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El inmenso gasto militar
El presupuesto militar para 2022 fue 778.000 millones de dólares, y para 2023 se solicitó 813.000 millones. Con casi 40 por ciento del presupuesto militar mundial, Estados Unidos supera lo que gastan en ese rubro los próximos once países juntos. El Departamento de Defensa con de 715.000 millones en el presupuesto de 2022 es el segundo mayor ítem del gasto fiscal después de Seguridad Social. Otras agencias también están vinculadas al esfuerzo militar: los Departamentos de Asuntos de Veteranos y Seguridad Nacional, y el FBI. Además, como Operaciones de Contingencia en el Extranjero, con un presupuesto de 69.000 millones de dólares, aparece el costo de las guerras pasadas. Así, el gasto militar total en 2021 terminó siendo casi de 934.000 millones. Al analizar el tamaño del gasto militar, Kori Schake cita al ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Colin Powell: “muéstrame tu presupuesto y te diré tu estrategia”, para concluir que Estados Unidos debe expandir su presupuesto en 50% para cumplir los objetivos que expresan sus líderes. Schake sostiene que “las fuerzas armadas estadounidenses actuales están dimensionadas para pelear una sola guerra” a la vez, por debajo de lo que se procura. Matthew Kroenig, del Atlantic Council, postuló que Estados Unidos debía prepararse para ganar guerras simultáneas contra Rusia y China, por lo que considera que el Congreso podría hasta “duplicar los gastos de defensa”.
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Desde 1991, sólo en 1997 y 2000 Estados Unidos no estuvo en un enfrentamiento bélico. En este período se involucró en cerca de 15 guerras, sin contar otras intervenciones.
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ESTADOS UNIDOS: UNA ECONOMÍA
DE GUERRA CONTRA LA SOCIEDAD.
En sólo 17 años desde que
declaró su independencia en 1776 no estuvo en guerra
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Con casi 40% del presupuesto militar mundial, Estados Unidos supera lo que gastan en ese rubro los próximos once países juntos. El presupuesto militar para 2022 fue 778.000 millones de dólares, y para 2023 sube a 813.000 millones. Por otro lado, de 1975 a 2018, la participación de los ingresos de 90% de los estadounidenses cayó de 67 a 50%, mientras que la del 1% de mayores ingresos aumentó de 9 a 22%.
Por Andrés Ferrari Haines
Página /12 lunes 2 de mayo del 2022.
En 1965,
el presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson describió su proyecto de ‘La Gran
Sociedad’, que se basaba “en
la abundancia y la libertad para todos”, por lo que exigía “el fin de la
pobreza y la injusticia racial”. Poco
después, Johnson añadiría “creo que podemos continuar con 'La Gran
Sociedad' mientras luchamos en Vietnam”.
La ‘Gran
Sociedad’ constituía “el
programa más ambicioso de reforma interna desde el New Deal”, procurando profundizar en derechos civiles, luchar contra la pobreza,
mejorar la educación, establecer cobertura
médica y limpiar el medio ambiente, entre otras cosas. Este proyecto social avanzaría
con una escalada bélica. Johnson había incrementado las tropas de su país en Vietnam de 16.000 a 537.000 a lo largo de su gobierno
entre 1963-1968.
Los fondos destinados a la guerra en Vietnam superaron fuertemente los que Johnson conseguía pasar en el Congreso para financiar su proyecto social. Estados Unidos gastó 300.000 dólares por cada enemigo asesinado en Vietnam, mientras asignaba 88 dólares por persona a los programas de alivio de la pobreza. Entre 1965 y 1973, se gastaron 15.500 millones de dólares en la Gran Sociedad y 120.000 millones de dólares en la Guerra de Vietnam.
El costo de la
guerra de Vietnam
Francis
M. Bator, asesor de seguridad nacional durante 1965-1967, sostiene que Johnson creía que, si
abandonaba la guerra en Vietnam, su presidencia sería
destruida y, por ende, la Gran Sociedad también
porque los proyectos sociales hubieran llegado muertos al Congreso. Años
después, Johnson admitiría
que no le fue posible poseer "la mujer que realmente amaba, la Gran
Sociedad", y también "esa perra de
guerra en el otro lado del mundo".
En toda la guerra de Vietnam entre
1961-1975, Estados Unidos gastó más de
141.000 millones de dólares. Sumados otros gastos militares relacionados al
conflicto, el monto llega a 168.000 millones (un billón en dólares actuales).
Una secuela de la guerra es que las
pensiones a veteranos de Vietnam y sus familias aún cuestan 22.000
millones por año: entre 1970-2021
han costado 270.000 millones de dólares.
Para Martin Luther King la Gran Sociedad fue "abatida
en el campo de batalla de Vietnam". King condenaba el expansionismo
estadounidense, declarando que estaba basado en “racismo, materialismo y militarismo”, caracterizado por “socialismo
para los ricos” e “individualismo para los pobres”, porque los recursos al
sector militar se obtenían a través de la reducción de las leyes sociales
progresistas.
King afirmó que vio a la Gran Sociedad como un
“programa roto y destripado, como si fuera un juguete político
de una sociedad enloquecida por la
guerra, y supe que Estados Unidos nunca invertiría los fondos o energías
necesarias en la rehabilitación de sus pobres mientras continuaran aventuras
como Vietnam. King concluiría que Estados Unidos afrontaba “dos guerras al
mismo tiempo, la guerra en Vietnam y la guerra contra la pobreza, y estaba
perdiendo ambas”.
El shock neoliberal de Nixon
Con la llegada de Richard Nixon a
la presidencia en reemplazo de Johnson en 1968, no sólo Estados Unidos acabaría perdiendo la guerra de Vietnam, sino que el
proyecto de Gran Sociedad sería
barrido por el proyecto
neoliberal. El pacto social que había permitido la ‘era dorada del capitalismo’, con el Estado actuando para mitigar desigualdades, se rompió. A partir de ahí los
beneficiarios indudables de estas políticas han sido los dueños del capital,
siendo una de las principales pruebas la reducción de
la participación de los salarios en el PBI.
La política económica que se conoció como el “shock de Nixon”, explica Jude Folly, congeló precios y salarios por 90 días. Pero mientras los
precios recuperaron su trayectoria alcista, no así los salarios que sufrieron
con el aumento del costo de vida. A partir de ahí, afirma, “la comunidad empresarial incorporó la
supresión de salarios” como la nueva forma de funcionamiento de la
economía.
Un informe en 2019 de la Cámara de
Diputados reconoce la falta de poder de negociación de trabajadores de
bajos salarios, y admite su
responsabilidad porque en los últimos 40
años “el Congreso no ha logrado aumentar lo suficiente el salario mínimo
nacional para mantener el nivel de vida.”
La Cámara aprobó un proyecto de ley para aumentar, por
primera vez desde 2007, el salario mínimo a 15 dólares por hora para 2024 e
indexarlos al crecimiento del salario medio, lo que más que duplicaría su
nivel anterior de 7,25 dólares. Folly señala
que desde la sanción de la ley de salario mínimo en 1938 hasta 1968, el Congreso
había aprobado constantemente aumentos en paridad con las ganancias de
productividad. Si eso hubiera continuado hasta la actualidad, el salario mínimo hoy sería de 24 dólares.
En cambio, de 1975 a 2018,
la participación de los ingresos de 90% de los
estadounidenses cayó de 67 a 50%, mientras
que la del 1% de mayores ingresos aumentó de
9 a 22.
Así, mientras el PBI per cápita creció 118% en el período,
el de la parte inferior lo hizo en cerca de 20% y el del 1% lo hizo más de 300%. En particular, el pago (ajustado por
inflación) de los principales ejecutivos aumentó un 1322% entre 1978 y 2020,
equivalente a 351 veces más que el salario de un
trabajador medio en 2020.
Como resultado, a partir de 1975, a diferencia de lo sucedido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los ingresos del 90% inferior de las personas crecieron más lentamente que la economía en su conjunto, mientras que los ingresos del 10% superior lo hicieron más rápido. En 2018, significó una transferencia de 2,5 billones y entre 1975-2018, una acumulada de 47 billones. Consecuentemente, la riqueza en Estados Unidos a fines de 2021 es la más alta desde la Segunda Guerra Mundial.
El poder del complejo militar - industrial
En 1961, al despedirse de la presidencia, Dwight
D. Eisenhower alertaba que, por la Guerra Fría, el país estaba desarrollando
“un
inmenso establecimiento militar y una gran industria armamentística” cuya
influencia se sentía en todos los aspectos de la vida del país. Si bien
reconocía “la necesidad imperiosa de este desarrollo”, no dejaba “de
comprender sus graves implicaciones.”
En particular,
advertía que había que cuidarse “de una
influencia injustificada” de ese “complejo
militar-industrial” dentro del gobierno. Eisenhower afirmó que
“cada
arma que se fabrica, cada buque de guerra lanzado, cada cohete disparado
significa, en última instancia, un robo a los que tienen hambre y no se
alimentan, a los que tienen frío y no tienen ropa.”
Habiendo llegado a 13% del PBI en 1952, el gasto militar fue cayendo hasta cerca del 6% al final de la
Guerra Fría. Con el fin de la Unión Soviética, se especulaba con que a los
estadounidenses ya no tendrían razón para un gasto militar elevado. En los '90, Bush
(padre) y Clinton intentaron reducirlo, pero
luego Bush (hijo) y Obama lo aumentaron entre 3 y 6% del PIB. Desde 1991, sólo en 1997 y 2000 Estados Unidos no estuvo en un enfrentamiento bélico. En este período se involucró en cerca
de 15 guerras, sin contar otras intervenciones. Así, mantuvo la
tendencia que revela que en sólo 17
años desde que declaró su independencia en 1776 no estuvo en guerra.
Una visión del impacto del gasto militar de Estados Unidos en este siglo es la referencia de los 93,26 millones de dólares por hora que le cuesta la guerra contra el terrorismo, según el conteo del sitio National Priorities, llevando el monto total acumulado desde 2001 a más de 7,6 billones de dólares.
El inmenso gasto militar
El presupuesto militar para 2022
fue 778.000 millones de dólares, y para 2023 se
solicitó 813.000 millones. Con casi 40 por ciento del
presupuesto militar mundial, Estados Unidos supera
lo que gastan en ese rubro los próximos once países juntos.
El Departamento de Defensa
con de 715.000 millones en el presupuesto de 2022 es el segundo
mayor ítem del gasto fiscal después de Seguridad
Social. Otras agencias también están vinculadas al esfuerzo militar: los Departamentos de Asuntos de Veteranos y Seguridad Nacional, y el FBI. Además, como Operaciones de Contingencia en el
Extranjero, con un presupuesto de 69.000 millones de dólares, aparece el costo de las guerras
pasadas. Así, el gasto militar total en 2021 terminó siendo casi de
934.000 millones.
Al analizar el tamaño
del gasto militar, Kori
Schake cita al ex secretario de Estado de los Estados
Unidos, Colin Powell: “muéstrame tu presupuesto y te diré tu
estrategia”, para concluir que
Estados Unidos debe expandir su presupuesto en 50% para cumplir los objetivos que expresan sus líderes.
Schake sostiene
que “las fuerzas armadas estadounidenses
actuales están dimensionadas para pelear una sola guerra” a la vez, por
debajo de lo que se procura. Matthew
Kroenig, del Atlantic
Council, postuló que Estados Unidos debía
prepararse para ganar guerras
simultáneas contra Rusia y China, por lo que
considera que el Congreso podría hasta “duplicar los gastos de defensa”.
Sharon
Zhang se impacta del monto militar presupuestado porque el Senado no aprobó 350.000 millones al año para gastos sociales
cruciales para salvar a muchos estadounidenses
de bajos y medianos ingresos de la ruina financiera por considerarlo excesivo.
Biden ya envió 2400 millones de dólares en ayuda militar a
Ucrania desde febrero. Mientras, la expectativa de vida en Estados Unidos cayó
de 78,86 años en 2019 a 76,60 años en 2021. En ese contexto
YifatSusskind/status/
* Programa de Postgrado en Estudios Estratégicos
Internacionales (PPGEEI-UFRGS) y delGrupo de Estudios de Estados Unidos
(GEPEUA-UFRGS). aferrari@
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