TRABAJADORES DE AMAZON EN ALEMANIA E
ITALIA VAN A HUELGA. DEMANDAN MEJORAS SALARIALES. Empleados
de media decena de centros de distribución de Amazon en Alemania y uno en Italia
iniciaron una huelga en demanda de mejoras salariales. 24 de noviembre del 2017.
Empleados
de media decena de centros de distribución de Amazon en Alemania y uno en Italia iniciaron este viernes una
huelga en demanda de mejoras salariales, en coincidencia con el Black Friday o
"viernes negro", uno de los días de más ventas del año en Estados Unidos.
En Alemania, portavoz del sindicato
Ver.di, Thomas Voss, dijo que unos 2,500 empleados se fueron a huelga en
las instalaciones de Amazon en Bad
Hersfeld, Leipzig, Rheinberg, Werne, Graben y Coblenza.
En un depósito cerca de Piacenza, en el norte de Italia,
algunos trabajadores abandonaron labores para exigir un "sueldo digno". Desde 2013, el sindicato ha presionado por mayores salarios para unos 12,000
empleados en Alemania, bajo el argumento de que los trabajadores de Amazon
reciben sueldos más bajos que los de empleados de otras empresas minoristas y
de compras a distancia. Amazon
afirma que sus almacenes de distribución en Alemania son centros logísticos y que sus empleados reciben
salarios relativamente elevados para esa rama de la economía.
Se
prevé que la huelga
a corto plazo finalice el sábado. Amazon Alemania defendió
su posición afirmando que es un "empleador justo y responsable" que
ofrece "empleos atractivos". "Las huelgas no impedirán que cumplamos
nuestra palabra con nuestros clientes, ya que la abrumadora mayoría de nuestros
trabajadores cumplen normalmente su tarea", dijo la compañía a The
Associated Press. La medida de fuerza en Italia tiene, según el dirigente sindical Carmelo Barbagallo, "enorme valor simbólico porque está claro que el
progreso, la innovación y la modernidad no pueden venir a expensas de los
intereses de los trabajadores".
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FORJANDO CULTURA SINDICAL. Empleados de media decena de Centros de Distribución de Amazon en Alemania y uno en Italia, iniciaron esta semana (27 de noviembre del 2017 ) una HUELGA, en demanda de mejoras salariales. en coincidencia con Black Friday o "Viernes Negro" uno de los días de más ventas en Estados Unidos..
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EN EL CORAZÓN DE LA BESTIA.
LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES ALEMANES DE AMAZON POR UN CONTRATO
JUSTO PODRÍA TRANSFORMAR EL SECTOR A ESCALA GLOBAL.
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Jorn Boewe y
Johanes Schulten.
Rosa Luxenburgo
stiftung.
Rebelión
lunes 11 de diciembre del 2017.
El sindicato alemán de servicios Ver.di lleva más
de cuatro años luchando por un contrato justo en las plantas de distribución de
Amazon. La compañía ha sufrido casi 200 jornadas de huelga, la última de ellas
con cientos de trabajadores parando al mismo tiempo en diferentes localidades en plenas vacaciones de Pascua. Esta batalla se ha
convertido en una de las más duras y prolongadas en toda la historia moderna de
los conflictos laborales en Alemania. Y seguramente no acabará pronto.
Los observadores han descrito el conflicto como un
desacuerdo sobre la clasificación de Amazon en cuanto a empresa comercial o de
operaciones logísticas, lo que determinaría el convenio colectivo al que esta
empresa debería adherirse. Si este fuese el caso, el conflicto habría sido
seguramente mucho menos intenso y podría haberse resuelto con Amazon uniéndose
a la asociación patronal de logística o del comercio. En realidad, el conflicto
entre Amazon y Ver.di versa sobre algo mucho más grande: la mayor empresa del
mundo de venta por internet básicamente se opone a negociar nada con los
sindicatos. Lo que ocurra en Amazon Alemania determinará en última instancia
qué o quién dictamina las condiciones de trabajo en toda la empresa: los jefes
en solitario o la negociación entre la dirección y la plantilla.
La huelga que secundaron cientos de trabajadores y
trabajadoras a principios de 2013 no sólo fue la primera de Amazón en
Alemania, sino también la primera huelga en la toda la historia de la compañía.
Hasta entonces esta librería convertida en supertienda no había tenido que
hacer frente a un sólo paro laboral, en ningún lugar del mundo, y nunca había
aceptado involucrarse en ninguna negociación colectiva. La empresa espera que
todo siga así, lo cual le da al trabajo que está realizando Ver.di una significación
aún mayor: si se gana un contrato justo en Alemania, esto podría ayudar a
movilizar a trabajadores y trabajadoras de Amazon por todo el mundo.
Los trabajadores del primer turno que se apostaron
en la puerta de la planta de BadHersfeld el 9 de abril de 2013, con sus
chalecos amarillo chillón de Ver.di, probablemente no eran conscientes de todas
las implicaciones que tendría su acción. En ese momento no estaban luchando por
un convenio colectivo. Simplemente pedían mejores salarios. Pero la estructura
corporativa de Amazon hace casi imposible que la plantilla se una para arrancar
mejoras a la dirección. Cada uno de los ocho centros de distribución presentes
en Alemania opera como una compañía independiente. Aunque el mismo holding
empresarial radicado en Luxemburgo -uno de los paraísos fiscales más
importantes de Europa- es propietario de todos ellos, diferentes direcciones
ejecutivas los controlan supuestamente de forma separada. Nadie ha desafiado
esta curiosa estructura legal en los tribunales, lo que hace que la negociación
colectiva para el conjunto de los 13.000 empleados y empleadas de Amazon,
jurídicamente hablando, sea imposible. Aún más, Amazon ha conseguido hasta
ahora evitar ser clasificada como una corporación en Alemania, esquivando así por
tanto la obligatoriedad de la ley alemana de poseer comités de empresa.
Una actitud muy estadounidense
Amazon ha reiterado repetidas veces que rechaza
aceptar o incluso reconocer cualquier tipo de estructura organizada de
trabajadores. La compresión nítidamente estadounidense del papel de las
organizaciones sindicales queda patente con claridad: no trata a Ver.di como un
grupo de empleados y empleadas propios que han decidido unirse a un sindicato,
sino como una sospechosa tercera parte que busca introducir una cuña entre la
plantilla y su dirección. Esto, por supuesto, no es cierto. A pesar de las
difíciles condiciones -incluidos ataques e intimidaciones por parte de la
dirección- los piquetes informativos en BadHersfeld y Leipzig revelan que una
activa cultura sindical ha arraigado en estos almacenes. Cultura que es ya
difícil de encontrar hoy día incluso en los clásicos bastiones sindicales.
Por supuesto, los trabajadores y trabajadoras
organizadas en el sindicato y que participan en los conflictos laborales
representan una minoría del conjunto de la plantilla, y afrontan una enorme
presión por parte de sus supervisores y también por parte de algunos de sus
propios compañeros de trabajo. Sin embargo, muchos centros de Amazon tienen ya
grupos sindicales consolidados y con experiencia, que han mostrado ser algo más
que meras extensiones del aparato sindical. Las personas del sindicato no se
presentan ante los trabajadores como burócratas de oficina, sino más bien como
compañeros y compañeras activas, que reclutan nuevos miembros, prestan
asesoramiento, organizan, planean y lanzan luchas laborales. Estos enlaces
sindicales conectan internamente los centros de trabajo y globalmente las
diferentes ubicaciones de la compañía. Disfrutan de una amistosa y productiva
relación con Ver.di, pero también enfatizan su independencia. Esto ha conducido
a conflictos, ya que los y las activistas a veces esperan más democracia
interna de la que la cultura de los grandes sindicatos generalmente permite. Un
secretario sindical describe esta situación sin rodeos: “Ver.di está
desplegando en Amazon estrategias inspiradas por el concepto estadounidense
de ‘organizing’. Esto tiene como resultado una fuerza laboral que a
veces quiere mucho más que un sindicato, lo cual no es siempre fácil de asumir
por nuestra parte”.
Protestas de los empleados - forjando CULTURA SINDICAL - en Amazón en Italia y Alemania, movilizaciones, protestas y Huelgas en el "Corazón de la Bestia".
***
Organizar promueve la autoorganización
¿Cuando empieza la fuerza laboral a reclamar sus
intereses colectivos? La teoría sobre la movilización del Sociólogo insdustrial John Kelly sugiere que deben existir varios prerrequisitos:
primero.- los trabajadores y trabajadoras deben percibir sus condiciones como injustas y -aún más importante- deben responsabilizar a su empleador por ellas y no achacarlas a fuerzas incontrolables como “el mercado” o “la globalización”.
En segundo lugar se requiere que una organización sindical deba intentar cambiar las cosas en el mismo centro de trabajo. Esto implica, en última instancia, algún tipo de liderazgo que se relacione con los reclamos existentes y proponga posibles soluciones.
No sabemos exactamente cuándo empezaron los trabajadores y trabajadoras de BadHersfeld a cumplir el primer requisito. Sí sabemos sin embargo que el segundo elemento estuvo ausente durante un tiempo: Ver.di necesitó varios años para empezar a intervenir en el almacén de Amazon. A pesar de que el sindicato tenía una oficina en la localidad, al secretario sindical local le faltaban tiempo y recursos para lidiar con la situación en la planta de Amazon. Esto empieza a cambiar en 2011. El sindicato asignó dos secretarios sindicales a la oficina de BadHersfled, con experiencia en la organización de trabajadores no sindicados, para que se concentrasen durante dos años exclusivamente en esta planta de distribución. Cuando se lanzó la campaña, Ver.di contaba con unos 79 afiliados y afiliadas, de los aproximadamente 3.000 que forman la plantilla en este centro. Aunque el almacén contaba con el típico comité de empresa alemán, este se mantuvo -como la mayoría de los trabajadores- “más bien distante” del sindicato, como lo expresó un secretario local en aquel momento.
primero.- los trabajadores y trabajadoras deben percibir sus condiciones como injustas y -aún más importante- deben responsabilizar a su empleador por ellas y no achacarlas a fuerzas incontrolables como “el mercado” o “la globalización”.
En segundo lugar se requiere que una organización sindical deba intentar cambiar las cosas en el mismo centro de trabajo. Esto implica, en última instancia, algún tipo de liderazgo que se relacione con los reclamos existentes y proponga posibles soluciones.
No sabemos exactamente cuándo empezaron los trabajadores y trabajadoras de BadHersfeld a cumplir el primer requisito. Sí sabemos sin embargo que el segundo elemento estuvo ausente durante un tiempo: Ver.di necesitó varios años para empezar a intervenir en el almacén de Amazon. A pesar de que el sindicato tenía una oficina en la localidad, al secretario sindical local le faltaban tiempo y recursos para lidiar con la situación en la planta de Amazon. Esto empieza a cambiar en 2011. El sindicato asignó dos secretarios sindicales a la oficina de BadHersfled, con experiencia en la organización de trabajadores no sindicados, para que se concentrasen durante dos años exclusivamente en esta planta de distribución. Cuando se lanzó la campaña, Ver.di contaba con unos 79 afiliados y afiliadas, de los aproximadamente 3.000 que forman la plantilla en este centro. Aunque el almacén contaba con el típico comité de empresa alemán, este se mantuvo -como la mayoría de los trabajadores- “más bien distante” del sindicato, como lo expresó un secretario local en aquel momento.
En dos años sin embargo la afiliación creció a
cerca de mil personas. Los organizadores y organizadoras de Ver.di contribuyeron
a establecer una cultura sindical viva y diversa que se ha revelado crucial a
la hora de mantener las huelgas año tras año. Las personas que se activaron
durante esta campaña no sólo ejercieron presión sobre sus jefes de Amazon sino
también sobre su propio sindicato.
Los miembros de Ver.di decidieron mover pieza el 9
de abril de 2013: cerca de mil trabajadores fueron a la huelga en BadHersfeld.
Sus colegas de la planta de Leipzig les siguieron a mediados de mayo. Desde
entonces Ver.di ha levantado secciones sindicales en casi todos los centros de
distribución de Amazon en Alemania, a pesar de que estos varían
considerablemente en cuánto a su tamaño. Las ubicaciones más consolidadas como
BadHersfeld, Leipzig y Rheinberg tienen una tasa de afiliación sindical de
entre un 30 y 50 por ciento. Pero los afiliados en centros más nuevos,
como los de Pforzheim o Brieselang, se encuentran en clara minoría. No
obstante, en septiembre de 2015 se produjeron huelgas en todos los centros de
distribución de Alemania. Sólo la planta de Brieselang -donde la mayoría de la
plantilla continuaba teniendo sólo contratos temporales- siguió en normal
funcionamiento. En general las huelgas se han estabilizado a un nivel
relativamente alto: 18 jornadas de huelga se registraron el primer año,
elevándose esta cifra a 26 en 2014. Se hizo huelga 55 días en 2015 y 51 en 2016
(23 en centros individuales y 28 jornadas de paro simultáneo en diferentes
localidades).
Límites estructurales.
A pesar de lo impresionante de este avance, Ver.di
sigue afrontando enormes desafíos, tanto a la hora de movilizar como de
ganar las demandas de la plantilla. Amazon ha demostrado ser una compañía que
se mueve inteligentemente y que tiene una gran capacidad para adaptarse.
Entiende muy bien cómo sacar provecho de los obstáculos con los que se
encuentra el trabajo sindical, utilizándolos en su propio beneficio. Esto quedó
en evidencia en el periodo de las navidades de 2013, cuando mil trabajadores de
Leipzig y BadHersfeld firmaron una petición en la que se distanciaban tanto del
sindicato como de las huelgas. Los medios hicieron circular una declaración de
trabajadores que se quejaban de la “negativa imagen pública” que Ver.di estaba
extendiendo sobre su empresa empleadora, y donde se acusaba al sindicato además
de arengar a los trabajadores “en sus vidas privadas”. Informes creíbles
sostienen que la dirección de Amazon apoyo la acción, permitiendo a algunas
personas incluso recoger firmas durante el horario laboral. Para Ver.di supuso
un verdadero shock darse cuenta de que una parte significativa
de la fuerza de trabajo estaba dispuesta a apoyar esa acción.
Retrospectivamente, el sindicato debería haber esperado algo así: gran parte de
la gente que trabaja en Amazon viene directamente del desempleo o de trabajos
precarios en el sector de la logística, el comercio o la construcción. En el
sector del comercio, los llamados mini-jobs y otras formas de
trabajo a tiempo parcial suman cerca del 50% de todos los puestos de trabajo.
Comparativamente, Amazon ofrece varias ventajas: los salarios están por encima
de la media regional, se pagan siempre cuando toca y muchos de los puestos son
además a tiempo completo. Pero la mayoría de los trabajadores y trabajadoras de
Amazon siguen teniendo contratos temporales o vinculados a una campaña
concreta, tienen condiciones precarias que les hacen ser menos receptivos a las
luchas laborales. Durante la época navideña, por ejemplo, el número de
empleados casi se duplica.
Los Empleados de Black Friday, en protesta y movilización en demanda de salarios justos, protesta justo el día del "Viernes Negro" o el día demás ventas.
***
La fuerza de trabajo de Europa del Este acepta
salarios bastante más bajos y jornadas laborales bastante por debajo que las de
los estándares alemanes. El salario por hora en Polonia está a catorce Zlotys,
aproximadamente 3,30 euros. Los turnos son de diez horas y media, con media
hora de descanso no pagada, y estructurados en bloques de cuatro días. Hasta
ahora Amazon ha mostrado poco interés por expandirse en el mercado doméstico de
estos países, sin ni siquiera abrir plataformas de venta específicas para
Polonia o la República Checa. En cambio Europa del Este funciona como un centro
logístico masivo de bajos costes laborales. Poznan o Breslavia sirven
principalmente al mercado alemán y las operaciones en la República Checa
funcionan como trampolín para Austria.
Haciendo huelga se consiguen cosas
A pesar de todos estos desafíos, Ver.di ha
conseguido mejoras palpables para la plantilla durante los últimos cuatro años,
si bien es cierto que la mayoría han sido concesiones de la empresa más que
acuerdos legales vinculantes. La dirección decidió finalmente pagar un bonus para
las navidades de 2013, el mismo año en que comenzaron las huelgas. Presentaron
el escaso bonus de cuatrocientos euros como un “pago voluntario”
que los empleados no tenían derecho legal a recibir en última instancia. Las
investigaciones muestran también que los sueldos han subido: una comisión de
Ver.di estimó que en la planta de distribución de BadHersfeld los sueldos
subían un 1% al año antes de que empezara el proceso de organización. Desde que
el sindicato entró en escena en 2011, los sueldos suben tres veces más rápido.
El éxito de Ver.di en haberse construido es en sí
mismo importante, sobre todo si consideramos que ha luchado durante años para
establecer estructuras en los centros de trabajo. Muchos comités de empresa
tienen suspicacias hacia los sindicatos o fallan a la hora de desarrollar
buenos delegados o delegadas de comité. Las estructuras autoorganizadas -donde
los enlaces sindicales reclutan a sus compañeros y compañeras
independientemente del comité de empresa- rara vez aparecen. Los comités de
empresa están a menudo divididos entre facciones proempresa y prosindicato.
Además muchas de las decisiones de comités de empresa acaban en los tribunales,
lo que da aún más trabajo a los delegados o delegadas. Muchos responsables
locales simplemente carecen del tiempo y las fuerzas para reclutar nuevos
miembros. En este contexto Amazon aparece como un tubo de ensayo para la
renovación del sindicalismo alemán.
Algunos observadores han argumentado que Ver.di
debería dedicar más tiempo a desarrollar su base de afiliados y afiliadas
dentro de la compañía antes de continuar con las huelgas. Este llamamiento
puede esgrimirse con buenas intenciones pero está claramente fuera de la
realidad. Quitando el periodo inicial de organización liderado por el sindicato
entre 2011 y 2013, la mayor parte de la afiliación se ha ganado durante las
huelgas. Las acciones orientadas al conflicto en el centro de trabajo hacen
visibles a los trabajadores y muestran su fuerza al conjunto de la empresa.
Como resultado de la ola de huelgas Ver.di ha construido estructuras activas en
todos los centros de distribución de Amazon en Alemania, algo insólito en esta
rama del sector comercial.
Pensamiento estratégico
Amazon pertenece a los “cinco grandes” gigantes de
internet, junto a Google, Facebook, Apple y Microsoft. A pesar de ser una
compañía advenediza, ha hecho seguramente un esfuerzo mayor que las demás para
redefinir las condiciones laborales en esta época del capitalismo digital.
Amazon opera de forma estratégica y con decisión, centrándose en el cuadro
general. Para ganar es necesario que Ver.di haga lo mismo y acabe aliándose con
el movimiento obrero internacional. Ha dado ya algunos pasos en esta dirección,
como por ejemplo haciendo de referente alemán en las acciones coordinadas en
Amazon organizadas por el UNI Global Union. Estas iniciativas requieren tiempo
para desarrollarse, pero Ver.di puede seguir empujando las cosas hacia adelante
por su cuenta en Alemania.
La campaña necesita desesperadamente un equipo de
planificación a escala del conjunto de la compañía. Amazon no es sólo un
comerciante de venta por correo, es también una compañía de logística, una corporación
mediática, proveedora de nuevas tecnologías y que manufactura hardware y
software. La compañía pronto operará sus propias líneas aéreas y navales. De
hecho, la actividad global de Amazon puede ser encuadrada en seis de las trece
áreas de responsabilidad con las que cuenta Ver.di. Pero el sindicato dedica
demasiado poco tiempo a coordinar su estrategia. Podría hacer presión a través
de las empresas en las que todavía rigen estándares de negociación colectiva.
Por ejemplo, Ver.di podría apoyar la lucha en DHL, la enorme compañía alemana
que se encarga de la mayoría de los envíos de Amazon en Alemania.
Ver.dí es el sindicato alemán con una experiencia
mayor en procesos de organización de base. Se apoya en una rica y variada
historia. Durante la década de los noventa, forzó a las cadena de droguería
alemana Schlecker a pagar salarios regidos por un convenio colectivo y a
aceptar los comités de empresa en sus establecimientos. La campaña del
sindicato en Lidl de 2004, organizada junto a otras organizaciones progresistas
como Attac, tuvo resultados buenos y malos. Aunque se falló a la hora de
organizar comités de empresa a lo largo y ancho de toda la compañía, se
mejoraron las condiciones de trabajo y los salarios considerablemente. El
“Libro negro de Lidl” publicado por Ver.di, puso el foco de atención
internacional sobre las condiciones de trabajo injustas e ilegales que existían
en Lidl.
Hasta ahora Amazon ha conseguido ampliamente
disipar el impacto de las huelgas, derivando los pedidos a centros que no hacen
huelga o simplemente encontrando suficientes trabajadores y trabajadoras
dispuestas a hacer de esquiroles en sus propios lugares de trabajo. Como
respuesta, Ver.di y sus miembros han adoptado “formas de acción alternativas”
de cara a perturbar el funcionamiento de la compañía de una forma más efectiva.
Trabajadores y trabajadoras han conseguido lanzar huelgas sorpresa en múltiples
lugares al mismo tiempo. Esta táctica hace que sea más difícil para Amazon el
desvío de las operaciones a otro lugar, ya que no saben dónde va a realizarse
la huelga y, para cuando lo consigue, es ya demasiado tarde.
Los activistas en las plantas de distribución
han estado cuatro años ganando experiencia en la lucha laboral y tienen más que
suficientes ideas para continuar esta batalla. El sindicato aún tiene varios
ases en la manga. Sólo necesita saber cómo jugarlos.
*****
Este artículo está basado en el estudio “La larga
lucha de los empleados de Amazon”, escrito por los autores y encargado por la
Fundación Rosa Luxemburg. La edición alemana fue publicada por primera vez en
diciembre de 2015 y está ahora en su tercera edición. La traducción al inglés
apareció en marzo de este año. Un pdf gratuito del estudio está
disponible en este enlace.
Traducción: Miguel Sanz Alcántara para la Fundación
Rosa Luxemburg (Alemania)
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