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“En este marco, vale destacar la reciente afirmación
del presidente Xi Jinping de que “El camino del Estado de derecho socialista con
características chinas debe mantenerse con un
compromiso inquebrantable”. Xi resaltó la idea
de reforzar la construcción de un sistema jurídico vinculado
al extranjero para promover una “apertura de alto nivel”, así como estar atentos para
“contrarrestar los riesgos y desafíos externos”. Así mismo,
llamó la atención sobre la importancia y
urgencia del tema, afirmando que el principal objetivo de desarrollar la gobernanza jurídica en los asuntos exteriores es salvaguardar los intereses del
país y del pueblo a través de métodos legales, promover el progreso
del Estado de derecho internacional y fomentar la formación de una comunidad de destino unido para la humanidad.
“Estas ideas cobran
extraordinaria vigencia
cuando China, por una parte, ha iniciado una trascendental transformación de su política exterior encaminada a jugar un papel más relevante en los
asuntos internacionales. Y por la otra, toma conciencia que en su ejecutoria tendrá
indeclinablemente que enfrentarse a la retórica occidental que propone construir un “sistema internacional basado en reglas”, las que por
supuesto son elaboradas y aceptadas por ellos mismos. Xi
convocó a los ciudadanos y empresas chinas a
guiarse por las leyes y reglamentos locales cuando
estén en el extranjero y aplicarlas para proteger sus derechos e intereses. Asimismo, expuso
que se deben realizar esfuerzos por mejorar las
medidas y normativas pertinentes de manera tal que faciliten la vida de los extranjeros que viven en China.
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FUSIÓN DEL MARXISMO Y
FILOSOFÍA ANTIGUA EN LA GESTIÓN EN CHINA.
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Caracas (Prensa Latina) La revolución china triunfante en 1949 introdujo nuevas variables para la construcción
de un pensamiento propio. Su filosofía, que
surgió a partir de los siglos VI y V a.C. tuvo
en Confucio y Laozi
sus principales, aunque no únicos exponentes.
Por Sergio Rodríguez Gelfenstein*, colaborador de Prensa Latina.
Fuente. Firmas Selectas. Prensa Latina. Martes 30 de enero del 2024.
Desde ese momento,
la larga historia China está
preñada de novedosas investigaciones y opiniones en búsqueda de la sabiduría, el valor de la vida
en sociedad, la importancia de las relaciones humanas y los valores
morales para sostenerla. De ello y de muchos otros elementos se compone
el pensamiento filosófico antiguo de China.
El siglo XX supuso la introducción de la filosofía occidental, en particular de las ideas de Marx, Engels y Lenin, que interpretadas por Mao Zedong de acuerdo a la idiosincrasia propia, originó un particular paradigma que dio soporte al inicio de la construcción del socialismo en China. Casi a finales del siglo pasado, el máximo dirigente nacional Deng Xiaoping fusionó el pensamiento tradicional chino con las ideas marxistas leninistas y los aportes de Mao, introduciendo además algunas doctrinas arraigadas en Occidente para crear un novedoso cuerpo de conceptos que –sin tener parangón con otra creencia o teoría– soportan el ideario actual de China, sobre el cual está edificado el potencial de la sociedad de cara al futuro.
El
marxismo-leninismo, el
ideario del presidente Mao, la religión budista y hasta siete escuelas filosóficas
propias se han imbricado para construir un pensamiento peculiar y autóctono. Una de esas escuelas, con gran influencia en la actualidad es la
de los legalistas. Los antecedentes del
pensamiento legalista en la antigua China vienen dados por los estudios del maestro Guan Zhong
durante el siglo VII
(a.C.) quien formuló soluciones prácticas para la realización de un buen gobierno, temática
que se convirtió en eje de las propuestas de subsecuentes seguidores de esta escuela.
Algunos exponentes
posteriores del legalismo
fueron Shen Buhai,
considerado el primero en trabajar la idea de ley (fa);
Shang Yang, quien
centró sus trabajos en las técnicas
para un buen gobierno (shu), y Shen Dao, cuyo mayor
esfuerzo estuvo encaminado a la búsqueda de tendencias
para el uso de la fuerza como fundamento del sostenimiento del poder, todos ellos en el siglo
IV (a.C.). Pero sin duda el mayor exponente del legalismo fue Han
Fei quien se planteó sintetizar y reunir todas las ideas esbozadas por los seguidores de esta escuela, según la cual la ley escrita es lo más
importante a fin de que el Estado y el Príncipe adquieran y conserven poder y riqueza. En el libro del Maestro Han Fei, obra cimera de esta escuela, se exponen las ideas políticas de los legalistas a partir de un profundo conocimiento de su época, desprendiéndose de hechos anteriores, pues
consideraban que el incesante cambio de las circunstancias políticas y sociales obliga a análisis puntuales en
tiempo y espacio y a métodos innovadores por
parte de los gobernantes. A este respecto, Shan Yang escribió que:
“Cuando los principios que
guían a la gente se vuelven inadecuados frente a las nuevas circunstancias, sus
estándares valorativos deben cambiar. Cuando
cambian las condiciones reales del mundo, también han de ponerse en práctica
principios distintos”.
Los legalistas
propugnaban un control
estatal tan rígido que, a pesar de ser defensores acérrimos de la propiedad privada, sus puntos de vista dejaban a esta
limitada de manera superlativa en sus derechos. La concepción legalista de establecer un
cuerpo de leyes explícitas y promulgadas de
manera pública a fin de ser conocidas por toda la sociedad,
chocaba con la práctica del gobierno basado en ritos y tradiciones. En ese sentido, de forma
contradictoria, apuntaban directamente a la organización y dirección del Estado y al éxito político y militar más que a los
asuntos jurídicos propiamente dichos.
Shang Yang se
dedicó de forma especial a estos asuntos cuando desempeñó un importante papel
como asesor del monarca
a comienzos del siglo V
(a.C), elaboró reformas encaminadas a
garantizar la supremacía del Estado y a abolir los privilegios de
la aristocracia. Así mismo, escribió un código único de
cumplimiento para toda la sociedad sin
distinciones de clase, organizando el gobierno sobre la base de una cuantiosa burocracia que
dependía directamente del monarca.
Por su parte, a través de su notable obra, Han Fei desarrolló como nunca antes algunas categorías orientadas al
mejor control de la sociedad y al alcance de la armonía social. Entre ellas, la más importante es la “ley” introducida con anterioridad por Shang Yang establecida
como normas y órdenes escritas que usa el gobernante para vigilar e intervenir en la sociedad, manteniendo el poder
sobre sí mismo a partir de la efectividad
que se hace patente a través de dos instrumentos de poder
(erbing): la aplicación de castigos
y la concesión de premios.
Muchos de sus aportes, junto a los de Confucio, amalgaman la doctrina que dio las características del imperio chino durante dos mil años. La influencia de las propuestas de los legalistas se manifestó en la unidad
ideológica del pueblo y el gobierno, la unificación política y militar del territorio, la
importancia del bienestar económico del pueblo como sustento del gobernante, la
importancia de la eficiencia y realismo en el
cumplimiento de los objetivos políticos del gobierno,
todas ellas tareas presentes en la gestión del gobierno
actual.
En este marco, vale destacar la reciente afirmación
del presidente Xi Jinping de que
“El camino del
Estado de derecho socialista con
características chinas debe mantenerse con un
compromiso inquebrantable”. Xi resaltó la idea
de reforzar la construcción de un sistema jurídico vinculado
al extranjero para promover una “apertura de alto nivel”, así como estar atentos para
“contrarrestar los riesgos y desafíos externos”.
Así mismo, llamó la atención sobre la importancia y urgencia del tema, afirmando que el principal
objetivo de desarrollar la gobernanza jurídica en
los asuntos exteriores es salvaguardar los intereses del país y del pueblo
a través de métodos legales, promover el progreso del Estado de derecho internacional y
fomentar la formación de una comunidad de
destino unido para la humanidad.
Estas ideas cobran
extraordinaria vigencia
cuando China, por una parte, ha iniciado una trascendental transformación de su política exterior encaminada a jugar un papel más relevante en los
asuntos internacionales. Y por la otra, toma conciencia que en su ejecutoria tendrá
indeclinablemente que enfrentarse a la retórica occidental que propone construir un “sistema internacional basado en reglas”, las que por
supuesto son elaboradas y aceptadas por ellos mismos.
Xi convocó a los
ciudadanos y empresas chinas a guiarse por las leyes y reglamentos locales cuando estén en el extranjero y aplicarlas para proteger
sus derechos e intereses. Asimismo, expuso que se deben realizar esfuerzos por mejorar las medidas y normativas
pertinentes de manera tal que faciliten la vida de los extranjeros
que viven en China.
Además, sostuvo que su país
debería participar activamente en la
elaboración de normas internacionales, así como
promover el Estado de derecho en las relaciones
internacionales para crear un sistema “abierto y
transparente”. También mencionó la necesidad de elevar
oportunamente a rango de ley, las medidas
efectivas y la experiencia madura de apertura al
exterior de alto nivel, como el desarrollo de zonas
piloto de libre comercio.
Finalmente, hizo un llamado para que China se esfuerce en el reforzamiento de la confianza en el Estado de derecho a fin de aplicar
activamente en política exterior sus conceptos,
propuestas y prácticas de éxito únicos. Así
mismo, manifestó que
era necesario promover la transformación creativa y
el desarrollo de la cultura jurídica tradicional china.
rmh/srg
*Licenciado en Estudios
Internacionales, Magister en Relaciones Internacionales y Globales. Doctor en
Estudios Políticos
(Tomado de Firmas Selectas)
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