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"Según
Washington y Bruselas, la ampliación de la OTAN
con la adhesión de Suecia y Finlandia debería
facilitar cumplir varios objetivos logísticos para avanzar en el Ártico.
Se trata sobre todo del problema de los rompehielos,
que es el “talón
de Aquiles” de la nueva estrategia regional del Pentágono. Rusia es superior a sus rivales occidentales en cuanto a la cantidad y la calidad de este tipo de buques. El único rompehielos que en la práctica tiene a flote Estados Unidos, el Healy, parece un pigmeo comparado con los gigantes rusos. Los astilleros estadounidenses carecen de las competencias necesarias
para reducir esta diferencia, lo que
se hará sobre todo con la botadura
prevista para los próximos años de tres
rompehielos muy pesados y tres medianos".
"Sin embargo, los
estadounidenses esperaban acelerar significativamente este proceso recurriendo a la ayuda de los finlandeses, que tiene las capacidades industriales y los conocimientos
necesarios en este dominio. Gran parte
de los rompehielos soviéticos y rusos, por ejemplo, el Taïmyr y el Vaïgatch,
se construyeron en Finlandia. Si
Finlandia se convierte en miembro de la OTAN, se le podría encargar la
construcción de rompehielos militares.
La “repentina” aspiración de Finlandia a
adherirse a la OTAN también podría explicar el cálculo comercial de costosos pedidos estadounidenses de rompehielos a
largo plazo".
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¿QUÉ
HAY DETRÁS DE LA REPENTINA ADHESIÓN A LA OTAN DE FINLANDIA Y SUECIA?
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Por Alexandre Lemoine | 27/05/2022 | Mundo
Fuente
Rebelión viernes 27 de mayo del 2022.
Traducido del
francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Solo a
primera vista parece que la adhesión rápida e inminente de Finlandia y Suecia a la OTAN está relacionada únicamente con los
actuales acontecimientos. Sea como fuere, la integración rápida de Estocolmo y Helsinki a la OTAN se explica y justifica
por medio de la operación rusa en Ucrania.
Sin embargo, cuesta imaginar que los objetivos de esa operación especial entrañen algún peligro para estos
dos países. Otro estado neutral, Ucrania, solo
reduciría al mínimo los límites de la
confrontación directa entre las organizaciones militares de Occidente y
Rusia. Quienes tratan de situarse lo antes posible bajo el paraguas de la OTAN lo comprenden
necesariamente. El presidente finlandés reconocía
abiertamente que Moscú no tienen
ningún plan de atacar a su país,
aunque para él eso no es determinante.
Las causas de la acelerada integración de los escandinavos en la Alianza no están en el sur, sino en el norte. Residen en una importante intensificación desde 2020 de la expansión político-militar de Washington y Bruselas en el Ártico. Esta región se considera la principal reserva de hidrocarburos a largo plazo y el escenario de un enfrentamiento geopolítico inminente entre las potencias. Se prevé que sea en el Ártico donde se decida la suerte de la humanidad. Los aliados empezaron “el reconocimiento por fuego”, el primero desde la Guerra Fría, en mayo de 2020, cuando tres destructores estadounidenses Arleigh Burke y la fragata británica Kent entraron en el Mar de Barents, hasta entonces unas aguas surcadas por la Flota del Norte rusa.
Suecia y Finlandia, solicitan oficialmente su Adhesión en la OTAN
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A mediados de
enero de 2021 en Pentágono adoptó la nueva versión
de su estrategia ártica llamada Regaining
Arctic Dominance [Recuperar el dominio del Ártico], una estrategia que estipula que el grupo en el Ártico está lejos de
corresponder a los objetivos y proyectos de Estados Unidos. Se considera a Rusia
y China los principales enemigos
en esta zona. En particular se pone de relieve la necesidad de reforzar la interacción entre los
aliados, por lo que es evidente que
se prevé ampliar el círculo.
El 14 de
junio de 2021 Bruselas acogió una cumbre de la OTAN en la que por primera
vez se mencionaron amplia y conceptualmente los problemas del Ártico.
El documento que se adoptó en esta reunión constataba la necesidad de reforzar la coordinación en el marco de la política de la Alianza respecto al Ártico
y de aumentar la potencia militar. Se reconoció que sería útil
seguir desarrollando una estrategia
detallada de la OTAN respecto al Ártico,
en lo que también se adivinaba la
intención de implicar en ello a
nuevos aliados.
También se
constató que las actuales fuerzas de la OTAN no bastaban para hacer frente en la zona ártica a Rusia y a su aliado, China.
La puesta en marcha de la estrategia de
la Alianza en el Ártico choca con los límites
geográficos: el control físico de
Rusia sobre la mayor parte de la
zona. Si al este de la Ruta Marítima
del Norte los estadounidenses han previsto reforzar significativamente su presencia militar en Alaska e intensificar dichas acciones en el lado
de Canadá,
al oeste observan claramente una brecha.
El potencial territorial de Noruega no basta,
los límites naturales son importantes en Islandia y Groenlandia. En
aquel momento los expertos tenían claro que habría que reforzar este flanco gracias a la reserva más cercana: Suecia y Finlandia.
Cualquier pretexto podía servir para integrar a Finlandia y Suecia, y se ha encontrado en Ucrania, sobre todo porque este pretexto es lo bastante emotivo como para tener un impacto eficaz en la opinión pública de estos países. Al contrario de la élite dirigente, esta opinión pública es escéptica respecto a la idea de unirse a alianzas militares. También era importante neutralizar las objeciones de Moscú.
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El danés
Anders Fogh Rasmussen, exsecretario general de la OTAN (2009-2014) y asesor del presidente
ucraniano Petro Poroshenko (2016-2019), reconoció:
“En
lo que concierne a Finlandia y Suecia, creo que
ambos países tienen la oportunidad de adherirse [a la OTAN] en este momento
concreto, porque Putin está ocupado en otra
parte. No puede hacer nada al respecto. No a causa de Ucrania, según la
explicación oficial, sino aprovechando la situación en este país”. Los altos funcionarios
en el poder evitan ser tan franco en sus declaraciones.
Según Washington y Bruselas, la ampliación de la OTAN con la adhesión de Suecia y Finlandia debería facilitar cumplir varios objetivos logísticos para avanzar en el Ártico. Se trata sobre todo del problema de los rompehielos, que es el “talón de Aquiles” de la nueva estrategia regional del Pentágono. Rusia es superior a sus rivales occidentales en cuanto a la cantidad y la calidad de este tipo de buques. El único rompehielos que en la práctica tiene a flote Estados Unidos, el Healy, parece un pigmeo comparado con los gigantes rusos. Los astilleros estadounidenses carecen de las competencias necesarias para reducir esta diferencia, lo que se hará sobre todo con la botadura prevista para los próximos años de tres rompehielos muy pesados y tres medianos.
Sin embargo, los
estadounidenses esperaban acelerar significativamente este proceso recurriendo a la ayuda de los finlandeses, que tiene las capacidades industriales y los conocimientos
necesarios en este dominio. Gran parte
de los rompehielos soviéticos y rusos, por ejemplo, el Taïmyr y el Vaïgatch,
se construyeron en Finlandia. Si
Finlandia se convierte en miembro de la OTAN, se le podría encargar la
construcción de rompehielos militares.
La “repentina” aspiración de Finlandia a
adherirse a la OTAN también podría explicar el cálculo comercial de costosos pedidos estadounidenses de rompehielos a
largo plazo.
La adhesión
de los países escandinavos a la Alianza estaba
predeterminada, aunque probablemente se había previsto hacerla de otra manera: primero hacer entrar a Ucrania en la OTAN,
probablemente con Georgia, y solo después Suecia y Finlandia. Al final, todo podría haber sucedido sin
grandes problemas. Las acciones de Rusia han saboteado estos planes al excluir al menos la parte
sur de esta ecuación planificada.
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