&&&&&
En un sistema mundial profundamente conmocionado y en el cual Estados Unidos tramita con furia el inexorable debilitamiento de su gravitación internacional, la tentación de apoderarse del territorio y las riquezas existentes al Sur del Río Bravo se convierte en una pasión tan irresistible como insana. Esto lo manifiesta a cada rato la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, cuando afirma que “estadounidenses y los otros pueblos de América Latina y el Caribe hemos convivido armónicamente (Sic!) en nuestro vecindario durante dos siglos.” Expresa, dos siglos más tarde, la temprana aspiración de Jefferson. Y “nuestro vecindario”, agrega la señora Richardson, debe impedir la llegada de intrusos como Rusia, China e Irán que quieren arrebatarnos lo que es nuestro. Más claro imposible. “América para los (norte)americanos”, reza la doctrina Monroe, de imperecedera vigencia. Por eso la CELAC es más necesaria que nunca. Ojalá que la Cumbre de Buenos Aires pueda a ser recordada como aquella en la que se recuperó el proyecto original que le dio nacimiento en 2011.
/////
EL
RELANZAMIENTO DE LA CELAC.
*****
Por
Atilio A. Boron. (Sociólogo) Dr. en Ciencias Sociales.
Página
/12 domingo 22 de enero del 2023.
La
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), fue creada en
Caracas entre los días 2 y 3 de diciembre de 2011
en el marco de la IIIª Cumbre de América Latina
y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC)
y de la XXIIª Cumbre del Grupo de Río. La reunión se llevó a cabo como parte de las conmemoraciones por el bicentenario del
inicio de los procesos de independencia
de los países del área. Y, siendo el presidente Hugo Chávez quien la convocó,
la elección de la fecha no pudo ser casual. Un 2 de diciembre, pero de 1823
y en Washington, James Monroe, quinto presidente de Estados Unidos, había anunciado en su discurso anual al Congreso de la Unión la
doctrina que llevaría su nombre. Ciento ochenta
y ocho años más tarde ese mismo día nacería la CELAC, una
de las iniciativas estratégicas más
importantes de los pueblos y gobiernos de la región.
Pero la historia no comienza con el discurso de Monroe. Antes, Thomas Jefferson había
declarado en su condición de tercer
presidente de Estados Unidos que su país “necesitaba un hemisferio” para estabilizarse, prosperar y asegurar su
grandeza. Y ese hemisferio,
fenomenal emporio de recursos naturales
como dijera Alí
Rodríguez, es el que habitan,
y donde luchan y sueñan, latinoamericanos y caribeños.
Desde el inicio no fue fácil lograr un consenso acerca de algunas cuestiones centrales para la naciente comunidad. Una vez creada la Iª Cumbre de presidentes y jefes de Estado se reunió en Santiago, Chile los días 27 y 28 de enero de 2013. El anfitrión era Sebastián Piñera y durante las deliberaciones del cónclave el presidente chileno insistió en la idea de que la CELAC debía ser un foro y no una organización regional más. Pero la idea fundacional de Chávez, de Fidel, de Raúl y en general de la izquierda latinoamericana era justamente la contraria: hacer de la CELAC una alternativa real y efectiva a la OEA, que jamás dejaría de ser el “ministerio de colonias” de Estados Unidos, como la historia se encargó de demostrar.
En el caso de México su incidencia sobre el PIB es mucho menor, pero su volumen es muy
significativo: en 2021 los mexicanos radicados
en Estados Unidos enviaron a su país nada menos que 51.600 millones de dólares, una cifra superior al escandaloso préstamo del FMI al gobierno de Macri.
Pero
el control de las remesas por parte de Washington no
es el único dispositivo con que
cuenta para evitar el fortalecimiento
de la CELAC y
el desarrollo de una imprescindible estrategia de acción regional colectiva, crucial para
enfrentar las turbulentas aguas de la escena internacional. Las
diversas formas de presión, cuando
no el abierto bloqueo como el
practicado en contra de Cuba, Venezuela y Nicaragua, son elementos que también juegan negativamente en
este proyecto de unidad
continental.
En la Argentina las dos
principales (o quizás únicas) empresas que venden combustible para los aviones, la Shell e YPF, están impedidas de abastecer al avión de la empresa venezolana EMTRASUR secuestrado en este país so pena de vetar su
acceso de aquellas empresas al mercado
de valores de Wall Street. Por lo
tanto, el margen de decisión soberana
aún en un país donde el tema de las remesas es irrelevante se
achica considerablemente cuando Estados Unidos hace valer, con prepotencia, la ilegal e
ilegítima extraterritorialidad de sus leyes.
Ojalá que esta Cumbre de Buenos Aires logre consolidar a la CELAC como una institución. Que pueda convertirse en un auténtico organismo regional latinoamericano y
caribeño, con sus equipos de
trabajo, sus expertos e
investigadores; que puedan elaborar,
por ejemplo, un protocolo regional para
la explotación racional y cuidadosa del
medio ambiente del oro, del litio o del cobre; o para el cuidado de nuestras aguas, amenazadas
por una irreversible contaminación de
agrotóxicos o de los minerales
utilizados en la extracción del oro; o que puedan facilitar la creación de empresas públicas
multinacionales que administren con
buen criterio el aprovechamiento de
los fabulosos bienes comunes que posee nuestra región.
El creciente injerencismo
norteamericano en los asuntos internos de nuestros países ha llegado a
niveles escandalosos, de ahí la necesidad de
una robusta
CELAC para ponerle freno a tanta prepotencia imperial. Sólo una acción concertada entre nuestros países
podrá evitar la brutal recolonización de Latinoamérica y el Caribe,
montada sobre una derecha radical
y violenta que es promovida,
asesorada y financiada desde Washington a través de numerosos canales.
En un sistema mundial profundamente conmocionado y en el cual Estados Unidos tramita con furia el inexorable debilitamiento de su gravitación internacional, la tentación de apoderarse del territorio y las riquezas existentes al Sur del Río Bravo se convierte en una pasión tan irresistible como insana. Esto lo manifiesta a cada rato la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, cuando afirma que
“estadounidenses
y los otros pueblos de América Latina y el Caribe hemos convivido armónicamente
(Sic!) en nuestro vecindario durante dos siglos.” Expresa, dos
siglos más tarde, la temprana aspiración
de Jefferson. Y “nuestro vecindario”, agrega
la señora Richardson, debe impedir la llegada de intrusos como Rusia, China e Irán que quieren arrebatarnos lo que es
nuestro.
Más claro imposible. “América para los (norte)americanos”, reza la doctrina Monroe, de imperecedera vigencia. Por eso la CELAC es más necesaria que nunca. Ojalá que la Cumbre de Buenos
Aires pueda a ser recordada como aquella en la
que se recuperó el proyecto original que le dio nacimiento en 2011.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario