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¿Desapareció el miedo a
la izquierda?
«El miedo a la izquierda, que hasta 2018 había sido quizás la fuerza dominante en la política colombiana durante los últimos 20 años, ahora está en su punto más bajo», señaló Andrés Mejía, profesor de la Universidad de Los Andes en Bogotá. Y por ello, las promesas de Petro de desbancar a la clase política tradicional colombiana, pueden tener una mayor recepción en el electorado. El gobierno de ultraderecha de Iván Duque, que roza el 20% de aceptación ciudadana, se vio desgastado por las protestas sociales del 2021 y las del año pasado, que fueron brutalmente reprimidas por las fuerzas de seguridad y terminaron con muertos y heridos. Parte del empresariado está preocupado porque el candidato progresista propone terminar con las exportaciones de carbón y de petróleo, critica las subas de tasas porque «desestimulan la inversión» y señala que la dirección del Banco de la República debería reflejar una «pluralidad de visiones y no una sola ideología”, tras aseverar que nombrará como banqueros centrales a «personas ligadas a la producción».
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Gustavo
Petro y Francia Márquez los candidatos de la Izquierda Democrática en
Colombia. Son candidatos de la Coalición Colombia
Humana. La ventaja en todas las estadísticas en esta primera vuelta
de Petro es muy amplia. La derecha se desespera,
frente a una realidad de un triunfo en la primera vuelta y no haya Balotaje.
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COLOMBIA. PETRO ATORNILLA SU
VENTAJA Y LA DERECHA COLOMBIANA TEME QUE NO HAYA BALOTAJE.
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Por | 19/05/2022 | Colombia
Fuente Rebelión jueves 19 de mayo del
2022.
A pocos días de la primera vuelta de las
elecciones presidenciales colombianas del 29 de mayo,
todas las encuestas coinciden en que el
centroizquierdista Gustavo Petro encabeza con un apoyo que ronda el 40% de los votantes, mientras rival directo, el candidato de la derecha Federico Fico Gutiérrez roza el
22% de
los apoyos.
Más de 39 millones de colombianos están
habilitados para votar. Si
ninguno de los candidatos consigue más de la mitad de
los votos válidos, la segunda vuelta se realizará en junio,
cuando Petro podría imponerse con el 47% de los votos, según la encuesta de Yanhaas.
Petro y la coalición Colombia
Humana han
protagonizado una campaña complicada y plagada
de amenazas y atentados. A comienzos de mayo,
denunció un plan de una banda de narcotraficantes,
La Cordillera, para atentar contra su vida y debió suspender una
gira por la región cafetera.
Petro reconoció que está bajo un
nivel de riesgo altísimo.
«Muchos de los candidatos presidenciales alternativos han sido asesinados, y yo soy el que más se ha acercado a ganar, de acuerdo a las encuestas», agregó. Cuatro candidatos presidenciales han sido asesinados en Colombia desde 1980, incluido Luis Carlos Galán.
Desde el 13 de marzo de 2021,
cuando comenzó el año electoral, se
reportaron más de 179 hechos violentos, que han dejado 222 víctimas, sea de muerte, heridas,
amenazadas, entre otras, según la
Fundación Paz y Reconciliación.
En lo que va de 2022 se
produjeron 36 masacres de líderes sociales,
campesinos e indígenas, con 133 víctimas En el primer trimestre fueron asesinados
50 líderes sociales (sumados a los 145 del 2021), en un año que
se perfila como de los más sangrientos desde el Acuerdo de Paz, según el Instituto
de Estudios para el Desarrollo y la Paz
Temor a que no haya
segunda vuelta
Mientras el tiempo de la larga campaña
electoral colombiana se agota, la imagen es similar a la de un mes atrás, pese a la cantidad de
actos que los candidatos
realizan a lo largo y ancho del país. La prensa
hegemónica insiste en estas cifras, que enviarían a ambos a una segunda vuelta el 19 de junio, temerosa
de que Petro
gane en la primera ronda. E insiste en que se trata de una de las elecciones más polarizadas.
Petro, actualmente senador y quien fuera alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015, lidera la coalición Pacto Histórico, va por su tercera oportunidad de alcanzar la presidencia. Reafirma sus principales promesas al pueblo: la atención directa de la salud pública por parte del Estado, la pensión de 18 millones de personas y el cese de la exploración petrolera.
La llama de la indignación
solo ha crecido, pues ya estaba
encendida desde hace unos dos años
por problemas estructurales, de décadas, que siguen sin resolverse. Más
de 21 millones de
colombianos se encuentran en la pobreza, el 21 % de los jóvenes está desempleado
y se alcanzó la inflación
más alta de los últimos 22 años.
La revista derechista Semana
señala que la crisis y el malestar llevaron a miles de ciudadanos a volcarse de forma pacífica a las calles. Personas de diferentes orientaciones
políticas decidieron protestar, aun en medio de la pandemia de la covid-19, y añade que
“sin
embargo, en la campaña electoral en curso han
brillado por su ausencia las ideas para enfrentar esos reclamos sociales. Lo
que ha primado es echar gasolina y avivar la
llama de la indignación, usando como vehículo
las redes sociales”.
Hoy, seis años después del referendo sobre los acuerdos
de paz con la guerrilla de las FARC (que el gobierno
incumplió), en medio de las elecciones presidenciales,
la tensión es tal que los colombianos
acudirán a las urnas próximamente bajo un ambiente de crispación. Independientemente
de a quién prefieran, votarán es en
contra de alguien, interpretan los medios hegemónicos.
La llama de la indignación solo ha
crecido, pues ya estaba encendida desde hace décadas por
problemas estructurales que siguen
sin resolverse, en sucesivos gobiernos que han favorecido únicamente a los grupos empresariales, en un país que es
el principal productor de coca en el mundo, donde operan ocho bases militares de Estados Unidos y grupos armados paramilitares.
Más de 21
millones de colombianos se encuentran en la pobreza,
el 21% de los jóvenes está desempleados y
alcanzó la inflación más alta de los últimos 22 años.
La crisis y el malestar llevaron a miles de ciudadanos a volcarse de forma pacífica a las calles. Personas de diferentes orientaciones políticas decidieron protestar, aun en medio de la pandemia de la covid-19. Sin embargo, en la campaña electoral en curso han brillado por su ausencia las ideas para enfrentar esos reclamos sociales. Por el contrario, lo que ha primado es echar gasolina y avivar la llama de la indignación, usando como vehículo las redes sociales.
¿Desapareció el miedo a
la izquierda?
«El miedo a la izquierda, que hasta 2018
había sido quizás la fuerza dominante en la política colombiana durante
los últimos 20 años, ahora está en su punto más bajo», señaló
Andrés Mejía, profesor de la Universidad
de Los Andes en Bogotá. Y por ello, las promesas de Petro de desbancar a la clase política tradicional colombiana, pueden tener una mayor
recepción en el electorado.
El gobierno de ultraderecha de Iván Duque, que roza el 20% de aceptación ciudadana, se vio desgastado por las protestas
sociales del 2021 y las del año pasado, que fueron brutalmente
reprimidas por las fuerzas de seguridad y terminaron con muertos y
heridos.
Parte del empresariado
está preocupado porque el candidato
progresista propone terminar con las exportaciones de carbón y de petróleo,
critica las subas de tasas porque
«desestimulan la inversión» y señala que la dirección del Banco de la República debería
reflejar una «pluralidad
de visiones y no una sola ideología”, tras
aseverar que nombrará como banqueros
centrales a «personas ligadas a la producción».
El tramo final de la campaña también tiene tensión extra: la Procuraduría General ordenó la apertura de investigación y la suspensión provisional de sus cargos de los alcaldes de Medellín, Daniel Quintero, y de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado, por la presunta y reiterada participación en política. Las leyes colombianas prohíben a los funcionarios públicos del país participar en política para garantizar el equilibrio de las elecciones.
Quintero, que apoya a Petro, publicó en sus redes sociales un video en un vehículo diciendo «el cambio, en primera», lo que se interpretó como una alusión al posible triunfo del candidato en primera vuelta. El alcalde
de Medellín y Petro calificaron la sanción
de la Procuraduría como «un golpe de Estado».
Petro, el candidato que lidera
todas las encuestas, ha impuesto la narrativa
de que en Colombia “no hay democracia plena,
“yo diría que ni siquiera tenemos una democracia mínima”, dijo. Una
afirmación que se suma a fuertes
críticas a las instituciones. Pero, si
gana la presidencia, deberá gobernar con esas mismas instituciones que
critica.
Hace unas semanas acusó a generales de
la república de alianzas con el Clan del Golfo, lo
que provocó una fuerte discusión con el
comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro. Poco antes le había lanzado fuertes cuestionamientos al sistema financiero al asegurar: “La gente que cotiza en fondos privados
manejados por banqueros no tendrá pensión”.
La tesis desde la prensa hegemónica es
que Petro representa “un salto al vacío” y que una de las consecuencias de la creciente polarización entre unos y otros es que no hay matices ni espacios para debatir las ideas, para darles cabida a la razón y a los argumentos.
Si bien en Colombia
se ha instalado la polarización entre el candidato progresista y el
uribista, la candidatura del “centrista” Rodolfo Hernández también ha impuesto
su cuota de indignación, con un
discurso en el cual denigra de toda la
clase política, algo que resulta atractivo para el ciudadano, pero que alimenta
la desconfianza.
En Colombia, y según las encuestas,
apenas el 8,5 % de los ciudadanos
siente confianza por los partidos políticos y
solo el 10,6 % en
el Congreso. Solo el 12,4 % está satisfecho con la forma en
que la democracia funciona en Colombia.
En 2019, la satisfacción con la democracia era del 16,5 %,
es decir, disminuyó 4,1 puntos porcentuales.
Las soluciones en este país que vive
quizá la mayor crisis de su historia. tendrán
que llegar en muy poco tiempo. De lo contrario, la
indignación pasará pronto de las urnas a las calles.
* Economista y docente universitario
colombiano, analista asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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