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En los
medios Académicos hoy es válido considerar que la Ciudadanía es una
construcción social y cultural, nunca
terminada y siempre renovada. Explicar ello nos lleva hacia una compleja y
múltiple realidad y preguntarnos directamente: ¿Existe o no la Ciudadanía?, ¿Somos
o no Ciudadanos?. ¿Por qué
y cómo somos Ciudadanos?. ¿Es
el Perú, una República sin Ciudadanos?. Para tratar de explicar esta
complejidad social, cultural y política, consideremos que existen varios
“caminos”, alternativas socio-políticas en relación directa con las tesis
centrales que definen la ciudadanía, así como sistematizan los procesos de
construcción histórica, social, cultural, política e institucional. Sin embargo es necesario considerar,
una realidad política no muy visible y aún menos existente, como propuesta de
análisis político, en los coloquios académicos, referente en su tesis principal, que la
Ciudadanía en un país es el fiel reflejo, es el espejo de la “calidad”
institucional de lo que en realidad representa el Estado. Pero
también, mirar con
relación, presencia e influencia del mercado, si tiene que ver mucho – demasiado, es
parte constitutiva – de la relación con el usuario, el cliente, el consumidor,
pero no directamente con el proceso de ciudadanización. Además, “vista
desde otras perspectivas, tanto materiales como simbólicas, la fortaleza de
la estatalidad aparece en nuestro país tan potente y omnipresente que
parece desafiar la tesis de la ausencia. En términos conceptuales,
si no se tiene en cuenta la acción estatal es imposible explicar la existencia de generaciones de
ciudadanos, que no pueden unir la reproducción de su vida con la idea del
trabajo, con la consecuente reducción a clientela que esto supone”. La
polémica queda abierta….?. Si miramos, la coyuntura histórico-política actual,
nos encontramos, con varias
Tesis o Postulados centrales que
explican el origen, forja y construcción de la Ciudadanía, como
Derecho Humano y como Derecho Constitucional.
En primer lugar, la Tesis, más conocida, reconocida y
practicada, tiene su origen en la “herencia liberal” que hoy es base central y fundamental de la Ciudadanía Moderna: reconocimiento
y vigencia de los derechos civiles,
derechos políticos y derechos sociales – Ciudadanía que es considerada por
las Naciones Unidas, los organismos multilaterales – Banco Mundial, Fondo
Monetario Internacional o Banco Interamericano de Desarrollo, el PNUP y los gobiernos en general
comprendidos en el amplio y complejo escenario de la Democracia liberal representativa
(La Democracia Electoral, Delegativa y Censitaria) – así, como también está
presente en nuestra Constitución; sin embargo más allá de estos derechos ciudadanos, existen en
la práctica del escenario sistémico del sistema mundo, el reconocimiento de derechos culturales, étnicos, cívicos,
comunicativos, ambientales, sexuales, religiosos, institucionales, y ahora
derechos de Información y derechos Republicanos, conjunto de contextos sociales
donde llega, arriba o aterrizan los
derechos Constitucionales, con bastante debilidad institucional, pésima orientación
y dudoso reconocimiento, por su propia complejidad en el proceso de construcción,
como también por el carácter múltiple, turbulento y polarizado de la sociedad
actual.
Pablo Raúl
Fernández Llerena, Sociólogo, Politólogo,
Comunicólogo, Maestro Universitario, Líder Universitario Generación 67, Presidente
de la Promoción de la Facultad de Educación “Glorioso
Comandante Ernesto “Che” Guevara”. Fraguó, forjó y construyó su
Ciudadanía Política Socialista Cívica y Democrática, desde las bases
magisteriales en 1968-1969, Puno y Cañete, en la construcción del SUTEP, en las Aulas Universitarias en la Cátedra de
Movimiento Obrero y Sindicalismo Clasista, en las organizaciones sindicales
como Asesor, Escuelas Sindicales como Docente, en la forja y creación del SUDUNSA – como primer Secretario General – en 1982-1984-
Congresos Sindicales Regionales y Nacionales. Congresos Nacionales de
Sociología. Decano del Colegio de Sociólogos de Arequipa y miembro de Colegio
de Sociólogos del Perú. Y fundamentalmente con más de 40
años de vida universitaria y política en una comunidad de Intelectuales,
Académicos, Estudiantes y Profesionales.
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En segundo lugar, hablamos de
una Ciudadanía Política que viene de la construcción social y política de
pertenencia a una comunidad política, e ir más allá, hacia
la militancia en una organización
política. Hoy en tiempos globales de la crisis permanente, como crisis estructural
de la política, desde las ideologías y
la política y la propia crisis
“final” de los partidos políticos, escenario sumamente complejo ganado y
copado por lo general por la anti-política y sus “máximas” manifestaciones de
la corrupción, la mentira, la farsa, el engaño y la traición a los ideales
principales que la Ciudadanía,
otorgó y confió con su voto. Escenario muy complejo, múltiple y turbulento –donde
el negocio, la coima, la mafia y dinero sucio por lo general, ha logrado
dominar y secuestrar a la política y al político, escenario donde al Ciudadano lo han transformado
en vecino, socio, cliente y consumidor, tratar de lograr, luchar y
forjar objetivos políticos, en sí representa un proceso de difícil construcción
social y cultural, con profundo
contenido y visión política, de máxima y superior realización, organización
y movilización. La pertenencia a una comunidad
política, la militancia en un Partido Político, como expresión de Democracia Directa,
Participativa, Cívica, Ciudadana y la propia Ciudadanía Política.
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NOTA.- Existen otras Tesis
Centrales, sobre alternativas, caminos y procesos de construcción de Ciudadanía, como el de la
Ciudadanía Étnico-Cultural o Ciudadanía Diferenciada; el proceso complejo de
reconocimiento sobre los derechos de Ciudadanía, en relación hoy al amplio y
emergente mundo de los Ciudadanos Emprendedores, portadores potenciales
de extraordinarias potencialidades, . Jóvenes talentos en la música, el arte,
el deporte, la cocina, la artesanía, el negocio, el comercio, la producción; el
reconocimiento de derechos Ciudadanos en el mundo de la globalización – más allá de
una simple mirada de la Ciudadanía Moderna - Derechos Ciudadanos: Ambientales,
Cívicos, Sexuales, Comunicativos, Religiosos, Información, o Institucionales;
Ciudadanos, cuyos derechos son forjados y construidos en el mundo de la Educación,
aprendizaje, ejercicio, desarrollo y
reconocimiento de derechos sociales y políticos; Ciudadanía, fraguada, forjada día a día, pueblo en pueblo, en el “sub-mundo”
de la migración campo-ciudad –entre pobreza, extrema pobreza y una ciudad,
- paradero final - por lo general
convertida en la “sepultura de sus ilusiones”. La Ciudadanía Laboral-Sindical,
fraguada en años de lucha sindical, entre pliegos de reclamos, despidos,
beneficios, jornadas de trabajo, vacaciones, paros y huelgas, como “escuelas de socialismo” .
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Dr. Zigmunt Bauman, "Ciudadano del Mundo", Sociólogo y Maestro de Maestros del siglo XX e inicios del siglo XXI.
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MAESTRO DE MAESTROS. DR. EN SOCIOLOGÍA, ZIGMUNT BAUMAN: ¿”ES POSIBLE LA CIUDADANÍA GLOBAL”?.
“La Educación y la Cultura
son tratadas como mercancías”.
Conversación con uno de los
pensadores más importantes del siglo XXI.
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El sociólogo polaco
asegura que las fisuras causadas por las crisis económicas han permitido que
los partidos neonazis tomen fuerza.
Por:
Steven Navarrete Cardona
Junto con Alain Touraine, Zygmunt Bauman ganó el Premio Príncipe de
Asturias 2010. / Reuters
Testigo de primera mano de
las transformaciones que experimentó la sociedad europea y cerca de cumplir 90
años, Zygmunt Bauman aún no deja descansar su brazo y su cerebro y continúa
escribiendo y reflexionando sobre la realidad socio-política mundial.
Para Bauman, uno de los
pensadores más importantes de la actualidad por su teorización de la realidad
contemporánea bajo el concepto de “modernidad líquida” —que reflexiona, entre
otros aspectos, sobre la debilidad de los nexos sociales y emocionales, la
incertidumbre sobre el futuro y los cambios que ha traído la globalización al
poder del Estado-nación—, señala cómo la cultura, la salud y la educación han
sido reducidas a simples mercancías.
Con la crisis económica que
atraviesa Europa, ¿es posible la existencia de una “ciudadanía global”?
Es posible, pero no en un
futuro cercano. La “ciudadanía” es un concepto que nació y se desarrolló en el
curso de la construcción del moderno Estado-nación, promoviendo y estrechando
la práctica de la soberanía territorial. Las instituciones políticas diseñadas
y establecidas en este proceso fueron creadas para servir al proyecto de la
independencia; sin embargo, la globalización ha creado realmente la
interdependencia mundial, una realidad en la que las instituciones políticas
heredadas y conservadas del Estado-nación no son funcionales.
Entonces, ¿qué sería
necesario para conseguir la ciudadanía global?
Para elevar la integración
humana desde el nivel de las divisiones nacionales y pasar a una humanidad
unificada, dichas instituciones necesitan ser reemplazadas por una red de
instituciones alternativas, sobrepasando las limitaciones impuestas por las
barreras de los estados territoriales y reduciendo radicalmente su soberanía.
La unificación de la humanidad, llamando a la práctica política y pensando en
reconocer la globalización ya existente de la interdependencia humana, no
podría hacerse a través de la globalización, sino aboliendo la ciudadanía
local, separando de esta manera los derechos humanos de la adscripción
territorial.
Es un escenario complejo,
ningún Estado estaría dispuesto a ceder su soberanía...
Como Benjamin Barber
resumió recientemente esta situación: “Por naturaleza demasiado inclinado a la
rivalidad y a la exclusión mutua, ellos (los estados-nación) parecen
quintaesencialmente indispuestos a la cooperación e incapaces de establecer los
bienes comunes a nivel global”. Pero añade: “Hoy en día, aunque es claro que
los estados ya no pueden proteger a sus ciudadanos y deben considerar ceder una
parte de su declarada soberanía, no hay ninguna alternativa clara, y por lo
tanto se niegan a hacerlo”. Personalmente, yo llamo esa situación interregnum,
que significa: las viejas formas de hacer las cosas no funcionan por más
tiempo, pero las nuevas formas no han sido aún inventadas y puestas en su
lugar.
¿Por qué la cultura, el
arte y la educación son los sectores que más han sido golpeados en la reducción
del gasto público, por parte de los gobiernos de la UE, para salir de la
crisis?
La cultura es el mayor
capital de la humanidad, el arte, la vanguardia de peregrinación histórica
humana explorando nuevas y desconocidas tierras y formas de vida, y la
educación que pone a disposición de toda la humanidad sus descubrimientos, han
sido, sin embargo, reducidos al estatus de productos en el mercado,
comercializados como otras mercancías y, contrario a su naturaleza, medidos por
el rasero de los beneficios instantáneos. Invertir en la cultura, las artes y
la educación, por muy grandes que sus beneficios puedan ser a futuro, se
considera, por tanto, poco aconsejable y un desperdicio a corto plazo. Tal
miopía resulta en sacrificar la calidad de vida de las generaciones futuras a
los caprichos efímeros y comodidades del presente.
¿Entonces qué sugiere?
La renegociación de nuestra
actual forma de relacionarnos con el mundo se hace cada vez más necesaria y
urgente en vista de que el planeta, nuestra casa común, se encuentra al borde
de la insostenibilidad, gracias al agotamiento progresivo de los recursos del
planeta y la creciente impotencia de los instrumentos heredados de la acción
colectiva para hacer frente a los problemas que surgen de nuestra cada vez más
íntima interdependencia física, social y espiritual.
Hablemos de uno de los
efectos del mundo en red. Nuevas formas de control social han sido promovidas
durante las últimas décadas, entre ellas cámaras de vigilancia en cada esquina,
algo que usted describe en su libro ‘Vigilancia líquida’. ¿La libertad está en
riesgo de perderse con esta vigilancia constante?
Día a día aumenta
enormemente el contenido de los bancos de datos que son una reminiscencia de
los campos minados, erizados de explosivos ocultos de los que sabemos que
tienen que explotar, aunque no se puede decir cuándo y dónde. Estos son usados
a diario por las compañías comerciales para reforzar su influencia sobre las
opciones y el comportamiento de los consumidores. Ellos (los bancos de datos)
facilitan enormemente la coacción desde arriba y pueden servir a las agencias
políticas con inclinaciones autoritarias e intenciones dictatoriales.
¿Qué es lo más preocupante
de la vigilancia contemporánea?
El aspecto más preocupante
de la vigilancia contemporánea y la recolección de datos es que se lleva a cabo
con nuestra aprobación masiva, entusiasta, despreocupada y alegre. No nos
preocupamos por la catástrofe hasta que golpea... Y así que el proceso no es
tan manejable y potencialmente controlable, ya que se limitaría, como en el
pasado, a tratar el espionaje especializado y a las agencias de vigilancia.
¿Cree que en medio de
la crisis económica algunos de los partidos declarados neonazis pueden llegar
al poder en un escenario de desconcierto como este?
Necesitamos retornar a la
raíz de su primera pregunta. Estos dos problemas están íntimamente conectados.
La discrepancia entre los instrumentos políticos disponibles y los poderes
reales que deciden las posibilidades y perspectivas de nuestras vidas y las de
nuestros niños —discrepancia causada y diariamente exacerbada por la
globalización sin control y la ajustada interdependencia— provocará que un
número creciente de personas busque alternativas al sistema político
visiblemente indolente e ineficaz para coordinar las políticas con las
preferencias populares y los deseos, fallando espectacularmente en la
posibilidad de generar empleo. Los jóvenes son los más afectados, engrosando la
mayor franja del número de desempleados, lo cual se suma al impedimento para
que participen en los asuntos públicos y del Estado, en la reforma de los
mismos.
¿Entonces que está
sucediendo con los sistemas democráticos?
La confianza en la
capacidad de la democracia está marchitándose, lo que resulta en una situación
excepcionalmente fértil para que crezcan las semillas de resentimiento y
florezcan sentimientos totalitarios. La complejidad de las causas de la
miseria, siendo además desorientadoras e incapaces de mostrarse en principio,
el sentido humillante, crece la demanda de “líderes fuertes” capaces de
proporcionar fórmulas simples, que ofrecen y prometen soluciones simples,
haciendo una oferta tentadora de aliviar a sus seguidores en cambio de su
obediencia inflexible, de la carga de la responsabilidad de sus vidas demasiado
pesadas para ellos y que carecen de los recursos necesarios para
sobrellevarlas.
¿Qué deberían hacer los
ciudadanos?
Por desgracia, no hay
atajos para una solución radical. En el corto plazo, sólo son posibles
paliativos temporales y transitorios. Prevenir catástrofes similares requeriría
llamados a repensar y reformar nuestra filosofía de vida y nuestro modo de
convivir, de hecho, una especie de revolución cultural, y como ya se ha
indicado, el cambio cultural toma tiempo y evade imperativos y gestión. Las
raíces de las periódicas crisis económicas, así como la imposibilidad de
controlarlos y evitarlas, se encuentran profundamente arraigadas en nuestro
modo de ser: la concepción de un crecimiento económico sin fin como remedio
universal a todos los males sociales, el hábito de buscar la felicidad a través
de comprar (de saquear el mundo en lugar de contribuir al mismo), favorece la
competencia sobre la solidaridad, la individualidad sobre el intercambio, y el
imparable aumento de la tolerancia a la desigualdad social, que ha llegado a
niveles tan altos que hace tiempo era inconcebible que esto ocurriera.
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