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“Después de más de cien
años de lucha, el pueblo de Vietnam logró liberarse de las invasiones y
ocupaciones extranjeras y consolidar un país independiente.
En 1973, mientras se combatía, le otorgaron el Premio Nobel de la Paz a Le Duc Tho junto a Henry Kissinger por sus
esfuerzos para lograr la paz. Le Duc Tho lo rechazó porque el Comité
Nobel “puso en un mismo plano
al invasor y al invadido”. Cuando la reunificación ya se había consolidado en una entrevista se burló
del premio y de Kissinger diciendo que
si se lo fueran a dar lo aceptaría, pero si se lo daban a él solo, ya que gracias a su lucha contra Estados Unidos se había logrado la paz
en el país. La historia de Vietnam es, tal vez, la que deja con mayor claridad al desnudo la
hipocresía del discurso de “los valores civilizados compartidos de
derechos humanos y democracia” que
siempre se pregona cínicamente desde las
capitales del mundo occidental.
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Fuentes: COMUNICAN.
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50 AÑOS DE LA REUNIFICACIÓN DE VIETNAM.
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Por Observatorio en Comunicación y Democracia
(OCD) - Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) | 02/05/2025 | Mundo.
Fuentes.
Revista Rebelión viernes 2 de mayo del 2025.
Saigón celebra su liberación, 30 de abril de 1975.
Hace
50 años, un 30 de abril, Vietnam acaparó las portadas de los principales diarios del mundo. Como
suele suceder, las miradas, las fotografías o las filmaciones no son neutras ni objetivas, dependen de quién mire y qué
mire.
Una
de las fotos icónicas de
aquel momento muestra a varios vietnamitas
subiendo a un helicóptero en Saigón
para huir de la capital de Vietnam del
Sur. El New York Times tituló “Los comunistas toman Saigón”. Ese título y muchos similares
reflejaban en Estados Unidos y gran
parte del mundo occidental el “fin de la
guerra”. Por razones obvias no
iban a aplaudir el triunfo de los comunistas.
No
muy lejos de allí y de las fotos que difundían las mayores agencias de noticias
internacionales, el periodista Trần
Mai Hạnh, corresponsal de la Agencia
de Noticias de Vietnam, estaba en el puerto de Saigón y reflejaba
otra realidad. En su crónica
cuenta que cientos de personas salieron a recibir a las tropas liberadoras
portando banderas del Frente de Liberación, rojas con la estrella amarilla, y muchas
fotos de Ho Chi Minh.
Anticipándose al cambio de nombre de Saigón
el periodista tituló “La
ciudad de Ho Chi Minh resplandece con estrellas doradas”, en alusión a miles de banderas que ondeaban por
doquier con su estrella dorada de
cinco puntas en el interior y la
figura del máximo líder
revolucionario.
Dos miradas diferentes.
Los
relatos del 30 de abril reflejan visiones del mundo que
tienen en Vietnam una clase de historia y otra de periodismo.
Por eso, la primera pregunta que surge es
cómo describir lo sucedido en Vietnam
en esos días de 1975. En el mundo
occidental se hablaba del “fin de la guerra en Vietnam”.
Para la mayoría de los vietnamitas
era “la liberación”, y por supuesto, lo más importante: la reunificación del Vietnam dividido
después de derrotar a dos potencias como Francia y Estados Unidos.
Un poco de historia.
Francia comenzó a ocupar Vietnam en 1858, y en 1887 formó oficialmente la Indochina Francesa, uniendo
Vietnam con Camboya y Laos. ¿Por
qué “Indochina? Por una concepción
eurocéntrica clásica. Para los franceses
ese territorio “no tenía” nombre propio, simplemente estaba entre India y China.
Su población local era irrelevante como en todos los procesos que impulsaron las potencias colonizadoras europeas. Irrelevante, hasta que se levantaban en armas contra los
invasores y había que combatirlas.
La
resistencia a
la ocupación francesa existió desde su
inicio. A comienzos del siglo
XX se intensificó con grupos nacionalistas y luego con el Partido
Comunista liderado por Ho Chi Minh.
Aprovechando la debilidad de Francia
durante la Segunda Guerra Mundial, Japón, que ya había ocupado China en 1937,
tomó el control de Vietnam. En marzo de 1945 declaró su independencia y puso al emperador Bao Dai como
marioneta de Tokio. Agosto fue un mes tumultuoso por la derrota
de Japón en la guerra y el retiro de sus tropas.
Ante
el vacío de poder, el
2 de septiembre Ho Chi Minh proclamó desde Hanoi,
en el norte, la República Democrática de Vietnam. Francia, que mantenía tropas en todo el territorio, no reconoció la independencia. En 1949 creó el Estado Libre de Vietnam y
puso a
Bao Dai como jefe de Estado, ahora como marioneta de París.
Tras prolongados combates y la
derrota francesa en la batalla de Dien Bien Phu en el norte, en 1954 se firmaron los Acuerdos
de Ginebra.
Allí
se decidió que el extenso país de unos 1600 km de largo quedaría
dividido entre norte y sur, y en
1956 se realizarían elecciones para reunificarlo. Sin embargo, como
desde 1954 la intervención de Washington fue in crescendo,
para evitar el triunfo de los comunistas
esas elecciones nunca se realizaron para
evitar el triunfo de los comunistas.
En
1965 comenzaron
a llegar masivamente soldados estadounidenses.
Out now
Los
años 60 y 70 del siglo XX
estuvieron marcados por la guerra en Vietnam. El envío de tropas originó en Estados
Unidos uno de los movimientos antibélicos más importantes de la historia.
En abril de 1967 el boxeador Mujamad Ali fue reclutado para ir a Vietnam
y se negó. Parecía una bravuconada. No lo era. Le quitaron
la corona de campeón y lo condenaron a cinco
años de prisión.
El día que Muhamad Ali se negó ir a la guerra de Vietnam.
*****
Sus
palabras fueron contundentes:
«Mi conciencia no me permite ir a disparar a mi hermano, o a algunas personas más
oscuras, o a pobres personas hambrientas en la jungla de Vietnam. Ellos nunca me llamaron negro, nunca me lincharon,
nunca me pusieron perros encima,
nunca me robaron mi nacionalidad,
violaron y mataron a mi madre y
a mi padre… ¿Cómo puedo disparar a esas pobres personas?”.
Muhamad
Alí se
había negado a ir a Vietnam
pocos días después del fuerte discurso
de Martin Luther King que pronunció contra la guerra en una iglesia de
Nueva York.
“Esta locura debe cesar, debemos parar ahora” había declarado sin eufemismos. Exactamente un año más tarde el pastor afroamericano, luchador por los
derechos civiles y Premio Nobel de la paz, sería asesinado. Para entonces la consigna “Out Now” (fuera ya) era
más popular y las manifestaciones contra la guerra se expandían por todo el
país.
En
paralelo, cruzando el Atlántico, comenzaba a sesionar
en Estocolmo el Tribunal Internacional de
Crímenes de Guerra, más conocido como Tribunal
Russell por el apellido del premio Nobel de literatura, el británico Bertrand Russell.
Acompañado
por Jean Paul Sartre e intelectuales
de renombre internacional, en la apertura habló de los
“crímenes bárbaros, que se reportan a diario desde Vietnam. Son crímenes de un agresor, de un ocupante, de un torturador. Nuestra tarea es mostrar esta verdad al pueblo del mundo. Los niños quemados de Vietnam son martirizados por el mundo occidental. Su sufrimiento, como el de los judíos gaseados de Auschwitz, es una característica básica de la civilización que hemos construido”.
El clima antibélico
fluía entre Europa y Estados Unidos
y fue el espíritu del festival de
Woodstock en 1969. Varias bandas interpretaron temas alusivos a la
guerra y la sociedad convirtió un tema de Country Joe McDonald en himno del movimiento contra la guerra de Vietnam en los años 60.
“Vamos,
todos ustedes, hombres fuertes, –cantaba– el Tío Sam
necesita su ayuda otra vez, se ha metido en un tremendo lío, allá
abajo, en Vietnam. ¿Para qué
estamos luchando? ¡No me lo preguntes, me importa un carajo, el próximo destino
es Vietnam! Tenemos que ir a matar rojos, el único buen comunista es el que está muerto, y
todos saben que solo habrá paz cuando los hayamos volado al reino del más allá. Manden a sus hijos a Vietnam.
Envíenlos antes de que sea demasiado tarde. Sean los primeros en su
vecindario, en tener a su hijo de
regreso en una caja.”
América
Latina, por su parte, convulsionada por la revolución cubana de 1959 y la
expansión de los movimientos guerrilleros, tenía
una mirada aún más radical que la consigna Out Now. No alcanzaba
con pedir el retiro de las tropas estadounidenses. En 1966 el Che Guevara envió un claro
mensaje a la Conferencia Tricontinental en La Habana en 1966:
había que “crear dos, tres, muchos
Vietnam». Había que apoyar la lucha antiimperialista
de los vietnamitas abriendo otros
focos de combate para debilitar a los Estados
Unidos.
Entre
1954 y 1975
unos tres millones de estadounidenses participaron de la guerra en Vietnam; casi 60 mil volvieron en ataúdes.
A su vez, se calcula que cerca de tres millones de vietnamitas murieron, más de la mitad civiles.
La
letalidad de los bombardeos estuvo en línea con la frase
atribuida al general estadounidense
Curtis LeMay: “bombardearlos hasta devolverlos a la edad de piedra”.
Después de más de cien años de lucha, el pueblo de
Vietnam logró liberarse de las
invasiones y ocupaciones extranjeras y consolidar un país independiente.
En 1973, mientras
se combatía, le otorgaron el Premio Nobel de la Paz a Le Duc Tho junto a Henry Kissinger por sus
esfuerzos para lograr la paz. Le Duc Tho lo rechazó porque el Comité
Nobel “puso en un mismo plano
al invasor y al invadido”.
Cuando
la reunificación ya
se había consolidado en una entrevista se
burló del premio y de Kissinger diciendo que si se lo fueran a dar lo aceptaría, pero
si se lo daban a él solo, ya que gracias
a su lucha contra Estados Unidos se
había logrado la paz en el país.
La
historia de Vietnam es,
tal vez, la que deja con mayor claridad
al desnudo la hipocresía del discurso de “los valores civilizados
compartidos de derechos humanos y democracia” que siempre se pregona cínicamente desde las capitales del mundo
occidental.
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