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La Segunda Guerra Mundial, generó el
surgimiento de la Guerra Fría, un Mundo Bipolar – La Unión
Soviética-Estados Unidos. La lucha entre socialismo y capitalismo.
Moscú-Washington. La globalización neoliberal en la década de los 80’, el “cambio
de época histórica”, los nuevos movimientos sociales, la nueva Sociedad Civil
de los 80’, La Caída del Muro de Berlín, - el fin del socialismo no existente –
la desaparición de la URSS., originó el fin de la bipolaridad y su reemplazo
por la Unipolaridad mundial – el imperio
norteamericano, el Estado Corporativo global -. La gran crisis estructural,
múltiple del 2007-2008 – hoy poli-crisis global – generó un “cambio de época histórica”, la fuerte
presencia de las economías emergentes BRICS, el desplome político de la
Unipolaridad mundial, y el surgimiento del Multilateralismo
– multidimensional -, la crisis del ordenamiento institucional – nuevas formas
de resistencia social, nuevos movimientos sociales, Nuevos Sujetos Sociales
Históricos – en construcción social y política – en el epicentro un sistema democrático
profundamente cuestionado, sin credibilidad social, sin confianza personal,
social e institucional llegando a extremos de ausencia de legitimidad
institucional desde la opinión pública. En este escenario los nuevos poderes regionales – BRICS –así como la
propia Unión Europea y Estados Unidos, comienzan a forjar un Nuevo Orden Mundial – proceso y camino alternativo que se ve
seriamente afectado en su propia estructura – porque en paralelo, ante la
profundización y extensión de la crisis estructural del mundo capitalista-imperialista,
(in)surge otro camino y alternativa política, llamado el “Asia-centrismo” – escenario de las nuevas potencias globales –
China, Rusia, India – en un mundo
Multipolar. El Multilateralismo actual, por su propia naturaleza
multidimensional, en una sociedad en riesgo global, en la coyuntura actual está
originando nuevos contextos múltiples, donde los poderes facticos globales, encuentren
su posicionamiento geo-político y geo-energético hegemónico en el escenario
mundial, la era global de la transnacionalización de los monopolios
imperialistas.
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EL MUNDO MULTIPOLAR Y POSTMODERNO.
*****
Alexander Dugin*
© Traducción Libertad Garay.
Revista Electrónica Escenarios XXI.
Agosto-setiembre del 2014.
1. El
multipolarismo como una visión del futuro y de la tierra en la era posmoderna
El multipolarismo como un concepto innovador que rompe los
esquemas
La teoría multipolar
representa una dirección única que no puede ser calificada tan solo en términos
de “progreso/conservadurismo”, “viejo/nuevo”, “desarrollo/estacionario”,
etcétera. La visión unipolar y globalista de la historia muestra el proceso
histórico como un movimiento lineal que va de lo peor a lo mejor, de lo
subdesarrollado a lo desarrollado y así, consecutivamente. En este caso, la
globalización es vista como el horizonte de un futuro universal y todo lo que
impide la globalización es sencillamente visto como la inercia del pasado, el
atavismo o el esfuerzo por preservar ciegamente el “statu quo” a cualquier
costo. En virtud de tal precepto, el globalismo y “El mar de poder” también
están tratando de interpretar el multipolarismo como una posición
exclusivamente conservadora que se opone al “cambio inevitable”. Si la
globalización es el posmodernismo (una sociedad global), el multipolarismo
parece ser la resistencia al posmodernismo (que incluye elementos de lo moderno
e incluso de lo pre-moderno).
Ciertamente es posible
considerar algo bajo un punto de vista distinto y dejar a un lado el dogmatismo
de un proceso linear [1] o de un “proceso monótono” [2]. La idea de
tiempo como una categoría sociológica de la filosofía del multipolarismo está
basada en la interpretación del paradigma general del multipolarismo observado
a través de un sistema absolutamente distinto.
El multipolarismo, a
comparación de la unipolaridad y el globalismo, no es sólo un llamado a lo
antiguo o a mantener todo como se encuentra. El multipolarismo no insiste en la
preservación de los estados nacionales (el mundo westfaliano) ni en la
restauración del modelo bipolar (el mundo Yalta) y tampoco en congelar ese
estado transicional en donde actualmente se encuentra posicionada la vida
internacional. El multipolarismo es un vistazo al futuro (el que aún no es), un
proyecto de organización de orden mundial bajo principios y elementos
absolutamente nuevos y, por lo tanto, es una revisión importante de los axiomas
ideológicos, filosóficos y sociológicos sobre los que descansa la modernidad.
El multipolarismo, así como
la unipolaridad y la globalización, está orientada hacia la construcción de
aquello que nunca ha sido, la tensión creativa del espíritu libre, la
investigación filosófica y el esfuerzo por construir una sociedad mejor, más
feliz, armoniosa, justa y absoluta. Sin embargo, lo distinto es que el
carácter de esta sociedad, sus principios y valores, así como los métodos para
construir sus cimientos, son vistos en forma radicalmente distinta cuando se
les compara con la visión globalista. El multipolarismo ve el futuro como
múltiple, variado, diferenciado, desigual y conservador de la amplia paleta de
opciones de identificación propia, tanto individual como colectiva. También hay
trasfondos de sociedades fronterizas que experimentan la influencia de
distintas matrices de identificación. Esto es un ejemplo de la “floreciente
complejidad” del mundo, en donde múltiples de ellos se combinan en una
multiplicidad de tiempos, en donde una múltiple cantidad de actores colectivos
e individuales se sumergen en un diálogo para así encontrar y, a veces,
transformar su identidad a través del curso de esta conversación.
La cultura, la filosofía,
la política, la economía y la tecnología occidentales son vistas en este mundo
futuro como uno de tantos fenómenos locales que de ninguna forma la cultura, la
filosofía, la política, la economía y la tecnología sobresaldrían de las
sociedades asiáticas o incluso a las tribus arcaicas. Todo con lo que tratamos
bajo la forma de diferentes etnias, personas, naciones y civilizaciones son
variaciones equiparables de las “sociedades humanas” (“Menschliche
Gesellscraft” [3]). Algunos de ellos están “desencantadores” (M. Weber) y
materialmente desarrollados, mientras que otros son pobres y planos, pero aún
así “encantados” (M. Eliade), sagrados y viven en armonía y equilibrio con su
existencia ambiental. El multipolarismo acepta cualquier decisión que la
sociedad haga, pero toda decisión se torna sensible sólo en el contexto de
espacio y en un momento histórico; por lo tanto, permanece siendo local. A lo
más que puede hacer por otros la cultura occidental, percibida como algo local,
es ser una fuente de admiración y de deleitoso despertar, en vez de una
afirmación de universalidad y separación del contexto histórico que se
transforma en un simulacro, casi occidental, una caricatura y una cursilería.
Hasta cierto punto, esto ya ha pasado con respecto a la influencia de la
cultura americana sobre la europea, aun cuando todavía es fácil reconocer a
Europa, sin embargo, esta Europa es hipertrófica, estéril y carente de la
armonía interna y proporciones, del encanto y la tradición. Es una Europa del
proyecto universalista que ha dejado de ser orgánica, asumiendo las características
de un fenómeno complejo, paradójico, dramático, trágico, contradictorio y
espacial.
El multipolarismo y el posmodernismo
Si hacemos referencia al
pasado, fácilmente podremos encontrar que el mundo multipolar, el orden
internacional basado en el principio del multipolarismo, nunca existió. Por lo
tanto, el multipolarismo es un proyecto, un plan, una estrategia para el futuro
y no mera inercia o resistencia inactiva a la globalización. El multipolarismo
observa el futuro, pero lo ve en forma radicalmente distinta a como lo hacen
los defensores de la unipolaridad, el universalismo y la globalización, éste
lucha por traer a la vida su visión. Estas consideraciones demuestran que, de
cierta forma, el multipolarismo es también posmodernismo (no el modernismo o
pre-modernismo), que sólo difiere de las visiones posmodernistas del globalismo
y la unipolaridad. Especialmente en este sentido, la filosofía multipolar está
de acuerdo con que el actual orden mundial, y también el pasado (nacional o
bipolar), es imperfecto y exige una alteración radical.
El mundo multipolar no es
una afirmación del Segundo o Tercer Nomo de la Tierra de K. Schmitt,
sino una lucha del Cuarto Nomo que debería entrar en el lugar del
presente y del pasado. Asimismo, el multipolarismo no es un rechazo del
posmodernismo, sino el establecimiento de uno radicalmente diferente a la
versión sugerida por el globalismo y los defensores del mundo unipolar. Éste es
diferente en relación a la versión dominante neoliberal y, en relación al antiglobalismo
crítico y la posición alterglobalista, será basado en el mismo universalismo al
igual que el neoliberalismo, pero sólo con el signo opuesto. Por lo tanto, el
multipolarismo posmoderno representa algo completamente diferente al globalismo
neoliberal moderno o premoderno, del imperialismo céntrico americano unipolar,
del antiglobalismo izquierdista o de las ideas alterglobalistas. Por ello, en
el caso de la formalización del multipolarismo como ideología sistematizada, la
conversación tiende precisamente al la “Cuarta teoría política”.
La idea multipolar reconoce
que los estados nacionales no corresponden a los retos de la historia y,
además, son apenas una fase de preparación para la globalización. Es por ello
que apoya la integración de los procesos en regiones específicas, insistiendo
así en que sus límites consideran las peculiaridades civilizadoras de las
sociedades desarrolladas históricamente en estos territorios. Esto es una
característica positiva del posmodernismo.
La idea multipolar rechaza
las “grandes narrativas” (historias), el logocentrismo europeo, las rígidas
jerarquías poderosas y un patriarcado normativo asumible. En lugar de ésto,
apoya el valor de las identidades locales, multifacéticas y asimétricas que
reflejan el espíritu de cada cultura específica, sin importar cuál sea, qué tan
extraña o abominable les parezca al resto. Incluso esto es otra característica
del posmodernismo. La idea multipolar rechaza el acercamiento mecánico a la
realidad y la división de Descartes del sujeto y del objeto. Esto se hace por
medio de la afirmación de la integridad, el holismo y el acercamiento integral
al mundo, lo que es orgánico y equilibrado, basándose más en la “geometría de
la naturaleza” (B. Mandelbrot) que en la “geometría de la máquina”. Esto da
ecologismo al Mundo Multipolar, rechazo al concepto de “subyugación de la
naturaleza” (F. Bacon) y transición a un “diálogo con la naturaleza”. Esto es
incluso una mejor característica posmoderna.
El posmodernismo
multipolar contra el posmodernismo (globalismo/antiglobalismo) unipolar.
Cuando la conversación
tiende a medir las cosas en el mundo futuro, contradicciones importantes
comienzan a surgir entre la teoría multipolar y el posmodernismo. El
posmodernismo liberal y neomarxista opera con los conceptos básicos de
“progreso” linear e “individuo”, concebidos con el propósito de la “liberación
del individuo” y, en la última etapa, con el propósito de la “liberación del
individuo” y una transición al posmodernismo, ya sea un robot, un mutante, un rizoma
o un clon. Además, es el principio de la individualidad el que consideran
universal. Aquí, la idea multipolar diverge bruscamente de la principal línea
del posmodernismo y propone a la sociedad, a la personalidad colectiva, a la
conciencia colectiva (E. Durkheim) y al inconsciente colectivo (K. G. Jung)
como el centro de las cosas. La sociedad es una base de la existencia; ésta
crea individuos, personas, idiomas, culturas, economía, sistemas políticos,
tiempo y espacio. En la idea multipolar no existe una sociedad única, ya que
existen muchas, y todas son inconmensurables una con la otra. Un individuo se
ha vuelto “la medida de las cosas” de forma absoluta y exitosa en sólo un tipo
de sociedad (la europea occidental) y en todas las demás sociedades no ha
sucedido ni sucederá. Se debe entender el derecho inalienable de cada sociedad
de ser lo que quiere y de crear su realidad por sus propios medios, ya sea a
través de la asignación de un valor superior a un individuo y a un hombre o no
sin asignación alguna.
La misma idea está
relacionada con el tema de “progreso”. Ya que el tiempo es un fenómeno social
[4], está estructurado de forma distinta en cada sociedad. En algunas
sociedades se ensimisma y crece en el papel del individuo en la historia,
mientras que en otros no. Por lo tanto, no existe un factor determinante entre
las sociedades que concierna a los conceptos de individualismo y
post-humanidad. Es muy posible que el destino de Occidente continúe a través de
las ya mencionadas direcciones, ya que este camino está conectado con la lógica
de su historia. El acogimiento occidental del individualismo y del
post-humanismo tiene el potencial de infligir daño colateral a otras sociedades
y naciones como si estas ideas, de cierta forma, estuvieran ya presentes en su
cultura, es como una regla mediante el reforzamiento de preceptos coloniales
que son paradigmas reunidos para las mismas sociedades locales. Es este
universalismo imperialista colonial de Occidente el principal reto de la idea
multipolar. Mediante el uso de estos términos geopolíticos, se puede decir que
el multipolarismo es la versión terrenal, continental y telurocrática del
posmodernismo, en donde el globalismo (así como el antiglobalismo) es su mar y
su versión talasocrática.
2. Teorías del
multipolarismo y de la globalización.
El multipolarismo en contraste con la
política global.
Ahora, desde la posición
del multipolarismo, consideraremos las teorías básicas de la globalización y
cómo se relacionan entre sí.
La teoría política mundial
(J. Meyer, J. Boli, etc.) presume la creación de un estado global integrado,
con el apoyo de los ciudadanos individuales, es la teoría que más se
opone al multipolarismo y representa su antítesis formal. Es similar a
las tesis del “Fin de la historia” (rápida o gradual) por F.Fukuyama y a todos
los demás proyectos globalistas rígidos y unipolares que describen un futuro
deseable y probable que contradicen a la teoría multipolar. En este caso, entre
el mulpolarismo y la teoría de la globalización, existe una relación de “más y
menos”, de “blanco y negro”, etcétera. Como ejemplo, existe un antagonismo
radical de ultimatums: ya sea “La política mundial” o el multipolarismo.
El multipolarismo y la cultura
global (en defensa de la localización)
El caso de estudio de las
relaciones es más difícil de dirigir con la teoría de la cultura mundial (R.
Robertson) y con los conceptos “transformacionistas” (E. Giddens, etc.). Las
valoraciones críticas de la globalización en el espíritu de S. Huntington pueden
también ser mencionada aquí. En estas teorías, se analiza el equilibrio de dos
tendencias –universalización (globalismo puro) y localización (R. Robertson)- o
la nueva apariencia de los contornos de la civilización (S. Huntington). Si la
actitud de la teoría multipolar frente a la universalización es inequívocamente
antagonista, un número de fenómenos que se manifiestan como efectos secundarios
en el curso de la globalización pueden, contrariamente, ser valorados
positivamente. El despertar del contexto sociopolítico de los estados nación en
estas teorías es demostrado desde dos puntos: en parte sus funciones son
transferidas a entidades globales y en parte resultan estar en manos de alguno
de los nuevos actores locales. Por otro lado, debido a la fragilidad y la
perdición de los estados nación, factores civilizadores y religiosos asumen,
incluso, una mayor importancia. Es el conjunto de estos fenómenos el que
acompaña a la globalización y es la consecuencia del despertar del estado
previo y de los modelos mundiales ideológicos que merecen atención positiva y
se convierten en elementos de la teoría multipolar.
Los efectos secundarios de
la globalización regresan a las sociedades a un contexto espacial específico y,
ocasionalmente, religioso. Esto conduce al reforzamiento del papel de la
identidad étnica, un aumento en la importancia del factor confesional y el
aumento de la atención a las comunidades locales y a los problemas. Estos
fenómenos, en resumen, pueden ser considerados como posiciones estratégicas del
orden mundial multipolar que debe ser arreglado, acelerado y apoyado. Dentro de
la “glocalización” descrita por Robertson, el multipolarismo está interesado en
la “localización” al solidarizarse completamente con él. Robertson mismo cree
que los procesos de “glocalización” no son predeterminados y pueden cambiar y
trasladarse de un lado a otro. Al aceptar este análisis, quienes apoyan al
mundo multipolar deben aplicar conscientemente sus esfuerzos para que así los
procesos se muevan del lado “local” y que no coloquen un sobrepeso en el
“global”.
Conclusiones multipolares.
Desde el análisis de la Teoría de los sistemas mundiales.
La teoría de los sistemas
mundiales de I. Wallerstein es interesante para la teoría multipolar debido al
factor que describe adecuadamente el algoritmo económico, político y
sociológico de la globalización. El “sistema mundial” de Wallerstein representa
la élite capitalista global como la reunión alrededor de “El núcleo”, incluso
si sus representantes vienen de los países “periféricos”. “El mundo
proletariado” que gradualmente transita de una identidad nacional a una clase
base (internacional) personifica la “periferia”, no sólo geográficamente sino
socialmente. Los estados nación no son más que sitios en donde un único proceso
mecánico ocurre. Esto es el enriquecimiento de las oligarquías, su
integración en el “núcleo” supranacional (global) y el empobrecimiento de las
masas, que gradualmente se entremezclan con la clase trabajadora de otras
naciones durante el curso de los procesos migratorios. Desde el punto de vista
de la teoría multipolar, este análisis no considera el factor cultural,
civilizador o geopolítico.
El último es la
indiferencia hacia el tema inherente del marxismo como un todo, el cual es el
primero de todos en enfocarse en el cierre de los mecanismos económicos de la
organización social. En el mundo de hoy en día, “El segundo mundo” (ejemplo:
las formaciones de integración regional o “Los grandes espacios”) está situado
entre “El núcleo” y “La periferia”. Bajo la lógica de I. Wallerstein, su
existencia no cambia nada dentro de la estructura general del sistema mundial
y, apenas, representa un paso en dirección a la completa globalización – la
integración de las élites en “El núcleo” y la “internacionalización de las
masas” ocurren más rápido aquí que en el contexto de los estados nación. Sin
embargo, bajo la lógica de la Teoría multipolar, la presencia de “El segundo
mundo” lo cambia radicalmente. Entre las élites y las masas que existen en las
distintas estructuras de integración dentro de los límites de “El segundo
mundo”, puede surgir un modelo de relaciones además de la predicción liberal o
marxista. S. Huntington lo llamó “modernización sin occidentalización” [5]. La
esencia de este fenómeno es que mientras se obtiene una educación occidental y
el dominio de las tecnologías occidentales, las elites de los países
periféricos generalmente actúan de la siguiente forma: no se integran a la
élite global, sino que regresan a su sociedad, confirman su socialización y su
identidad colectiva a través de ella; por lo tanto el dominio de sus
habilidades al servicio de sus propios países y, por consiguiente, no siguen al
Occidente e incluso se le oponen. El factor de la identidad cultural (por lo
general la religión) y la afiliación civilización resulta ser más fuerte que el
algoritmo universal presentado en la tecnología de la modernización y del mismo
medio que la engendró.
El proceso de la
estratificación de sociedades y la occidentalización de las élites como es
descrito por Wallerstein definitivamente ocurre, pero un proceso distinto
también podría–“la modernización sin occidentalización”-. Junto con la
integración regional, pero sin la integración global, estos procesos
representan una tendencia que el mismo Wallerstein ignora, pero cuyo análisis,
irónicamente, nos permite claramente ver y describir. Esto se vuelve un
elemento muy importante y programa la tesis para la Teoría Multipolar.
En cuanto la horizonte
global, actualmente todas las sociedades deben confrontar a la mayoría de las
teorías de globalización de primera mano, y la teoría multipolar puede proponer
los siguientes principios. La verdadera plenitud e integridad del mundo es
objetablemente real, pero sólo puede ser adecuadamente percibida una vez que se
elimina la banalidad del entorno que oscurece el entendimiento puro del mismo.
Heidegger llamó a ésto “existencia auténtica de Dasein”. [6] Comprender
al mundo como un todo sólo puede ser posible a través de la modificación de la
existencia y no, a través de la acumulación de cada nueva información,
expresión, reunión, conversación, información y conocimiento. De acuerdo con
Heidegger, el hombre es impulsado a estudiar nuevos lugares y panoramas para
escapar de la existencia genuina y este concepto es personificado en la figura
de Das Man, es decir: en una forma de vida impersonal y abstracta, aunque
concreta, que encuentra varios substitutos para reemplazar la verdadera
experiencia de lo existente. Das Man, al tener una auténtica existencia, disuelve
la concentración de su propia conciencia a través de la “curiosidad” y el
“chisme”, dos de las varias formas de la inexistencia. [7] Entre más simples
sean las comunicaciones en el mundo global, menos insensibles serán. Por lo
tanto, la globalización de ninguna forma contribuye a la adquisición de la
experiencia del mundo entero, sino al contrario, difiere de ello al dispersar
la atención en infinitas series de rompecabezas sin sentido en donde las piezas
no son atributos de la unificación del entero, en otras palabras, existen como
fragmentos no relacionados de la existencia. El horizonte global no se alcanza
en la globalización- se comprende en la profunda experiencia existencial del
lugar.
Por lo tanto, distintas
sociedades no colisionan en el horizonte global, pero con el reto del
globalismo como una ideología y una práctica que ataca a toda sociedad y reta a
todas las comunidades locales pueden encontrar un lugar en común al rechazar al
enemigo que amenaza a toda persona y cultura sin discriminación. La Teoría
Multipolar reconoce el universalismo de este reto, pero sostiene que debe ser
rechazada universalmente para poder prevenir una catástrofe, desastre o
tragedia próxima.
El horizonte del globalismo
es concebido como algo que debe ser derrotado, superado y erradicado. Cada
sociedad lo hará a su forma, pero la Teoría Multipolar sugiere la
generalización, consolidación y coordinación de todas las formas de oposición
al reto que representa la globalización. El rechazo al reto de la globalización
debe ser igual a la magnitud de su dimensión, pero la estructura de este
rechazo así como debe ser suficientemente maduro, independiente y posible,
también debe ser multipolar y debe sugerir un proyecto claro y distintivo de lo
que debe ocupar el lugar de la globalización.
3. Del
veneno a la cura.
Domando al tigre de la
globalización: La red multipolar.
La construcción del mundo
multipolar exige el desarrollo de una actitud especial en todos los aspectos
del proceso de globalización. Hemos visto que aunque el multipolarismo se opone
a unipolaridad y a la globalización, la pregunta no es simplemente acerca del
rechazo a todas las transformaciones que rodean la modernidad, sino acerca de
la selección del formato multipolar para esas transformaciones, para influenciarlas
y para guiar el proceso hacia el patrón visto como el más deseable y óptimo.
Por lo tanto, en ciertas situaciones, la intención del multipolarismo no está
tan dirigido a oponerse a la globalización, como a retomar la iniciativa y
permitirle a los procesos seguir una nueva trayectoria y así transformar “el
veneno en cura” (“domar al tigre” [9], para ocupar una expresión china
tradicional). Tal estrategia repite la lógica de “modernización sin
occidentalización”, pero en un nivel más general y sistemático. Algunas
sociedades separadas en una cultura regional toman prestadas tecnologías
occidentales para reforzarse a sí mismas y repeler la presión del Occidente en
ciertos momentos. El multipolarismo sugiere comprender tal estrategia como un
sistema que puede servir como un algoritmo general para la mayoría de las
sociedades no occidentales.
Permítanos dar algunos
ejemplos de tal reinterpretación de los aspectos separatistas del globalismo a
través de la perspectiva multipolar, así como tomar la red y el espacio de la
red del fenómeno. Por si mismo, el fenómeno no es neutral, éste representa el
resultado de una serie de transformaciones graduales en el entendimiento
sociológico del espacio en un contexto del “Mar del poder” siguiendo el camino
de la disolución de medios de información mayores- desde el mar, atravesando el
espacio aéreo, hasta la infoesfera. Junto con ello, la red representa una
estructura que percibe la presencia de relaciones entre los elementos del
sistema, de forma mecánica y no orgánica. La red puede ser construida entre
elementos individuales separados que inicialmente no están conectados entre
ellos y que no tienen una identidad colectiva en común. Conforme se va
desarrollando, el fenómeno de red representa la posibilidad de sobrepasar a la
humanidad e iniciar una era post-humana. Esto es debido a que el centro del
hombre se vuelve cada vez más relativo (N. Luhmann, M. Castells, etc.) en el
mayor sistema funcional de auto-organización como lo es la red. Desde este
punto de vista, la red representa una realidad que es cardinalmente “el mar”,
atlantistas, y globalistas.
En geopolítica clásica,
podemos ver que las posiciones de la Tierra y el Mar están conectadas, no tanto
por la presencia de un elemento u otro, sino por las conclusiones sociológicas,
culturales, políticas y, sólo hasta entonces, estratégicas que distintas
sociedades hacen de acuerdo con su contacto con el Mar. K. Schmitt enfatiza
[10] que en lugar de estar creando un imperio global basado en la
navegación, la sociedad española continúa preservando estrictamente su
identidad basada en la tierra, la cual también se manifiesta particularmente en
la organización de las colonias y en la diferencia entre los futuros destinos
de América Latina y América Anglosajona. La presencia de la navegación
desarrollada no necesariamente hace un poder a un mar en el sentido
geopolítico. Además, el objetivo del poder de la tierra y, en particular, del
corazón de la tierra (Heartland) es el obtener el acceso a mares, romper
el bloque financiero en la parte de talasocracia y comenzar a competir con ella
en su propio elemento.
La situación con el espacio
de red es el mismo. El campo multipolar necesita dominar la estructura de los
procesos de red y sus tecnologías, aprender las reglas y regulación del comportamiento
de red y entonces ganar la posibilidad de lograr sus objetivos y metas en este
nuevo elemento. El espacio de red abre nuevas posibilidades para actores más
pequeños: después de todo, las ubicaciones de las corporaciones trasnacionales
a gran nivel planetaria, un gran poder o un mínimo de dominio individual de
habilidades de programación, de ninguna forma son diferentes unos de otros y,
de cierta forma, parece que ocurren en condiciones similares. Lo mismo se puede
decir de la redes sociales y los blogs. La globalización se inclina a
que el código se difunda en una multitud de participantes que de una forma u
otra los instalará en un contexto, cuyos parámetros básicos serán controlados
por los dueños de servidores físicos, registros púbicos de nombres de dominio,
proveedores y monopolistas de hardware. Sin embargo, en las teorías
antiglobalistas de Negri y Hardt, hemos visto como las teorías de anarquismo de
izquierda sugieren encerrar esta circunstancia según sus intereses mientras que
se prepara la “rebelión de multitudes” [11]. Algo analógico puede ser
también sugerido en el prospecto multipolar, pero la pregunta no está
relacionada con conducir un sabotaje caótico de los planes globalistas a través
del uso de las “multitudes”, sino con la construcción de civilizaciones de red
virtual atadas a un lugar histórico y geográfico específico y en posesión de un
código cultural en común. Una civilización virtual puede ser considerada una
proyección de la civilización como en el medio de red, asumiendo que las líneas
de fuerza y las percepciones de identificación que son dominantes en un medio
cultural correspondiente están consolidadas ahí. Esto ya es usado por distintas
fuerzas religiosas, étnicas y políticas que de ninguna forma son globalistas o
antiglobalistas, y coordinan sus actividades y propagan sus puntos de vista e
ideas con la ayuda de distintos instrumentos de internet.
Los dominios nacionales y
el desarrollo de las comunicaciones de red en sistemas de lenguaje local son
otra forma. Con la operación efectiva de este medio, se pude contribuir al
reforzamiento de la identidad cultural de la juventud, ya que están
predispuestos de forma natural al encanto de las nuevas tecnologías.
El ejemplo del “internet
chino” (en donde el acceso es limitado, tanto legal como físicamente), de
acuerdo con algunos expertos gubernamentales chinos, puede dañar la seguridad
de la sociedad china. Al contrario, en el campo político, social y moral, este
ejemplo demuestra que las medidas puramente restrictivas pueden también ejercer
algún efecto positivo para el reforzamiento del multipolarismo.
La red global puede
volverse multipolar, específicamente, en un agregado de “contenidos virtuales”
independientes y no cruzados. Así, en lugar de una sola red aparte serían muchas
redes, cada una con una expresión virtual de un espacio cualitativo específico.
Todos juntos, estos continentes pueden ser integrados en una red multipolar
común, diferenciada y moderada en términos del paradigma de red multipolar.
Eventualmente, el contenido de lo que está en la red sería un reflejo de las
estructuras del imaginario humano [12]. Si se actualizan estas estructuras en
un modo multipolar (como aquellos que sólo tienen sentido en un espacio
histórico cualitativo específico), no es difícil imaginar lo que internet (o su
futuro análogo) podría se en un mundo multipolar.
En un nivel práctico, bajo
las condiciones presentes, una red puede ya ser considerada como un medio de
consolidación activo de medios sociales, personalidades y sociedades bajo la
tutela de la promoción del multipolarismo, por ejemplo, la construcción de red
multipolar gradual.
Guerras de red en el mundo multipolar.
Las guerras de red son más
que un fenómeno del periodo de globalización. Deberíamos de armarnos con la
metodología de guerras de red- tanto en teoría como en su aplicación- en la
construcción del Mundo multipolar. En este sentido, el Principio de red central
adaptado durante la reorganización de las fuerzas armadas de la Federación Rusa
representa una decisión absolutamente justificada, dirigida a reforzar las
posiciones del centro de la tierra y aumentar el desempeño del ejército que
constituye uno de los principales elementos de la configuración multipolar.
El principio central de
redes de guerra tiene algunos aspectos principales y técnicos relacionados con
ello. El equipamiento de unidades separadas del ejercito ruso con atributos de
red (aparatos de rastreo, de comunicación de comunicación operativo, medios
técnicos interactivos, etcétera) es un lado evidente del problema por si mismo
y no exige ningún terreno geopolítico especial. Lo que es mucho más importante
es considerar otro aspecto más común de la guerra de redes.
Una guerra de red, como
parece serlo desde las acciones teóricas, se mueve constantemente en todas
direcciones –contra enemigos, aliados y fuerzas neutrales. De la misma forma,
para que las operaciones de red sean exitosas deben desarrollarse en todas
direcciones y en la parte central (o en algunas partes centrales) de la
construcción del mundo multipolar. Si asumimos que el actor que busca una
guerra de red no es un estado, sino una entidad no-estado que ha determinado la
creación del mundo multipolar como su objetivo (como la guerra de red que
Estados Unidos ha elegido como blanco para establecer un mundo unipolar),
veremos que librando esta guerra desde diferentes polos (por ejemplo desde
Rusia, China, India, Irán, etcétera) creará interferencia y resonancias, además
de multiplicar el refuerzo y efectividad de las estrategias de red. Al
construir el mundo multipolar, cada polo está interesado en reforzar los otros
polos, pero también en debilitar la hegemonía global de las superpotencias. Por
consiguiente, una guerra de red declarada por el mundo multipolar puede
representar una convergencia espontánea de esfuerzo con ramificaciones
estructurales que pueden ser extremadamente efectivos. El reforzamiento de
China es benéfico para Rusia, así como la seguridad de Irán es benéfica para
India. La independencia de Paquistán de Estados Unidos posiblemente redunde sobre
la situación en Afganistán y Asia central, entre otros lugares.
Al conducir redes, la
información y el flujo de imagen que estén asociadas con la idea multipolar en
todas y cada una de las direcciones, una guerra de red puede volverse
extremadamente efectiva, así como el asegurar los intereses de un actor del
mundo multipolar que automáticamente impulsa los intereses de otro. En este
caso, la coordinación deberá sólo ocurrir en el nivel más alto – en el nivel de
los representantes de los países en el círculo multipolar (como regla, estos
son las cabezas de estado) donde el paradigma multipolar común será
específicamente coordinado. Los procesos de la guerra de red traerán esta
estrategia común a la vida diaria.
La segunda parte importante
de la teoría de la “guerra de redes centrada” está en enfatizar el aumento de
la sensibilidad hacia las condiciones iniciales. Estos factores iniciales que
afectan el resultado final son el punto en el cual empiezan los posibles
conflictos, la posición que otros países participantes toman y el medio de
información que transmite el desarrollo de los conflictos. Por lo tanto, la
prioridad a la que hay que ponerle mayor atención es a la preparación del
medio- el local y el global. Si la correlación de fuerzas, un conteo de consecuencias
de varios pasos tomados en el campo de la información y la preparación
preliminar de la presentación de la imagen son hechos correctamente pueden
hacer imposible la situación de conflicto al persuadir al oponente potencial de
la desesperanza de resistencia o de intensificación armada. Esto le concierne
tanto a la guerra tradicional como a las guerras de información, en donde la
lucha es librada por influencia sobre la opinión pública.
Consecuentemente, los
países declaran su orientación hacia el multipolarismo y deben usar activamente
las teorías y prácticas de operaciones de red centradas para sus intereses. Los
teóricos de las guerras de redes consideran justamente que son un instrumento
para librar una guerra en condiciones postmodernas. El multipolarismo acepta el
reto de la época postmoderna y comienza la lucha por liderarla. Las operaciones
de red centradas representan uno de los territorios más importantes para librar
esta batalla.
El multipolarismo y la dialéctica del caos
Otro ejemplo en donde se
puede encontrar otra estrategia de “transformar el veneno en cura” es en el
fenómeno del caos. El caos figura aún más frecuentemente en los textos de
geopolítica moderna y en las teorías de la globalización. Quienes proponen el
acercamiento unipolar rígido (como S. Mann [14]) sugieren manipular el caos a
favor de “El núcleo” (por ejemplo, E.E. U.U.). Los antigobalistas y los
postmodernistas dan la bienvenida al caos en sentido literal- como una anarquía
y desorden. Otros autores tratan de ver brotes de orden en realidad caótica.
El acercamiento multipolar trata el problema del
caos de la siguiente
manera:
Primero, el concepto
mitológico del “caos” como una condición opuesta a “orden” es predominantemente
un producto de la cultura griega (en otras palabras, la europea). Esta
oposición está basada inicialmente sobre la exclusividad del orden, y
subsecuentemente, mientras que la filosofía desarrolla y el orden es
identificado con racionalidad, el caos se ha transformado completamente en un
concepto puramente negativo, sinónimo de irracionalidad, oscuridad y tontería.
Es posible un acercamiento al problema de otra forma, sin embargo, en un
sentido menos exclusivo, en donde el caos se revelará a nosotros como una entidad
que no está opuesta al orden, sino que precede su tensa expresión lógica. El
caos no es sinsentido, sino una matriz desde donde es engendrada [15].
En la cultura europea
occidental, el caos es una “mal” unívoco, pero este no es el caso en otras culturas.
El multipolarismo rechaza considerar a la cultura europea occidental como
universal, y por lo tanto, el caos mismo pierde su imagen negativa unívoca y el
orden correlacionado con él como una imagen positiva. El multipolarismo no
razona en términos de caos u orden, pero siempre exige explicaciones- qué
es el caos, qué es el orden y qué sentido específicamente una cultura ocupa uno
u otro término. Sabemos aproximadamente cómo la cultura occidental entiende el
caos y el orden, pero ¿cómo lo hace la China, por ejemplo? Ciertamente, la idea
de “tao” que es crucial para la filosofía china (“El camino”) es descrita en
muchos textos en términos que sorprendentemente nos recuerdan las descripciones
del caos. Por lo tanto, el acercamiento polar declara que el entendimiento del
caos y del orden va de acuerdo a la civilización y de ninguna forma la
concepción occidental no es universal.
En primer lugar, los
globalistas suelen entender “caos” en el sentido geopolítico como algo que no
se correlaciona con sus percepciones de estructuras económicas y sociopolíticas
ordenadas y que se opone al establecimiento de valores “universales” y
subjetivos mundiales. En este caso, todo lo que tiene un valor para la
construcción de un mundo multipolar, incluyendo la insistencia en las formas de
identidad, consecuentemente argumenta para si misma las semillas del orden
multipolar y aquellas caídas dentro de la clase del “caos”. En lo que respecta
a este ejemplo, el “caos” apoya la construcción del mundo multipolar y es
en donde sostiene su origen.
Finalmente, el caos,
entendido como un desorden puro o procesos débiles espontáneamente organizados
que surgen en una sociedad, también puede ser considerado desde la posición del
multipolarismo. Cuando una situación caótica (conflicto, disturbio, colisión,
etc.) surge de forma natural o artificial, es necesario aprender a controlarlo,
por ejemplo dominar el arte de la moderación del caos. Estar en contra de las
estructuras ordenadas por su propio valor, los procesos caóticos no se prestan a
una lógica directamente, pero eso no quiere decir que carezcan completamente de
ella. El caos tiene lógica, pero es más compleja y comprensiva que los
algoritmos de los procesos no caóticos. Al mismo tiempo, permite la
investigación científica y es estudiada activamente por los físicos y
matemáticos modernos. Desde el punto de vista de la aplicación geopolítica, puede
volverse uno de los instrumentos más efectivos para la construcción del mundo
multipolar.
*****
[*] Profesor de la
Universidad Estatal de Moscú, Doctor en Ciencias Política. Fundador de la
Escuela Rusa Contemporánea de Geopolítica, líder del Movimiento eurasianista.
[1] Alain de Benoist.
Protiv liberalizma. SPb, 2009.
[2] Dugin A. Protiv
modernizacii// Odnako, 2010. №10 (26).
[3] Thurnwald R. Die
menschliche Gesellschaft in ihren ethno-soziologischen Grundlagen, 5 B. Berlin:
de Gruyter, 1931-1934.
[4] Dugin A. The sociology
of the imaginary. The introduction into the structural sociology. M., 2010
[5] Ibid.
[6] Huntington Samuel P.
The Clash of Civilizations and the Remaking of the World Order. New York: Simon
and Schuster, 1996.
[7] Dugin A. Martin
Heidegger and philosopgiya drugogo nachala. M.,
[8] Heidegger called
globalism with the term “Planeter Idiotism”having in mind the original Greek
meaning of the word ιδιοτες that implies a polis inhabitant deprived of civil identity, i.e., of
affiliation to a phyle, caste, trade, cult, etc. See Dugin A. Martin Heidegger
and philosopgiya drugogo nachala. Op. cit.
[9] Evola J. Cavalcare la
tigre. R, 2001.
[10] Schmitt С. Die planetarische Spannung zwischen Ost und West (1959)/Schmittiana —
III von prof. Piet Tommissen. Brussel, 1991.
[11] Michael Hardt and
Antonio Negri, Empire, Harvard University Press,
[12] Dugin A. The sociology
of the imaginary. The introduction into the structural sociology. M., 2010.
[13] Ramonet I.
Géo-politique du chaos. Paris: Galilée, 1997; Idem. Guerres du xxie siècle —
Peurs et menaces nouvelles. Paris: Galilée,
[14] Mann St. R. Chaos
Theory and Strategic Thought//Parameters. 1992. Autumn. № 55.
[15] Dugin A. Martin
Heidegger and the possibilty of the Russian Philosophy. Op. cit.
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