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“Plan secreto de la extrema derecha. El 10 de enero, la red Correctiv de
investigación periodística develó la existencia de un preocupante Plan Secreto. En caso de
que la Alternativa para
Alemania gane las próximas elecciones,
ese Plan concibe la expulsión del país de miles de extranjeros
o de origen extranjero (https://correctiv.org/). Correctiv elaboró un trabajo periodístico muy
bien documentado que parte del 23 de noviembre
del año pasado, día en el cual en la propia ciudad de
Potsdam se reunieron miembros de esa fuerza política y representantes de grupos neonazis junto con
potentes empresarios
y aliados austríacos.
Según Correctiv, en esa reunión
planearon nada menos que la expulsión de millones de
personas de Alemania”. Conmovidas por la revelación de Correctiv miles de
personas se movilizaron el domingo 14 de enero en
distintas ciudades alemanas, aunque fue en Potsdam,
a escasos 40 kilómetros al sur de Berlín, donde
se realizó la principal convocatoria a
iniciativa del alcalde socialdemócrata Mike
Schubert. En la misma también estuvo presente el canciller Scholz, acompañado de varios dirigentes de primera línea
de la alianza gubernamental. Scholz se pronunció
contra «los extremistas»,
advirtiendo que la extrema
derecha intenta explotar las movilizaciones
sociales, sobre todo las de los agricultores. El
lunes 16, un día después de la protesta en Potsdam, se realizaron nuevas movilizaciones contra la
ultraderecha en Leipzig, Essen y Rostock. A partir de entonces,
las protestas contra la ultra derecha se han multiplicado y
expandido durante toda la semana en las principales
ciudades del país. Indirectamente, le da aire político al Gobierno de Olaf Scholz.
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DECENAS DE MILES DE
MANIFESTANTES GANAN LAS CALLES CONTRA LA ULTRADERECHA ALEMANA.
La crisis económica
envalentona a la reacción.
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Por Sergio Ferrari
| 23/01/2024 | Economía
Fuentes. Revista Rebelión miércoles 23 de enero del 2024.
La movilización como principal
protagonista
La alicaída locomotora del continente europeo no termina de sorprender a
causa del incremento de la protesta social que
denuncia el mal momento de la economía alemana. Oportunista, la ultraderecha agazapada, muestra sus dientes y
entrena sus músculos. Sin embargo, una respuesta popular
superlativa se protagoniza en las calles
a partir del 14 de enero contra los planes “secretos” y xenofóbicos de esos sectores conservadores.
Más
de 200.000 personas salieron a la calle
el sábado 20 de enero en varias ciudades de Alemania
para protestar contra la extrema derecha. Diversas fuentes de prensa
señalan la realización de casi un centenar de
movilizaciones este tercer fin de semana del mes. Al menos 35.000 manifestantes en Fráncfort.
Número similar (siempre según fuentes oficiales de la policía) en Hannover, Dortmund y Hamburgo. Y más de 10.000 en Kassel, Nuremberg y
Erfurt. Este domingo continúan las protestas callejeras en ciudades
emblemáticas como Berlín.
Las concentraciones progresistas que se expanden
en todo el país a partir del domingo 14 de enero ya
figuran entre las más significativas de los últimos años. Arrancaron solo
cuatro días más tarde que el colectivo Correctiv de
investigación periodística informara, el pasado 10 de
enero, sobre un plan secreto que la extrema derecha aplicaría en caso de llegar al
gobierno de Alemania. Esas manifestaciones
adquieren, además, un significado especial, en un país que en las semanas
precedentes era escenario de importantes protestas del
mundo rural y de diversos sindicatos, cada uno por sus propias reivindicaciones.
El lunes 15 de enero Berlín se transformó de capital del país
en una amplia granja, en la cual no menos de 6.000 tractores cambiaron por algunas horas su
fisonomía urbana. La histórica Puerta de Brandeburgo se
vio bloqueada por miles de agricultores.
En esta protesta antigubernamental no faltaron algunos
militantes de la ultraderechista
Alternativa por Alemania (AfD). Sin embargo, los organizadores del
tranque de Berlín, la Asociación de Agricultores
Alemanes (DBV), se distanciaron formalmente de esa fuerza política.
Según dicha Asociación, se movilizaron a Berlín más de 30.000 agricultores, aunque las autoridades gubernamentales trataron de reducir significativamente dicha cifra. En todo caso, y como lo señalaron diferentes medios de prensa, fue una de las movilizaciones de este tipo más numerosas desde la reunificación alemana. Cerró, además, una semana entera de luchas descentralizadas y cortes de rutas en distintos lugares del país. Su principal reclamo reivindicatorio: que el Gobierno de coalición (socialistas, verdes y liberales), que encabeza el socialdemócrata Olaf Scholz, de marcha atrás con los recortes de los subsidios para el sector agrario decretados a fines del año pasado. En diciembre, el Gobierno alemán se vio obligado a reducir el presupuesto del Estado para 2024 debido a una decisión del Tribunal Constitucional que no le autorizó relocalizar para el campo, a industria y la transición ecológica, partidas presupuestarias excedentarias no usadas durante la pandemia de Covid-19.
Como informó
la Deutsche Welle, las protestas de los agricultores
alemanes
“están poniendo contra las cuerdas al Gobierno, que ya se retractó de algunas de las medidas, aunque mantiene
por el momento el plan de eliminar por completo
el subsidio al diésel agrícola hasta el año 2026”
Según el
cotidiano suizo Le Temps en un
artículo del 15 de enero,
“la
movilización de los agricultores aumenta la presión sobre el gobierno, cuyo índice
de aprobación nunca ha sido tan bajo”.
La extrema derecha, en auge,
sobre todo en la región
oriental del país, intenta aprovecharse de la revuelta
del sector rural. Ese mismo artículo refiere a una reciente encuesta
realizada para el diario Bild, según
la cual
“el
64% de los alemanes afirmaron que les
gustaría un cambio de gobierno”.
En las
últimas semanas, muy diversos sectores, desde la
metalurgia hasta la educación y el transporte,
organizaron protestas en un contexto económico
de lento crecimiento y aumento de precios
Por otra
parte, la segunda semana de enero, en paralelo a
las jornadas de protesta del mundo rural,
también el Sindicato Alemán de
Maquinistas (GDL) se lanzó a la
huelga, paralizando entre el martes 9 y el viernes 12 de enero casi el 80% del tráfico ferroviario de pasajeros y de mercancías en el país. El impacto de la huelga se hizo sentir en toda
Europa, ya que a través de Alemania pasan seis de los 11 corredores principales del transporte
de carga del continente.
La medida de
fuerza del sindicato, que reúne cerca de 10.000 miembros, planteaba dos reivindicaciones centrales: aumentos salariales para compensar la inflación y la semana laboral
de 35 horas, concentrando el trabajo en
solo cuatro días.
El complejo panorama sindical amenaza con nuevos vientos
de tormenta para las próximas semanas. Los trabajadores
de tierra de la empresa aérea Lufthansa, que transitan por una fase de
discusión de su convención colectiva de trabajo,
anticiparon posibles medidas de fuerza en caso
de no lograrse acuerdos. Situación semejante a la de los empleados de comercios mayoristas y minoristas, que ya
en diciembre habían realizado huelgas cortas de
advertencia y que podrían lanzarse a una nueva etapa más radical de protestas en caso de que no se suscriban
los nuevos acuerdos laborales con la patronal.
La línea de frontera entre protesta social (y antigubernamental) y capitalización política, como la concibe la ultraderecha, parece ser hoy muy estrecha en un país polarizado y con evidentes problemas económicos. Esto también lo comprenden amplios sectores de la población que ven con preocupación el crecimiento acelerado de las fuerzas reaccionarias en el país,
Así fue la reunión donde la ultraderecha alemana, planteo la expulsión de millones de migrantes.
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Plan secreto de la extrema derecha
El 10 de
enero, la red Correctiv de
investigación periodística develó la existencia de un preocupante Plan Secreto. En caso de
que la Alternativa para
Alemania gane las próximas elecciones,
ese Plan concibe la expulsión del país de miles de extranjeros
o de origen extranjero (https://correctiv.org/). Correctiv elaboró un trabajo periodístico muy
bien documentado que parte del 23 de noviembre
del año pasado, día en el cual en la propia ciudad de
Potsdam se reunieron miembros de esa fuerza política y representantes de grupos neonazis junto con
potentes empresarios
y aliados austríacos.
Según Correctiv, en esa reunión
planearon nada menos que la expulsión de millones de
personas de Alemania”.
Conmovidas
por la revelación de Correctiv miles
de personas se movilizaron el domingo 14 de enero en
distintas ciudades alemanas, aunque fue en Potsdam,
a escasos 40 kilómetros al sur de Berlín, donde
se realizó la principal convocatoria a
iniciativa del alcalde socialdemócrata Mike
Schubert. En la misma también estuvo presente el canciller Scholz, acompañado de varios dirigentes de primera línea
de la alianza gubernamental. Scholz se pronunció
contra «los extremistas»,
advirtiendo que la extrema
derecha intenta explotar las movilizaciones
sociales, sobre todo las de los agricultores. El
lunes 16, un día después de la protesta en Potsdam, se realizaron nuevas movilizaciones contra la
ultraderecha en Leipzig, Essen y Rostock. A partir de entonces,
las protestas contra la ultra derecha se han multiplicado y
expandido durante toda la semana en las principales
ciudades del país. Indirectamente, le da aire político al Gobierno de Olaf Scholz.
Explota la indignación antifascista
Esa denuncia periodística cayó como una bomba en Alemania y se convirtió en noticia prioritaria en
numerosos medios europeos de información. Además, tal como informa Euronews,
“los
resultados de la investigación provocaron indignación
entre todos los demás partidos políticos del
país y han reabierto el debate sobre la eventual ilegalización de Alternativa para Alemania.
Para estas fuerzas políticas, los planes de la extrema derecha recuerdan el capítulo más oscuro de
la historia alemana”.
Por su
parte, el cotidiano francés Le Monde comentó
sobre la “onda de choque” que produjo dicha
investigación. E informó en su edición digital del 14
de enero que, en la reunión de noviembre en Potsdam,
el cofundador del Movimiento
Austríaco de Identidad (IBÖ), Martin Sellner, compartió con sus pares
alemanes un proyecto para expulsar hacia el
norte de África a unos dos
millones de personas. Básicamente solicitantes de asilo, extranjeros y ciudadanos alemanes considerados
como “no asimilados”. Entre los miembros de AfD
presentes en la reunión de noviembre, se encontraron, entre otros, Roland Hartwig, representante personal de Alice Weidel, presidenta
del partido de extrema
derecha; el diputado Gerrit Huy y el presidente del grupo parlamentario
regional de AfD en Sajonia, Ulrich
Siegmund.
Según Le
Monde, estas revelaciones provocaron conmoción en el paísen
momentos en que las encuestas muestran una dinámica ascendiente favorable para
la AfD, con una intención de voto a nivel
nacional del 21 al 23%. El
partido ultraderechista
incluso supera el 30% de intención de voto en
los Estados de la antigua Alemania Oriental,
como Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde
durante la segunda mitad del año se celebrarán cruciales elecciones regionales
Perspectiva económica preocupante
Si
el año 2023 fue especialmente sombrío para los alemanes, el 2024 no será mejor, según afirma el Instituto Económico IW. De hecho, este último
prevé una caída del producto interior bruto (PIB) del 0,5%
en 2024. Los expertos han revisado
significativamente a la baja sus previsiones desde el pasado mes de septiembre
y siguen calculando un escaso crecimiento del 0,9% para
el año en curso.
La
caída de la economía alemana que pasó a números rojos en
el 2023 se debió, particularmente, al coste
elevado de la energía (corolario de la guerra Rusia-Ucrania),
los altos tipos de interés y la desaceleración de la demanda externa, factores
todos que debilitaron su fuerza industrial y sus
exportaciones.
El periódico francés La Tribune,
titulaba el pasado 16 de enero un análisis
económico
“Malas
noticias en Alemania, tras la recesión se confirma el aumento de la inflación”. El mismo afirma que “los reveses de la
economía alemana continúan. Tras confirmar el 15 de enero su entrada en recesión, la inflación
aumentó el pasado mes de diciembre hasta el 3,7%, según
el instituto de estadística Destatis. Las perspectivas para 2024 tampoco son muy optimistas”.
País
en crisis, sociedad movilizada,
nación profundamente polarizada. En el cual la
tensión entre la visible crisis económica y la provocación de la ultraderecha
definen un escenario muy particular, no exento de
sorpresas políticas mayores.
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