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“Dicha concentración
es alarmante, y no solo por la cantidad de información en tan pocas manos. También por la enorme diversidad de sectores donde impera, ya que
prácticamente abarca todas las categorías más críticas
y relevantes de servicios en línea: desde la IAgenerativa (en plena expansión tras el lanzamiento de
ChatGPT en noviembre de 2022) hasta las redes sociales,
pasando por el comercio
electrónico, la transmisión
de video, noticias,
mensajería, metaverso y videojuegos, así como servicios
financieros y de criptomonedas
“De esta rápida radiografía
surgen dos
constataciones: el volumen fundamental y el control de internet está en manos de un puñado de grandes empresas transnacionales (en su
mayoría, monopólicas), las cuales controlan un abanico de
actividades tan esenciales como decisivas para
el funcionamiento diario de la humanidad, con
énfasis en productos rentables. Por consiguiente, la brecha
digital se corresponde con una forma de organizar la arquitectura económico-financiera mundial. De ahí,
también, un punto de tensión irresoluble: ¿en qué medida se puede imaginar un internet (y un mundo digital) equitativo
e inclusivo, esencial incluso para la educación y la formación humana, si es controlado por
actores monopólicos con sus propias lógicas y objetivos de rendimiento
empresarial?
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MÁS TELÉFONOS CELULARES Y MÁS
CONEXIONES DE INTERNET. Sin embargo, el sueño de un planeta conectado al servicio de todas y
todos parece irrealizable.
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La brecha digital separa regiones
y grupos etarios en una realidad global en
la que tres de cada cuatro personas mayores de diez años poseen un teléfono celular. Sin embargo, solo un 65% logra acceder a la red (https://news.un.org/es/story/2023/12/1526712).
Por Sergio Ferrari.
Fuente. Página /12 miércoles 3 de enero
del 2024.
En septiembre pasado la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT) informó
que 2.600 millones de personas,
alrededor de un tercio de
la población mundial, todavía en 2023 carecen de acceso a
internet. Según swissinfo.ch, la principal plataforma helvética de información, esta cifra supone
una ligera reducción con respecto a los 2.700 millones el año anterior. En ambos casos, se
trata aproximadamente de la mitad de los 5.400 millones
que ya se encuentran conectadas –
“El mayor número de personas
con acceso en la historia”. Sin embargo, a pesar
de este logro, las tendencias actuales no garantizan el
objetivo de una conectividad «universal y
significativa» para el año 2030 (https://www.swissinfo.ch/spa/brecha-digital_onu-advierte-que-un-tercio-de-la-poblaci%C3%B3n-mundial-permanece-sin-acceso-a-internet-en-2023/48806528).
A fines de noviembre, la Unión Internacional de Telecomunicaciones
(UIT), la organización de las Naciones Unidas dedicada al tema, comentó que “los últimos datos sobre conectividad mundial muestran un crecimiento, aunque
persisten las brechas”.
El análisis del tráfico
de internet y la cobertura de red 5G, la más veloz de uso doméstico, dejan al descubierto las marcadas diferencias entre los países de ingresos
altos y los de ingresos bajos (https://www.itu.int/es/mediacentre/Pages/PR-2023-11-27-facts-and-figures-measuring-digital-development.aspx).
Según Hechos y Cifras, la publicación de
referencia de la UIT, el
“progreso constante pero desigual en
el ámbito de la conectividad mundial a través de
internet” confirma la realidad de desigualdades significativas
a nivel global.
En su análisis
pionero del uso de datos de internet, la UIT comprobó
que en 2022 los servicios de banda ancha fija
(la que predomina en las oficinas y los hogares) representaron más del 80% del tráfico mundial, superando con creces las redes de banda
ancha móvil. En los países de bajos ingresos,
y debido a los elevados precios y la falta de infraestructura, la población
solo cuenta con un abono
de banda ancha fija por cada 100 personas.
Los costos siguen siendo un obstáculo importante a la conectividad y un factor fundamental de esta brecha digital mundial. En las economías de bajos ingresos, el precio medio de un abono básico de banda ancha móvil representa el 8,6% del salario medio, mientras que en los países de altos ingresos tan sólo el 0.4%. En otras palabras: aproximadamente 22 veces más caro.
Tráfico de internet:
revelador de desigualdades-
Por otra parte, según el informe de la UIT, en los países “pobres”
el número de personas conectadas a la red no solo es menor; también
utilizan menos datos,
“por lo que no están aprovechando plenamente el potencial de la conectividad o los beneficios de la
transformación digital”.
Hechos y Cifras 2023 subraya que esta desigualdad global también se verifica en el uso de la red telefónica móvil
5G, lanzada en 2019,
y que en el presente cubre casi un 40% de la población mundial. Sin embargo, y al igual que lo que
sucede con el tráfico de datos de internet,
mientras que en los países
de ingresos altos abarca un 89% de la población,
en los países de bajos
ingresos es prácticamente inexistente. En
gran parte de los países
de menos recursos, la red móvil 3G, mucho
menos potente que la 5G, suele ser el único medio para conectarse
telefónicamente y acceder a internet. La
situación se agrava cuando se considera que la red 3G
no es suficiente para acceder a todas las ventajas de la tecnología digital, como los diagnósticos
médicos a distancia o el aprendizaje en
línea. En cuanto al servicio 4G, aun cuando
sigue ofreciendo una vía efectiva para la conectividad,
solo llega al 39% de la población en los países de ingresos bajos.
Fractura regional
profunda
Los 5.400 millones que utilizan internet ejemplifican un mapa propio de las grandes desigualdades geográficas. En Europa, la Comunidad de Estados Independientes (9 de los que fueron parte de la Unión Soviética) y las Américas, alrededor del 90%
de la población tiene acceso al internet.
Porcentaje que se reduce a menos del 70% en los Estados Árabes,
Asia y el Pacífico.
Y que cae abruptamente a tan solo un 37% en África.
Las diferencias de acceso no
solo dependen de
características regionales,
sino también de género y edad. A nivel global, el 70% de los hombres
utilizan internet, frente al 65% de las mujeres (en ambos casos, estos porcentajes suponen un
leve aumento con respecto a 2022).
Por otra parte, los jóvenes están más
conectados que el resto
de la población. En
2023, el 79% de las personas entre los 15 y los 24 años utilizó internet, aproximadamente 14 puntos porcentuales más que el resto de la población. Por
último, el 81% de la población urbana tiene acceso, aproximadamente 1,6
veces más que la población en áreas
rurales.
Más allá de porcentajes
y cifras.
Mientras que la UIT
le da seguimiento al desarrollo técnico de
la conectividad mundial, la
Conferencia Internacional sobre Teoría y Práctica de la Gobernanza Electrónica (International Conference on
Theory and Practice of Electronic Governance, o ICEGOV), promueve la reflexión conceptual de fondo para avanzar hacia un conocimiento digital equitativo e inclusivo (https://www.icegov.org).
En septiembre pasado, el Programa Información para Todos de
la UNESCO (PIPT)
y el Centro
Regional de Estudios sobre el Desarrollo de la Sociedad de la Información
(Cetic.br|NIC.br), con
el apoyo de la oficina de la UNESCO en Montevideo, organizaron conjuntamente una mesa redonda
y un taller en Belo Horizonte, Brasil, en el
marco de la ICEGOV 2023. El tema central de estos eventos simultáneos
fue la necesidad de políticas basadas en
evidencia para cultivar una sociedad del conocimiento digital equitativa e inclusiva, con
especial atención a la región de América Latina y el
Caribe (https://www.unesco.org/es/articles/avanzando-en-la-gobernanza-digital-mediante-politicas-basadas-en-evidencia-en-america-latina-y-el).
En octubre de 2024 la ICEGOV realizará su próxima conferencia internacional, esta vez en África del Sur, bajo el título “Confianza y gobernanza digital ética para el mundo que queremos”. La misma será parte de un proceso de reflexión que en los últimos 16 años ya ha promovido encuentros similares en 13 países en todos los continentes.
Iniciativas y procesos en marcha que, si bien enriquecen la
reflexión, siempre se confrontan con realidades
condicionantes muy concretas, como el monopolio del
tráfico global de internet. En 2022, según la Revista Byte TI, más de
la mitad (56%)
de este tráfico estuvo en manos de seis gigantes tecnológicos: Google, Facebook, Netflix, Amazon, Microsoft y Apple
(https://revistabyte.es/actualidad-it/las-6-empresas-flujo-de-internet/).
El blog
especializado Cloudflare señaló que, a fines de 2023, y a pesar del decline en popularidad de Netflix, esta lista
se ha expandido a diez debido a la incorporación de otros cinco gigantes: TikTok, YouTube, AWS, Instagram,
e iCloud.
Dicha concentración
es alarmante, y no solo por la cantidad de información en tan pocas manos. También por la enorme diversidad de sectores donde impera, ya que
prácticamente abarca todas las categorías más críticas
y relevantes de servicios en línea: desde la IAgenerativa (en plena expansión tras el lanzamiento de
ChatGPT en noviembre de 2022) hasta las redes sociales,
pasando por el comercio
electrónico, la transmisión
de video, noticias,
mensajería, metaverso y videojuegos, así como servicios financieros y de
criptomonedas (https://blog.cloudflare.com/radar-2023-year-in-review-internet-services-es-es).
De esta rápida radiografía
surgen dos
constataciones: el volumen fundamental y el control de internet está en manos de un puñado de grandes empresas transnacionales (en su
mayoría, monopólicas), las cuales controlan un abanico de
actividades tan esenciales como decisivas para
el funcionamiento diario de la humanidad, con
énfasis en productos rentables. Por consiguiente, la brecha
digital se corresponde con una forma de organizar la arquitectura económico-financiera mundial. De ahí,
también, un punto de tensión irresoluble: ¿en qué medida se puede imaginar un internet (y un mundo digital) equitativo
e inclusivo, esencial incluso para la educación y la formación humana, si es controlado por
actores monopólicos con sus propias lógicas y objetivos de rendimiento
empresarial?
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