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Los impuestos aplicables a los más ricos han llegado a ser históricamente mucho más altos. Durante los últimos 40 años, gobiernos de África, Asia, Europa y las Américas han ido reduciendo los tipos impositivos sobre las rentas más altas, mientras se han elevado los impuestos al consumo sobre bienes y servicios, que desproporcionadamente recaen sobre quienes tienen menos y que amplían las brechas de género. “Gravar más a los súper ricos es un requisito estratégico para reducir la desigualdad y revitalizar la democracia. Debemos hacerlo para fomentar la innovación. Para lograr unos servicios públicos más sólidos y construir sociedades más sanas y felices. También para abordar la crisis climática, invirtiendo en soluciones que contrarresten las escandalosas emisiones de los más ricos,” afirmo Bucher.
Según un nuevo análisis desarrollado por Fight Inequality Alliance, el Institute for Policy Studies, Oxfam y Patriotic Millionaires, un impuesto al patrimonio con escala progresiva de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias y milmillonarias generaría 1,7 billones de dólares de ingresos anualmente. Con este importe podría lograrse que dos mil millones de personas salieran de la pobreza, así como financiar íntegramente la respuesta a los llamamientos humanitarios existentes, aplicar un plan de diez años para acabar con el hambre en el mundo, apoyar a los países más pobres a hacer frente a los impactos climáticos y garantizar servicios universales de salud y protección social para la población de los países de renta baja y media-baja.
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CRECE
LA DESIGUALDAD, EL 1% MÁS RICO ACUMULA CASI EL DOBLE DE RIQUEZA QUE EL RESTO
DEL MUNDO.
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Por Isabella Arria | 18/01/2023 | Mundo
Fuente Rebelión miércoles 18 de enero del 2023.
Fuentes: Rebelión
/ CLAE
El
mundo vive por primera vez en un cuarto de siglo el aumento simultáneo de la riqueza
y la pobreza extremas: el 1 % más rico ha
acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020
a nivel global (42 billones de dólares),
casi el doble que el 99
% restante de la humanidad.
Durante la
última década, los superricos acapararon el 50 %
de la nueva riqueza generada,
y su fortuna está creciendo a un
ritmo de 2.700 millones de dólares al
día, mientras más de 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países
en los que la inflación
crece por encima de los salarios. Aplicar
mayores impuestos a los superricos y
a las grandes empresas es una puerta
de salida a las múltiples
crisis a las que el mundo se enfrenta
actualmente, señala un nuevo informe de
la ONG Oxfam (La ley del más rico).
El documento dado a conocer cuando se inicia el elitesco Foro Económico de Davos, revela la extrema desigualdad que vive el mundo, donde el 1 % más rico ha capturado alrededor del 50 % de la nueva riqueza y señala que con la aplicación de un impuesto a la riqueza de hasta el 5 % a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares anualmente, lo que permitiría que 2,000 millones de personas salieran de la pobreza.
En América Latina y el Caribe la riqueza de sus
multimillonarios aumentó 21%, cinco veces más
rápido que el producto interno bruto de la región, que lo hizo en 3,9%, mientras 12 millones de
personas cayeron en la pobreza extrema debido
a la crisis que desató la pandemia, al tiempo que 30 millonarios incrementaron tanto sus fortunas que se convirtieron en superricos.
“Nuestra respuesta a la pandemia creó 400 mil personas en extrema
pobreza por cada nuevo superrico”, destacó el informe.
Al menos mil
700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países donde el
crecimiento de la inflación se sitúa por encima del de los salarios,
y más de 820
millones de personas en todo el mundo (una de cada diez) pasan hambre.
Las mujeres y las niñas suelen comer en último lugar y en menos
cantidades, y representan el 60 % de la población mundial con hambre. Según el Banco Mundial, es el mayor incremento
en la desigualdad
entre países y la pobreza
desde la Segunda Guerra Mundial.
Las élites
económicas y políticas se están
reuniendo en la estación de esquí suiza en un
contexto en el que la riqueza y la
pobreza extremas en el mundo se
han incrementado simultáneamente por
primera vez en 25 años.
«Mientras
la gente corriente hace sacrificios diarios en lo esencial como los alimentos, los súper ricos han superado incluso sus
sueños más osados. Tras solo dos años, la
presente década ya se perfila como la mejor hasta la fecha para los milmillonarios: una década dorada de bonanza económica
para los más ricos del mundo», afirma Gabriela Bucher, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
«Aplicar mayores impuestos a los súper ricos y a las grandes empresas es una puerta de salida a las múltiples crisis a las que nos enfrentamos actualmente. Es hora de derribar el mito de que los recortes fiscales para los más ricos terminarán de alguna manera beneficiando al resto. 40 años de rebajas fiscales para los super ricos han demostrado que las oleadas de privilegios solo terminan por beneficiarles a ellos”, añadió.
Desde
2020, con la pandemia y la crisis del costo de la
vida, el 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (el 63
% de la nueva riqueza generada),
mientras que tan solo 16 billones de
dólares (el 37 %) llegaban al resto de la población mundial.
Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una
persona perteneciente al 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares.
El
crecimiento extraordinario en sectores
como el de la energía
y la alimentación
ha disparado de nuevo los patrimonios
de los más ricos. Son 95 grandes
empresas de energía y de alimentación
las que han duplicado –al menos- sus
beneficios en el 2022, con beneficios
extraordinarios por un total de 306.000 millones de dólares, y destinaron 257.000 millones de
dólares (el 84 %) a remunerar
a sus ricos accionistas.
Oxfam señala que
la dinastía familiar Walton, propietaria del 50 % de la multinacional Walmart,
recibió 8.500 millones de
dólares de dividendos a lo largo del año
pasado. Solo en 2022, la riqueza
del milmillonario indio Gautam Adani,
propietario de grandes compañías energéticas, se ha incrementado en 42.000 millones
de dólares (un 46 %). Y alerta; en Australia,
Estados Unidos y el Reino Unido, estos enormes beneficios empresariales han contribuido como mínimo al 50 % del crecimiento de la inflación.
Países
en bancarrota
Países
enteros se encuentran al borde de la bancarrota. Los más pobres destinan cuatro
veces más recursos al servicio
de la deuda
(en manos de ricos acreedores) que a
los servicios de salud pública. Tres de cada cuatro gobiernos del mundo tienen
previsto recortar el gasto público
por un importe total de 7,8 billones
de dólares aplicando medidas de austeridad
durante los próximos cinco años, lo que se extiende a los sectores de la salud y la educación.
Oxfam insta a
elevar de manera sistemática y generalizada la tributación sobre los ultrarricos para compensar parte de las enormes
ganancias que han acumulado durante
la crisis, en gran medida generadas
como resultado de los planes de
estímulo con la inyección de fondos
públicos y su voraz
aprovechamiento de las condiciones de
mercado.
Décadas de recortes y privilegios fiscales para las grandes fortunas y grandes empresas han sido cómplices del aumento de la desigualdad, de tal forma que, en la práctica, en muchos países, las personas con rentas más bajas acaban pagando tipos impositivos efectivos superiores a los que tributan los milmillonarios.
Elon Musk, uno de los hombres
más ricos del mundo, pagó un «tipo impositivo real» de
alrededor del 3%
entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine,
vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes, señala el informe La ley de los más ricos.
Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales en el mundo, únicamente
cuatro centavos proceden
de gravar la riqueza. La mitad de los milmillonarios del mundo vive en países que
no aplican ningún tipo de impuesto de sucesiones a la riqueza que
estos transfieren a sus descendientes
directos.
Por lo tanto,
cinco billones de dólares irán a parar, libres de impuestos, a sus
correspondientes herederos; un importe
que supera el PIB
de África y que perpetuará una nueva generación de élites aristocráticas. La
mayor parte de los ingresos de las personas más ricas no derivan de su trabajo,
sino que son esencialmente rentas de
capital sobre sus activos. Sin embargo, la tributación sobre las rentas de capital se sitúa en torno al 18 %, la mitad de
los tipos sobre las rentas
marginales del trabajo.
Los impuestos aplicables a los más ricos han llegado a ser
históricamente mucho más altos.
Durante los últimos 40 años, gobiernos
de África, Asia, Europa y las Américas han ido reduciendo los tipos impositivos sobre las rentas más altas, mientras se han elevado
los impuestos al consumo sobre
bienes y servicios, que
desproporcionadamente recaen sobre
quienes tienen menos y que amplían
las brechas de género.
“Gravar más a los súper ricos es un
requisito estratégico para reducir la desigualdad
y revitalizar la democracia. Debemos hacerlo
para fomentar la innovación. Para lograr unos
servicios públicos más sólidos y construir sociedades más sanas y felices.
También para abordar la crisis climática,
invirtiendo en soluciones que contrarresten las escandalosas emisiones de los más ricos,” afirmo Bucher.
Según un
nuevo análisis desarrollado por Fight Inequality Alliance, el Institute for
Policy Studies, Oxfam y Patriotic Millionaires,
un impuesto al patrimonio con escala progresiva
de hasta el 5 % a las fortunas multimillonarias
y milmillonarias generaría 1,7 billones de dólares de
ingresos anualmente.
Con este
importe podría lograrse que dos mil millones de
personas salieran de la pobreza, así como financiar íntegramente la respuesta a los llamamientos humanitarios existentes, aplicar un plan de diez años para acabar con el hambre en
el mundo, apoyar a los países más pobres a
hacer frente a los impactos climáticos y
garantizar servicios universales de salud y protección social para
la población de los países de renta baja y media-baja.
Oxfam instó a los
gobiernos a aplicar impuestos solidarios de
carácter temporal sobre la riqueza y los beneficios extraordinarios
de las grandes corporaciones que generen recursos suficientes e impidan que unos pocos se aprovechen de las crisis.
Asimismo, incrementar de manera sistemática los tipos en el impuesto sobre la renta del 1% más rico, por ejemplo, para lograr una tributación efectiva del 60 % calculada sobre el conjunto de sus rentas (tanto del trabajo como del capital), con tipos más elevados para los multimillonarios y milmillonarios. Los gobiernos deben elevar la tributación sobre las rentas y ganancias del capital que habitualmente gozan de una tributación más ventajosa frente a otras formas de ingresos, señala la ONG.
Oxfam instó a
gravar la riqueza del 1% más rico con tipos
impositivos lo suficientemente altos como para reducir la enorme concentración de riqueza y el número de ultra ricos, generando así una mayor redistribución
económica. Esto supondría un paquete de impuestos que grave tanto la vivienda y la tierra
como las herencias y sucesiones o el patrimonio neto de
las personas.
Isabella
Arria. Periodista chilena residenciada en Europa, analista
asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE,estrategia.la)
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