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Un componente básico del
sueño americano es el acceso igualitario a la educación, como garantía de la
movilidad social y económica. Pero parece que el sueño
americano ha emigrado porque hay numerosos países que están mejor que EE.UU. en
el rubro de la movilidad basada en la educación, según el estudio de la OCDE. Tan solo en el año 2000, EE.UU.
ocupaba el segundo puesto en los países con mayor cantidad de habitantes que
poseen un diploma universitario. Ahora ha bajado al quinto puesto. En el grupo de 25 a 34 años, que es
significativo para evaluar qué nos depara el futuro, ocupa el puesto 12;
mientras que la otrora empobrecida Corea
del Sur encabeza la lista. Según una nueva encuesta de Pew,
los estadounidenses consideran que la
mayor amenaza que se cierne sobre el país es la brecha creciente entre ricos y
pobres. A pesar de ello, el sistema de educación depende de los impuestos
locales a la propiedad, que proveen
excelentes escuelas para los chicos ricos de los suburbios, los que menos
ayuda necesitan, y escuelas deficientes
y peligrosas para los chicos de las barriadas pobres, que son justamente
quienes necesitan ayuda desesperadamente. Con demasiada frecuencia, el sistema educativo de EE.UU. magnifica la
desigualdad en lugar de ampliar las oportunidades para todos.
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Despierta el pueblo estadounidense de
su “sueño americano”
***
EL SUEÑO AMERICANO SE VA DE
LOS ESTADOS UNIDOS.
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Nicholas Kristof.
The New York Times.
Rebelión
miércoles 29 de octubre del 2014.
Traducido
por Silvia Arana para rebelión.
La educación es la
mejor escalera para alcanzar la igualdad de oportunidades. Pero según los
resultados de una reciente investigación, la escalera está rota.
Se espera que cada
generación mejore su situación pero actualmente hay más jóvenes (29%) que
tienen menos educación que sus padres, que viceversa (20%).
Solo el 5% de los jóvenes
estadounidenses cuyos padres no terminaron la escuela secundaria, fue a la universidad.
En otros países ricos, la cifra es de 23%.
Estados Unidos invierte
miles de millones de dólares para competir contra Rusia en el área militar,
pero quizá debería tratar de competir a nivel educativo. Rusia tiene ahora el
más alto porcentaje de adultos con educación universitaria dentro de los países
industrializados; un puesto que le había pertenecido a EE.UU., que ahora está
bajando de posiciones en ese grupo.
Estas cifras, que deberían
ser un shock para los estadounidenses, provienen de la Encuesta Anual de
Educación (Annual Survey of Education), realizada por la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Un componente básico del
sueño americano es el acceso igualitario a la educación, como garantía de la
movilidad social y económica. Pero parece que el sueño americano ha emigrado
porque hay numerosos países que están mejor que EE.UU. en el rubro de la
movilidad basada en la educación, según el estudio de la OCDE.
Tan solo en el año 2000,
EE.UU. ocupaba el segundo puesto en los países con mayor cantidad de habitantes
que poseen un diploma universitario. Ahora ha bajado al quinto puesto. En el
grupo de 25 a 34 años, que es significativo para evaluar qué nos depara el
futuro, ocupa el puesto 12; mientras que la otrora empobrecida Corea del Sur
encabeza la lista.
Según una nueva encuesta
de Pew, los estadounidenses consideran que la mayor amenaza que se cierne sobre
el país es la brecha creciente entre ricos y pobres. A pesar de ello, el
sistema de educación depende de los impuestos locales a la propiedad, que
proveen excelentes escuelas para los chicos ricos de los suburbios, los que
menos ayuda necesitan, y escuelas deficientes y peligrosas para los chicos de
las barriadas pobres, que son justamente quienes necesitan ayuda
desperadamente. Con demasiada frecuencia, el sistema educativo de EE.UU.
magnifica la desigualdad en lugar de ampliar las oportunidades para todos.
Mi padre fue un refugiado
de la Segunda Guerra Mundial. Huyó de Ucrania y Rumania, y finalmente llegó a
Francia. Hablaba francés perfectamente, y París hubiera sido la ciudad donde
radicarse. Pero el creía que Francia estaba estratificada y que no tenía mucho
que ofrecerle a un refugiado pobre del Este de Europa, ni tampoco a sus hijos
en la siguiente generación, entonces se dirigió a Estados Unidos. No hablaba
inglés pero a su llegada en 1951 empezó a aprender el idioma leyendo la edición
dominical del New York Times. Y luego fue a Reed College y a la
Universidad de Chicago, obtuvo un doctorado y trabajó como profesor
universitario.
Recorrió el sueño
americano hacia el éxito; igual lo hizo su único hijo. Aunque en 1951 tuvo
razón al pensar que en EE.UU. había mejores oportunidades de crecimiento que en
Europa, hoy estaría equivocado. Las investigaciones prueban que la movilidad
educativa y económica es mayor en Europa que en EE.UU. en la actualidad.
Esto es particularmente
triste porque, como lo hizo notar mi colega Eduardo Porter el mes pasado, la
igualdad educativa era un punto fuerte de EE.UU. Mientras que los países
europeos se destaban por la educación de primer nivel para las élites, Estados
Unidos se caracterizaba por liderar la educación de masas.
Hacia mediados del siglo
XIX, la mayoría de los estados proveían acceso gratuito a la escuela primaria para
la mayoría de niños blancos. En Gran Bretaña, en cambio, hacia 1870, solo el 2%
de los niños de 14 años estaba en la escuela.
Luego, Estados Unidos fue
el primer país central, en la década de 1930, en el que una mayoría de chicos
asistió a la escuela secundaria. En cambio, hacia 1957, solo el 9% de los
jóvenes británicos de 17 años asistía a la escuela.
Hasta la década de 1970,
EE.UU. ocupó un lugar destacado en la educación de masas, y Claudia Goldin y
Lawrence Katz de la Universidad de Harvard sostienen que este fue el éxito del
auge económico estadounidense. Después, se vino abajo, y el último reporte de
la OCDE subraya de qué manera el resto del mundo está superando a EE.UU.
Estados Unidos se ha
convertido en la Gran Bretaña del siglo XIX: provee una educación excelente
para las élites, pero es deficiente en la educación de las masas.
El mayor fracaso es a
nivel pre-escolar. En el reporte de la OCDE, se registra que un 70% de los
niños de 3 años, como promedio, participan en programas educativos. En EE.UU.
solo lo hace un 38%.
En algunos sitios, existe
la percepción de que los maestros de EE.UU. son perezosos. Sin embargo, la OCDE
reporta que estos trabajan muchas más horas que sus colegas de otros países, y
a pesar de ello, un 68% gana tanto como el promedio de otro trabajador con un
título universitario, mientras que en el resto de países la media es 88%.
Solucionar el sistema
educativo es el desafío por los derechos civiles de nuestra era. Un punto de
partida es portar el estandarte que fuera creado en EE.UU. pero que ahora vive
en el extranjero:
Le debemos a todos los niños un inicio equitativo para acceder a la escalera
educativa.
Debemos reparar la escalera.
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