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“Al mismo tiempo, el estudio del SIPRI reconoce que Ucrania posee
depósitos de muchos de los minerales
considerados esenciales. Por ejemplo,
contaría con uno de los mayores
depósitos de litio de Europa. Sin embargo, otros Estados europeos, que
también poseen abundantes reservas de
litio, en la actualidad se confrontan a dificultades para llegar a la fase de
extracción, incluso sin padecer el impacto
de una guerra en su territorio. En ese
mismo sentido, la producción ucraniana de grafito, manganeso
y titanio es y seguirá siendo
importante para mitigar la vulnerabilidad de las cadenas de suministro occidentales. No obstante, esta importancia no se correlaciona necesariamente con los ingresos,
ya que la demanda y los mercados para minerales críticos de nicho
tienden a ser extremadamente reducidos.
EL SIPRI concluye que tanto Estados Unidos como Rusia poseen reservas
significativamente mayores que Ucrania
en muchas categorías de minerales críticos de interés global,
incluidas las tierras raras. Y relativiza los posibles impactos positivos:
Estados Unidos- al igual que muchas otras economías avanzadas- tiene dificultades para encontrar fuentes de
inversión directa para proyectos de extracción aun a nivel local. Las prioridades de la administración Trump de relocalizar las cadenas de
suministro y aumentar la producción
nacional chocan con la idea de fomentar la salida de capitales al exterior,
incluso si estos se dirigen a un supuesto socio estratégico.
Adicionalmente, las eventuales ganancias
son muy poco atractivas porque el
plazo promedio de ejecución de los
proyectos mineros es de décadas, incluso en entornos sin conflicto. En el caso de Ucrania, todo esto se agrava por el hecho de que los nuevos
proyectos de extracción en muchas
zonas tendrán que esperar a que se realice, previamente, el desminado del territorio. En otras palabras, a pesar de todos los rumores
sobre una ganancia suculenta del acuerdo minero para Estados Unidos o Ucrania, según
el SIPRI la perspectiva económica parece poco clara.
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EL BOTÍN DE GUERRA DE UCRANIA.
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Por Sergio Ferrari. Periodista argentino, radicado en Suiza.
Fuentes. Prensa latina. Firmas Selectas.
Lunes 26 de mayo del 2025.
El fin de la guerra entre Rusia y Ucrania parece estar a la
mano. Toman fuerza, así, las diversas hipótesis sobre el costo de la
reconstrucción y en ese marco, sobre el futuro
de las tierras raras ucranianas. ¿Qué va a suceder con sus yacimientos
minerales? ¿Será el precio a pagar para compensar la ayuda militar que recibió Kiev en estos últimos tres años y
que seguirá recibiendo en el futuro?
Minerales estratégicos
A fines de abril, el presidente Volodimir Zelenski firmó
con su par norteamericano un convenio que describe una hoja de ruta y anticipa opciones.
Según diversos medios, entre ellos la cadena británica BBC, se trata de
“un histórico acuerdo para la explotación de minerales en la nación europea” mediante la creación de un Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Ucrania.
El Departamento del Tesoro
estadounidense
anunció que
“esta asociación económica posiciona a nuestros dos países para
trabajar de forma colaborativa e invertir juntos para garantizar que nuestros
activos, talentos y capacidades mutuos puedan acelerar la recuperación
económica de Ucrania” (https://www.whitehouse.gov/fact-sheets/2025/05/fact-sheet-president-donald-j-trump-secures-agreement-to-establish-united-states-ukraine-reconstruction-investment-fund/).
Por el mismo, ambos países contribuirán por igual al Fondo y además de las inversiones directas Washington
podría proporcionar apoyo adicional en
forma de armamento. Desde una perspectiva
de largo plazo, este Fondo invertirá
capital en proyectos mineros y
de recursos
naturales, así como en infraestructuras afines.
En declaraciones a la prensa, el presidente Donald Trump afirmó que esta iniciativa da garantías a la
contribución de Washington al
esfuerzo bélico ucraniano:
“Hoy hemos llegado a un acuerdo por el cual obtenemos, en
teoría, mucho más que los 350 mil millones
de dólares [invertidos hasta ahora en apoyo militar a Ucrania], pero yo quería estar protegido”.
Ya en octubre de 2024, Zelenski había abierto de par en par las puertas a la posibilidad de un convenio de
este tipo. Su entonces denominado Plan
de la Victoria, de cinco puntos y
tres anexos secretos que no salieron a la luz, anticipaba en su apartado 4 que
“Ucrania ofrece a sus socios estratégicos un acuerdo especial para la protección conjunta de los recursos críticos del país, así como para la inversión conjunta y el aprovechamiento de este potencial económico”.
El botín de guerra, Trump y Estados Unidos consiguieron lo que busco desde el inicio: Fin de la guerra.
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Según Kiev,
“se trata de recursos naturales y
metales críticos que valen billones
de dólares estadounidenses, incluidos uranio,
titanio, litio, grafito y otros recursos estratégicamente valiosos, que
suponen una ventaja significativa en la competencia
mundial”. Este acápite del Plan
se complementa con uno de los anexos secretos sólo compartido con “socios designados”.
Los otros puntos del Plan de la
Victoria anticipaban la voluntad de incorporar a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN); el
fortalecimiento del poder defensivo de Kiev; el despliegue en su territorio de un paquete integral de disuasión
estratégica no nuclear (acompañado de un anexo secreto compartido solo con Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia, Italia y Alemania) y, por último, uno sobre la posguerra.
Este último propone un eventual y novedoso sistema de mercenariado continental, con
“la sustitución de ciertos contingentes militares estadounidenses estacionados en Europa por unidades
ucranianas con experiencia real en la guerra moderna, el uso de armas
occidentales y la cooperación con las tropas de la OTAN”
(https://www.president.gov.ua/en/news/plan-peremogi-skladayetsya-z-pyati-punktiv-i-troh-tayemnih-d-93857).
Ni tierras, ni raras: minerales codiciados.
Analizar este acuerdo lleva automáticamente al concepto de tierras raras, lo que puede derivar en una interpretación errónea y
por duplicado. Como lo señala un artículo reciente del Cuaderno de Cultura Científica, tierra es un término arcaico utilizado en química para denominar elementos que
aparecen en la naturaleza en forma de óxidos.
No tiene nada que ver con el suelo en
tanto sedimento más superficial. El calificativo raras se asocia automáticamente con escasas, aunque
en verdad estos elementos son muy comunes
en el planeta, más abundantes
que metales como el oro. Sin embargo,
se encuentran en pequeñas concentraciones en minerales y rocas y su extracción
es compleja.
Según muy diversas fuentes coincidentes, Ucrania
podría contar hasta con un 5% de la reserva mundial de estos
minerales críticos, esenciales para
sectores industriales clave y la transición a una energía renovable y sostenible. Constituye una fuente importante en un
sector manejado por China, que
controla casi el 70% de la explotación mundial de las tierras raras. (https://www.youtube.com/watch?v=x3-d5vjzyEI).
Aunque la información se maneja de forma muy confidencial, Ucrania contaría con
al menos seis de los 17 elementos de
tierras raras: escandio, utilizado en la industria aeroespacial; lantano,
en la fabricación de baterías,
televisores y sistemas de iluminación, y cerio, esencial en la
industria del vidrio. Adicionalmente
neodimio, empleado en las turbinas eólicas y las baterías de vehículos eléctricos;
erbio, esencial en la construcción de láseres para tratamientos
clínicos, e itrio, empleado en radares, equipos de comunicación
y luces económicas tipo LED.
Las tierras raras además forman parte de los llamados minerales críticos,
un grupo más amplio de elementos químicos
fundamentales para la seguridad, la
economía y la transición energética.
Ucrania contaría con el 7% de la producción global de titanio
(fundamental en la construcción y la
industria aeroespacial) y un tercio
de las reservas europeas de litio
(esencial para la fabricación de baterías).
Por otra parte, sus reservas de grafito, importante para electrodomésticos, piezas de ingeniería y
baterías, ubican a Ucrania entre
las cinco naciones del planeta con
las mayores reservas de este semimetal (https://www.france24.com/es/programas/medio-ambiente/20250228-cu%C3%A1les-son-las-tierras-raras-que-tiene-ucrania-y-que-estados-unidos-tanto-desea).
Subsuelo de Ucrania, relativizar su valor.
Según los términos del acuerdo, la mitad de las futuras ganancias del Estado ucraniano por la explotación de recursos naturales se
destinará al Fondo de Inversión para la
Reconstrucción.
En un estudio que acaba de publicar la segunda semana de mayo, el Instituto Internacional para la Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI) plantea varios interrogantes con respecto al potencial de dichos recursos, así como su distribución.
Señala que en 2023, el Estado ucraniano recibió solo unos
mil 500 millones de dólares en ingresos
relacionados con productos de su
subsuelo (https://www.sipri.org/commentary/essay/2025/mineral-spoils-ukraine-poor-foundation-peace-and-recovery).
Aun desde la perspectiva de un escenario de posguerra, el SIPRI cree que las estimaciones ampliamente difundidas de
que Ucrania
posee una riqueza mineral equivalente a
decenas de miles de millones de dólares
“han sido ampliamente
desacreditadas”
porque “se basaron en cálculos opacos y
especulaciones y se apoyaron en datos de prospección obsoletos de la era soviética”. Y sostiene que el acuerdo también
se basa en varias suposiciones erróneas e ideas miopes.
En primer lugar, no está nada claro que el sector minero de Ucrania tenga un potencial
significativo de ingresos extraordinarios. En segundo lugar, Rusia bloquea
activamente el acceso a importantes recursos
minerales en los territorios
ocupados, al tiempo que absorbe estos recursos
del subsuelo, así como las industrias
relacionadas e incluso las instalaciones de exportación, en sus propias
redes económicas.
Por otra parte, la afirmación temprana
de Estados Unidos de que Ucrania
tenía tierras raras por valor de 500 mil millones de dólares “parece
salir de la nada”. El mercado
mundial de todos los minerales clave
considerados críticos para la transición
a la energía verde (cobalto, cobre,
grafito, litio y níquel, así como tierras raras) asciende a menos de 500
mil millones de dólares anuales. De hecho, la mayor parte del valor que
Ucrania tiene para ofrecer al Fondo de Reconstrucción parece residir en
los hidrocarburos o combustibles minerales como el gas natural.
Al mismo tiempo, el estudio del SIPRI reconoce que Ucrania posee
depósitos de muchos de los minerales
considerados esenciales. Por ejemplo,
contaría con uno de los mayores
depósitos de litio de Europa. Sin embargo, otros Estados europeos, que
también poseen abundantes reservas de
litio, en la actualidad se confrontan a dificultades para llegar a la fase de
extracción, incluso sin padecer el impacto
de una guerra en su territorio. En ese
mismo sentido, la producción ucraniana de grafito, manganeso
y titanio es y seguirá siendo
importante para mitigar la vulnerabilidad de las cadenas de suministro occidentales. No obstante, esta importancia no se correlaciona necesariamente con los ingresos,
ya que la demanda y los mercados para minerales críticos de nicho
tienden a ser extremadamente reducidos.
EL SIPRI concluye que tanto Estados Unidos como Rusia poseen reservas
significativamente mayores que Ucrania
en muchas categorías de minerales críticos de interés global,
incluidas las tierras raras. Y relativiza los posibles impactos positivos:
Estados Unidos- al igual que muchas otras economías avanzadas- tiene dificultades para encontrar fuentes de
inversión directa para proyectos de extracción aun a nivel local.
Las prioridades de la administración Trump de relocalizar las cadenas de
suministro y aumentar la producción
nacional chocan con la idea de fomentar la salida de capitales al exterior,
incluso si estos se dirigen a un supuesto socio estratégico.
Adicionalmente, las eventuales ganancias
son muy poco atractivas porque el
plazo promedio de ejecución de los
proyectos mineros es de décadas, incluso en entornos sin conflicto. En el caso de Ucrania, todo esto se agrava por el hecho de que los nuevos
proyectos de extracción en muchas
zonas tendrán que esperar a que se realice, previamente, el desminado del territorio. En otras palabras, a pesar de todos los rumores
sobre una ganancia suculenta del acuerdo minero para Estados Unidos o Ucrania, según
el SIPRI la perspectiva económica
parece poco clara.
Europa, hoy escenario de una de las dos
peores guerras dentro de sus fronteras de los últimos 80 años- la otra
dramática fue la de los Balcanes de
1991 al 2001- ve más cercano el final
del conflicto actual. El próximo
capítulo será el de la reconstrucción ucraniana, con costos elevadísimos para los aliados
de la OTAN. Estados Unidos, aceleradamente, movió ficha y definió ya su propio juego: cobrarle a Kiev con los recursos naturales de su subsuelo. Transfiriéndole así a Europa Occidental la gigantesca responsabilidad de una reconstrucción
carísima que pagarán todos sus
contribuyentes con altos costos sociales complementarios.
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