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“EL YUAN O EL
RINMINBI, UNIDAD MONETARIA DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA”.- En un primer
momento, la desdolarización
pretende amortiguar los efectos de la volatilidad de los tipos de cambio, las
tasas de interés y los mercados de valores. En un segundo momento, la marcha del yuan podría alcanzar una dimensión sistémica y enfrentar al dólar en una dura batalla por
conseguir reconocimiento global. Actualmente, más de cuarenta bancos centrales mantienen el yuan como referencia en la acumulación de reservas junto a las
divisas dominantes (el dólar, el euro,
el yen japonés y la libra esterlina). En 1999, cuando el euro entró en circulación, 70%
de la composición de las reservas de los
bancos centrales se mantenía en dólares. A finales de 2013, la divisa estadounidense representa 60 por
ciento. En cambio, el rubro “otras divisas” en las cuentas del FMI pasó de representar 1.62% hace 15 años
a alcanzar 6.51% a finales de 2013, básicamente por el peso creciente del yuan.
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El Yuan.- Aunque Estados Unidos y la Unión Europea, siguen
enfrascados en aplicar sanciones económicas contra Rusia, y realizar ejercicios
militares en el Mar Negro y Rumania, en plena frontera con Ucrania, la batalla
real de la economía se juega en otros frentes. La seguidilla de sanciones
contra Rusia que aplican Europa y Estados Unidos, no ha impedido que 40 bancos
centrales del mundo declaren al yuan chino como moneda reserva y que otros
bancos centrales manifiesten su intención de seguir la tendencia.
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YUAN,
MONEDA CLAVE DE LA DESDOLARIZACIÓN GLOBAL.
(“Yuan,
Unidad Monetaria de la República Popular China”).
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ALAI.- América Latina en Movimiento.
Martes 21 de octubre del 2014.
Oscar Ugarteche.
Ariel Noyola Rodríguez.
La internacionalización del
yuan (Moneda de la República Popular
China) y la desdolarización
global avanzan en paralelo. En mayor medida como resultado de la debilidad
de la economía norteamericana y menos como consecuencia de la desamericanización.
Este segundo escenario exigiría poner en cuestión la hegemonía de Estados
Unidos en su totalidad, situación que aún no existe. Sin embargo, sí hay un
progreso en diversos mecanismos de cooperación financiera liderados por China
de cara a la incertidumbre de los mercados financieros internacionales, el
estancamiento de la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la
fragilidad de la recuperación económica mundial.
En un primer momento,
la desdolarización pretende amortiguar los efectos de la volatilidad de
los tipos de cambio, las tasas de interés y los mercados de valores. En un
segundo momento, la marcha del yuan podría alcanzar una dimensión sistémica y
enfrentar al dólar en una dura batalla por conseguir reconocimiento global.
Actualmente, más de cuarenta bancos centrales mantienen el yuan como referencia
en la acumulación de reservas junto a las divisas dominantes (el dólar, el
euro, el yen japonés y la libra esterlina). En 1999, cuando el euro entró en
circulación, 70% de la composición de las reservas de los bancos centrales se
mantenía en dólares. A finales de 2013, la divisa estadounidense representa 60
por ciento. En cambio, el rubro “otras divisas” en las cuentas del FMI pasó de
representar 1.62% hace 15 años a alcanzar 6.51% a finales de 2013, básicamente
por el peso creciente del yuan.
No hay duda de que la
expansión comercial de Pekín constituye la fuerza principal para
internacionalizar su moneda. Como corolario, el Banco Popular de China ha
impulsado la firma de swaps cambiarios bilaterales. A la fecha posee
acuerdos con cerca de 25 bancos centrales. Así, el gobierno chino creó un
mercado global del yuan. Con todo, el principal desafío de la “moneda del
pueblo” (renminbi) radica en que China es un país con doble superávit
(cuentas corriente y capital) y no inyecta yuanes a la economía mundial,
situación que complica guardar yuanes en físico. Para revertir dicha situación,
el gobierno viene promoviendo la apertura gradual de la cuenta de capital a fin
de poner el yuan a disposición de inversionistas foráneos: los depósitos
denominados en yuanes se han multiplicado por diez en los últimos cinco años.
Hasta el momento, más de 1,200 cuentas interbancarias han sido abiertas y 1.70
millones de yuanes se han colocado entre empresas y clientes individuales. No
obstante, la apertura hace más vulnerable a China frente a los vaivenes
especulativos y los procesos de apreciación indeseables como ha ocurrido en lo
que va del año.
Fuera del continente asiático,
el yuan ha conseguido apoyos importantes en Europa. En primer lugar, el
espaldarazo de la City de Londres continúa rindiendo frutos luego de que
Fráncfort, París y Luxemburgo se lanzaran como ciudades de comercio del yuan.
Recientemente se realizó desde Londres la primera emisión de bonos soberanos en
yuanes fuera de China, los fondos servirán para financiar la acumulación de
reservas en yuanes del Banco de Inglaterra. Asimismo, las autoridades del Banco
Central Europeo (BCE) discuten la posibilidad de incluir la moneda china en sus
reservas internacionales. Es evidente que el estrechamiento de los vínculos
económicos entre Europa y Asia, culminó de manera natural, en una mayor
cooperación financiera entre ambas regiones que incluye entre otros elementos,
incrementar el uso del yuan en la facturación del comercio: Gran Bretaña y
Alemania han visto incrementados en más de ciento por ciento sus pagos
denominados en yuanes entre 2013 y 2014, Francia y Luxemburgo en más de 40%,
según los datos actualizados a agosto de la Sociedad para las Comunicaciones
Interbancarias y Financieras Internacionales (SWIFT, por sus siglas en inglés).
En Rusia, el yuan también
ha encontrado no sólo un aliado, sino un socio estratégico como consecuencia de
las sanciones económicas impuestas por Occidente. China concretó, a principios
de octubre, la firma de un swap cambiario bilateral con el banco central
de Rusia por un monto equivalente a 25 mil millones de dólares, el segundo
firmado con un país integrante del grupo BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica), el primero fue con Brasil por un monto de 30 mil
millones de dólares. China es hoy día el principal socio comercial de ambos
países. El comercio entre Rusia y China sumó 89 mil millones de dólares en 2013.
El swap de divisas abre el camino para aumentar el comercio bilateral al
tiempo que opera como mecanismo defensivo frente a los bloqueos de las cuentas
rusas en dólares en Europa y Estados Unidos. Más importante aún, ambas partes
discuten actualmente poner en marcha un sistema de pagos alternativo a SWIFT.
Los problemas de congelamiento de las cuentas en dólares por diferencias con
Estados Unidos sobre aspectos de política exterior, como los casos de
Irán, Cuba y más recientemente Francia (BNP Paribas), podrían neutralizarse
realizando operaciones bajo una nueva institucionalidad e instrumentos de pago
en proceso de convertirse en divisas.
Las proyecciones elaboradas
por The Financial Times y The Economist anuncian tiempos de
transición: a finales de año China sobrepasará a Estados Unidos como la primera
economía mundial. En suma, China transforma la economía mundial y el Sistema Monetario
Internacional, cada menos centrado en el dólar y abriendo espacios regionales a
favor del yuan.
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- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, México. Miembro del SNI/Conacyt. Coordinador del
Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
y presidente de ALAI www.alainet.org
- Ariel Noyola
Rodríguez es miembro del proyecto OBELA, IIEc-UNAM. Columnista de la
revista Contralínea (México) y colaborador de la Red Voltaire
(Francia). Contacto: anoyola@iiec.unam.mx
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