y acelerada -
y además, la propia realidad estructural
del modelo neoliberal actual es insostenible y además obliga a reflexionar profundamente las graves consecuencias humanas que hoy
origina la vil, inhumana y salvaje Desigualdad Económico-Social.
Es en ese escenario continental de las clases y la lucha de clases,
del Continente más desigual, de la población más joven y ciudades
más violentas e inseguras,
así como el peligro y asesinatos de Dirigentes
Populares, Periodistas, Alcaldes y todos los opuestos o críticos al avance de
la narco-política, son asesinados, en ese escenario de violencia, desigualdad y polarización, hoy que
la Izquierda - vuelve, retorna, superando
lo negativo, corrupto y el veneno inmerso en sus organizaciones y Dirigentes - Está de vuelta desde México, Honduras, Chile,
así como se consolida - sobre nuevos
programas estratégicos - en Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Uruguay Ecuador, etc
- pero también continúa su Agenda de gobierno entre una Izquierda Liberal y Movimientos Políticos
Post-neoliberales, pero en realidad
el trabajo y responsabilidad política hoy es de mayor garantía, fuerza, UNIDAD
y recuperar la CONFIANZA DEL PUEBLO - sólo
la Confianza en sí mismo, social e institucional - hoy es garantía central, prioritaria, definitiva, para la Estabilidad
Política de un Gobierno, para consolidar las Instituciones de la DEMOCRACIA y trabajar políticamente desde la Sociedad Civil, con el CIUDADANO como nuevo Actor Social y Protagonista Político, en la forja y
construcción de la GOBERNABILIDAD
DEMOCRÁTICA, garantía y fundamento político - de seguir trabajando políticamente, para
devolver la esperanza a nuestro Pueblo de hacer de NUESTRA AMÉRICA, la PATRIA
GRANDE.
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AMÉRICA
LATINA: SE GANA MÁS QUE SE PIERDE.
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Alfredo
Serrano Mancilla.
Rebelión 13
de diciembre del 2017.
¿Estamos sobreestimando la capacidad de victoria
electoral de los proyectos políticos conservadores? ¿O será que infravaloramos
todo lo logrado en este cambio de época progresista? Seguramente es mucho más
complejo que elegir entre dos hipótesis tan extremadamente contrapuestas. No
todo es blanco o negro cuando se trata de política, sino que está lleno de
matices y tonalidades…
En los dos o tres últimos años, se ha puesto de
moda hablar de restauración neoliberal en América
Latina. Y no falta razón para ello. Es cierto que ha habido ciertos cambios
de signo político muy importantes en la región. El caso de Brasil es seguro el más emblemático tanto por su tamaño como por su
rol geopolítico. El de Argentina,
tras la victoria de Macri en octubre del 2015, también resulta otro foco de
preocupación, porque esta llegada viene con un cambio acelerado restaurador de
las políticas neoliberales. En el resto de la región, en el campo progresista,
también ha habido derrotas significativas: las elecciones parlamentarias de
diciembre del 2015 en Venezuela y el
referéndum en Bolivia en febrero del
2016. Algunos también anotarán en esta cuenta la pérdida por parte de la
Revolución Ciudadana de las ciudades más grandes de Ecuador en las últimas municipales del 2014.
Son indudablemente traspiés que obligan a
reflexionar y analizar críticamente todo lo que no se ha hecho bien para que
esto ocurriera. Pero en este afán cuestionador, tan propio de la
intelectualidad progresista, se pierde de vista que todavía, a pesar de estos
tropiezos, se gana más que se pierde.
En esta contabilidad, habría que considerar que
luego de diez años de correismo en
Ecuador, la derecha salió derrotada en abril del 2017 a pesar de que todos
se unieron contra la candidatura de Lenín-Glas.
Y la victoria no fue sin Correa; más
bien todo lo contrario. Fue con Correa al frente, recorriendo el país, haciendo
campaña.
En
Venezuela, en el año 2017, la Revolución Bolivariana ha obtenido
tres victorias electorales: Constituyente
(30 julio), gobernaciones (15
octubre) y municipales (10
diciembre). El ciclo ganador retorna a las filas chavistas que demuestra así
tener un voto duro (40-45%) que constituye un piso muy sólido leal y firme a
pesar de las adversidades.
En Nicaragua, tanto en
presidenciales como en municipales, el sandinismo logró una victoria
apabullante.
Aún falta por ver qué sucederá Brasil. En este país, Temer no llegó al poder producto de ninguna
victoria electoral de la derecha. La última ganadora en las urnas fue Dilma; y todo indica que en la nueva
contienda será nuevamente Lula quién
logre imponerse. En poco tiempo también habrá cita electoral en Paraguay (abril 2018); es probable que
la nueva alianza Liberal-Frente Guasú (más otros tantos partidos de izquierda)
gane e impida que el Partido Colorado vuelva a poner al Presidente. Huelga casi
recordar que en este país también hubo otro golpe de estado para interrumpir la
llegada de Lugo al poder.
Si sumamos todo lo que ha sucedido en clave
electoral, en presidenciales, en el llamado bloque progresista conformado desde
el siglo XXI (Venezuela, Argentina,
Brasil, Nicaragua, Uruguay, Bolivia y Ecuador), hubo 24 victorias y una
única derrota, la de Macri frente a Scioli. Si este cálculo lo hiciéramos
considerando todo tipo de elecciones, el resultado aún sería más exagerado.
Nada de esto significa que todo esté perfecto ni
que el bloque progresista esté
pasando por su mejor momento. No. De ninguna manera. Pero tampoco podemos
inflar los logros electorales de la opción conservadora cuando ha tenido que
jugar en cancha progresista. El caso
argentino es seguramente el más enigmático de todos porque tras la primera
victoria del macrismo, en la siguiente cita electoral parcial legislativa (en
octubre 2017), volvieron a ganar y ampliar su fuerza. Hacia delante las
opciones de Cristina dependerán de
cómo sea capaz de elevar su techo, porque hasta el momento sigue siendo
insuficiente para ganar sola frente al macrismo. Las divisiones al interior del
peronismo facilitan el terreno para que el neoliberalismo argentino del siglo
XXI continúe hacia delante.
En el resto de feudos, todo está por dilucidarse.
En las últimas elecciones en Honduras,
según todos los organismos internacionales, ha habido demasiadas
irregularidades para dar por bueno la victoria de Juan Orlando Hernández.
Todavía estamos a la espera de saber si hay nuevas elecciones tal como lo ha
solicitado el candidato Nasralla
para que se imponga la voluntad popular en vez de intereses particulares. Por
su parte, en Chile, recientemente,
la opción Piñera se desinfló en primera vuelta al mismo tiempo que el Frente Amplio logró un 20%. Veremos que
pasa en la segunda vuelta el 17 de diciembre. Alejandro Guillier tiene claras opciones de vencer con el apoyo de
otras fuerzas políticas.
México tiene
elecciones en julio 2018 y López Obrador está como máximo favorito al día
de hoy. En Colombia cualquier cosa
puede pasar, porque Santos y Uribe están de capa caída y la gente se cansó de
la vieja política. Candidatas como Piedad
Córdoba está teniendo una gran recepción entre la ciudadanía, aunque las
encuestas lo deseen ocultar. En Perú,
habrá municipales el próximo año y los niveles de aprobación de Kuczynski están
en el piso a pesar de llevar muy poco tiempo de gestión, mientras Verónika Mendoza sigue creciendo como
opción real de victoria.
El panorama es incierto. En Bolivia y Venezuela, en 2018 y 2019, habrá elecciones
presidenciales, respectivamente. Mucho de lo que se diga acerca del fin de
ciclo dependerá de lo que ahí suceda. A priori, lo esperable sería que Evo Morales y Nicolás Maduro
revalidaran sus mandatos. En Ecuador,
es cierto que el giro Lenín Moreno ha supuesto un contratiempo
inesperado. Pero la vuelta de Correa
ya es un hecho y eso abriría otro escenario político-electoral aún muy complejo
para predecir.
En
definitiva, con números y análisis en la mano, a la restauración conservadora
le cuesta ganar en las urnas en países que transitaron un ciclo progresista,
con la salvedad de Argentina. Es
más, está en complicaciones en lugares en los que hasta el momento sí tienen el
gobierno. Y sin lugar a dudas, Brasil será la clave. Si Lula vuelve a ganar, ese gol deberá
contarse doble. Y si por su parte México elige a López Obrador, entonces, la
victoria será por goleada.
Alfredo Serrano Mancilla. Director CELAG.
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