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Volver al mundo --¿Qué significa “volver al mundo” para esta nueva etapa de Brasil? --Lula viene anunciando el regreso a una agenda internacional desde el inicio de su candidatura. Una política externa que él llama “activa y altiva”. Lula, Chávez y Kirchner fueron una tríada muy fuerte. Durante la etapa activa de los BRICS, Lula siempre tuvo en claro que su participación no debía ser individual. Por eso, a cada reunión de los BRICS, invitaba a mandatarios de otros países de América Latina.
--¿Qué medidas ha tomado Lula para ese regreso a la agenda internacional? --Las primeras medidas son “desmatamento cero” (cero deforestaciones), frente a la gran pérdida de superficie amazónica que se produjo durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Es importante retomar una agenda ambiental, ya que Brasil es el principal país amazónico de América del Sur. En paralelo, el regreso a los BRICS y la próxima reunión de la CELAC en Buenos Aires abrirán un alto nivel de expectativas. Brasil también tiene un papel importante que jugar en UNASUR. Creo que el actual gobierno puede avanzar con más facilidad en la política externa que en la política interna.
--¿Qué le aporta África al entramado internacional de Brasil? --Cuando África inicia sus negociaciones con China para formar parte de la NUEVA RUTA DE LA SEDA, avanza en un proceso de recuperación de su visión panafricana. La reaproximación de Brasil a África por razones culturales, étnicas, de país afroamericano, reforzarán la integración regional con la misma fuerza que se hizo en los primeros gobiernos del PT.
--¿Qué potencial recuperación de intercambio productivo y comercial tiene Brasil con los BRICS? ¿Qué obstáculos presenta la guerra entre Rusia y Ucrania? --Los BRICS entraron en desaceleración por cuestiones políticas. No solo por el perfil del gobierno de Bolsonaro sino también por el del primer ministro de India, Narendra Modi; dos gobiernos conservadores que fueron retirándose de ese foro de coordinación. Ahora, si Brasil regresa a una política activa de los BRICS, no solo logrará desplazar el eje centralizado en la relación China-Rusia, sino que legitimará su relación con China. El regreso de Brasil a los BRICS será una apuesta estratégica para toda América del Sur y, en alguna medida, también para América Latina si la CELAC se consolida más allá de ser un instrumento de coordinación política.
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"EL HORROR QUE DESPERTÓ
EL ATAQUE LE PERMITE A LULA DISMINUIR LA POLARIZACIÓN QUE MARCÓ LA
CAMPAÑA".
Reportaje
a Mónica Bruckmann, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro
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Por Natalia Aruguete.
Página /12 domingo 15 de enero del 2023.
En este tercer mandato, para Lula Da Silva será
más fácil legitimar su programa en el frente externo que en el interno, donde
tiene una oposición ultraconservadora con bases populares fuertes, lo que quedó
demostrado en el fallido intento de Golpe del pasado 8 de enero,
considera la investigadora Bruckmann, quien también advierte acerca de
las confrontaciones latentes al interior de la alianza de gobierno.
"Hemos retrocedido 30 años en términos de combate a
la miseria y la pobreza. La burguesía nacional sabe que no puede
sobrevivir con 68 millones de personas debajo de
la línea de pobreza", plantea.
Para Bruckmann, uno de los puntos fuertes de la
nueva agenda bilateral con Argentina
será la integración
energética.
"El ataque al Estado de
Derecho será un boomerang contra el propio bolsonarismo,
que perdió la oportunidad de actuar como una fuerza de oposición, con amplia
representación en el Congreso y en gobiernos de Estados y municipios. El
bolsonarismo y sus fanáticos golpistas han quedado profundamente aislados a
nivel nacional e internacional. El
93% de los brasileños repudia los ataques,
los gobernadores y prefectos elegidos con el apoyo de Bolsonaro han tenido que
marcar respetable distancia y manifestaron apoyo al gobierno del presidente Lula y el repudio internacional fue de los más
contundentes que hayamos visto en los últimos tiempos".
En dialogo con Cash, Mónica Bruckmann, profesora de
la Universidad Federal de Río de Janeiro, analiza el
efecto inmediato del fallido intento de
Golpe del pasado 8 de enero. Advierte que, en este tercer mandato, para Lula Da Silva será más fácil legitimar su programa en el frente externo que en el interno.
"Hemos retrocedido 30 años en términos de combate a la miseria y la pobreza. La burguesía nacional sabe que no puede sobrevivir con 68 millones de personas debajo de la línea de pobreza", plantea.
Frente interno
--¿Qué obstáculos encuentra Lula en el frente interno?
--Haber tenido que hacer una amplísima base aliada para ganar la
elección tiene consecuencias en la conformación de los primeros escalones del
Poder Ejecutivo. Si bien Lula tiene habilidad para ir deconstruyendo a los adversarios políticos, hay una oposición ultraconservadora,
lo cual quedó más que demostrado después de los acontecimientos del domingo 8
de enero. Además, el
bolsonarismo consiguió una base popular importante, arraigado en los
sectores más conservadores de la Iglesia
evangélica y en algunos millares de
fanáticos, profundamente antidemocráticos y violentos. También cuenta con
una fuerza de choque dispuesta a cualquier aventura, como
lo fue la invasión al Parlamento, la
sede de la Suprema Corte y el Palacio de Gobierno de Brasil.
Por eso, creo será más fluido el
frente externo, sobre todo porque el viejo mundo desarrollado del Norte ya no impone las pautas de largo
plazo de la economía mundial. Es necesario retornar a una visión estratégica en
términos de políticas regionales de industrialización. De allí
la importancia del segundo paquete de medidas que en su momento adoptó el gobierno de Lula,
que apunta a una mayor presencia del
Estado en empresas clave, como Petrobras y Electrobras, por ejemplo.
--¿Eso es viable en el actual contexto político?
--Es una gran incógnita. Ya es
una gran victoria que Lula haya elegido a Fernando Haddad —formado en Derecho, doctor en Filosofía y profesor
de Ciencia Política— como ministro
de Economía. Eso indica que hay una visión política de la economía. Fernando Haddad, además, fue antes
ministro de Educación de Lula, es
decir que este gobierno coloca la educación
pública como prioridad, luego de
que fuera muy combatida por Michel Temer
y Jair Bolsonaro.
--Usted mencionó que la amplia base que formó Lula para ganar las
elecciones puede “traer consecuencias” en la conformación del Gabinete. ¿En qué
ámbitos prevé que se darán las principales tensiones?
--Por ejemplo, el Ministerio de
Agricultura está en manos del tradicional sector agroexportador. Y acaba de
crearse un
Ministerio de Desarrollo Agroecológico que
quedará en manos de un sector más progresista. ¿Es posible que convivan la exportación de carne y de proteína animal,
una de las principales causas de la deforestación amazónica, y el nuevo
Ministerio, que pretende favorecer la agricultura familiar? Es un desafío y
ahí habrá que tener decisión política. Sabemos que hay una cantidad enorme de tensiones en lo que puede ser la política
económica de Lula, pero hay una apuesta central: la política social.
Lula lo ha dicho en todo momento y
las primeras medidas van en ese sentido.
--La política social supone ampliar el gasto público. Allí conviven miradas
opuestas, entre quienes advierten que ello redundará en mayor inflación y
aquellos que resaltan el carácter expansivo del gasto. ¿Cuál es su postura?
--En el 2022, la tasa de interés
se elevó del 2% al 16,75% y la inflación
siguió aumentando mes a mes. Es decir que no hubo un efecto de deflación
producto del aumento colosal de las tasas. Claro que la política social de Lula se
encontrará con una fuerte oposición del
sector más conservador, sobre todo ligado al área financiera. Al sector productivo no le interesa una
contracción de la demanda local. La burguesía nacional no puede sobrevivir con 68 millones
de personas debajo de la línea de pobreza, de un total de
entre 210 y 220 millones de habitantes.
Entre los años 2020 y 2021, el número de pobres en
Brasil aumentó un 22,7%.
--¿Cree que la propuesta de Lula de flexibilizar el techo presupuestario
logrará pasar en el Congreso?
--Creo que hay condiciones políticas para que se apruebe esta medida —y así mantener la ayuda de emergencia de 600 reales por familia, por ejemplo— porque hay interés de la burguesía nacional y de varios sectores que forman parte de la base aliada de Lula. Pero sobre todo porque la gravedad de la situación en Brasil ha llegado a limites que eran inimaginables diez años atrás. Un reciente informe de CEPAL indica que hemos retrocedido 30 años en términos de combate a la miseria y la pobreza. De hecho, uno de los diecisiete objetivos de desarrollo sustentable del milenio es “hambre cero”, inspirado en la política social del PT. Hasta el momento, el juego de ajedrez indica que Lula tiene condiciones de avanzar con esta propuesta.
Volver
al mundo
--¿Qué significa “volver al mundo” para esta nueva etapa de Brasil?
--Lula viene anunciando el regreso a
una agenda internacional desde
el inicio de su candidatura. Una política externa que él llama “activa y altiva”. Lula, Chávez y Kirchner fueron una tríada
muy fuerte. Durante la etapa activa de los BRICS,
Lula siempre
tuvo en claro que su participación no debía ser individual. Por eso, a cada
reunión de los BRICS, invitaba a
mandatarios de otros países de América
Latina.
--¿Qué medidas ha tomado Lula para ese regreso a la agenda
internacional?
--Las primeras medidas son
“desmatamento cero” (cero
deforestaciones), frente a la gran pérdida de superficie amazónica
que se produjo durante el gobierno de
Jair Bolsonaro. Es importante retomar una agenda ambiental, ya que Brasil es el principal país amazónico de América del Sur. En
paralelo, el regreso a los BRICS y
la próxima reunión de la CELAC en Buenos Aires abrirán un alto nivel de expectativas. Brasil también tiene un papel importante que jugar en UNASUR.
Creo que el actual gobierno puede avanzar con más facilidad en la política
externa que en la política interna.
--¿Qué le aporta África al entramado internacional de Brasil?
--Cuando África inicia sus
negociaciones con China para formar parte de la NUEVA RUTA DE LA SEDA, avanza en un proceso de recuperación de su visión panafricana. La reaproximación de Brasil a África por razones
culturales, étnicas, de país afroamericano,
reforzarán la integración regional
con la misma fuerza que se hizo en los primeros gobiernos del PT.
--¿Qué potencial recuperación de intercambio productivo y comercial
tiene Brasil con los BRICS? ¿Qué obstáculos presenta la guerra entre Rusia y
Ucrania?
--Los BRICS entraron en desaceleración por cuestiones políticas. No solo por el perfil del gobierno de Bolsonaro sino también por el del primer ministro de India, Narendra Modi; dos gobiernos conservadores que fueron retirándose de ese foro de coordinación. Ahora, si Brasil regresa a una política activa de los BRICS, no solo logrará desplazar el eje centralizado en la relación China-Rusia, sino que legitimará su relación con China. El regreso de Brasil a los BRICS será una apuesta estratégica para toda América del Sur y, en alguna medida, también para América Latina si la CELAC se consolida más allá de ser un instrumento de coordinación política.
Argentina
--Respecto de la relación bilateral con Argentina, ¿qué líneas deberían
fortalecerse en vistas de consolidar el flujo de inversiones y de
complementación energética?
--Brasil y Argentina tienen una relación comercial
que redundó en una colaboración mucho más profunda en el plano científico, tecnológico,
educacional y social en ocasión del MERCOSUR. La relación entre Argentina y Brasil significará dinamizar esta relación histórica, en el
contexto de otra cuestión que se ha colocado como una prioridad: la agenda ambiental y la transición energética.
En ese plano, la complementariedad es muy clara. Brasil es un país tropical con capacidad de captar energía
fotovoltaica. Argentina es un
país al Sur del Cono Sur, con una capacidad gigantesca de captar energía eólica. La Organización Latinoamericana de Energía
(OLADE) calcula que, con el
potencial eólico del Cono Sur —de
Argentina y Chile— tendremos
para cubrir todas las necesidades energéticas
del subcontinente.
La
relación con China
--China ha sido importante durante los
gobiernos del PT. ¿Qué ocurrió en la relación
bilateral durante la gestión de Bolsonaro, quien tuvo expresiones hostiles
hacia ese país, en particular en ocasión de la construcción de la red de 5G?
--China constituye para Brasil el primer país en inversión extranjera directa
(IED), el primer
aliado comercial desde 2008, el primer
lugar de destino de exportaciones y el segundo país de origen de importaciones.
Cuando Bolsonaro dijo “Brasil no va a
entrar a la tecnología 5G”,
el empresariado brasileño ligado al área
de telecomunicaciones se opuso. Finalmente, Brasil aceptó la entrada de esa tecnología, como lo hizo Inglaterra
y otros aliados de Estados Unidos.
Durante el período progresista de principios de siglo, la relación de América
Latina con China consistió en profundizar la condición exportadora de productos primarios.
--¿Cuáles son las potencialidades de recuperar la iniciativa de la Ruta
de la Seda? ¿Qué se interrumpió de ese intercambio durante el último gobierno?
--En este momento, el Belt and
Road Initiative (Cinturón y Ruta de la Seda)
tiene 144 países que forman parte de su memorándum de entendimiento. Veintiún de esos países son latinoamericanos. Uno de los últimos en
incorporarse fue Argentina y creo
que el acercamiento de China
hacia Argentina se debe al desgaste político con Brasil. Fue
un desgaste ideológico por la
performance de Bolsonaro, seguidor
al pie de la letra de la receta del presidente Donald Trump. Sin embargo, pese a todas las bravatas de Bolsonaro, Brasil se encontró con respuestas diplomáticas de China en diversos momentos.
--¿En qué sentido lo dice?
--En que las relaciones
comerciales entre Brasil y China siguen siendo muy intensas. China tiene una demanda importante de mineral de
hierro y Brasil
es uno de los 3 principales
productores y exportadores de
mineral de hierro; su principal destino es China. En
plena pandemia, la exportación de
proteína animal para China creció en un 80%. Creo
que la relación de Brasil con China
será más consecuente en el contexto de la nueva Ruta de la Seda. Brasil todavía no es país miembro,
seguramente en breve lo será y,
con ello, se abre la oportunidad de colocar los
intereses nacionales y regionales en esta relación con China.
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