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“Un partido alejado del idealismo político, menos social y con las
encuestas en contra. En
virtud de cambios así, la periodista, autora y columnista del diario
berlinés Die Tageszeitung,
Charlotte
Wiedemann, ha escrito que “la
evolución que han experimentado los Verdes
(y la socialdemocracia
mucho antes) significa que la política
progresista radical ya no tiene una voz organizada”. Para ella, hubo un tiempo en que Los Verdes se identificaron con el eslogan “otro mundo es
posible”. Pero ya no es así. “La protección intransigente de los derechos humanos,
una ética universalista de la justicia
y la convicción de que otro mundo es posible ya no tienen cabida en Los Verdes”, ha escrito Wiedemann en Die
Tageszeitung, un periódico, a priori,
de línea editorial cercana al partido
ecologista del Gobierno de Scholz.
Ayuda a entender a esa comentarista el
que a finales de este año se haya escuchado a Ricarda
Lang hablar de que el país
necesita más ritmo a la hora de expulsar a inmigrantes sin opciones de quedarse en el
país para no
lastrar así a unos municipios que se dicen “saturados”.
Lo mismo ocurre cuando ahora Los Verdes participan de los acuerdos entre los
partidos en el poder para salir del caos
presupuestario del Ejecutivo, que acata sin rechistar la decisión del Tribunal Constitucional.
Eso implicará ahorros y lo que en el Frankfurter Rundschau, otro
periódico afín a Los Verdes, ha llamado “un cambio político
estructural asocial”.
Ya sea en su carrera hacia el poder en 2021 y, después, con sus
correcciones en política energética y
climática, internacional, y ahora social, Los Verdes alemanes no están donde
muchos de sus seguidores y militantes les esperan o, mejor dicho, les esperaban. En los sondeos, la intención de voto al partido
ecologista ha bajado respecto del casi 15% cosechado
en las elecciones
generales de 2021, en las que Los Verdes fueron la tercera fuerza más votada. Encuestas
recientes sitúan a Los Verdes como cuarta fuerza,
con un 12% de los votos, por detrás de SPD (15%), la ultraderechista Alternativa para Alemania (23%) y
la CDU (32%).
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LOS VERDES ALEMANES YA NO SE
ACUERDAN DEL «OTRO MUNDO POSIBLE» y los votantes comienzan a olvidarlos.
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Por | 10/01/2024 | Ecología social
Fuente Rebelión miércoles 10 de enero
del 2024.
Fuentes: Infolibre [Imagen:
Annalena Baerbock, ministra de Exteriores y destacada dirigente de Los Verdes]
Los socios de
Gobierno de Scholz han cambiado tanto en los últimos dos años que ya tienen
dificultades para identificarse como una opción ‘verde’
El
apagón nuclear ha sido uno de los grandes objetivos históricos de Los Verdes,
pero el corte del grifo del gas ruso por la guerra de Ucrania ha trastocado
todos los planes
No
hace tanto parecía que Los Verdes
alemanes iban camino de convertirse en un partido de masas, un sustituto
del Partido Socialdemócrata de Alemania
(SPD) en el progresismo germano. En los últimos compases de la era Merkel,
había quien se aventuraba incluso a predecir que Los Verdes serían el gran partido del centro-izquierda de Alemania.
Pero
luego llegaron las elecciones generales de
2021 y, junto al tortazo que supuso para los conservadores de la derrota de
la conservadora Unión Demócrata
Cristiana (CDU), también hubo desilusión
en los ecologistas germanos. No fue buena la campaña de su aspirante a canciller, Annalena Baerbock, hoy ministra de Asuntos Exteriores de Olaf Scholz. Él y su SPD se erigieron
triunfadores de 2021.
Tal
vez en esa mala campaña se registró la
primera traición que Los Verdes han perpetrado, una traición que tiene que ver con las expectativas. De expectativas fallidas pueden hablar
mucho los ecologistas. Porque tras llegar al poder gracias al acuerdo de
coalición que firmaron hace justo dos años
socialdemócratas, ecologistas y liberales, Los
Verdes se han visto obligados a reorientarse mucho. Tal vez demasiado.
Los problemas de la compleja realidad
internacional han obligado al partido a tomar y apoyar medidas que parecían
imposibles en tiempos de aquella decepcionante campaña de Baerbock. De resultas, Los Verdes se
han reorientado tanto desde que están en el poder que ahora hay
miembros del partido que se han quedado desnortados. Están en busca del
norte político que tan claro parecía estar antes de 2021, cuando el partido parecía iba a dejar al SPD en la irrelevancia del centro-izquierda.
Antes del último gran congreso que
Los Verdes celebraban en Karlsruhe
(centro germano), una reunión organizada a finales del pasado mes de
noviembre, una iniciativa crítica
recogió firma de un buen millar de firmas de miembros del partido opuestos a la marcha de la gran formación ecologista germana con Ricarda Lang y Omid
Nouripour como presidentes y con
Baerbock y Robert Habeck de ministros estrella. Habeck es el vicecanciller
y ministro de Economía y de Protección
Climática. A todos ellos, esos militantes les pedían en una carta abierta: “volvamos a Los
Verdes”. Entre otras cosas, pedían a
la dirección trabajar para frenar
el distanciamiento entre la base del partido y sus instancias de
decisión.
Más emisiones de dióxido de carbono con un ministro de Economía
ecologista
*****
Ha ocurrido
que, por ejemplo, Robert Habeck, con
apenas unos meses en el cargo, ha tenido que tomar decisiones “malas para la atmósfera” por suponer
ingentes emisiones de dióxido de carbono.
Así describía en junio de 2022 su
decisión de permitir que las centrales
térmicas que usan carbón dejaran de estar en la “reserva” del país para contribuir a la producción de energía eléctrica. Eso ocurrió apenas un par de meses después de que el país dejara de producir energía nuclear.
El apagón nuclear ha
sido uno de los grandes objetivos políticos de
Los Verdes de siempre. Para los ecologistas, conseguir el apagón
ha sido una victoria histórica. Sin
embargo, apenas han podido celebrarlo. Porque entre las consecuencias de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania
figura el cierre del grifo del gas ruso
que procedía del país de Vladimir Putin. Esto es un drama para
Alemania. Porque hasta el 55%
del gas que compraba Alemania
procedía de Rusia en 2021.
En 2022 hubo que
encontrar otros proveedores, más
caros y cuyos hidrocarburos
exigían, además, poner a disposición del país terminales móviles para gas natural líquido impopulares entre los militantes de Los Verdes. En 2023, la de Alemania es
la única gran economía de la OCDE que habrá caído en recesión, sufriendo una
contracción de su PIB del 0,4%.
Cierto es que el Ejecutivo de Scholz
Habeck y compañía se esfuerzan en impulsar las energías renovables. De hecho, datos
oficiales de este mes dan cuenta de que, por primera vez en la historia, en la primera mitad de
2023, las
energías renovables suponían más del 50% de
cuanto de había producido en el país. El
porcentaje era del 52%.
Aun así, incluso en días de
mucho viento en todo el país y se recogen grandes cantidades de energía eólica, el país sigue emitiendo hasta seis
veces más dióxido
de carbono que Francia, país al cual se le sigue compra energía eléctrica, un recurso del que Alemania se ha hecho este mismo año
importador neto cuando antes lo exportaba. Las altas
emisiones de dióxido de carbono germanas se explican por
el significativo peso que aún tiene el uso en el mix energético alemán el carbón y el gas, que suman grosso modo del orden del 45%, pero el ritmo actual de transformación está generando insatisfechos.
La dirección de Los Verdes defiende sus criticadas “soluciones
pragmáticas”
A las administraciones germanas le falta
ligereza a la hora de aprobar la instalación de parques eólicos, por ejemplo. Las empresas del sector,
por otro lado, se han visto golpeadas
por las turbulencias
económicas que han dejado la inflación y la crisis energética, entre otras cosas. Además,
aún está por ver cómo afecta a los planes
del Ejecutivo el que el Tribunal Constitucional declara
anticonstitucional el uso de 60.000 millones de
euros. Ese dinero iba a estar destinado a la transformación climática del
país. Pero en origen, se había aprobado como medida económica para ayudar en la
lucha contra la COVID-19. Dedicarlo a otra cosa es lo que el alto tribunal ha
considerado ilegal.
Cuando Ricarda
Lang, la co-lideresa del partido,
dice eso de que ella y su compañía en
las altas instancias del partido buscan “soluciones pragmáticas” a los problemas del país, en la militancia dicen que esa búsqueda trae acuerdos negativos.
De lo contrario en la citada carta
abierta firmada por los militantes no habrían reprochado a la dirección de noviembre el haber convertido el partido en “una agencia de publicidad de malos
compromisos”.
No solo la realidad de
la crisis energética ha obligado a Los Verdes a
reorientarse. Ya la ilegal
guerra de Rusia contra Ucrania, de cuyo inicio va camino de cumplirse dos años, había
convertido a Los
Verdes, prácticamente, en el partido
con más ardor guerrero del Gobierno alemán. Habeck, de hecho, ya era
partidario de enviar “armas defensivas” a Ucrania en mayo
de 2021, mucho antes de que
comenzara la invasión rusa. Aquello le enfrentó a Baerbock, quien después como ministra de Exteriores ha sido una de
las voces germanas más decididas a ayudar para que el país de Volodímir Zelenski pueda defenderse con armas alemanas. Con Los Verdes en
el poder, las exportaciones de armas de
Alemania acordadas por el Ejecutivo
baten récords. Hasta 11.710 millones de exportaciones de armas se han acordado este año, un 40% más que el año anterior.
La defensa de Israel en su guerra contra
Hamás,
desde el pasado 7
de octubre, también ha sido uno de los elementos que muestran cómo Los Verdes han
perdido la orientación pacifista que solían tener. El derecho a defenderse de Israel ha sido
una de las máximas de la política
alemana que también han seguido figuras como Baerbock, quien ha apelado, eso sí,
al “respeto del derecho internacional”. Robert Habeck, además, ha utilizado sus redes como
vicecanciller y ministro para criticar
antisemitismo en la izquierda post-colonial
o anticolonialista.
“El anticolonialismo no debe llevar al antisemitismo.
Esta parte de la izquierda debe
reconsiderar sus argumentos y no fiarse
de la narrativa de la resistencia”, decía Habeck. “Hamás es un grupo
de terroristas asesinos que está a favor de la disolución de Israel y que lucha
por la muerte de todos los judíos”, abundaba el vicecanciller ecologista.
La orientación pacifista que siempre
caracterizó a Los Verdes ha desaparecido
en el gran partido ecologista, visto lo
visto. Con Los Verdes
en el poder, las exportaciones de armas de Alemania acordadas por el Ejecutivo baten récords. Hasta 11.710
millones de exportaciones de armas se
han acordado este año, un 40% más que el año anterior.
Un partido alejado del idealismo político, menos social y con las
encuestas en contra
En virtud de cambios así, la periodista, autora y columnista del diario berlinés Die Tageszeitung, Charlotte Wiedemann,
ha escrito que
“la evolución que han
experimentado los Verdes (y
la socialdemocracia
mucho antes) significa que la política
progresista radical ya no tiene una voz organizada”. Para ella, hubo un tiempo en que Los Verdes se identificaron con el eslogan “otro mundo es
posible”. Pero ya no es así. “La protección intransigente de los derechos humanos,
una ética universalista de la justicia
y la convicción de que otro mundo es posible ya no tienen cabida en Los Verdes”, ha escrito Wiedemann en Die
Tageszeitung, un periódico, a priori,
de línea editorial cercana al partido
ecologista del Gobierno de Scholz.
Ayuda a entender a esa comentarista el
que a finales de este año se haya escuchado a Ricarda
Lang hablar de que el país
necesita más ritmo a la hora de expulsar a inmigrantes sin opciones de quedarse en el
país para no
lastrar así a unos municipios que se dicen “saturados”.
Lo mismo ocurre cuando ahora Los Verdes participan de los acuerdos entre los
partidos en el poder para salir del caos
presupuestario del Ejecutivo, que acata sin rechistar la decisión del Tribunal Constitucional.
Eso implicará ahorros y lo que en el Frankfurter Rundschau, otro
periódico afín a Los Verdes, ha llamado “un cambio político
estructural asocial”.
Ya sea en su carrera hacia el poder en 2021 y, después, con sus
correcciones en política energética y
climática, internacional, y ahora social, Los Verdes alemanes no están donde
muchos de sus seguidores y militantes les esperan o, mejor dicho, les esperaban. En los sondeos, la intención de voto al partido
ecologista ha bajado respecto del casi 15% cosechado
en las elecciones
generales de 2021, en las que Los Verdes fueron la tercera fuerza más votada. Encuestas
recientes sitúan a Los Verdes como cuarta fuerza,
con un 12% de los votos, por detrás de SPD (15%), la ultraderechista Alternativa para Alemania (23%) y
la CDU (32%).
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