“Los que promueven la tecnología dicen que es para eliminar plagas,
por ejemplo el mosquito que trasmite la malaria o plantas invasoras. Pero, ¿quién define qué es dañino o plaga? Para
la agricultura industrial y los agronegocios todo lo que esté vivo en
un campo, menos el cultivo que ellos quieren vender, es dañino. ¿Qué consecuencias tendría la eliminación
de una población entera de un ecosistema que ha co-evolucionado con
ella, o incluso la ha favorecido como reacción a otros desequilibrios? ¿Qué
pasa con otros organismos que se alimentan de esa especie? ¿Quién puede decidir
eliminar una especie entera? Aunque la técnica puede funcionar o no –es
experimental- podría causar grandes desequilibrios. Por eso 160 organizaciones de todo el mundo, incluyendo la Via
Campesina Internacional, demandaron que el Convenio de Diversidad Biológica aplique una moratoria a esta
tecnología. Ni siquiera Estados
Unidos ha permitido liberar ningún organismo de este tipo, porque una vez
en el ambiente, no saben cómo pararlo. Con la resolución de CNTBio, Brasil sería el
primer país que permite liberar esta peligrosa tecnología. ¡Y con una
normativa simplificada! Brasil es
también el único país en el mundo que, gracias a la CNTBio, ha permitido
experimentos repetidos con mosquitos
transgénicos. Aunque esos experimentos no tienen ninguna validación de que
sirvan para combatir enfermedades, se lo ve como un país donde se podrían liberar mosquitos con
impulsores genéticos, por la facilidad para conseguir la aprobación de las
autoridades”.
/////
La Organización de las
Naciones Unidas (ONU) considera que los llamados "impulsores
genéticos" (en inglés, gene drives) son armas biológicas / Fernando Frazão
/ Agencia Brasil.
***
EL GOBIERNO BRASILEÑO
INTENTA IMPONER LA LIBERACIÓN DE NUEVOS TRANSGÉNICOS SIN CONTROL.
*****
Brasil de Fato.
Rebelión lunes 12 de
febrero del 2018.
La resolución de la CNTBio establece canales legales
para el uso de técnicas de modificación genética altamente peligrosas.
La Comisión Nacional
Técnica de Bioseguridad (CTNBio), instancia que forma parte del Ministerio de
Ciencia y Tecnología de Brasil aprobó el 15 de enero 2018, una resolución
(Resolução Normativa 16 / 2018) que decide cómo considerar una serie de nuevas
biotecnologías, que usan ingeniería genética, pero de formas diferentes a los
transgénicos que ya conocemos (como maíz y soya resistente a agrotóxicos).
Estas nuevas estrategias para manipular genéticamente plantas y animales,
pueden o no insertar nuevo material genético en las semillas o sus
descendientes.
Con
la nueva normativa, la CNTBio puede decidir que los organismos producidos con
esas biotecnologías no son considerados transgénicos u OGM (organismos
genéticamente modificados) y por tanto no necesitan cumplir con la
reglamentación de bioseguridad. También establece un canal legal para permitir
la liberación al ambiente de los llamados “impulsores genéticos”, una
tecnología altamente riesgosa, que propone extinguir especies enteras,
inclusive silvestres.
La nueva
normativa es muy grave porque:
Abre
la puerta legal para que semillas, insectos y otros organismos y productos
alterados genéticamente con nuevas biotecnologías no sean considerados OGM
(organismos genéticamente modificados) y por tanto la CNTBio podría decidir que
pueden ir al campo y a los mercados, sin evaluación de bioseguridad, sin
regulación y sin etiquetado.
Esto
hace de Brasil el primer país en el mundo en establecer canales legales para
liberación de los “impulsores genéticos” o sistemas de redireccionamiento
genético (gene drives en inglés) que son extremadamente peligrosos y que se
pueden usar en cultivos y para modificar genéticamente plantas y animales
silvestres. Este tipo de técnica utiliza organismos manipulados genéticamente
para engañar a las leyes naturales de la herencia, para lograr que un carácter
transgénico se herede forzosamente y que podrían usarse para extinguir toda una
especie vegetal o animal.
A quién
favorece esta normativa:
Las
más favorecidas son las empresas de agronegocio y las transnacionales de
transgénicos, porque pueden invadir campos y mercados con sus nuevos productos
manipulados genéticamente, sin tener que pasar por los mecanismos de evaluación
y regulación o etiquetado, con lo que ganan tiempo y aumentan ganancias. Pueden
incluso engañar a los consumidores diciendo que sus productos son “naturales”,
como han hecho en Estados Unidos, con las sustancias derivadas de microbios
engendrados con algunas de estas tecnologías.
Además,
con la técnica de CRISPR e impulsores genéticos, empresas como Monsanto y
DuPont, que ya tienen la licencia para esas tecnologías, esperan poder hacer
que las plantas invasoras (silvestres) tengan más susceptibilidad a sus
agrotóxicos. Ya hay muchas invasoras que son resistentes al glifosato, por
ejemplo. Con esa tecnología, esperan poder seguir vendiendo ese veneno.
También
esperan poder manipular nuevas especies de semillas y plantas, para ampliar sus
mercados transgénicos. Todo a costa de la bioseguridad y la salud del medio
ambiente, las personas y los animales.
"Especialmente
grave y alarmante
es que una de esas formas de nuevas biotecnologías es lo que se llaman
impulsores genéticos o sistemas de redireccionamiento genético (gene drives en
inglés). Son organismos manipulados genéticamente para engañar las leyes
naturales de la herencia, para lograr que un carácter transgénico se herede
forzosamente y que podrían usarse para extinguir toda una especie vegetal o
animal. Brasil es el primer país en
el mundo en establecer canales legales para liberación de este tipo de
alteración genética que es extremadamente peligrosa y que se puede usar en
cultivos y para modificar genéticamente
plantas y animales silvestres."
Impactos
potenciales de las nuevas biotecnologías.
Los
transgénicos son organismos a los que se insertan genes que no estaban en un
organismo vivo naturalmente, sean de la misma especie o de otra especie. Las
llamadas nuevas biotecnologías, por ejemplo CRISPR, técnicas que usan ARN para
activar o silenciar genes, Mutagénesis Sitio Dirigida y otras, pueden manipular
el genoma insertando nuevos genes o no, pero siempre cambiando las funciones
naturales del organismo.
La
CNTbio las llama “Técnicas Inovadoras de Melhoramento de Precisão (TIMP), que
engloban las llamadas Nuevas Tecnologías de Mejoramiento. No se aplican
solamente a plantas, también son técnicas para modificar microorganismos,
insectos y animales. Las
empresas también llaman a esas técnicas “edición genómica” para dar la
impresión que se trata apenas de un pequeño cambio en un texto, intentando
desligar a estos nuevos OGM de la amplia resistencia que campesinos y
consumidores de todo el mundo han desarrollado contra los transgénicos.
Con
estas técnicas de manipulación de genomas se puede por ejemplo, hacer plantas
que sean tolerantes a agrotóxicos (igual a los transgénicos anteriores, pero
con otra técnica) o que hierbas invasoras que se han hecho resistentes vuelvan
a ser afectadas por agrotóxicos (para seguir vendiendo más agrotóxicos),
cambiar los períodos de maduración o floración (para facilitar la recolección
industrial), que microbios y plantas produzcan sustancias que normalmente no
producían y que son valiosas para las industrias.
Afirman
que son más precisas que los transgénicos anteriores. Sin embargo, aunque las
técnicas puedan ser más precisas en cuanto al lugar donde modifican el genoma,
sigue existiendo una gran incertidumbre sobre cómo esos cambios afectan el
resto del genoma, lo cual puede llevar a nuevos efectos imprevistos e
indeseables. Ya se conoce que en muchos casos, varias de éstas técnicas tienen
efectos fuera de objetivo (off-target) y eso lleva a que las plantas y/o
productos que se deriven de los organismos manipulados puedan tener efectos
alergénicos y otros que afectan el crecimiento de la plantas y también la salud
humana y animal.
Esto
además de otros efectos que ya conocemos de los transgénicos, como que
viabilizan el aumento de agrotóxicos, afectan a las semillas criollas y están
patentados por grandes empresas.
Impactos de
los impulsores genéticos (gene drives)
Se
trata de la primera vez que se hacen transgénicos para liberar en medios
silvestres, para modificar no solamente especies cultivadas, sino para que se
reproduzcan agresivamente en la naturaleza. Es una forma de ingeniería
genética, que usa la tecnología CRISPR-Cas9 -ya en manos de varias
transnacionales de transgénicos- para lograr que los rasgos transgénicos
insertados en un organismo pasen forzosamente a toda la próxima generación, no
solamente el 50% de cada progenitor, como sería normal. Si la manipulación es
para que se produzcan solamente machos (lo intentan con plantas, mosquitos y
ratones), toda la población –o incluso toda la especie- podría extinguirse
rápidamente. Unos cuantos organismos modificados pueden lanzarse a un campo o ecosistema
y modificar gradualmente todos los que se crucen con ellos, hasta abarcar toda
la población.
Por
eso es considerada por Naciones Unidas también como una arma biológica. El
principal financiador de investigación en impulsores genéticos es el Ejército
de Estados Unidos, seguido de la Fundación Bill y Melinda Gates.
Los
que promueven la tecnología dicen que es para eliminar plagas, por ejemplo el
mosquito que trasmite la malaria o plantas invasoras. Pero, ¿quién define qué
es dañino o plaga? Para la agricultura industrial y los agronegocios todo lo
que esté vivo en un campo, menos el cultivo que ellos quieren vender, es
dañino. ¿Qué consecuencias tendría la eliminación de una población entera de un
ecosistema que ha co-evolucionado con ella, o incluso la ha favorecido como
reacción a otros desequilibrios? ¿Qué pasa con otros organismos que se
alimentan de esa especie? ¿Quién puede decidir eliminar una especie entera?
Aunque la técnica puede funcionar o no –es experimental- podría causar grandes
desequilibrios. Por eso 160 organizaciones de todo el mundo, incluyendo la Via
Campesina Internacional, demandaron que el Convenio de Diversidad Biológica
aplique una moratoria a esta tecnología.
Ni
siquiera Estados Unidos ha permitido liberar ningún organismo de este tipo,
porque una vez en el ambiente, no saben cómo pararlo. Con la resolución de
CNTBio, Brasil sería el primer país que permite liberar esta peligrosa
tecnología. ¡Y con una normativa simplificada!
Brasil
es también el único país en el mundo que, gracias a la CNTBio, ha permitido
experimentos repetidos con mosquitos transgénicos. Aunque esos experimentos no
tienen ninguna validación de que sirvan para combatir enfermedades, se lo ve
como un país donde se podrían liberar mosquitos con impulsores genéticos, por
la facilidad para conseguir la aprobación de las autoridades.
Las
organizaciones campesinas, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad
civil y de consumidores rechazamos enérgicamente la resolución 16/2018 de la
CNTBio que pretende legalizar y liberar sin regulación, evaluación ni
etiquetado, nuevos transgénicos que impactarán sobre las y los campesinos, la
soberanía alimentaria, la salud y el medio ambiente. Denunciamos y rechazamos
que la CNTBio pretende legalizar también la liberación de “impulsores
genéticos”: transgénicos que podrían usarse para extinguir especies y como
armas biológicas, cuyo principal financiador es el ejército de Estados Unidos y
que no están permitidos en ningún otro país del mundo por su alta peligrosidad.
Articulación
Nacional de Trabajadores, Trabajadoras y Pueblos del campo, de las aguas y de
las selvas.
Edición: Vivian Neves
Fernandes
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario