Juventud, en representación de una nueva
Generación de Ciudadanía, debaten sobre Política y Ciudadanía, teniendo
como hipótesis Central, como objetivo
estratégico la recuperación de la Confianza
– como estructura dialéctica – confianza
personal como nueva generación que ingresa
a la Política; confianza social, como tarea y responsabilidad desde la Sociedad Civil, que la juventud,
está en condiciones de asumir ese compromiso y confianza institucional, es
decir, si ingresamos a la política en este noble y sacrificado trabajo, debemos
de comenzar este proceso asumiendo que la Instituciones
que encontraremos en nuestro camino de recuperación de la confianza, sean
instituciones que nos aseguren trabajo, independencia, eficiencia y
democracia, con la finalidad de que la eficacia ingrese como principio
fundamental en el proceso de Institucionalización. No creo tanto, que sean jóvenes símbolos de la “nueva política”, parámetros
que sí nos ponemos de inicio, a lo largo del trabajo político, social,
cultural, nos presentarán verdaderos obstáculos en la comprobación de nuestra
hipótesis de
renovar la política, como proceso integral de forja y construcción de la propia
Ciudadanía.
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Juventud - cuestiona la política o seudo-política o anti-política actual vigente en la mayoría de países de la Unión Europea - como políticas de la Troika gobernante político-financiera, se considera que la nueva generación de jóvenes símbolos de la "nueva política" tienen esa gran responsabilidad que recupere la confianza como trabajo-fortaleza de una Nueva Ciudadanía y una Nueva Política. El reto y el desafío están presentes y son asumidos por la nueva generación.
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LOS "NUEVOS
LÍDERES" RECOBRAN EL DEBATE SOBRE LA POLÍTICA Y LA CIUDADANÍA.
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Noemí Velasco Manzanares.
Lanza Digital Lunes 20 de octubre del 2014.
Rodeados de más de
ochocientas personas decididas a conocer de cerca las reglas del juego retórico
entre los partidos políticos, observar la reacción de esos que los representan
ante las acusaciones de la indignación, y sobre todo intentar creer las
promesas de esos jóvenes que hablan de regeneración cuando aún no han alcanzado
altas cotas de poder, el diputado nacional por IU, Alberto Garzón, el portavoz
del PP en el Parlamento Vasco, Borja Sémper, la secretaria general de las
Juventudes Socialistas de España en Europa, Beatriz Talegón, el fundador de
Podemos, Juan Carlos Monedero, y la diputada nacional por UPyD, Irene Lozano,
abrieron el viernes el séptimo curso de la Escuela de Ciudadanos de Manzanares
con un distendido e intenso debate en el que se habló de la “política con
mayusculas”, del “surgimiento del hombre político” y de la “descomposición del
antiguo régimen”. Dirigido por el periodista y presentador de las Mañanas de
Cuatro, Jesús Cintora, el debate transcurrió de manera relajada, sin grandes
confrontaciones, con demasiadas buenas intenciones y con continuas respuestas
por parte de un público que jaleó y aplaudió los gritos contra la política de
las tarjetas ‘black’, del ébola y del poder financiero, pero que también dio
tirones de orejas con abucheos a las palabras vacías y las falsas esperanzas.
Determinados por la “encrucijada” que ha significado la crisis política y económica para el país, independientemente de sus siglas, estos jóvenes representantes de las grandes fuerzas actuales y símbolos de la ‘nueva política’, coincidieron en la necesidad de una transformación de las instituciones para recuperar la confianza de la ciudadanía, pues, como bien dijo Alberto Garzón, “la política es la solución y no el problema”. “Modernización” y “ruptura” fueron dos conceptos enfrentados durante todo el debate, entre los que defendían -sobre todo, Borja Sémper- que “las instituciones no están podridas, pero los partidos no han estado a la altura de las circunstancias”, y aquellos -IU, Podemos, UPyD y en ocasiones PSOE- que hablaban del inicio de un proceso constituyente, de la creación de un nuevo “contrato social” e incluso de República, “pero basada en los derechos sociales”.
En este país en el que la ciudadanía siente el dolor que provocan los ya innumerables políticos corruptos, a los que la líder socialista atribuyó el término “casta”, los participantes del debate coincidieron en la recuperación de “los valores humanos”, según expresó Beatriz Talegón, “olvidados a través de una educación en la que ha primado la competencia, en detrimento de la sinceridad y el altruismo, porque no importan en el mercado”. Ahora bien, Juan Carlos Monedero, con expresividad poco habitual entre los políticos -quizá por naturalidad o por ese ‘populismo’ del que hablan algunos-, advertía que “las élites no se van a volver maravillosas de repente, si antes no hay un cambio de las reglas del juego”; por eso habló de implicación en la política y de “responsabilidad” ciudadana, a la vez que apelaba a la “memoria” de la tradición democrática en esa gente “de pelo gris” que luchó por sus derechos.
Determinados por la “encrucijada” que ha significado la crisis política y económica para el país, independientemente de sus siglas, estos jóvenes representantes de las grandes fuerzas actuales y símbolos de la ‘nueva política’, coincidieron en la necesidad de una transformación de las instituciones para recuperar la confianza de la ciudadanía, pues, como bien dijo Alberto Garzón, “la política es la solución y no el problema”. “Modernización” y “ruptura” fueron dos conceptos enfrentados durante todo el debate, entre los que defendían -sobre todo, Borja Sémper- que “las instituciones no están podridas, pero los partidos no han estado a la altura de las circunstancias”, y aquellos -IU, Podemos, UPyD y en ocasiones PSOE- que hablaban del inicio de un proceso constituyente, de la creación de un nuevo “contrato social” e incluso de República, “pero basada en los derechos sociales”.
En este país en el que la ciudadanía siente el dolor que provocan los ya innumerables políticos corruptos, a los que la líder socialista atribuyó el término “casta”, los participantes del debate coincidieron en la recuperación de “los valores humanos”, según expresó Beatriz Talegón, “olvidados a través de una educación en la que ha primado la competencia, en detrimento de la sinceridad y el altruismo, porque no importan en el mercado”. Ahora bien, Juan Carlos Monedero, con expresividad poco habitual entre los políticos -quizá por naturalidad o por ese ‘populismo’ del que hablan algunos-, advertía que “las élites no se van a volver maravillosas de repente, si antes no hay un cambio de las reglas del juego”; por eso habló de implicación en la política y de “responsabilidad” ciudadana, a la vez que apelaba a la “memoria” de la tradición democrática en esa gente “de pelo gris” que luchó por sus derechos.
Como máxima expresión del concepto en una escuela que es única en toda España, los contertulios hablaron de ciudadanía y de participación, según expresó Alberto Garzón, “cuando hoy en día cada vez tenemos más dificultades para ser ciudadanos, debido a la desigualdad en el acceso a los recursos”, en este mundo, según añadió, “controlado por el poder económico, en el que Draghi es el que dice si se pueden imprimir más billetes y nunca se ha presentado a unas elecciones”. “Todos somos políticos”, decía la representante de UPyD, a la vez que destacaba que “los partidos tienen que ser un instrumento para servir a la ciudadanía” y no un fin en sí mismos. La participación fue incluso reclamada entre los propios representantes hacia sus partidos. Así habló Beatriz Talegón, que exigió “democracia y una mayor representación para los militantes”.
Infinidad de temas
En una Comunidad Autónoma atosigada por los continuos recortes en educación, servicios sociales o sanidad, sin duda los representantes del PSOE, IU y Podemos no pasaron por alto las políticas de Cospedal, esas que “han arrebatado los derechos conquistados”, según señalaron, “a través de la acumulación por desposesión -de lo público”. Como tema de actualidad, la utilización de las tarjetas ‘black’ de Bankia por altos dirigentes políticos salió a la palestra. Así, dos años después de la querella a Bankia y tras el conocimiento del ‘desenfreno’ de estos líderes reconocidos, Irene Lozano exigió de forma sucesiva que “los saqueadores rindan cuentas” y que “se ponga fin a este viejo régimen que ha vivido con nuestro dinero por encima de nuestras posibilidades”. Borja Sémper incindió en que “estos casos no van a volver a producirse” con los nuevo límites, unas palabras poco aplaudidas en un auditorio que se quejó casi de forma continua de la gestión llevada a cabo por el Gobierno Popular -algo que sin duda produjo algún otro sinsabor al tertuliano-. Clientelismos, puertas giratorias, tráfico de influencias, déficit democrático en las instituciones, fracking o desempleo, los contertulios hablaron de todo en una confrontación que no llegó a ser de ‘trincheras’. Fuera de las sucesivas connotaciones negativas asociadas a la realidad actual en esta “democracia triste”, la verdad es que en general los diferentes representantes confiaron y mostraron su creencia en una auténtica regeneración, poco creída entre un público que mostró la desafección hacia los partidos tradicionales del bipartidismo, y que mostró una gran expectación e interés hacia las nuevas fuerzas políticas como símbolos de esperanza.
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