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Frente a este conjunto de
problemas, básicamente socio-políticos - cuya base estructural es muy compleja,
intercultural, turbulenta y polarizada - la Alianza "Nueva Mayoría" en el
gobierno de la Dra. Bachelet, tiene
que consolidar la unidad y cohesión política en el cumplimiento del conjunto de
propuestas ofrecidas en el Programa de gobierno. Todos conocemos que existe un
latente movimiento social universitario
y estudiantil (los Pingüinos) que ha marcado historia de unida,
movilización y lucha por sus principales reivindicaciones y derechos, y han generado
grandes enseñanzas a nivel latinoamericano
sobre todo por la ejemplar participación ciudadana juvenil en la
consecución de sus derechos constitucionales. Es una realidad latente la
crisis de la Educación, hoy es un
desafío y reto político en Chile, es
también en todo América Latina ( es
una de las principales taras sociales del neoliberalismo y componente central
de la histórica desigualdad económico-social y hoy responsabilidad política de los gobiernos).
Chile, movimiento social universitario y Estudiantil - los llamados Pingüinos - un movimiento activo, responsable, contestatario y con excelentes alternativas sobre la Educación. Sus principales dirigentes d elka Federación de Estudiantes de Chile han sido elegidos Diputados en la presente elección y abren un nuevo escenario de lucha por la Educación Pública de calidad. "No queremos mejorar el sistema. El sistema hay que cambiarlo", expresaba como dirigente universitaria Camila Vallejo, hoy Diputada Comunista en una nueva y diferente responsabilidad política.
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Siempre surgirán voces
altisonantes, unos para llamar la atención de privilegiar el cumplimiento
de lo ofrecido frente a un movimiento
social activo y vigilante, lo tenemos en la calle y en la plaza pública,
siempre luchando por el cumplimiento de sus reivindicaciones y derechos; otros
en cambio – que deben ser muy pocos – son
los “incendiarios modernos” descontentos y provocadores que siempre los
hay, para ellos la medicina social y
política es la unidad en la Alianza y cohesión social y política desde el gobierno, con el
objetivo estratégico, de forjar y construir una Política de Estado en
relación a esta controvertida realidad, (La
educación) fortalecer la Democracia, la participación ciudadana y la
gobernabilidad democrática, ejes
políticos centrales para el cumplimiento de lo ofrecido en campaña y
políticamente desarrollar estrategias centrales de buenos canales de comunicación con la sociedad civil,
los Ciudadanos y sus propios Líderes Sociales.
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La Presidenta Bachelet, como punto principal de su Plataforma Política de la "Nueva Mayoría", prometió la reforma de la Educación. Hoy manifiesta “Lo que está diciendo - en relación al vocero de la Alianza - es que vamos a cumplir con nuestro compromiso de campaña, donde en el fondo está el cambiar el paradigma de la educación, que de ser un bien de consumo tiene que ser considerado un derecho social...."
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CHILE. APLANADORA
PARA EL LEGADO DE PINOCHET.
El Vocero de la
Alianza gobernante, desató la polémica con una frase picante.
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“Hay que destruir los
cimientos anquilosados del modelo neoliberal de la dictadura”, desafió Jaime
Quintana, senador, presidente del Partido por la Democracia (PPD) y vocero de
la Nueva Mayoría. Bachelet no lo desmintió.
Christian Palma
Desde Santiago domingo 30 de marzo del 2014.
“Nosotros
no vamos a pasar una aplanadora, vamos a poner aquí una retroexcavadora, porque
hay que destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal de la
dictadura. El lucro, la selección, la discriminación y la mala calidad. Esas
son las características de un modelo educacional que tenemos hoy día y, por lo
tanto, estos anuncios que ha planteado la presidenta Michelle Bachelet van en
la línea absolutamente contraria.” La sentencia la pronunció la semana pasada
Jaime Quintana, senador, presidente del Partido por la Democracia (PPD) y
vocero de la Nueva Mayoría, el conglomerado político que da sustento al
gobierno de la doctora socialista. Y no lo hizo en cualquier parte: sus dardos
los lanzó en el diario El Mercurio, la publicación más elitista y cargada a la
derecha en Chile, al responder respecto de las críticas de la oposición por la
eliminación de diversos proyectos de ley –sobre todo en educación– heredados de
la administración del multimillonario empresario Sebastián Piñera.
Como
era de esperar, la opinión de Quintana originó un terremoto de proporciones en
la pacata política chilena y, cuyas réplicas se siguen sintiendo. Si bien en
privado muchos miembros de la Nueva Mayoría –que puso en la línea bacheletista
a sectores tan opuestos como el Partido Comunista y la Democracia Cristiana–
celebraron la declaración del senador, en público el rechazo a su arenga fue
transversal, aunque con matices.
Por
ejemplo, la diputada comunista y ex dirigente estudiantil Camila Vallejo
respaldó la decisión del Ejecutivo de retirar del Congreso los proyectos de
financiamiento de la educación superior, superintendencia y la Agencia Nacional
de Acreditación, del gobierno anterior, “porque iban en una dirección contraria
al sentido profundo de lo que se plantea en el programa de la Nueva Mayoría”.
“Esto
no se trata de pasar la aplanadora ideológica o política, como lo han querido
plantear desde la Alianza, sino de cumplir el mandato de una mayoría que no es
sólo política, sino también social, que se ha expresado con contundencia frente
a la necesidad de impulsar los cambios que hoy están planteados en el programa
de este gobierno”, dijo la ex presidenta de la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Chile.
Sin
embargo, fue la propia Bachelet la que salió al cruce de las declaraciones del
senador PPD al afirmar que “acá estamos hablando de proyectos y reformas que no
merecen caricaturas”. Sin embargo, no dejó caer a Quintana al precipicio. “Lo
que está diciendo es que vamos a cumplir con nuestro compromiso de campaña,
donde en el fondo está el cambiar el paradigma de la educación, que de ser un
bien de consumo tiene que ser considerado un derecho social, porque finalmente
es lo que la mayoría de los chilenos estuvieron diciendo al elegirme a mí como
presidenta.”
Pero
el principal reclamo vino desde la derecha que quedó muy debilitada después de
la estrepitosa derrota electoral que no sólo puso nuevamente a Bachelet en el
poder sino que disminuyó ostensiblemente su participación en el Congreso. A
este panorama debe agregarse una fuga de personalidades de Renovación Nacional
–el partido de Piñera–, la ausencia de una voz opositora potente, el llamado a
revisar las bases fundacionales de los conglomerados de derecha en lo que
respecta a la dictadura de Pinochet y un escenario regional crítico con solo
dos gobiernos y nulas posibilidades de que un nuevo país se sume a esta
corriente en las cuatro elecciones que habrá este año.
Según
el diario La Tercera, hace varios días que en el despacho de Bachelet espera
una solicitud de audiencia de la directiva de la Unión Demócrata Independiente
(UDI), el partido de extrema derecha, que encabeza Patricio Melero. Aún no hay
respuesta. La situación ha sido interpretada –según dirigentes de la Alianza–
como poco interés de La Moneda para entablar conversaciones, sensación que se
acrecentó con la arremetida de Quintana y la suspensión de los proyectos de
Piñera.
Si
bien la UDI y RN cerraron filas ante estos hechos, todavía no existe un diseño
de rearme ni un diagnóstico común para enfrentar al gobierno de Bachelet. En
ambos partidos, junto con la búsqueda de las responsabilidades de la derrota,
se inició un proceso de renovación de sus respectivas directivas que tendrá
resultados recién en mayo.
“Para
nosotros la lucha ahora es ideológica”, afirmó el presidente de la UDI,
Patricio Melero. El mismo diario La Tercera agrega que hace varias semanas
comenzó a dibujarse un sombrío escenario sobre el futuro inmediato de la
oposición y se llegó a la convicción de que debe comenzar un proceso de “atrincheramiento”
de la Alianza y sus fuerzas más afines en el Congreso, en el que aseguran la
unidad del sector será clave para su sobrevivencia.
“Siempre
hemos dicho que tenemos que ser unidos. Esa es la receta clásica del
centroderecha, pero no tenemos que apurar los procesos”, acotan en RN. En
palabras simples, esto significa que al no poder controlar la agenda política,
en la Alianza ya se definió que el Parlamento será el lugar en el que
desplegarán sus fuerzas. Y más que evitar la aprobación de algunas iniciativas,
la clave de la derecha apuntará a contrastar sus posturas frente a las de la
Nueva Mayoría.
El
orden en las filas, considerado el principal motor de rearme de la Alianza,
tiene, sin embargo, una amenaza latente en la inquietud por la aparición de
parlamentarios díscolos.
Tanto en la UDI como en RN se señala que ese talón de Aquiles está
identificado en las filas opositoras: los integrantes de la nueva fuerza que se
está articulando llamada Amplitud y los senadores Andrés Allamand y Manuel José
Ossandón, quienes no han escondido sus ganas de candidatearse a La Moneda en
2017, las mismas ganas que tiene Sebastián Piñera, quien ya agendó una serie de
viajes y reuniones dentro y fuera de Chile para ir pavimentando su regreso. Tarea difícil, por
cierto, tan compleja como detener una retroexcavadora en marcha.
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