miércoles, 10 de septiembre de 2014

ESTADOS UNIDOS todavía decide el futuro del capitalismo, no del G-20 o los BRICS.

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El capitalismo imperialista norteamericano, a pesar de estar sumergido en una crisis estructural sin precedentes para ellos en las últimas décadas –después de la gran crisis de 1930 – en la coyuntura actual es evidente que en el Nuevo Orden Mundial, producto de la crisis estructural del 2008 – El Cambio de Época, Histórica – la crisis final de la Unipolaridad mundial y el surgimiento del Multilateralismo Global – (multidimensional), económico, social, cultural, ambiental, tecnológico, político e institucional -, en su interior en estos años, se ha presentado, la “guerra de la divisas” por el mejor control y más barato del comercio de mercancías en el mercado único mundial, las guerras y ocupaciones militares – la falta de control de la economía de la guerra – así como el avance subterráneo de la economía criminal – los narco-Estados, los Estados fallidos y la propia “democracia de los misiles”, la “bancocracia” y la “democracia fallida”, el resultado que hoy miramos a nivel sistémico, es sin duda la pérdida paulatina del poder imperial – como contra-partida recurre a la invasión militar la guerra del control de mercados, golpes de Estado, dictaduras, etc. – Contexto mundial, donde sigue controlando (militarmente) a todo el sistema capitalista, a partir del control que ejerce en el G-7, economías, gobiernos, gobernantes que son sometidos y dominados – el espionaje – (hasta perder la Soberanía)en forma absoluta a partir de formas muy diversas de Convenios, Pactos, Ayudas, Contratos, Embajadas, ahora TLC, Programas Sociales, etc. Sin embargo, más allá, se extiende su “dominio” e influencia actual, es de mucho cuidado, pero no imposible como es las economías emergentes de los BRICS y el propio G-20, inclusive calificando el fracaso de las políticas internacionales del Presidente Obama. En los BRICS y el G-20, por su amplitud, diversidad, y sobre todo donde se juegan verdaderos poderes mundiales – China, Rusia, Estados Unidos, Unión Europea – así como en la otra vereda política del Multilateralismo actual, la presencia muy importante de gobiernos progresistas y nacionalistas en América latina, Asia y África. En ese terreno su presencia –anterior altiva, dominante, impositiva – ahora es más respetuosa – pero con espionaje – utilizan el bloqueo económico, como chantaje, para derrotar al “enemigo” político. Finalmente su poder actual, está en revisión permanente, por los poderes emergentes – pero el capitalismo será viejo, pero no dormido, menos derrotado, porque hoy en el epicentro de la crisis sistémica, está en pleno proceso de construcción global de una nueva forma del capitalismo, como globalización, como sistema mundo;  como alternativa política diferente a la lucha de los pueblos del mundo por una Nueva Civilización Humana.
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G-20
El G-20. "las 20 economías más desarrolladas del mundo". Países capitalistas-imperialistas, todos, NO?. En este poderoso grupo de países están presentes también el G-7 (ayer G-8 antes de la "expulsión" de Rusia, por asuntos de Ucrania), los países de economías emergentes BRICS, la U.E y otros invitados que se renueva en cada Cumbre Mundial. A pesar de su poder evidente no ha podido renovar la "construcción" de la Nueva Arquitectura Financiera Mundial, necesaria y fundamental para encontrar una "salida"  a la crisis estructural del sistema-mundo, desde la Cumbre Global de Washington en noviembre del 2008.
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ESTADOS UNIDOS todavía decide el futuro del capitalismo, no del G-20 o los BRICS.
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Leo Panitch (SIN PERMISO)

Martes 9 de septiembre del 2014.

El nuevo banco de desarrollo puesto en marcha por los principales países emergentes, le ha robado los focos al G-20. Pero no supone un verdadero desafío a la dominación estadounidense de los mercados globales.

La atención internacional se ha desviado de las reuniones del G-20 de este año en Australia por la declaración de los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, en su reunión en Fortaleza, Brasil, este mes de julio, para lanzar un nuevo "Banco BRICS".

El G-20, que fue creado por el Tesoro de Estados Unidos a raíz de la crisis financiera asiática de fines de la década de 1990, fue diseñado para que los principales Estados de los "mercado emergente" asumiesen su responsabilidad junto con el G-7 en la "nueva arquitectura financiera internacional". Se creía que ello reforzaría la legitimidad del papel central de los Estados Unidos como superintendente de un capitalismo global muy ampliado, pero cada vez más volátil.

Ello implicaba especialmente lo que el Tesoro de Estados Unidos llama la "contención del fracaso" de las crisis financieras recurrentes. Con esta preocupación prioritaria en mente, los jefes de Estado del G-20 fueron convocados a Washington DC en noviembre de 2008 para evitar que la primera crisis del capitalismo global del siglo XXI se convirtiese en una repetición del colapso del capitalismo internacional de 1930. En este sentido, el "compromiso con una economía global abierta" del comunicado final de la Cumbre de Washington de 2008 fue especialmente significativo:

"Subrayamos la importancia vital de rechazar el proteccionismo y no encerrarse... nos abstendremos de erigir nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y servicios".

Este compromiso se ha visto reforzado en todas las reuniones anuales del G-20 desde entonces, incluyendo las preparatorias para Brisbane del pasado mes de noviembre. Cuando los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales prometieron en su reunión de febrero de 2014 en Sydney "eliminar las restricciones a la inversión privada", estaban cumpliendo con la condición central de Estados Unidos para sostener el capitalismo global.

Esto no quiere decir que los Estados Unidos hayan cedido mucho control operativo al G-20, como nunca lo hicieron en el caso del G-7. Las decisiones políticas clave se toman en Washington DC, donde el FMI y el BM tienen su sede pero, aún más decisivo, donde se encuentran el Tesoro y la Reserva Federal. El estímulo fiscal coordinado del G-20 en 2009 fue significativo, sobre todo porque facilitó que el Congreso de Estados Unidos aceptase el plan inicial del Tesoro de gastos deficitarios masivos para evitar la espiral hacia otra gran depresión.

Cuando el Congreso en 2010 se puso en contra, el eje central de la política paso a ser la política monetaria de "flexibilización cuantitativa" de la Reserva Federal,- FED - y así ha sido desde entonces. Su impacto se hizo sentir tanto a nivel internacional como a nivel nacional, ya que la FED actuó efectivamente como el banco central del mundo mediante la fijación de los tipos de interés de referencia y su transferencia de dólares tanto a los bancos extranjeros como a los de Estados Unidos.


En el escenario global del Nuevo Orden Mundial - regional, descentralizado - Multilateral – (multidimensional), el poder de las economías emergentes, las economías BRICS - están salvando la crisis estructural del sistema capitalista, pero a su vez se encaminan - ya en la presente coyuntura de la poli-crisis del sistema-mundo - ha tener un verdadero Poder Mundial, en el nuevo modelo de acumulación del capitalismo sistémico – el capital de la desposesión –saqueo, pillaje y explotación - de los recursos naturales, la biodiversidad, los conocimientos ancestrales y el “Nuevo Consenso de los Commodities”, impuesto por el capital corporativo global.
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Había expectativas generalizadas – dado que la gran crisis financiera había tenido su origen en los Estados Unidos, por no hablar de la política posterior poco ortodoxa de "dinero fácil" – de que los "privilegios exorbitantes" del dólar en las redes financieras que conectan los BRICS con la producción y el comercio mundial se vieran amenazados. Brasil, Rusia, India y China no fueron tan ingenuos como para imaginar que el G-20 sería el lugar para supervisar la desaparición del dólar, y celebraron por primera vez su propia cumbre en Ekaterimburgo en 2008.

Junto con Sudáfrica en 2010, pronto comenzaron incubar planes para su propio banco internacional, autónomo de los Estados Unidos y las instituciones financieras con sede en Washington. Estos planes se vieron reforzados cuando el Congreso de Estados Unidos se negó a respaldar un aumento de la cuota de voto de los BRICS en el FMI y el BM, como se había acordado en las reuniones del G-20.

Para Joseph Stiglitz, premio Nobel y antiguo economista jefe del Banco Mundial, el anuncio del nuevo banco BRICS en Fortaleza supone un claro desafío al orden mundial liderado por Estados Unidos, lo que refleja "un cambio fundamental en la economía mundial y el poder político". Fidel Castro lo asocio con la resistencia de su propio país contra "el imperio más poderoso que jamás haya existido", y expresó su confianza en que el impulso por parte de los dirigentes de los BRICS de la "cooperación y solidaridad con los pueblos ... en el logro del desarrollo sostenible, y la erradicación de la pobreza", culminaría siendo "una de las mayores hazañas de la historia de la humanidad".

Sin embargo, la principal razón de la permanencia del papel central del dólar tiene muy poco que ver con la estructura institucional del FMI, o el mayor tamaño de su capitalización en relación con lo que el banco BRICS pueda reunir. Se refleja principalmente en la ausencia - incluso en Shanghai, donde tendrá su sede el nuevo banco - de algo parecido a la amplitud y el alcance de los mercados financieros concentrados en Wall Street y su satélite la City de Londres. Y es la forma en la que estos mercados están, a su vez, tan profundamente entrelazados con el Tesoro y la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que explica el papel dominante de esta última en la gestión económica global.

Es más, el margen de maniobra que el FMI permitirá al banco BRICS es claramente limitado. En efecto, para obtener el beneficio completo de los préstamos bajo "acuerdo de reserva contingente" del banco BRICS, los países deberán tener un "acuerdo de programa de préstamo" con el FMI. De hecho, esto se parece mucho a la "Iniciativa Chiang Mai" del año 2000 para los swaps de monedas entre China, Japón, Corea del Sur y los países de la ASEAN después de la crisis financiera 1998-1998-?, que fue poco utilizada y resultó en gran medida simbólica.

La acritud con la que el Banco Mundial ha dado la bienvenida al banco BRICS también tiene que ver con el hecho de que sus objetivos como un banco de desarrollo no son muy diferentes a las estrategias económicas orientadas a la exportación, en especial de materias primas, que hasta ahora rigen la participación de los mercados emergentes en la globalización capitalista. Siguiendo el ejemplo del banco de desarrollo BNDES de Brasil, promoverá las corporaciones multinacionales de los BRICS, lo que tiene muy poco que ver con los principios socialistas de cooperación del ya extinto Banco Latinoamericano del Sur que los gobiernos revolucionarios en Venezuela y Bolivia inicialmente habían pensado.

Las organizaciones de la sociedad civil y los sindicatos independientes, reunidos también en Fortaleza en una conferencia de “BRICS desde abajo”, destacaron hasta qué punto las clases dominantes y los gobiernos de cada uno de los estados miembros BRICS se han comprometido a mantener las políticas neoliberales, a menudo administradas brutalmente, en sus propios países.

En este sentido confluían con la reciente declaración sindical L20 con ocasión de la reunión del G-20 de Australia, que al criticar las "políticas de austeridad y las reformas estructurales que reducen los salarios y la protección social de los trabajadores” no creen que los BRICS sean un modelo para una alternativa. De hecho, la declaración de los “BRICS desde abajo” señala que "si la distribución del ingreso en las economías emergentes de Asia no hubiera empeorado en los últimos 20 años, el rápido crecimiento de la región habría podido sacar de la pobreza a 240 millones de personas más".

A pesar de toda la fanfarria que ha acompañado el anuncio del Banco BRICS en la Cumbre de Fortaleza, servirá de muy poco para cambiar el equilibrio y, aún más importante, la sustancia del poder financiero global. Merece la pena recordar una vieja lección, que también se aplica al "Plan de Acción de Brisbane" de este otoño: el verdadero cambio empieza por uno mismo.

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Leo Panitch es editor del Socialist Register, famoso y ya clásico anuario de la izquierda anglosajona, y profesor investigador de Ciencias Políticas en la Universidad de York, en Canadá y coautor con Sam Gindin de The Making of Global Capitalism: The Political Economy of American Empire (Verso, Londres, 2012).


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