AMÉRICA
LATINA HOY SE ENCUENTRA EN UNA ENCRUCIJADA POLÍTICA SUMAMENTE IMPORTANTE, DECISIVA EN SU
ESTRATEGIA DE CONSTRUIR NUEVAS
ALTERNATIVAS POLÍTICAS de una Democracia de Ciudadanos. O sucumbir ante el asenso vertiginoso de las "Nuevas burguesías Político-Empresariales-Neoliberales"y la "Democracia Empresarial".
Llegamos a este punto de
inflexión política, consecuencia de una serie de errores políticos, fracasos
institucionales y en lo principal los propios Dirigentes y Líderes Políticos
Revolucionarios, Democráticos de Izquierda y/o post-neoliberales que gobernaron
los principales países de América latina durante la primera década del siglo
XXI – y se proyectaron hacia la nueva década – BRASIL, ARGENTINA, ECUADOR, VENEZUELA, BOLIVIA,
URUGUAY – Nicaragua, Chile,
Paraguay – Unos en mayoría, y otros en Minoría, fueron protagonistas
directos –como Líderes Políticos – de
significativos “errores” políticos (traiciones políticas), porque se
obnubilaron con el triunfo coyuntural de
las POLÍTICAS SOCIALES y la lucha
contra la POBREZA y “olvidaron”. O NO fueron capaces como LÍDERES de avanzar, derrotar con la
Organización y Movilización del Pueblo y “romper el poderoso muro” del ESTADO burgués – que por lo general
no lo tocaron ni con el pétalo una flor – NO fueron capaces de romper el mito,
superar el largo camino de la “histórica” división de lo SOCIAL y lo POLÍTICO. Camino y escenario para el surgimiento de una DEMOCRACIA de las ÉLITES – o – “DEMOCRACIA EMPRESARIAL”. En
realidad que pasó con el proceso político democrático y cómo fue posible a
pesar de todos lo negativo del escenario dominante, - y otros – aunque pocos siguieron
avanzando y hoy representan testimonios
vivientes de NUEVAS DEMOCRACIAS DE CIUDADANOS….
Continuará…..
/////
La "Democracia blanca" democracia de las élites. en Perú se intento "forjar" la "democracia empresarial de la mancha blanca"· Tecnocracia fracasada políticamente.
***
AMÉRICA LATINA: LA DEMOCRACIA
EXCLUYENTE RESERVADA PARA UNA ELITE.
*****
Marco A.
Gandásegui. h.
ALAI. Jueves 29
de marzo del 2018.
La política en América Latina ha
sido sacudida por una poderosa ola conservadora que se inició en Honduras en
2007 con el golpe militar contra el presidente Mel Zelaya y pocos años después
con la destitución parlamentaria del presidente Lugo en Paraguay. Después
siguieron los fraudes electorales en México, el golpe en Brasil y el retroceso
en Argentina. Desde el triunfo en la cumbre de presidentes en Mar del Plata
(Argentina) en 2005, donde el proyecto del ALCA de EEUU fue engavetado, hasta
la reunión en Lima en abril de este año (2018), el escenario ha cambiado
radicalmente.
Algunos
piensan que la política se comporta como la naturaleza. Sin embargo, no es así.
La política no se comporta como las mareas que suben y bajan como resultado de
la atracción de la luna sobre los océanos. La política es el resultado de las
luchas entre los diferentes sectores sociales que aspiran a proteger o ampliar
sus espacios de influencia. A fines del siglo pasado y a principios del
presente, la región experimentó una creciente participación popular en la
actividad política. Como consecuencia, expresiones políticas progresistas llegaron
a dirigir la mitad de los gobiernos de la región con apoyo popular
significativo.
Estos
gobiernos tenían en sus manos los planes y los proyectos que demandaban los
pueblos. Los que no tenían era la capacidad para enfrentar el sabotaje del cual
eran víctimas por parte de los sectores más conservadores (oligarquía) y de los
intereses de EEUU que veían con recelo todo cambio. Con pocas excepciones,
todos negociaron y bajaron sus aspiraciones. En los casos mencionados más
arriba fueron eliminados como propuestas políticas. Han sobrevivido – gracias a
la movilización popular – los gobiernos de Venezuela y Bolivia. EEUU amenaza al
primero con una intervención militar cuyo costo en vidas sería trágica. Al
segundo, el Comando Sur de EEUU todavía está estudiando la estrategia para
derrotar un pueblo único - con raíces milenarias – que está en el poder.
En
el caso de Panamá, en 1989 – después de la invasión militar de EEUU –
Washington instaló un régimen al cual le dio la tarea de poner en práctica las
políticas neoliberales Significó la de-regulación radical de las políticas
públicas, la flexibilización de la fuerza de trabajo (crear una masa de
trabajadores informales) y la privatización de todas las empresas públicas.
Después de casi 30 años de un régimen excluyente, a pesar de condiciones
económicas favorables, la estructura social y económica está en quiebra y el
sistema político está a punto de colapsar.
La
oligarquía, que se apoderó de los sectores más prósperos de la economía, no
tuvo la capacidad de crear un sistema político que integrara y ampliara la base
participativa. Al contrario, la política excluyente fue creando un sistema que
carecía de los eslabones necesarios para unir a los distintos sectores
sociales. Se oficializó el ‘clientelismo’ como fórmula política. Los órganos
del Estado y los partidos políticos apenas sirven de pantallas para disimular
el poder económico que se encuentra detrás. El debilitamiento del aparato
político desnuda la intervención – sin los mediadores clásicos - de los sectores
económicos más poderosos.
La
cooptación de los sectores populares, concentrados en los sindicatos, gremios
profesionales y productores agrícolas, se realiza también sin mediación alguna.
La negociación se hace en forma abierta. La lealtad política se convierte en
una mercancía. Se compran y se venden las curules, las togas e, incluso, los
títulos de dirigentes. Las grandes corporaciones encabezan la ofensiva, con los
políticos de los órganos de gobierno e ideólogos de la llamada sociedad civil
legalizando cada paso.
Los
diputados y ministros de Estado no gobiernan, no legislan y no ejecutan
proyectos. Están en manos de los medios de comunicación que sirven de sus
voceros en las disputas. El marco de referencia de las peleas no es el país o
algún proyecto de nación. Ni siquiera hay un referente ideológico. Los valores
conservadores se han vuelto consignas y las propuestas liberales se reducen a
la fórmula de dinero. En su momento – después de 1989 – los conservadores
levantaron la bandera de la democracia ‘excluyente’ reservada para una elite
financiera, blanca y pro-norteamericana. Los liberales – con poco éxito -
trataron de complementar la idea dominante con nociones de desarrollo. Tanto
liberales como conservadores y sus partidos, se han convertido en cascarones
sin eco. Hay
dos alternativas. Descubren la salida a la crisis o sucumben a nuevas fuerzas
sociales emergentes.
*****
29 de marzo de 2018.
-
MARCO A. GANDÁSEGUI,
Hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e
investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena
(CELA)
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario