&&&&&
Dr. Levistky, en relación a
su artículo sobre “Personalismo y Construcción de Partidos Políticos”,
consideramos necesario, expresar nuestra Opinión: nos parece - salvo error u
omisión – en el proceso de construcción, formación de un Partido Político, la
base principal, fundamental es la Línea Política que viene de la Doctrina Política
– La Ciencia y la Pedagogía Política,
presente), que debe asumir la organización política, como principio Rector en el escenario nacional - como el nuestro,
múltiple, heterogéneo, complejo, turbulento, multipolarizado, similar en América
latina – escenario de las clases y la lucha de clases -. Teniendo la Doctrina - como nuestra Carta Magna, principal -
estamos en condiciones de desarrollar nuestros Estatutos y el Programa del Partido, - nuestra herramienta
democrática, en un “mundo político” en riesgo y anomia social, mundial - con el
cual se presenta en el contexto del proceso electoral - para eso fundamos un
partido político -. (Un partido político, serio, responsable, con
ciudadanos militantes, tiene al interior “escuelas de formación política”,
donde salen los nuevos cuadros – líderes – que deben garantizar el cambio
generacional). Los Ciudadanos militantes - forjados, educados, con una clara y
definida conciencia política (la Doctrina del Partido) – constituyen y representan la base principal que define el carácter del
Partido.
Recuerde, usted conoce muy
bien como se formaron los Partidos
Políticos en América latina, desde la segunda década del siglo XX -
algunos quizás antes - Socialistas,
Comunistas, Populistas, Descentralistas, Federalistas, Demócrata Cristianos,
Social-Progresistas. En nuestro país, ese es el origen por ejemplo del APRA y el PCP - Haya y Mariátegui - no caudillos, sino líderes políticos e históricos, nos acercamos al siglo de vida
institucional. Muy diferente es que las generaciones posteriores en estas
mismas organizaciones, en la práctica han
destruido sus Partidos y convertido en "empresas “políticas” de
comercialización de oportunistas, empresarios, negociantes, corruptos,
farsantes, hoy incluso hasta "militantes" dogmáticos y radicales de
la anti-política. Extremo de la descomposición ética y moral, hoy está
presente en la “Tribuna Política” el
narcotráfico.- ver hoy como solos de destapan los narco-políticos – y más allá
encontramos asaltantes de la política como minería ilegal, criminal,
terroristas, sicarios, condenados por diversos actos fuera y al margen de la
ley. Esa es hoy la política – muy, pero
muy poca excepción y merecen respeto – en nuestro país.
Dr. Pablo Raúl Fernández Llerena. Sociólogo. Politólogo. Comunicador.
Ciudadano Socialista.
Defensor de la Democracia Ciudadana, Participativa, Cívica y Republicana.
Docente Universitario.
***
En la coyuntura actual, es
mucho más difícil – pero no imposible – la formación
de un Partido Político, primero por la crisis estructural de la Política – hoy
existe crisis en la “clase política”
destruida por la corrupción, el oportunismo, servilismo, negocios turbios,
comercialización de intereses – no políticos – sino anti-políticos (No hay
excepción hoy en la política nacional). Existe crisis en la Ciencia Política, la política como pedagogía, la
política como ética y moral, la política como dignidad y derecho humano, ha
desaparecido por completo – sino por favor, mire con mayor profundidad nuestra
política actual – ha sido asaltada,
capturada- hoy es decomisada – en manos de una banda de asaltantes de la
anti-política. Existe crisis “final” de los partidos políticos; han perdido confianza personal, social e
institucional en la ciudadanía,(esta es una realidad estructural,
dialéctica, donde falla una, las otras dos dejan de funcionar y se acelera la
crisis política) ausencia de credibilidad
social y política, por la ambivalencia permanente de sus “caudillos” y caciques locales, que se han apoderado de la
“política” como si fuera su propiedad privada. Esta crisis se profundiza,
llegando a niveles de su propia destrucción, cuando como Instituciones han perdido totalmente su legitimidad desde
la opinión pública.
Obviamente, la crisis se extiende
y profundiza, en cuanto crisis de Representación
– por su falta o ausencia de definición política hoy en el contexto económico,
social, cultural, político, ambiental e institucional los está destruyendo
institucionalmente. Si la corrupción es
el cáncer en la política –lo conduce inexorablemente hacia su propia
destrucción – la crisis de
representación, ataca a todo el sistema político como estructura y super-estructura política, es decir, ataca raíz,
columnas y el edificio completo del sistema político. (Aun no es tan visible y
fulminante como el de la corrupción, pero simplemente, una mirada en países
desarrollados, democracias de alta intensidad, vean hoy que pasa con el Partido Socialista, el Socialismo Francés
en el gobierno, con el Partido Obrero
Socialista Español el PSOE – dos ejemplos, su descomposición y “muerte”
política no tiene curación, porque sus propios enemigos la conducen hoy con el
virus y veneno político de traición a la Ciudadanía que los eligió y servicio
absoluto y reverencia total a la política de los bancos y la “bancocracia” de las élites
político-financieras del capital corporativo global. …….
Dr. Steven Levitsky. Politólogo. Docente de la Universidad de Harvard.
***
POLITÓLOGO. STEVEN LEVISTKY: PERSONALISMO Y CONSTRUCCIÓN DE PARTIDOS.
*****
La República. Lima domingo, 07 de septiembre de 2014.
Dr.-
Steven Levistky.
La política peruana es
extraordinariamente personalista. Organizaciones como Perú Posible, Solidaridad
Nacional y el Partido Nacionalista no son partidos políticos: son vehículos
personales, hechos por –y para– una sola persona. Son la propiedad de sus fundadores.
No tienen razón de existir más allá de las ambiciones electorales de su líder.
Como dijo Ollanta Humala al ser criticado por militantes nacionalistas, “yo
fundé el partido con dos personas, y lo puedo volver a hacer si es necesario”.
Los partidos peruanos son
tan personalistas que las marcas partidarias no existen más allá de la imagen
del líder. Cuál es el símbolo de Perú Posible? Una “T.” El símbolo de Fuerza
Popular? Una “K.” Del PNP? Una “O.”
Hasta el APRA se ha
convertido en vehículo personal. Alan García es su líder desde hace 31 años y
su único candidato presidencial desde el regreso de la democracia. Casi toda su
actividad partidaria se dedica a la defensa de García.
El personalismo debilita a
los partidos. Subordina a la organización a las ambiciones de un individuo.
Piensen en las candidaturas. Uno de los papeles principales de un partido
político es postular candidatos a cargos públicos. Un partido serio postula (y
apoya) candidatos en todo el país. No postular candidatos es casi impensable
–sería un suicidio.
Pero muchos partidos
personalistas se abstienen de postular cuando su jefe no es candidato. El líder
calcula que no le conviene que haya un candidato que no sea él, porque podría
amenazar a su control total sobre el partido. Que un partido de gobierno no
tenga candidato presidencial, como ocurrió con Perú Posible en 2006 y el APRA
en 2011, o que un partido nacional abandone a su candidato en Lima, como hizo
el APRA con Roca (2010) y el PP con Sheput (2014), es una locura. Hace
muchísimo daño al partido.
O piensen en los cuadros.
Los partidos que duran reclutan nuevos cuadros con talento y los ayudan a
crecer. Les dan la oportunidad de construir la base y la imagen pública
necesaria para ser electo en el futuro. Los partidos personalistas hacen todo
lo contrario. En vez de convertir a sus nuevos cuadros en candidatos exitosos,
los convierten en escuderos. Dedicarse a defender el líder a todo costo puede
destruir a una carrera política. En vez de construir una buena imagen, los
escuderos se queman.
El personalismo mina a los
partidos cuando las ambiciones individuales del líder se imponen al bien de la
organización. Una organización convertida en un vehículo personal del líder no
tiene vida propia –y casi siempre colapsa cuando el líder deja la política.
Pero los líderes
dominantes también pueden contribuir a la construcción partidaria. Primero, aportan votos. No se puede
construir un partido viable sin votos. Y en un sistema presidencialista, los
que atraen votos son los candidatos presidenciales. Pocos partidos toman vuelo
sin un candidato atractivo. En el caso de la izquierda peruana, por ejemplo,
unirse en un Frente Amplio no ha sido suficiente para convertirse en partido
viable. Sin otro Barrantes, sería condenado a los márgenes políticos.
Para los nuevos partidos,
entonces, las grandes figuras –como Haya o Belaunde– pueden ser claves. Tener a
Lula o a Evo como candidato puede convertir una fuerza marginal en un partido
ganador. De hecho, muchos partidos exitosos en América Latina tomaron vuelo
gracias a la popularidad de su líder: el PLN de Costa Rica (Pepe Figueres); el
PRD y PLD en la República Dominicana (Juan Bosch); el APRA y AP en el Perú
(Haya y Belaunde); ARENA en El Salvador (Roberto D’Aubuisson); el PT en Brasil
(Lula), el PRD en México (Cárdenas).
Segundo,
los líderes dominantes pueden utilizar su carisma para
fortalecer a la organización partidaria. Si en vez de ignorar o pisar a las
instituciones partidarias como el congreso partidario o elecciones internas, el
líder dominante las respeta y las abraza (aun cuando eso significa una
reducción de su propio margen de maniobra), las instituciones saldrán
fortalecidas. Rómulo Betancourt (AD en Venezuela), Jaime Guzmán (UDI en Chile),
y Lula hicieron eso.
Tercero,
los líderes dominantes pueden fomentar el recambio
generacional. Si en vez de ignorar o atacar a las nuevas figuras talentosas que
surgen en el partido, los líderes dominantes los abrazan y promueven, el
partido saldrá fortalecido, con futuros candidatos. No es fácil. Promover
nuevos líderes requiere más que una escuelita de capacitación y una foto con el
caudillo. Requiere que el caudillo ceda poder y protagonismo en el partido que
él mismo fundó. Requiere que renuncie a una candidatura presidencial que podría
ser suya, y en algún momento, que dé un paso al costado. Pero Betancourt, Lula,
Cardoso, y D’Aubuisson lo hicieron.
En
el Perú, donde los partidos han colapsado por completo,
el “caudillismo” podría ser el camino más viable hacia la construcción
partidaria. Lamentablemente, los políticos principales han hecho poco para
fortalecer a sus partidos. Fujimori, Toledo, García, Castañeda y Humala
siguieron la clásica receta personalista, burlándose de las instituciones
partidarias, ignorando (y hasta minando) candidaturas que no son suyas, y
buscando escuderos en vez de cuadros.
Pero
hay excepciones. Lourdes Flores es una. Otra, paradójicamente,
podría ser Keiko Fujimori. Alberto
Fujimori era un líder ultra-personalista que destrozó a varios partidos. Según Keiko, su padre “no cree en los
partidos. Como buen caudillo, no le gusta ceder el poder. Y para construir un
partido, uno tiene que ceder el poder”.
Pero
Keiko –heredera del movimiento personalista creado por su
padre– parece diferente. Invierte en su partido. En vez de pasar su tiempo en
Stanford o en Twitter, viaja con frecuencia al interior, inaugurando comités y
reclutando candidatos. A diferencia de otros partidos, Fuerza Popular tiene varios candidatos viables en las elecciones
regionales de octubre.
No
sé si Fuerza Popular terminará institucionalizándose. Hoy,
sigue siendo un partido personalista. Pero a diferencia de sus rivales (y su
padre), Keiko parece querer construir algo duradero. Si el fujimorismo todavía no es el partido más fuerte del Perú, podría serlo
pronto.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario