sábado, 13 de septiembre de 2014

"LA CULTURA DE LA ESPERANZA". (EN TIEMPOS DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL).

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Primero el caso chino es absolutamente diferente, es el Estado el que dirige,  gestiona la globalización, las corporaciones transnacionales se "someten" a los intereses y el poder centralizado del Estado, capitalista. Posibilidades de "alegría", pero en un escenario con más de 180 mil conflictos sociales internos - culturales y ambientales - con fuertes problemas laborales - sindicales - y la población del agro que vive - a pesar de las reformas capitalistas - en condiciones de desigualdad económico-social extrema (pobreza, desempleo, aún falta educación, servicio de salud, servicios públicos, etc. Sería interesante que existiera esa alegría en un modelo de crecimiento macro-económico – de la primera factoría – del capitalismo corporativo global.

Segundo, en cambio en occidente, donde el ocaso de la civilización actual, es inminente - según se profundice el fracaso de las políticas de austeridad, la destrucción del Estado, las Instituciones fundamentales de la Democracia Moderna. El Modo Social Europeo, al final sea una historia.  Hoy con el problema en Ucrania, Medio Oriente, Israel-Palestina; Siria, Irak e Irán;  la zona-euro, la violencia salvaje de las políticas de la derecha conservadora impuesta por la Troika; los procesos independentistas, nacionalistas en Escocia, Catalunya (y lo que se viene). Las políticas de bloqueo y sanción a Rusia. El Pacto o Convenio Ruso-Chino -La propia situación de la crisis en Estados Unidos y la pérdida progresiva de su poderío mundial, en un escenario, con un Nuevo Orden Mundial.  El "Cambio de Época Histórica", el nuevo Multilateralismo global,(multidimensional), Nuevos Sujetos Sociales Históricos, la calle, la plaza pública – la vuelta después de 25 siglos del Ágora griega, la Democracia Directa, y la Nueva Sociedad Civil, Real, popular, emergente y democrática; el poder de las economías BRICS, así como la mundialización de la crisis de carácter estructural de la Política, sus instituciones  (Partido Políticos) y la “clase – gremio, clan o casta – política”.


Pablo Raúl, pertenezco y fui militante de la histórica "GENERACIÓN 68", como Líder Universitario en la Universidad Nacional de San Agustín en las Facultad de Letras - Escuela Profesional de Sociología - y la Facultad de Ciencias de la Educación.  "Promoción Glorioso Comandante Ernesto Che Guevara" Esa luz de la ESPERANZA, por la cual hemos luchado toda nuestra vida, nunca se apague, hasta forjar y construir un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.
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“Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero hay los que luchan toda la vida esos son los imprescindibles”. B.B.
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Tercero.- La Esperanza, - nunca se pierde – en realidad, muy poca, pero para luchar día a día, en cambio, miedo, terror, inseguridad, violencia, producto de la expansión de las políticas neoliberales, ya está impuesto, mediante miles de mecanismos, pero los que "mejor" canalizan estos miedos, es la "política" dominada, dependiente y "prisionera" de las corporaciones transnacionales en alianza con las élites político-financieras, seguido la "dictadura de los medios" - ante la crisis de la política – así como los contextos vigentes de los poderes facticos globales - presente el Poder del Nuevo Amo Mundial, el Club de Bilderberg -. Resultado y consecuencia de esta profunda y extensa complejidad sistémica, tenemos: primero la globalización del terrorismo financiero, un escenario del casino especulativo – globalización o economía de casino, o capitalismo salvaje- se practica la violencia “del guante blanco”, sin control. Segundo, la economía de la guerra - la democracia, fallida, democracia de los misiles y el espionaje, la bancocracia, la intervención militar, los golpes de estado, dictaduras;  - Tercero, la economía criminal - paraísos fiscales, evasión de impuestos, lavado de activos, corrupción(mundializada), narcotráfico, prostitución de menores, migración ilegal y transcontinental, ahora se suman dos nuevos virus de la destrucción: la minería criminal, ilegal - muy fuerte , amplia y descontrolada en América Latina, base de las nuevas formas de inversión, - la globalización de nuevas formas de acumulación del capitalismo de la desposesión, pillaje, saqueo de los recursos naturales, (materias primas), biodiversidad (agua, energía, tierras de cultivo, productos del mar, la Amazonía), y conocimientos ancestrales (nuestra cultura popular) – constituyen y representan en nuestros territorios, las nuevas políticas del Consenso de los Commodities.

Cuarto.- Hoy está presente en la sociedad mundial, la globalización de la inseguridad ciudadana, sicarios, asesinos, terrorismo, secuestro, feminicidio, chantaje y final la mundialización de bandas de criminales. Globalización del desempleo, globalización de la indiferencia, globalización de la desigualdad económico-social –la más extensa, destructiva y salvaje -, globalización del miedo, el terror y ahora la inseguridad y violencia, (América Latina, sus ciudades son las más inseguras y violentas) un continente de la población más joven, pero el más desigual del sistema mundo, sin embargo, la coyuntura nos ofrece, nos abre una esperanza en el mundo la movilización y lucha de los pueblos, hoy globalizada en  La Insurgencia y  Mundialización del Movimiento Social Ciudadano, luchando contra la corrupción, la farsa, la mentira – como política de estado - y las élites político.-financiero-empresariales, responsables directos hoy de la destrucción de la civilización humana. Pero la esperanza nunca se pierde, se lucha palmo a palmo, día a día, Otro Mundo Socialista, sí es posible.


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Francia. París. Mayo 68. Que la esperanza por un mundo mejor por el que luchó la juventud universitaria, primero en Francia, después en todo Europa, los mártires de la juventud universitaria en México 68. Que esa luz de la ESPERANZA 46 AÑOS, después siga iluminando a todos los Ciudadanos del sistema-mundo.
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LA CULTURA DE LA ESPERANZA.

(En tiempos de la globalización neoliberal).
                                     
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Una de las consecuencias de la globalización es la tendencia a la uniformidad de emociones y percepciones. Los períodos de bonanza y de crisis se alternan y se difunden por el planeta. No es normal a esta altura de los tiempos que haya crisis en unos países y milagros económicos en otros. El temor, por desgracia, se contagia, por eso vivimos una etapa de pesimismo. La economía está en mala situación, dicen los ciudadanos del mundo, según una encuesta realizada por el Centro Pew entre 48 000 ciudadanos de 44 países y publicada en el diario Las Américas. El 60% de los consultados piensa que la economía está en mala situación en sus respectivos países. Los casos extremos son Grecia donde el 97% de los consultados tiene una visión negativa y China donde el 89% tiene una visión positiva de la economía.

Son malos tiempos para los gobernantes porque es inevitable que se les endose a ellos el problema. El clima político mundial tampoco alienta el optimismo porque se multiplican los problemas de apariencia insoluble. El ébola asola las regiones más pobres de la tierra y el mapa de la guerra solo puede ser interpretado por unos pocos especialistas. El problema mundial va más allá de las discrepancias entre Irán y Arabia Saudita, entre Estados Unidos y Siria, entre sunitas y chiitas. La amenaza de un califato universal coloca en el mismo bando a todos los islámicos y ha obligado a colocarse, juntos, en el otro bando a demócratas y republicanos en Estados Unidos. El perfil del enemigo se ha desdibujado, igual que el perfil de los amigos. El islamismo está por encima de las nacionalidades, y hay islámicos en Alemania, Francia e Inglaterra, en los estados árabes, en Estados Unidos y en Latinoamérica.

El presidente Obama en su esperado discurso acerca del plan antiterrorista dijo que el Estado Islámico ni es islámico ni es un Estado, pero derrotarle es la prioridad. Desde que Abu Bakr Al Bagdadi proclamó el califato islámico, asistimos al peligro de disolución de los Estados como ocurrió en Libia y en Iraq y a la proliferación de caudillos que no conocen fronteras ni normas civilizadas y tienen como objetivo único acabar con los que no son como ellos. Este panorama mundial puede conducir a la cultura del miedo que es la respuesta emocional a la percepción, cierta o imaginaria, de un peligro inminente. También puede conducir a la cultura de la esperanza porque el temor genera, a veces, soluciones insospechadas, como el miedo a la guerra dio origen a la Unión Europea. El miedo conduce a replegarse, a encerrarse, a exagerar la autonomía y la soberanía; conduce a la resignación. Esperanza es confianza en la posibilidad de alcanzar objetivos; la esperanza se manifiesta en la inversión, en la alegría, en la relación con los otros. La cultura de la esperanza nos abre al mundo y nos libera de pesadillas.

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