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“Ley de glaciares. “Hoy lo que más nos preocupa
es la Ley de Glaciares”
afirma la especialista. Votada dos veces, sancionada en 2010 y ratificada por la Corte Suprema de Justicia con dos fallos,
en dos oportunidades, la Ley 26.639 de Protección Ambiental de glaciares
y ambiente periglacial -–su nombre oficial--,
corre peligro de derrumbe. “No sabemos en qué escritorio
se decidió cambiarla en tres artículos fundamentales” comparte. La ley vigente plantea que los glaciares
son “un recurso hídrico estratégico para la vida humana” detalla Bilbao.
“Pero esa concepción ya no figura en el Artículo 1.
Y en el 2 se piden requisitos extras para ser
áreas protegidas, o sea que se los desprotege y se habilita la actividad minera”. El Artículo 6 que establece las prohibiciones de la actividad minera “ahora queda sujeto a los artículos 1 y 2 modificados, porque buscan reducir área de
protección periglacial”.
“Esto genera mayor
inseguridad jurídica, aunque promueve las inversiones, claro. Los glaciares son “fábricas de
agua” define Viale. “Allí nacen muchos de los ríos
de nuestro país que dan vida y trabajo a su paso”. Hoy pueden terminar en manos
de corporaciones como la canadiense Barrick Gold porque “Las modificaciones presentadas fueron escritas por sus abogados”. Esta empresa explota glaciares de alta
montaña en San Juan y Mendoza con minas metalíferas, y
quiere expandir sus dominios. Actualmente no puede porque las zonas periglaciales están
inventariadas y protegidas. “Por eso quieren achicar el área protegida” anuncia el
abogado. “Esto está escrito con la idea de liberar áreas
específicas. Es un avasallamiento y es preocupante tanta desprotección”, coincide Bilbao.
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Los ambientalistas aseguran que hay “interesados con nombre y apellido" para la entrega de recursos naturales.
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EXIGEN
ELIMINAR EL "CAPÍTULO AMBIENTAL" DE LA LEY ÓMNIBUS.
Un
centenar y medio de organizaciones enviaron un documento a la Cámara de
Diputados para respaldar la legislación vigente.
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Los
activistas alertan sobre los negocios entre privados que se
abrirían si dejan de existir las leyes que protegen bosques,
glaciares y suelos, entre otras.
Por Patricia Chaina
Fuente Página /12 domingo 28 de enero del 2024.
"Hay que eliminar el capítulo ambiental”. "Es un retroceso y
un duro golpe a la legislación conseguida”. "Entrega recursos soberanos”.
Con estas
definiciones se plantan las organizaciones
ambientalistas en la escena donde crecen los reclamos al proyecto Ley Ómnibus y su adlátere
-–o viceversa--, el mega DNU
de Javier Milei. Lo expresó en el Plenario
de Comisiones el abogado ambientalista Enrique Viale y
lo confirmaron 150 organizaciones
esta semana en una carta dirigida a los Diputados nacionales en defensa de la legislación ambiental vigente, modelo en el mundo en protección de bosques o glaciares.
Exigen eliminar el “capítulo
ambiental” por “lo
preocupante y peligroso” de las propuestas que
“no
tienen relación con las necesidades y urgencias de la situación económica que atraviesa la Argentina, por lo que no hay
justificación alguna para incorporarlas en el paquete de reformas”.
De aprobarse
esta reforma, la Ley de bosques, la de glaciares y la de quema
pueden transformarse en leyes de “desprotección” advierte
Consuelo Bilbao del Círculo de Políticas Ambientales. Aun cuando el dictamen eliminó
el desmonte en zonas protegidas --como pretendía
el texto original--, se endureció respecto a glaciares
dándole entrada a la extracción
minera en sus alrededores. Toda una bienvenida a las corporaciones de la
mega minería.
El
dictamen extiende además el plazo para habilitar la quema de pastizales ante la “ausencia de respuesta de las autoridades”. Propone un
tratado que modifica las normas de propiedad
intelectual de las semillas afectando
especialmente a las criollas, y norma otra
sobre transición energética que solo
involucra al mercado de carbono
("otro
sinsentido" apuntan los expertos). Junto a los artículos destinados
a desfinanciar la protección
ambiental, el capítulo queda en alerta roja y
“se perjudica gravemente al pueblo argentino”
sentencia Viale.
Detrás de los
cambios asoman
“interesados
con nombre y apellido y empresas como la Barrick Gold detrás de la ley de glaciares” detalla el
abogado ante Página/12 al ampliar su intervención en el Congreso,
como referente de la Asociación Argentina de Abogados
Ambientalistas la semana pasada.
Viale señaló allí
al empresario hotelero
Eduardo Elsztain, a Mauricio
Macri y al ministro Luis
Caputo, no solo como responsables del desmonte
de miles de hectáreas. También como parte de quienes conspiran
para que se apruebe el proyecto
que busca
“privatizar las nacientes de agua, apropiarse de recursos mineros -–oro y plata, por caso--, y devastar el monte para el agronegocio”. Algo que buscarán también, sino queda en el articulado de la ley, "al otorgarle las fatales facultades delegadas al Ejecutivo” anticipa.
No es ajuste, es entrega
Dado
que el objetivo no es “achicar gastos” –como
explican las organizaciones- se evidencia el motivo real de los cambios: la entrega de recursos, el despojo.
“Es paradójico, trabajamos mucho las organizaciones
para lograr estas leyes y ahora estamos trabajando para que no las volteen” reflexiona Bilbao. Las modificaciones minimizan los criterios
de protección. “Y se vulnera el principio de no regresión ambiental porque implica disminuir niveles de protección ya alcanzados” agrega.
Viale coincide: “Hasta hace poco debatíamos una
ley de humedales. Ahora retrocedimos y estamos debatiendo leyes sancionadas
hace 15 años: la de bosques y la de glaciares. ¡Estábamos discutiendo el siglo XXI y nos llevaron a discusiones del siglo XIX!”.
En
la tensión se distingue una postal apocalíptica donde
podríamos ver un futuro cercano con aumento de sequía por desforestación, producto
del desmonte o la quema indiscriminada. El agua sería un lujo
arábigo porque las nacientes de los ríos --los
glaciares-- ya no serían un recurso soberano,
estarían en manos privadas, y también sus
alrededores convertidos en campos de extracción minera.
Una postal desoladora. Eso pretende hacia el futuro, el proyecto presentado.
Las organizaciones expresan
su rechazo:
“No creemos que el capítulo
ambiental siquiera se tenga que discutir, tiene que ser eliminado
-–señala Bilbao--. El tema ya se discutió y se
sancionaron leyes modelo: la Ley de Bosques
logró en 2007 frenar la abrupta
curva de aumento de los desmontes, sobre
todo en Chaco. La tasa bajo considerablemente y
eso es importante para nuestros bosques. Sin esa
ley podría haber sido una catástrofe”.
Ley de glaciares
“Hoy lo que más nos preocupa es la Ley de Glaciares” afirma la especialista. Votada dos
veces, sancionada en 2010 y ratificada por la
Corte Suprema de Justicia con dos fallos, en dos oportunidades, la Ley 26.639 de Protección
Ambiental de glaciares y ambiente periglacial -–su nombre oficial--, corre
peligro de derrumbe.
“No sabemos en qué escritorio se decidió cambiarla en tres artículos
fundamentales” comparte.
La ley vigente plantea
que los glaciares son
“un recurso
hídrico estratégico
para la vida humana” detalla Bilbao. “Pero esa concepción ya no figura en el
Artículo 1. Y en el 2
se piden requisitos extras para ser áreas protegidas, o sea que se los
desprotege y se habilita la actividad minera”. El
Artículo 6 que establece las prohibiciones de la
actividad minera “ahora queda sujeto a los
artículos 1 y 2 modificados, porque buscan
reducir área de protección periglacial”.
Esto
genera mayor inseguridad jurídica, aunque
promueve las inversiones, claro. Los glaciares son
“fábricas de agua” define Viale.
“Allí nacen muchos
de los ríos de nuestro país que dan vida y trabajo a su
paso”. Hoy pueden terminar en manos de corporaciones como la canadiense Barrick Gold porque “Las modificaciones
presentadas fueron escritas por sus abogados”.
Esta
empresa explota glaciares de alta montaña en San Juan y
Mendoza con minas
metalíferas, y quiere expandir sus dominios. Actualmente no puede porque
las zonas periglaciales
están inventariadas y protegidas.
“Por eso quieren achicar el área protegida” anuncia el abogado. “Esto está escrito con la idea de liberar áreas específicas. Es un avasallamiento y es preocupante tanta desprotección”, coincide Bilbao.
Sobre bosques y quemas
En bosques hubo cambios,
entre el proyecto y
el dictamen
conocido hasta ahora, como en otras áreas. El texto
original permitía desmontar zonas de máxima protección: rojas y amarillas.
“Esto
se eliminó en el dictamen, pero queda la modificación del Fondo para la protección de bosques nativos”, señala Bilbao sobre el Fondo
que contaba con el 0,3% del presupuesto nacional
y el 0,2 de retenciones. Se eliminan también las partidas presupuestarias fijas y
se deja las partidas a discrecionalidad del
Ejecutivo.
En
cuanto a quemas la
situación “se agravó” en el dictamen porque
permite ante un pedido de autorización
de quema con 90 días sin respuesta,
entender una autorización “tacita”. Considerando
las sequías y los incendios no se debería
ignorar a la autoridad local:
“Corrientes
perdió el 12% de la provincia por incendios. Tuvimos
meses de humo en las riberas del Paraná por los incendios en Santa
Fe” acierta Viale.
La
norma sin embargo ignora a las autoridades al
momento de evaluar si hacer o no una quema. Se ignoran también las sanciones
por quema indebida: cuando no se autorizan por cuestiones climáticas, pero el productor igual quema. Ya no habría sanción si se propaga un incendio como establece la Ley 26.562 de actividades de quema. Por eso exigen y concluyen de cara al tratamiento del
articulado, que "estas modificaciones y sus consecuencias perjudican
gravemente al pueblo argentino”.
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