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—El Congreso no aprobó adelantar las elecciones
este año. ¿Qué consecuencias puede traer al conflicto?
—Es absolutamente lamentable el espectáculo que hemos visto ayer.
Hay dos posiciones intransigentes y duras. Las posiciones de extrema
derecha e izquierda, ambas coinciden en que no se haga el proceso electoral el
2023, tal como lo
demanda la población. Es lamentable e injustificable bajo todo punto de vista.
—¿Se puede asegurar que estos
conflictos terminarán pronto?
—Si la situación de conflictividad, de más de un mes en el país, continúa,
va a consolidar una fractura histórica en el Perú. Si no es prontamente canalizado, solucionado o atendido respecto a las demandas de transformación, va a generar una profunda animadversión.
—Por cómo actúan los actores
políticos, ¿cree que durará más tiempo? —Hay un centralismo excluyente y unas poblaciones
marginadas y destruidas por el poder político.
No hay que pensar que ya en una semana se cansan y se van. Lo
que queda es una fractura histórica,
queda una irreconciliable reconciliación entre Lima y las regiones, entre pobladores limeños y la
población andina y regional. Nada es más trágico que vivir en un país con fracturas históricas y
con situaciones o posiciones irreconciliables.
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VÍCTOR CABALLERO: "SI LA
SITUACIÓN DE CONFLICTIVIDAD CONTINÚA, SE VA A GENERAR UNA FRACTURA HISTÓRICA"
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Entrevista.
El sociólogo e investigador sostiene que la salida de Pedro
Castillo y la asunción de Dina
Boluarte el 7 de diciembre originó "un
estallido de un malestar político que viene de años atrás"
Entrevista.
Harold Quispe.
Diario
La República domingo 29 de enero del 2023.
Las protestas continúan en diversas regiones del país y en
Lima las movilizaciones no cesan ante las decisiones políticas
del Gobierno y el Congreso. El
antropólogo e investigador Víctor
Caballero habla del origen de las protestas y los efectos que pueden
tener en el tiempo si no se solucionan
cuánto antes.
—¿Los que protestan son grupos
sociales u operadores políticos?
—Hay que contextualizar. Yo no sé si estamos frente a un conflicto social o
si estamos frente a un movimiento social de
estructura nacional con una movilización impresionante de actores y gobiernos
regionales. Con una demanda política de transformación y de cambio.
Desde ese punto de vista, un movimiento social que te plantea transformaciones de carácter
político no debe ser calificado si
es justa o no, o si es legal o no, sino que se tiene que asumir como una
realidad objetiva.
—¿Se puede justificar el conflicto
por el cierre de Congreso, la renuncia de la presidenta y la asamblea constituyente?
—Hay
movimientos que están exigiendo un cambio
político y, por tanto, les corresponde a los
actores políticos institucionales, ya sea el Ejecutivo, Legislativo, partidos o
instituciones; poner
una agenda de
diálogo a estas demandas. El que sean legítimas, o no, pasa a un segundo plano porque hay un
tema en agenda porque son las
transformaciones políticas.
—¿Estas protestas estallan el 7 de diciembre con la salida de Pedro Castillo y la asunción de Dina Boluarte?
—El 7 de diciembre fue el estallido de un malestar político que viene de años
atrás. Hace mucho tiempo que las regiones,
movimientos sociales y líderes políticos y también la opinión pública
plantean un cambio de Constitución o
asamblea constituyente. Esa es una demanda que ya lleva más de una década
en un sector de la población peruana
la necesidad de estos cambios.
—¿Por qué se exige la renuncia de Dina Boluarte si llega al poder por sucesión
constitucional?
La
señora Dina
Boluarte resulta siendo el catalizador
de este descontento social, tanto por su manejo inapropiado de lo que ha sido el conflicto como el
hecho de no construir los espacios de diálogo con una población que
le está exigiendo que encabece un proceso de cambio constitucional. Ella resulta siendo el catalizador
de este descontento, furia e ira de la
población. Pudo haber sido otro también si es que ella no asumía.
—¿Y por qué esa furia y descontento se refleja más en el sur del país?
—El
descontento en el sur es por la característica misma de ese
movimiento.
Quien no conoce el sur andino puede
decir cosas que de verdad son bastante
cuestionables. Pueden decir que son bolivianos,
narcotraficantes, mineros ilegales o manipulados por los ponchos
rojos, puede decir cualquier sandez de ese tipo, pero de verdad lo que uno ve en el sur andino es
una estructura
comunitaria muy sólida y una forma de organización y
manejo colectivo muy extendida, que
hace que cualquier decisión o acuerdo que pueda tener una organización
social rápidamente es atendida y ejecutada
por estas estructuras comunales.
—¿Y por eso es más fuerte el bloqueo
de carreteras en el sur?
—Ahora se sabe que son las comunidades que llegan a un acuerdo para el bloqueo
de carreteras o acuerdo para trasladarte de un sitio a otro, y es por la característica
comunitaria, asociativa, muy sólida, que existe en el sur andino. No solo existe para la protesta social, sino también para las decisiones colectivas de votos. Nadie en este país puede ni debe desconocer que
en el sur andino se producen casos de votaciones corporativas y colectivas en
segunda vuelta. El candidato
que gana en segunda vuelta en el sur andino pasa con un
70, 80 o 90 por ciento de los votos,
por lo que evidencia que allí si funciona este carácter comunitario,
colectivo, de toma de decisiones. Eso
explica ese enorme despliegue de fuerzas
y esa sostenibilidad en el tiempo.
Dina
Boluarte se pronunció ante la OEA sobre las muertes que se vienen
dando en el interior del país por las protestas. Foto: Presidencia.
***
—Algunos dicen que se debe catalogar
el conflicto como “subversivo” y de “terrorismo”. ¿Podemos hablar de ello en este
momento?
—Lo que no se debe hacer es tener un enfoque policial o
delincuencial de un conflicto social. No
se debe desconocer que hay actores muy revoltosos, gente muy cuestionada,
gente que solo busca tener ganancias en
medio de esta conflictividad; pero darle al carácter de esta protesta social el calificativo de ser “subversivo”, me
parece que no ayuda a encontrar
soluciones del conflicto.
—¿Cómo ha manejado el Gobierno el conflicto social?
—Por los resultados, podemos concluir que no ha habido un
buen manejo del Gobierno.
Tener casi 18 regiones del país movilizadas casi más de un mes o tener Lima
en permanente movilización más de una
semana y con una perspectiva de que siga más, entonces algo no está funcionando.
—¿Sacar a las Fuerzas Armadas fue una
buena decisión?
—Creo
que ayuda a estabilizar, pero eso no niega la necesidad de que el diálogo
con los actores que están, en este momento, en el desarrollo
del conflicto debe ejecutarse y deben ser
convocadas.
—¿Cuánto afecta el conflicto a las personas que no quieren participar de las
protestas como comerciantes o el trabajador común?
—A ellos les afecta mucho. Eso es indudable, son los
principales afectados en esta situación de crisis.
Esto debe obligar inmediatamente a las autoridades a tratar de resolver el
conflicto lo más pronto posible
porque si no dejar que se genere esta política de masa
contra masa,
de peruanos enfrentados contra peruanos,
eso no es recomendable bajo ningún punto de vista. Eso exige a las autoridades a encontrar soluciones pronto.
Perú
ya tiene un promedio de 60 fallecidos producto de los enfrentamientos de
protestantes con las fuerzas del orden. Foto: La República.
***
—¿Cómo ve el trato que le han dado
los medios de comunicación a las protestas?
—Uno puede llegar a la conclusión de que en cierta medida han tenido un carácter de alguna manera no tan abierta para enfocar en toda su magnitud el conflicto. El asunto está en la manera como interpretan estas acciones. No dar un solo punto de vista en la opinión pública.
Hay una suerte de parcialización
en ese tipo de comunicaciones.
Muy pocos son los actores regionales o
casi ninguno los que son invitados a conversar con los medios.
—El Congreso no aprobó adelantar las elecciones
este año. ¿Qué consecuencias puede traer al conflicto?
—Es
absolutamente
lamentable el espectáculo que hemos visto ayer.
Hay dos posiciones intransigentes y duras. Las posiciones de extrema
derecha e izquierda, ambas coinciden en que no se haga el proceso electoral el
2023, tal como lo
demanda la población. Es lamentable e injustificable bajo todo punto de vista.
—¿Se puede asegurar que estos
conflictos terminarán pronto?
—Si la situación de conflictividad, de más de un mes en el país, continúa,
va a consolidar una fractura histórica en el Perú. Si no es prontamente canalizado, solucionado o atendido respecto a las demandas de transformación, va a generar una profunda animadversión.
—Por cómo actúan los actores
políticos, ¿cree que durará más tiempo?
—Hay un centralismo excluyente y unas poblaciones
marginadas y destruidas por el poder político.
No hay que pensar que ya en una semana se cansan y se van. Lo
que queda es una fractura histórica,
queda una irreconciliable reconciliación entre Lima y las regiones, entre pobladores limeños y la
población andina y regional. Nada es más trágico que vivir en un país con fracturas históricas y
con situaciones o posiciones irreconciliables.
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