jueves, 8 de marzo de 2018

FEMINISMO & LUCHA SOCIAL. 8 de MARZO & MOVILIZACIÓN Y PARO INTERNACIONAL DE MUJERES.

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MUJER. AREQUIPA, PERÚ Y EL MUNDO. 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER. Nuestro Saludo y eterno agradecimiento por el ejemplo que nos dan a diario. Ustedes las MUJERES DEL PERÚ Y EL MUNDO son inmenso tesoro de VALORES personales y colectivos. Hoy en el DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER – 8 de marzo – con mucho cariño y AMOR eterno, entrego a todas ustedes una ROSA ROJA como símbolo de AMOR con mucho respeto, cariño y sinceridad eterna. Mi saludo y agradecimiento por los 45 años de felicidad que nos sigues dando en nuestro hogar, en nuestra familia. NELI FELICITAS, Mujer compañera de toda mi vida, para ti, así como para todas nuestra Familia, Hermanas, Hijas, Sobrinas, para todas hoy es un Día, como deben ser todos los días de eterno agradecimiento por el ejemplo, trabajo y escuela de sabiduría que nos  brindas todos los días con tus enseñanzas, tu bondad eterna y tu cariño para toda la Familia. Amor una Rosa roja para ti y para todas las Mujeres del Mundo.

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UNA ROSA ROJA PARA LAS MUJERES SOCIALISTAS.

8 DE MARZO. UN LARGO CAMINO DE LUCHAS ENTRE OLVIDOS Y ESPERANZAS.
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Flora Tristán.
 

       
                                                                 Rosa de Luxenburgo.


SEGUIREMOS EN LUCHA HASTA QUE TODAS SEAMOS LIBRES.

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8 de MARZO MOVILIZACIÓN Y PARO INTERNACIONAL DE MUJERES.

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Georgina Alfonso González.
La Tizza.
Jueves 8 de marzo del 2018.

Este 8 de marzo cumpliremos 112 años de celebración del Día Internacional de la Mujer. Un día, resultado de muchos y principio de otros más, donde las mujeres damos cuenta de nuestra unidad y solidaridad internacionalista; un día a partir del cual nos ubicamos en la historia de las luchas anticapitalistas con autonomía y conciencia política propia.

¿Qué significa el 8 de marzo? El Día de la Mujer que no ha dejado de provocar sospechas y estremecer posturas políticas con un impacto dramático para los movimientos y partidos socialistas. Significa la dignificación de las mujeres y el reconocimiento a su condición de sujeto revolucionario, porque aún hay cuestiones no resueltas que entorpecen la plena emancipación humana: La supremacía de la producción mercantil sobre la reproducción de la vida; la hegemonía política que enfrenta la autonomía de los movimientos de mujeres como lastre de la diversidad social; la dicotomía de los espacios públicos y privados y la subestimación de lo social como espacio común; el control de los cuerpos y la sexualidad femenina; el divorcio entre la vida.

El proceso socialista cubano estableció como objetivo esencial de su programa: la eliminación de las formas tradicionales de discriminación entre el hombre y la mujer y la incorporación sostenida y amplia de la mujer a todas las esferas de la vida socioeconómica y cultural. El fomento de una conciencia crítica respecto a la existencia de una cultura machista, significa desafiar desde lo cultural, político y económico la retórica idealista de la “plena igualdad de géneros” y reconocer la existencia de una subjetividad femenina, resultado de una participación real que rompe arraigados esquemas mentales, afronta barreras sociales, culturales, psicológicas y comunicativas, abre caminos para la realización individual, promueve estilos de vida colectivos, diseña políticas públicas, impulsa normativas y leyes a favor de los cambios que ajustan la base material con la espiritualidad femenina para conquistar la justicia.

La educación y la concientización de las mujeres son procesos de acción autotransformadora. Ha sido la incorporación y participación de las mujeres a la experiencia socialista cubana la que demandó cambios radicales en las políticas públicas y obligó a impulsar, aun sin una base económica sólida, políticas sociales de beneficio popular.

En Cuba muy pocas mujeres se identifican feministas, aunque se reconocen abiertamente críticas del machismo y defensoras de los derechos de las mujeres. Todavía la teoría feminista es un déficit teórico y práctico del socialismo cubano. A pesar del trabajo de sensibilización y capacitación de género que se ha hecho por todo el país por diferentes instituciones y organizaciones cubanas sigue existiendo un desconocimiento de la historia del feminismo y sus luchas, incluso desde nuestra historia nacional. Hay dispersión y atomización en los esfuerzos por desarrollar una cultura feminista.

Esto se asocia fundamentalmente a la poca comprensión política de las instituciones estatales para desplegar acciones a favor de las mujeres establecidas en normativas jurídicas y la falta de una agenda articuladora con capacidad movilizativa, por parte de la FMC, que vincule los esfuerzos formativos y las acciones de incidencia estratégica sobre las mujeres (enfoques de género, masculinidades, visiones feministas y sobre las diversidades) con las urgencias de la vida cotidiana de las cubanas.

Las medidas económicas y sociales adoptadas en los últimos años han afectado considerablemente algunos de los derechos conquistados por las mujeres en el proceso revolucionario. La falta de coherencia entre el discurso y la práctica revolucionaria subvierte la lógica emancipatoria del proceso socialista cubano abriendo nuevas brechas a la opresión y discriminación de género.

El proceso de actualización del modelo económico y social cubano modifica sustancialmente prácticas desarrolladas por cubanas y cubanos durante décadas. Los cambios que se proponen tienen impactos desiguales para hombres y mujeres. Aunque no hay una intención manifiesta de modificar relaciones de género establecidas en las políticas públicas, muchas veces los cambios se interpretan, por funcionarios y decisores, como si fuera inevitable pasar por alto los beneficios sociales alcanzados por las mujeres cubanas “pues no se sustentan económicamente”.

Por diversas razones, hay una vuelta de la mujer cubana al hogar y un reacomodo de las relaciones de género hacia prácticas patriarcales, lo cual contrasta con el número significativo de mujeres profesionales y promovidas a puestos de gobiernos y de toma de decisiones en espacios locales. Nuevas y viejas concepciones sobre lo femenino y lo masculino se están enfrentando en medio de un complejo escenario social donde se reconstruye la subjetividad y el ideal de futuro de las mujeres cubanas.

Existe una diversidad de experiencias, enfoques y valoraciones sobre cómo las mujeres cubanas están hoy desafiando las lógicas patriarcales en sus experiencias de vida. Sin embargo, los procesos de formación y reflexión colectiva sobre la crítica al patriarcado y el nexo entre feminismo y socialismo son aún fragmentados e inconexos, existen diversos posicionamientos que no hallan el modo de ponerse en común, así como esfuerzos formativos sectoriales que impiden avanzar en estos temas vitales para profundizar el sentido emancipatorio del proyecto cubano.

Las mujeres cubanas están reclamando no solo la necesidad de cambios que viabilicen el dinamismo participativo de ellas, sino la permanente disposición a luchar por sus derechos y ser parte activa de las transformaciones sociales. Existe un amplio movimiento que despliega sus acciones en los espacios comunitarios dando respuesta a necesidades y carencias que tienen hoy las mujeres y las familias. Al mismo tiempo, proliferan grupos de mujeres de diferentes sectores sociales que se unen por intereses comunes u objetivos específicos vinculados a experiencias concretas de vida y las urgencias de satisfacer determinadas necesidades materiales y espirituales.

El accionar de las mujeres, muchas veces invisivilizado por darse fuera de las instituciones establecidas, habla de las posibilidades eficientes del no capitalismo en Cuba, de un modelo de sociedad, en constante construcción, donde el ser humano y la naturaleza sean la fuente de la riqueza social. Aun cuando el proyecto socialista se sustenta en un discurso ideológico que refiere a la igualdad y la emancipación plena de los seres humanos, la reproducción social y natural de la vida humana en la que las mujeres llevamos el peso fundamental, queda con frecuencia fuera del mismo y sigue funcionando invisible según la tradición y las costumbres como si esto no afectara al proyecto. Desde esta perspectiva, el socialismo deja de ser un proceso colectivo de deconstrucción y construcción de formas de relaciones sociales y convivencias humanas verdaderamente des enajenadoras.

Más difícil que el derrocamiento armado del poder capitalista es desmontar su lógica de producción y reproducción de la vida. La visión tradicional de la izquierda, sobre la emancipación económica y política en lo fundamental, y a partir de ellas promover un cambio hacia las otras esferas de la vida sociocultural, ha quedado sin fundamentos. La emancipación humana está condicionada por la abolición de la enajenación en su propia base: la existencia de la propiedad privada capitalista y la división social del trabajo. Este proceso de superación de la enajenación, abarca todas las esferas de la vida humana, comenzando por la vida cotidiana y requiere de acumulaciones paulatinas de orden material y espiritual.

Pongamos este 8 de marzo una mirada feminista a las prácticas cotidianas e intentemos reconstruir la imagen creíble y atractiva de una sociedad fraterna, solidaria y libre desde una perspectiva emancipatoria. Estamos, pues, urgidos de hacer entre todas y todos nuestro bienestar sostenible.

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FEMINISMO & LUCHA SOCIAL.

El Feminismo es incómodo porque abre el camino para transformar el mundo y retrata la estafa de la falsa igualdad.

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8 de MARZO MOVILIZACIÓN Y PARO INTERNACIONAL DE MUJERES.

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Isabel Brito.

Tribuna Feminista.

Jueves 8 de marzo del 2018.

La autora reflexiona si hay Ideología en el #8M

 
Para quienes creemos que un modelo que destruye el planeta atenta directamente contra las personas, preguntarse si la huelga feminista del próximo 8 de marzo es ideológico, político u otros adjetivos más que vienen aplicándole algunas organizaciones a este movimiento internacional imparable y necesario, es sencillamente absurdo. Yo me pregunto, ¿cómo no va a ser ideológico y político?. ¿Quiénes han consolidado y mantenido en el tiempo un modelo heteropatriarcal, machista, jerárquico, insostenible, implacable, agresivo, individualista, competitivo, violento, que fomenta la desigualdad, la injusticia social, la invisibilización de las mujeres, el consumo incontrolado y la apropiación en manos de unos pocos de los recursos naturales de los territorios para hacer caja?. 

Es curioso que algunas organizaciones políticas como el Partido Popular y Ciudadanos que se apropian de las pancartas en las manifestaciones contra la violencia de género ocupando siempre las primeras filas, califiquen el paro internacional del día 8 de marzo como un paro ideológico para justificar que están en contra y que no participan. Realmente lo que quieren decir es que no tienen un compromiso con la igualdad real y con el cambio social necesario para conseguirla. Pretenden seguir beneficiando a las empresas que no contratan mujeres porque se quedan embarazadas, que las mujeres sigan asumiendo los cuidados de las personas dependientes, o vulnerables de manera invisible y gratuita, que en sectores como la agricultura y la hostelería, levantado habitualmente por mujeres, la contratación de mano obra barata y sin derechos y el engrosamiento de las listas de paro siga siendo la tónica, que los niños sigan queriendo ser reyes o príncipes y las niñas princesas, a ser posible consortes, y mudas.

Esto es lo que escoden al no apoyar el paro del día 8 de marzo. Enmascaran la desigualdad haciendo que las mujeres imiten comportamientos de hombres trasnochados que no responden a las nuevas masculinidades, carentes de sensibilidad, empatía, solidaridad. Diciendo y repitiendo como un mantra que para triunfar en esta vida tienes que demostrar, que es una cuestión de mérito y capacidad y que si no demuestras no tienes derecho a ser visible, a estar, a contar, a trabajar, a opinar, a expresar. Esto es lo que esconde esta falta de apoyo. El cambio les da miedo porque avanzar hacia una sociedad feminista es mucho más que luchar contra la brecha salarial. Es cambiar nuestra manera de consumir, de educar, de cuidar, de relacionarlos, de vivir. Es avanzar hacia una sociedad horizontal, sin jerarquías verticales, justa, cuidadosa con nuestro territorio, que ponga en el centro a las personas y al planeta y no la producción. Es acoger a las personas vengan de donde vengan y que cuenten. Todas y todos contamos, por el simple hecho de ser personas.

¿De qué hablan cuando apelan al mérito y capacidad?. Quiero una definición que vaya más allá de la “titulitis”, las carreras profesionales, los salarios altos, los niveles altos de idioma, a ser posible dos o tres idiomas, tener varias propiedades a tu nombre, no conciliar, no cuidar, no pensar, no vivir, no dormir, no disponer de tiempo para los demás. ¿Señores y señoras de la derecha española? Insisto PP y Ciudadanos, ¿de esto trata el mérito y capacidad? Pues yo creo que no estoy capacitada ni tengo mérito alguno porque para mí son otros los valores y actos que demuestran ese mérito.

Quizás no estén escritos, pero señoras y señores, desde mi modesta falta de mérito y capacidad he escuchado también a muchos hombres y mujeres que no creen en el paro feminista en no pocas ocasiones refiriéndose a otros ámbitos una frase que dice “el papel lo aguanta todo”. Desde mi humilde saber y entender esto viene a decir que algunos y algunas con muchas acreditaciones y títulos son una auténtica estafa. La sabiduría y el conocimiento está vinculado a las inquietudes de las personas, a sus sentimientos hacia los demás, a su motivación para transformar las cosas, a su dedicación para mejorar nuestra convivencia, a su lucha por reducir la desigualdad, a cuidar y dar amor a las personas de su entorno próximo, a respetar la diversidad cultural, sexual, funcional, religiosa, etc., a ayudar a las personas que sufren a superar las dificultades y a que puedan tener oportunidades para su crecimiento personal. Esto es mérito y capacidad, y en estas materias vitales, como en otras, las mujeres somos “Doctoras Honoris Causa”.

Mientras los señores y señoras que rinden pleitesía a banqueros y banqueras, monarcas, a grandes multinacionales que envenenan nuestros alimentos con fertilizantes, sigan manipulando los conceptos y los mensajes a su antojo y beneficio, mientras sigan forzándonos a ser heroínas, produciendo y consumiendo sin piedad, mientras sigan usando nuestros cuerpos para evadirse de sus problemas de autoestima e insatisfacción, por cierto problemas masculinos alimentados por este modelo productivo despiadado, mientras sigan imponiendo la maternidad para subir la natalidad al tiempo que nos penalizan laboralmente cuando damos el paso de ser madres, mientras el sistema educativo siga manteniendo los roles de niños competitivos, agresivos, triunfadores e individualistas y niñas humildes, prudentes, sencillas, preparadas pero delicadas, no lograremos avanzar hacia la igualdad real y seguirán siendo absolutamente necesarios los paros feministas. 
 

Tenemos que lograr este 8 de marzo y los días sucesivos que se haga visible al mundo la cruda realidad que es que “si nosotras paramos el mundo se para”. Esto que es una verdad absoluta no quieren tener que reconocerlo públicamente. Ni tan siquiera los medios de comunicación convencionales. Yo estoy segura de que vamos a contagiar a muchas mujeres y hombres a sumarse a este paro, a colgar sus delantales. Vamos a ser capaces de visibilizar lo importante. La prioridad somos las personas. Porque estamos antes que cualquier bien material, antes que cualquier entidad financiera, antes que el pago de la deuda, antes que cualquier frontera. Y todo esto vamos a expresarlo y canalizarlo desde el feminismo que incomoda porque no hay otra manera de hacerlo, porque el patriarcado no ha sido capaz y porque definitivamente si seguimos su senda estamos abocados a seguir perpetuando el fracaso, el dolor, la injusticia, la desigualdad y a seguir devorando el planeta. 

Los valores del feminismo se tienen que abrir paso para transformar la sociedad, cambiar el modelo productivo y volver a sentirnos seres humanos.

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