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CONTRA LA FALSA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, que sirve para justificar la destrucción de la Universidad y favorecer los intereses nefastos de los TIBURONES de la "universidad negocio" Dos integrantes de la Comisión de Educación del Congreso, por Arequipa - uno conocido docente, de mediocre ejercicio "profesional" y el segundo, nunca ejerció docencia, NO conoce una Universidad Pública - ni por la puerta - Pero ambos los une - extrema derecha opus dei y “extrema izquierda” pero evangélico (pero es conservador) - son "profesionales de universidades NO Licenciadas. Ambos si ustedes conversan solo reciben ordenes, son verdaderos "Lobistas" No tienen noción como es una Universidad Pública. Solo conocen la universidad que daba maestrías y doctorados, al mejor postor. Los “alumnos profesionales” asistían al dictado de clases, en cocheras, garajes o pequeños locales prestados, solo los sábados (algunas veces sábado y domingo) conozco de cerca cómo funcionaban en Arequipa, Puno, Moquegua, Tacna, Cusco (me invitaron ir hasta Ayacucho y Apurímac, por razones de salud No acepte, por los años del 2008 al 2012) Tiempos de seudo universidades en especial de Chimbote, Chiclayo, Trujillo, etc. eran muy caseritas aquí en todo el sur andino. “lluvia” de ofrecimientos y facilidades mil, para ser magister o doctor. Muchas de ellas eran una verdadera estafa. El propio modelo vigente, abría todos los escenarios posibles para el completo “reinado” de la Corrupción. No se absolutamente nada, como era la sustentación de tales grados o quiénes eran los Jurados, los responsables del asesoramiento e investigación ¿si es que hacían investigación?
Investiguemos
la Institución Universitaria herencia del fujimorismo, NO
al Graduando, si copió, plagió, fotocopió o pagó todo para hacerle “la tesis”, NO; estarían pagando “todo el pato de la corrupción”, es urgente y necesario investigar a los DINOSAURIOS de las universidades negocio, tiempos,
que las U eran una verdadera
mercancía precarizada para grados académicos (así
con minúsculas, era una vergüenza,
un vil negocio). Tiempos del 2010 más o menos en Arequipa
– increíble – había hasta 30 o más –
universidades incluso del norte de Chile, Paraguay el norte argentino,
Bolivia – En la ciudad de Moquegua
e Ilo, tenía invitaciones a conferencias organizadas por Sindicatos y Federaciones, (SUTEP)
(Sobre Realidad Nacional, Corrupción,
Democracia, Globalización, etc.) al
salir, en la puerta había hasta 10 grupos de jóvenes que repartían propaganda ofreciendo
maestrías y doctorados, con precios por semestres. (“baratitos”
al alcance de “todo bolsillo”)
Esta descomposición universitaria jamás
debe de volver y solo es apetito de una “clase política”
la más corrupta” y la menos capacitada”
de América Latina, que maneja Lobistas a su completo
servicio.
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LA
UNIVERSIDAD: ENTRE EL BIEN PÚBLICO Y LOS INTERESES PARTICULARES.
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Por: Patricia
Salas O´Brien
Fuente
Otra Mirada miércoles 11 de mayo del 2022.
Mitos
bien trabajados, la autonomía universitaria, intereses bien solapados, el de algunos
empresarios de la educación con representación o asiento en el Congreso
y una ciudadanía olvidada y ninguneada.
Es parte de lo que se puede leer tras la reciente aprobación de ley que modifica la SUNEDU,
Superintendencia Nacional de Educación Universitaria.
Conviene
recordar que el escenario en el que se aprueba la Ley universitaria vigente, que crea la SUNEDU, está marcado por la proliferación de instituciones universitarias de dudosa calidad y
dentro de ellas, varias que son una
estafa a las expectativas de sus postulantes. No hemos olvidado aquellas universidades que funcionaban en un garaje, o las que detrás de su fachada no tenían nada -literalmente- o, las que tenían sólo docentes contratados por horas, sin laboratorios, ni internet
y mucho menos investigación.
Esta es la problemática que plantea la necesidad de regular la apertura y funcionamiento de las universidades, lo que hoy conocemos como licenciamiento, que se obtiene luego de cumplir con un conjunto de características que constituyen condiciones básicas, sin las cuales, la entidad no debe funcionar porque no se estaría en condiciones de brindar una buena formación profesional y de producir el conocimiento que requiere el país. El proceso de licenciamiento requiere, entonces un diseño institucional de altas competencias técnicas y clara independencia respecto a intereses de gestores o propietarios de las instituciones universitarias, eso es la SUNEDU.
En este punto
hay que aclarar que la ley recientemente
aprobada afecta al conjunto del sistema
de aseguramiento de la calidad de la universidad peruana, constituido por tres elementos: el licenciamiento, el fomento del
desarrollo universitario y la acreditación.
El
licenciamiento, que fija
cuándo se puede abrir o cerrar una universidad,
se debilita con los cambios en la SUNEDU,
cuyo directorio vuelve a ser formado
por representantes de las propias universidades, quienes ahora serán juez y
parte y porque se recortan
sus funciones. El riesgo, la
apertura de un espacio para el conflicto de intereses y la condescendencia con el incumplimiento de las condiciones mínimas
necesarias para un buen funcionamiento
de la una universidad.
El
fomento, al eliminarse
la rectoría del Ministerio de Educación en materia de educación universitaria,
deja nuevamente a las universidades
libradas a su suerte, a que cada una busque como pueda, oportunidades de mejorar la formación profesional y
la investigación
o simplemente no lo haga; con la contraparte de eximir al Estado de su responsabilidad como garante del derecho a la educación
a través del diseño, gestión y
evaluación de políticas, orientaciones,
recursos o mecanismos de soporte, para garantizar que todas las universidades
y en particular las nacionales y aquellas ubicadas en zonas de mayor pobreza, puedan
cumplir con su misión hacia la
ciudadanía y hacia la sociedad.
La acreditación, ese proceso por el cual las universidades avanzan desde las condiciones básicas de calidad hacia la excelencia, también se ve afectado. Es cierto que actualmente está pendiente su Ley y que funciona con un diseño institucional provisional, pues bien la “nueva ley” restituye el viejo modelo de organización con consejos directivos conformados por representantes de las propias universidades; ese modelo por el cual la práctica de: “yo te acredito, tú me acreditas y nosotros nos acreditamos”, constituye la fórmula para el fracaso en el intento por tener un sistema universitario fuerte, a la altura de las expectativas de sus estudiantes y de las necesidades de conocimiento y liderazgo para un desarrollo en perspectiva de dignidad y justicia social para el país.
Lo que está
en juego es mucho más que la SUNEDU, se trata de pensar en el derecho de cientos de miles de estudiantes a que su paso por las aulas
universitarias, sea una fuente
de oportunidades reales para una
vida digna y llena de realizaciones, del ejercicio de una ciudadanía plena como dice el Proyecto Educativo Nacional al 2036.
Pero también
se trata de pensar en instituciones
que tienen la capacidad de producir el
conocimiento que nos permita un desarrollo productivo y social con capacidad
para romper las viejas e injustas
dependencias, que nos abran
oportunidades para la industrialización y diversificación de nuestro aparato productivo, de modificar los
términos de intercambio con otros países, de poner en valor nuestra diversidad natural y cultural, así como de asegurar nuestra seguridad alimentaria y
la sostenibilidad.
También se
trata de impulsar instituciones fuertes y
abiertas, en las que el debate es cotidiano, amplio basado siempre en el argumento
consistente y la evidencia, donde se confrontan ideas sin miedo a la discrepancia, sin estigmas o
simplificaciones caricaturescas, pero siempre
con respeto y siempre con rigor. Es tiempo que nuestras universidades recuperen
su capacidad de producir la reflexión y
la crítica acerca de los grandes
problemas del país y construyan las imágenes de futuro y las rutas probables que alimenten el debate político y la gestión pública.
La SUNEDU y el aseguramiento de la calidad en la
educación universitaria, configuran
apenas la punta
de iceberg; lo que está en juego es mucho más importante y conviene
ponerlo en perspectiva. La
universidad es un bien público de gran valor en la vida de las personas y del país, no
permitamos que sea materia de intereses particulares.
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