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Poder Ciudadano, Ciudadanía Política, -
vigencia irrestricta de los derechos individuales y colectivos , pero va
más allá, hacia la plena información del proceso electoral, conciencia y
responsabilidad política, políticas públicas amplias, democráticas y respeto
hacia la autonomía de las organizaciones y partidos participantes en el proceso
electoral, Programa de Gobierno con fuerte contenido político – Plataforma Política que sintetiza los problemas
centrales, múltiples, que deben estar presentes en el proceso electoral - base
y centro principal del funcionamiento de una
Democracia de Alta Intensidad, ejercicio y práctica política de nuevos Líderes Comunitarios – liderazgos producto
del diálogo social, la construcción de consensos y la forja de políticas de
concertación – proceso político múltiple y complejo, resultado principalmente, de una parte de la activa Participación Ciudadana – decisión política de la ciudadanía en relación
a los principales problemas de la vida política nacional – Rendición de Cuentas – hoy característica principal en la Democracia
Moderna con la finalidad de construir Instituciones Políticas, Democráticas, sustentadas
sobre la eficiencia participativa, la eficacia del proceso político en su
conjunto, con seguridad que iremos fraguando procesos sociales de Confianza personal – derechos ciudadanos
individuales y colectivos – social –
fuerte presencia y toma de decisiones desde la Sociedad Civil - e
Institucional – procesos que garantizan la activa participación de la Ciudadanía,
democratizando y recuperando el espacio
público, - que nos fue expropiado por el neoliberalismo desde inicios de la
década del 90’ - con la finalidad de
forjar y otorgar Legitimidad Política a las Instituciones. (Asumimos el compromiso
social y responsabilidad política, como derecho al futuro, que debemos salir
del sub-mundo de la democracia de baja intensidad)
Las Instituciones fundamentales que hoy
sostienen y fundamentan la Democracia están en serio riesgo de descomposición
total, producto de la feroz y cruel arremetida de las tendencias informales,
ilegales, violentas y criminales que vienen del campo de la anti-política.
Nuestra utopía, esperanza y lucha permanente por la cual entregamos parte de
nuestra juventud - fue una Democracia Popular, Directa, de Ciudadanos,
Participativa, Cívica y Republicana - es decir, el lado positivo, nuevo,
innovador, moderno, de la "vieja" democracia puramente electoral, hoy
“ciega” y “sorda” - mecanismo democrático - para la forja y construcción de un
Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.
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Obviamente que la Participación Ciudadana – la llave
maestra en el proceso político electoral, “bien informado” – tiene como
objetivo estratégico no solamente el actual y vigente proceso electoral Perú y Brasil – 5 de octubre – y Bolivia – 12 de octubre – por ejemplo;
por otro lado
– como decíamos líneas arriba - la
realidad política local-nacional, global – no es de “flores” o muy parejo el
“terreno” político – NO, su visión
sistémica es sumamente compleja, múltiple, turbulenta, polarizada – Mundo Multipolar – hoy donde (in)surgen
“nuevos” poderes emergentes regionales que van construyendo un “Nuevo” Orden
Mundial – no por las vías de Occidente, sino ahora por
Asia-centrismo – principalmente, están
en juego intereses de clases y poderes facticos de las corporaciones
transnacionales – nuevas formas de
acumulación mundial del capitalismo (entre la crisis final del Consenso de
Washington y el “nuevo” Consenso de los Commodities) - escenario mundializado
de las clases y la lucha de clases -, contextos sistémicos donde la Política está inmersa en una profunda
crisis estructural, atacada además en forma violenta por las anti-política y
una gran diversidad de propuestas, tendencias, violentas, ilegales y
criminales, que vienen de una sociedad en riesgo global. En Resumen, Democracia – Políticas Públicas – Sociedad Civil – Poder Local Popular – la calle y la plaza pública,
ejercicio de los derechos ciudadanos – Ciudadanía
Política - que activa y moviliza los derechos individuales y colectivos,
genera conciencia de clase y educa políticamente al Ciudadano; Liderazgo – producto del dialogo como
herramienta democrática – Participación Ciudadana
–centraliza y activa las decisiones políticas de una Ciudadanía Moderna “bien
informada”. Nueva Democracia de Ciudadanos, Participativa y Moderna,
garantía y columna vertebral que recupera la Política como Ciencia, como Pedagogía, como práctica ética y moral,
como Dignidad del ser humano y la lucha política por una nueva civilización humana. Otro
Mundo Socialista, si es posible.
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La juventud latinoamericana, ve con optimismo los procesos políticos electorales, que representen los niveles más elevados de la Política. Rechazan y cuestionan las prácticas actuales de la anti-política que en lo fundamental está destruyendo las Instituciones fundamentales del sistema Democrático.
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ELECCIONES,
INSTITUCIONES Y CIUDADANÍA EFECTIVA.
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A
dos semanas de las elecciones generales, parece conveniente establecer algunas
reflexiones sobre los alcances institucionales del evento. Aunque muchos
consideran que el atributo primordial de la democracia radica en la elección
libre y transparente de los representantes en el Órgano Legislativo y los
gobernantes en el Ejecutivo, un atributo quizás más relevante todavía de la
democracia constituye la existencia de condiciones materiales y garantías
constitucionales para el despliegue de una ciudadanía efectiva, fundada en la vigencia
plena de los derechos individuales y colectivos, por una parte, y en la
autonomía cultural y política de las personas, por otra.
A
partir de dichos fundamentos, la democracia se caracteriza por el
funcionamiento —voto ciudadano mediante— de instituciones que aseguran la
legitimidad del ejercicio del poder político, la eficacia de las políticas
públicas, la independencia recíproca de los órganos del Estado, así como la
fiscalización real del uso de los recursos públicos y la correspondiente rendición
de cuentas por parte de los funcionarios.
Las
campañas proselitistas de los cinco partidos no han mostrado mayormente
iniciativas o propuestas orientadas a perfeccionar el ejercicio de la
ciudadanía y todos sus derechos concomitantes, pero tampoco a mejorar
cualitativamente el funcionamiento de los órganos del Estado. La
descalificación de los adversarios y la oferta de distribuir mayores recursos
fiscales entre la población ha constituido la tónica principal de las
diferentes campañas. Y en ese contexto no se puede pasar por alto el abuso
perpetrado por el oficialismo en el uso de los recursos públicos al servicio de
su campaña, dejando con ello muy mal parado al Tribunal Electoral.
Ha
resultado evidente que el objetivo supremo del partido oficial consiste en la
reproducción del poder ilimitado de Evo Morales. Y casi como una reacción
refleja, la oposición se ha dedicado (con poco éxito, hay que reconocer) a
construir una única candidatura que solo persiga poner freno a las aspiraciones
masistas. Lo que no han considerado oficialistas ni opositores es la mejora
cualitativa de la capacidad legislativa y fiscalizadora resultante. Debe
recordarse, en efecto, que en las democracias el Parlamento funciona
efectivamente como el primer foro político nacional, y eso demanda por supuesto
un mínimo de calificaciones personales de los parlamentarios, sometidas de
manera adecuada al escrutinio ciudadano.
Ante
tales circunstancias, los electores podrían influir en la composición personal
de la Asamblea Legislativa a partir de un cotejo autónomo de los candidatos a
las diferentes circunscripciones uninominales. El voto cruzado consciente
podría remediar la omisión de las maquinarias políticas, dando lugar además a
una mayor proximidad de los parlamentarios con sus electores.
La
insistencia en la importancia de la composición de la futura Asamblea
Legislativa no proviene solo de consideraciones generales, sino de la imperiosa
necesidad de contar por fin con las leyes imprescindibles de desarrollo
constitucional, pero más que nada, de que se encare la reforma de preceptos y
disposiciones claramente inconvenientes de la propia Constitución Política del
Estado. Destaca en este orden de cosas la reforma integral del sistema judicial
en todas sus dimensiones, habida cuenta de los resultados calamitosos del
experimento anterior.
La
inseguridad ciudadana, la desconfianza en la Justicia, la arbitrariedad del
poder y la impunidad de las transgresiones a la ley están instaladas de tal
manera en la sociedad boliviana que los daños podrían alcanzar a las
generaciones futuras, a menos que se adopten cambios pertinentes a partir de un
gran consenso nacional. Para eso se necesita, entre otras cosas, un cuerpo
legislativo de calidad.
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