Desde que en 1998 se iniciara el proceso en Venezuela este se
extendió por numerosos países del Cono Sur, instalando
gobiernos que aún con orígenes diferenciados se ubican en la ancha franja
centro-izquierdista, con expresiones más ligadas al social liberalismo (Brasil, Uruguay), otras que hacen eje
en la mayor intervención estatal (Argentina,
Ecuador) por último las que avanzando en la recuperación de áreas
estratégicas de la economía y reformas sociales han provocado rupturas parciales
con el imperialismo (Bolivia, Venezuela)
que los colocan como procesos en transición donde la lucha de clases adquiere
una dimensión más política y cuestionadora del orden capitalista. El ciclo expansivo de la economía mundial 2003-2007 y la modificación de los
términos del intercambio –escasez relativa de materias primas y productos
energéticos (alza de precios) y sobreproducción relativa de productos
terminados (baja de precios) producto del ascenso de China y el sudeste asiático, favoreció las exportaciones. Todos
nuestros países mejoraron su relación deuda/PBI,
su nivel de reservas y sus resultados fiscales, la banca quedó saneada. La
región estaba así mejor preparada para enfrentar la crisis del 2008. Fue de las
menos afectadas durante la primera fase de la crisis, a costa de incrementar el
peso exportador del agro y la minería a gran escala y el desarrollo de los
servicios por sobre los sectores industriales. El vacío creado en la región por la caída del ALCA (proyecto con el que se pretendía
hacer una gran zona comercial de Alaska a Tierra del Fuego bajo la lógica del
libre mercado) fue ocupado por los gobiernos progresistas con la construcción
de organismos regionales como UNASUR, la
CELAC y el ALBA, sin participación de EEUU. Todos intentos de consolidar
cierto grado de autonomía (política/financiera/comercial) para la región y favorecer la integración a
la par que se fue acelerando la relación con los BRICS.
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Unidad social y cohesión política de la izquierda democrática y progresista , base principal de lucha, oposición y triunfo contra el neoliberalismo.
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AMÉRICA LATINA
ANTE LOS DESAFÍOS POR VENIR.
Neoliberalismo
vs. Progresismo.
*****
Dr. Eduardo Lucita.
Rebelión martes 14 de
octubre del 2014.
La región se encuentra en tiempo de
definiciones. Así como hace una década se desató la ola de gobiernos
considerados de centroizquierda, ahora la derecha neoliberal se ha reorganizado
y parece querer enfrentarlos.
A fines de septiembre
pasado, convocado por el gobernante Alianza País tuvo lugar en Ecuador el
Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP2014). Dos ejes, entre varios más,
hegemonizaron este encuentro que convocó a delegados de 35 partidos y
movimientos izquierdistas de América latina: cómo hacer frente a la
restauración conservadora que se ve crecer en la región y balancear las
experiencias de los gobiernos progresistas, a la par que buscaron trazar una
agenda común.
Desde que los procesos de
resistencias al neoliberalismo desembocaran en una serie de gobiernos definidos
genéricamente como “progresistas” ha pasado ya una larga década, hoy la región
se encuentra nuevamente en tiempo de definiciones. El neo-desarrollismo
encuentra sus límites mientras que la derecha neoliberal se ha reorganizado y
desafía al progresismo centroizquierdista
La fase ascendente.
Desde que en 1998 se
iniciara el proceso en Venezuela este se extendió por numerosos países del Cono
Sur, instalando gobiernos que aún con orígenes diferenciados se ubican en la
ancha franja centro-izquierdista, con expresiones más ligadas al social
liberalismo (Brasil, Uruguay), otras que hacen eje en la mayor intervención
estatal (Argentina, Ecuador) por último las que avanzando en la recuperación de
áreas estratégicas de la economía y reformas sociales han provocado rupturas
parciales con el imperialismo (Bolivia, Venezuela) que los colocan como
procesos en transición donde la lucha de clases adquiere una dimensión más
política y cuestionadora del orden capitalista.
El ciclo expansivo de la
economía mundial 2003-2007 y la modificación de los términos del intercambio
–escasez relativa de materias primas y productos energéticos (alza de precios)
y sobreproducción relativa de productos terminados (baja de precios) producto
del ascenso de China y el sudeste asiático, favoreció las exportaciones. Todos
nuestros países mejoraron su relación deuda/PBI, su nivel de reservas y sus
resultados fiscales, la banca quedó saneada. La región estaba así mejor
preparada para enfrentar la crisis del 2008. Fue de las menos afectadas durante
la primera fase de la crisis, a costa de incrementar el peso exportador del
agro y la minería a gran escala y el desarrollo de los servicios por sobre los
sectores industriales.
El vacío creado en la
región por la caída del ALCA (proyecto con el que se pretendía hacer una gran
zona comercial de Alaska a Tierra del Fuego bajo la lógica del libre mercado)
fue ocupado por los gobiernos progresistas con la construcción de organismos
regionales como UNASUR, la CELAC y el ALBA, sin participación de EEUU. Todos
intentos de consolidar cierto grado de autonomía
(política/financiera/comercial) para la región y favorecer la integración a la
par que se fue acelerando la relación con los BRICS.
La mejora económica
permitió a los países impulsar, claro que con distinta intensidad, diversos
programas asistenciales para enfrentar la pobreza, las desigualdades sociales y
las carencias en términos de vivienda y servicios básicos. La organización y
las demandas de los movimientos sociales jugaron en todo este período un papel
fundamental para enfrentar a las oligarquías en cada país.
El triunfo político de Evo Morales, en Democracia, en el Estado Plurinacional de Bolivia, dedicado a sus grandes amigos: Fídel y Chávez, siempre los llevará en su corazón revolucionario.
***
El impacto de la crisis mundial.
En esta segunda fase de la
crisis el estancamiento de la economía mundial y la reducción de la tasa de
crecimiento de China, así como que el motor de la acumulación en este país es
ahora el consumo doméstico, perjudica a los países exportadores de minerales y
metales (Perú, Chile, Brasil). Si bien la demanda de oleaginosas y granos no ha
cedido, la extraordinaria cosecha de soja y maíz en EEUU provoca en la
coyuntura una fuerte caída en los precios internacionales que perjudica las
economías exportadoras de materias primas agrarias (Argentina, Brasil,
Paraguay).
El crecimiento económico
de la región es ahora muy débil, crecería solo el 1.3 por ciento según el FMI
(Bolivia es la excepción). El 60% de las exportaciones son productos primarios,
(la región se ha convertido en el principal socio comercial de China), la
industrialización está prácticamente truncada, y la integración no ha dejado de
estar dominada por las transnacionales. El resultado es un modelo de
acumulación basado en el extractivismo (concepto que no excluye cierto grado de
industrialización) y una integración cada vez más subordinada al mercado
mundial.
Los programas de reformas
sociales han redundado en diversos grados de inclusión social pero están ahora
siendo cuestionados, mientras que el deterioro fiscal los limita. Precisamente
cuando la eficiencia de muchos de ellos ha elevado el piso en que viven y
reproducen su existencia las clases populares.
Nuevas contradicciones.
El vacío de liderazgo
creado por la temprana desaparición del presidente Chávez, el virtual
estancamiento del Mercosur, el freno de las iniciativas políticas como Unasur,
Celac o el alcance limitado del ALBA, permiten al politólogo Atilio Borón
atestiguar que “el ciclo de ascenso se haya detenido”, lo que no implica que la
lucha de clases y los conflictos sociales en cada país se hayan congelado.
Esto se verifica en que
partiendo de un mejor nivel conquistado crecen las demandas por mejoras en los
servicios: las fuertes movilizaciones estudiantiles en Chile por la reforma
educativa; las demandas por mejoras y (la gratuidad) en los transportes y en la
educación en Brasil (así como la denuncia de los gastos faraónicos por la Copa
del Mundo y las Olimpíadas 2015); la lucha por afirmar las organizaciones
comunales y para frenar a la derecha en Venezuela; las demandas por tierra,
vivienda y mejores servicios en Argentina (aquí deben computarse también la
luchas de los trabajadores sindicalizados o no contra la precarización, el
trabajo en negro y la defensa de sus organismos de base), las luchas del
movimiento indígena, campesino, obrero en Bolivia, por mantener su autonomía
sin desligarse de los cambios progresivos en curso, son apenas una muestra de
un proceso más amplio y profundo.
Es que, como lo señala el
vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, han surgido nuevas
contradicciones entre el Estado -la toma de decisiones- y los movimientos
sociales –buscan democratizar el poder- y también el surgimiento de un nuevo
debate: entre la necesidad de desarrollar las fuerzas productivas y una suerte
de intangibilidad de la naturaleza sostenida por ambientalistas y pueblos
originarios.
Reorganización de la
derecha.
çLa creación de la Alianza
del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) por países que tienen firmados
tratados de Libre Comercio (TLC) con el país del norte, y que a su vez han
firmado acuerdos similares entre ellos, no deja de ser una estrategia de EEUU
para recrear su presencia en la región (económica, porque la militar y
diplomática permaneció estable). En este contexto el acoso de los fondos buitre
y la justicia americana sobre Argentina debe verse como una señal de alarma
para toda latinoamericana.
La reacción conservadora
ha hecho pié en numerosos los países de la región. El corrimiento a derecha que
ponen en evidencia los resultados electorales del pasado domingo en Brasil;
también se espera en Uruguay frente a las próximas presidenciales o las
candidaturas que se perfilan en Argentina para el 2015 por ejemplo (Bolivia,
que irá a elecciones este domingo, es también en este plano una excepción).
Así las cosas pareciera
que la región se encuentra nuevamente en un punto de inflexión. O se amplían y
profundizan las medidas, tanto a nivel local como regional, en una perspectiva
anticapitalista o el retroceso, más tarde o más temprano, será inevitable.
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*integrante del
colectivo EDI –Economistas de Izquierda.
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