&&&&&
OCTUBRE ROJO LATINOAMERICANO. EN HOMENAJE AL CHE.- Que
interesante, es hoy ver, observar, sentarse junto a su máquina,
abrir bien los ojos y tener al frente un movimiento
político izquierdista, nacionalista, progresista, de nueva democracia, surgido de las entrañas del neoliberalismo. Cada
vez se fortalece a medida que se profundiza y radicaliza el vendaval devastador de la derecha, desesperada, ve como se le
va de la mano el poder en América latina;
la lucha política actual, impuesta, desarrollada en su propio contexto, con
sus propios mecanismos, básicamente anti-políticos, ya no de oposición política
- como fue décadas anteriores – pero sí de eliminación del opositor, dentro de
la propia lógica del neoliberalismo, y en concreto, querer, intentar sin éxito desaparecer a la Izquierda del
continente – Escenario de la Democracia
Liberal, la concentración del poder en élites político-financieras y nuevas
oligarquías primario-exportadoras. Debemos tener presente, que son procesos políticos diferentes, distintos, pero con objetivos estratégicos iguales. (La revolución
decía el Amauta José Carlos Mariátegui, no es copia ni calco, es creación heroica de los pueblos). Todos
vamos hacia una meta final compartida, la emancipación
social y política de los pueblos latinoamericanos para construir la Patria Grande, forjando Políticamente
Nuestra América. Evo, Tabaré, Dilma,
Cristina, Rafael, Daniel, Nicolás, "El Pepe", siguiendo
el camino histórico-político que antes lo hicieron Lula, Chávez, Kirchner, Fidel, Raúl, El Che,
Salvador Allende, y tantos otros revolucionarios que desde diversos espacios políticos del
continente están construyendo políticamente, la Patria
Grande, Nuestra América. Otro Mundo Socialista y Democrático, sí es posible.
/////
Grandes, Evo, Dilma, Tabaré, Bolivia, Brasil, Uruguay, en América latina. Nuevos Líderes de la Izquierda Democrática. Todos con camino propio, único, pero con objetivos estratégicos iguales, la emancipación social y política de los pueblos latinoamericanos están forjando y construyendo la Patria Grande: Nuestra América.
***
TRIPLE TRIUNFO DE IZQUIERDA LATINOAMERICANA.
*****
Manuel E. Yepe
(especial para ARGENPRESS.info)
Jueves 30 de
octubre del 2014.
El
doble triunfo en Brasil y Uruguay de
sendos candidatos de la izquierda, unido a la reciente sonada victoria en Bolivia han venido a confirmar una
perseverante tendencia política que se hace cada vez más determinante en toda
la América Latina, en detrimento de la supremacía que antes disfrutaban las
tradicionales oligarquías dependientes de Washington.
Puestos a elegir entre dos modelos políticos antagónicos, los pueblos
pronuncian sus preferencias por la izquierda.
Al
calificar de izquierda la ideología determinante de las fuerzas políticas a las
que los pueblos de muchos países de América
Latina vienen confiando la responsabilidad de gobernarlos, no se habla de
fuerzas compactas, ideológicamente homogéneas. Uno de los atributos más
importantes que han caracterizado a los líderes de la izquierda que están
protagonizando el milagro que experimentan hoy estos pueblos, es poseer el
talento requerido para mantener su identidad unitaria con tolerancia y respeto
para con todas las partes que hacen el conjunto. La capacidad para subrayar
todo lo que une y soslayar todo lo que divida, y hacerlo con métodos
democráticos, es tan importante como el respeto a los principios de fidelidad a
los intereses populares, en especial a la protección de los más pobres.
La
historia de los movimientos revolucionarios de América Latina está repleta de
ejemplos de divisiones que han provocado derrotas y cómo la unidad ha precedido
a cada victoria.
Las
reelecciones de Evo Morales y Dilma
Rousseff, así como el triunfo en primera vuelta de Tabaré Vázquez significaron también victorias sobre el golpismo
mediático, que ha devenido arma sucia de los oligarcas ocupando el lugar que
antes tuvo el golpismo militar como estrategia de los poderosos para
contrarrestar la voluntad de las mayorías empeñadas en reivindicar sus derechos
a decidir la orientación de los destinos nacionales.
Durante
muchos años fueron golpes militares, o la amenaza de éstos, los métodos más
recurridos para derrocar a gobernantes que contrariaran los intereses de las
oligarquías y la hegemonía de las grandes corporaciones extranjeras, o para
evitar que transcurrieran procesos electorales que permitieran la expresión de
una voluntad ciudadana que no fuera la de las oligarquías.
Pero
aquellos años de golpes militares, Operación Cóndor, desaparecidos, ejecuciones
extrajudiciales y torturas cedieron a otros en que las oligarquías pretendieron
regresar a los no menos inicuos, pero sí menos sangrientos, tiempos de las
democracias representativas bajo su control, sin la repudiada participación de
militares que se prestaban a desprestigiar a los institutos armados en aras de
los espurios intereses de quienes los aprovechaban en beneficio propio.
Comenzaron
tiempos de una democracia con matices distintos en cada nación que los pueblos
inicialmente recibieron con júbilo, pese a que significaban la reinstalación de
los viejos mecanismos de la “democracia” diseñada por Washington para
garantizar la supremacía del dominio de los ricos y la participación decisiva
del dinero en todos los aspectos de los sistemas electorales y de gobierno.
Pero,
al darse espacio a los pueblos para expresar su voluntad en las urnas aunque se
mantuviera intacto el poder del capital, las masas comenzaron a repudiar el
orden anterior y a elegir mejores representantes de sus intereses.
Sobrevino
la crisis de los partidos tradicionales encargados de garantizar candidatos
para todos los cargos que respondieran a los intereses de los más ricos,
patrocinadores de esos desprestigiados partidos.
Se
empezaron a poner de moda los gobiernos populares que cumplían sus promesas. Ya
no se podía contar siquiera con el arma del “desgaste del poder” en los
políticos que hubieran llegado al gobierno sobre la base de un discurso en
defensa de las masas, si luego cumplían sus promesas.
Con
la mayor parte los mayores órganos de prensa escrita, televisiva y radial en
posesión de los ricos, ha surgido un nuevo tipo de golpe de Estado, el golpe
mediático. Aprovechando los formidables recursos técnicos de la propaganda
comercial y la vigencia de la antidemocrática libertad de propiedad privada
sobre los medios de prensa que niega la verdadera “libertad de expresión”,
calumnian y desprestigian a los dirigentes o candidatos populares, al tiempo
que venden estrategias neoliberales propias.
Véase
cómo, en todos los países donde la izquierda ha logrado alcanzar el triunfo en
elecciones presidenciales, los ganadores han tenido que sobreponerse a golpes
mediáticos que,
sin embargo, la ciudadanía de sus países ha sido capaz de frustrar con sus
votos.
*****
VICTORIA
DE LA IZQUIERDA.
*****
Emir Sader.
Página /12
miércoles 29 de octubre del 2014.
La
reiteración de la polarización entre petistas y tucanos en la segunda vuelta de
la elección brasileña refuerza la centralidad de la polarización entre
neoliberalismo y posneoliberalismo en el campo político brasileño, al igual que
en los otros países de América latina. El enfrentamiento de programas y de las
fuerzas en cada campo reitera de forma ineludible la polarización entre derecha
e izquierda en la era neoliberal.
Especialmente
por la claridad de la disputa en la segunda vuelta, sumada a la gran
movilización de la militancia del PT
y de los otros partidos de izquierda (incluido el principal partido de la
izquierda radical, el PSOL), de todos los movimientos sociales, culturales y
populares, así como de los medios alternativos, permitió retratar lo que es hoy
la izquierda brasileña. El liderazgo incuestionable de Lula fue decisivo en la recta final de la campaña, así como un gran
protagonismo de Dilma, haciendo que
los dos salgan de la disputa como los dos grandes líderes populares de Brasil
en la actualidad.
La
monstruosidad de la campaña, local e internacional, para intentar ganar las
elecciones y cambiar el rumbo de la política brasileña, incluido su rol en los
procesos de integración latinoamericana y del sur del mundo, refleja el tamaño
de lo que estaba en juego en las elecciones. La derecha brasileña, la
latinoamericana y la mundial se excitaron con la posibilidad de cambiar la
política económica, de adueñarse de los gigantescos recursos del Pre-sal (campo
de reservas petroleras submarinas), de debilitar al MERCOSUR, a UNASUR, a la CELAC y, muy especialmente, a los BRICS, cuyos últimos acuerdos incomodan
profundamente a Estados Unidos y a sus aliados.
La defensa
de la continuidad del modelo de desarrollo económico con distribución de renta,
de la explotación del Pre-sal por Petrobras, de los recursos destinados a la
educación y a la salud, de una reforma que termine con los financiamientos
empresariales de las campañas políticas, de la democratización de los medios de
comunicación, han dado el tono de izquierda de la campaña electoral de Dilma.
Aún más, ha
representado la resistencia a las propuestas de rebaja de los salarios, de alza
del desempleo y de reducción drástica de los bancos públicos, como formas de
reactivar la economía, con todas las concesiones al gran capital privado.
Además del debilitamiento del rol de Brasil en los procesos de integración, de
volver al acercamiento estratégico con EE.UU.,
de entrega de la explotación del Pre-sal a empresas privadas internacionales y
de la salida de Brasil de los BRICS.
Por eso la victoria de Dilma –que
es, a la vez, una victoria de Lula y
del PT– es una victoria de la
izquierda brasileña y latinoamericana.
Después de
haber derrotado los cambios internos e internacionales en la política brasileña
propuestos por la oposición, Dilma tendrá,
entre otras responsabilidades, la de participar activamente del relanzamiento
de UNASUR, ahora bajo la Secretaría
General del ex presidente colombiano Ernesto Samper, así como la implementación
de los acuerdos estratégicos firmados por los BRICS en Fortaleza, en julio de este año.
No es casual que la apretada victoria de Dilma fuera inmediatamente
saludada por los presidentes de la región –empezando por Cristina, siguiendo
con Rafael Correa, Evo Morales, Pepe Mujica y Nicolás Maduro, entre otros–. Saben que es una
victoria de la corriente que todos ellos integran.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario