martes, 4 de marzo de 2014

¿CUÁNDO COMPRENDEREMOS QUE LA LLAMADA GLOBALIZACIÓN TERMINÓ?

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¿CUÁNDO COMPRENDEREMOS QUE LA LAMADA GLOBALIZACIÓN TERMINÓ? Manolo Monereo Pérez. Politólogo. Respeto su opinión, sin embargo, me parece que existe una confusión conceptual, lo que hoy está terminando, se encuentra en "su fase final" es la crisis estructural del modelo financiero especulativo - la llamada economía de casino – (primera fase de la globalización neoliberal). La explosión de  la crisis del 2008, está produciendo un "Cambio de Época Histórica" y el surgimiento de un nuevo modelo, que es el modelo de acumulación mundial del capitalismo - el capitalismo por desposesión de los recursos naturales, la biodiversidad y los conocimientos ancestrales (modelo de expropiación, saqueo, pillaje y despojo) modelo que se articula perfectamente con el viejo modelo extractivista, exportador de materias primas, depredador de la naturaleza (hoy dominante en América Latina). Este “cambio de época histórica” ha generado la crisis final de la Unipolaridad Mundial – la crisis del Estado Corporativo, Gendarme y Policiaco – el surgimiento del Nuevo Multilateralismo (multidimensional), el nuevo poder de las economías BRIChS, un Nuevo Orden Mundial – con poderes Regionales descentralizados (Unión Europea (el poder Alemán), Rusia, China, India, Brasil y Estados Unidos. Hoy se está consolidando un nuevo “Consenso Global” – que sustituye al fallecido Consenso de Washington), es el Consenso de los Commodities. América latina se ha transformado en los territorios más requeridos y seleccionados(es el tesoro de la Reina) para las mega inversiones de las corporaciones transnacionales. 


Los únicos y directos responsables de la crisis estructural - multidimensional - hoy poli-crisis sistémica, son los ricos - banqueros, financieros, prestamistas, aseguradoras, bolsas, corporaciones - increíble, y son ellos los que se benefician doblemente en el proceso de la crisis: primero las políticas de salvataje, austeridad, los beneficia absolutamente y segundo su deuda, la deuda privada de miles de millones de euros o dólares - por arte de birlibirloque - se convierte en deuda pública, al final es el Estado el que paga la deuda con el dinero de los Ciudadanos y para ello  sigue el endeudamiento, suben los impuestos y se aplica la política de austeridad, los ajustes y despidos masivos, el desempleo se multiplica, se suprimen y dinamitan derechos sociales,  atacan los derechos de los niños, los universitarios y los jubilados. Esta compleja, múltiple, turbulenta y multipolarizada realidad es hoy el escenario de las clases y la lucha de clases - contextos y escenarios de la globalización neoliberal -. ¿Terminó la globalización? El hombre más feliz del mundo debe ser el Señor Warren Buffett,  el tercer hombre más millonario del mundo, porque ahora si triunfó su clase y su lucha de clases?.
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Estamos en la actualidad en un mundo cuyas sociedades se caracterizan por su complejidad, sociedades múltiples, heterogéneas, turbulentas y multipolarizadas. Proceso social y político a nivel mundial, es la nueva sociedad civil emergente, popular y democrática  – hoy como escenario de las clases y la lucha de clases – está presente en la calle, en la plaza pública, con millones de nuevos actores sociales y políticos, recuperando el espacio público que el neoliberalismo nos expropió en los inicios del 90’, Nuevos Sujetos Sociales Históricos, nuevos Líderes, con nuevas formas de comunicación, organización y formas de lucha hoy dan la batalla al capitalismo – la globalización neoliberal – en el epicentro de la crisis estructural multidimensional y crisis civilizatoria. Trabajamos aún no cohesionados social y políticamente – forjando y construyendo – una nueva alternativa política de clase – pero falta trabajar para cohesionar los movimientos sociales antiglobalización – primero en el proceso de recuperar la política del fango de la corrupción , al igual que los partidos políticos y segundo concatenar el poder de los movimientos sociales locales – el poder de la sociedad civil local, el poder Ciudadano emergente – con los movimientos sociales a nivel global y el proceso de insurgencia mundializada. Otro Mundo Socialista, si es posible.
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Politólogo. Manolo Monereo Pérez, autor del artículo, respetamos su análisis político y su visión mundial sobre la globalización. Pero no compartimos su contenido. Nuestra opinión es diferente. Esta al principio y nos obliga a una respuesta más sistematizada y una mirada diferente sobre el Nuevo Orden Global y el nuevo Multilateralismo (multidimensional) en el escenario global de la poli-crisis sistémica.
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¿CUÁNDO COMPRENDEREMOS QUE LA LLAMADA GLOBALIZACIÓN TERMINÓ?

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Por Manolo Monereo Pérez *

Politólogo.

Ticovisión sábado 1 de marzo del 2014.

1 de marzo de 2014.-  No duró demasiado. La llamada globalización fue siempre un proyecto político ligado estructuralmente a la hegemonía de los EEUU: fue el intento apenas consumado por consolidar un nuevo orden internacional basado en su indiscutible dominio y, lo decisivo, que impidiese la emergencia de una potencia o de un conjunto de ellas que lo pusiese en cuestión. Un mundo ordenado de tal modo que la hiperpotencia norteamericana nunca tuviera realmente que compartir su poder.

La globalización fue también una ideología mistificadora y encubridora de la realidad. Algunos la confundieron con un Imperio que dejaba atrás al sistema imperialista, liquidaba las arcaicas relaciones Centro-Periferia, ponía fin al Estado Nación y creaba una “multitud” esclarecida capaz de cambiar el mundo de base. El ensueño no duró históricamente casi nada. Los diversos conflictos bélicos, las recurrentes crisis financieras y la “gran recesión” del 2008 pusieron de manifiesto que estamos entrando en un proceso de bifurcación histórica y que de nuevo la hegemonía norteamericana se cuestionaba radicalmente y con ella la globalización capitalista.

Lo que está emergiendo ante nuestros ojos es un mundo que vive una decisiva redistribución de poder,  el surgimiento de nuevas y la  reaparición de viejas potencias que discuten el orden existente y que reclaman un régimen internacional diferente que reconozca las nuevas realidades económicas, culturales y político-militares. Retorna la geopolítica, los intereses estratégicos de los Estados, la competencia entre ellos y los durísimos conflictos para ganar influencia y ocupar espacios. Retorna la razón de la fuerza convertida en la fuerza de los Estados. La verdad es que nunca se fueron y no será fácil situarse bien ante lo que viene, sobre todo, para los que estamos del lado de las clases subalternas y de la liberación de los pueblos. No hay que olvidar, lo ha señalado recientemente Jean-Pierre Chevènement, que el fracaso de la anterior globalización capitalista costó una guerra de 30 años y millones de muertos. El mercado autorregulado capitalista, en contextos imperialistas, genera monstruos que siempre llevan consigo desolación y muerte, inmensos sufrimientos para las personas y los pueblos.

Nada explica mejor esta nueva dinámica política internacional que los conflictos que sufren Ucrania y Venezuela. Cada uno de estos estados vive enfrentamientos internos durísimos, determinados, en gran medida, por los intereses estratégicos de las grandes potencias en su lucha permanente por ganar influencia y poder, por recursos y espacios en disputa, por ganar ventaja y desgatar al adversario e imponer sus reglas y mercados para los negocios de sus empresas. A esto se le ha llamado desde hace tiempo imperialismo.

La primera cosa que sorprende y que asemeja ambas situaciones es que son “revoluciones buenas”: tienen el apoyo unánime de los medios de comunicación y sus protagonistas son presentados como valientes y dignos combatientes por la libertad. Los gobiernos no son solo “malos” son algo peor: el “enemigo”. Poco importa que estos gobiernos sean legales y hasta legítimos según los criterios normalizados por el Occidente “democrático y liberal”. La demonización es tal que lo único posible es su derrocamiento. En un país como el nuestro, donde tanto se usa y se abusa del consenso como modo normal de resolver la contienda y el conflicto político (la Transición es la luz de nuestro mundo) se defiende casi siempre, para ambos conflictos, la solución de “masas e insurreccional”.

Si algo queda claro de los “papeles de Wikileaks” o del “asunto Snowden” es que el “complejo integrado” comunicacional es un arma de guerra que engarza sólidamente a los poderes políticos, económicos, servicios secretos, los medios en versión completa, y los pone a disposición de las opciones estratégicas de las grandes potencias. Los EEUU han llegado a tal sofisticación, a tal capacidad de actuar en diversos planos y espacios, que convierten al mencionado complejo en un instrumento de poder solo comparable con el dispositivo político-militar.


La segunda cuestión que a nadie debiera extrañar es que Ucrania y Venezuela son objetivos geopolíticos de grandes dimensiones. Ucrania era el segundo Estado en importancia de la extinta URRS, zona de frontera y de tránsito de gas ruso, espacio en disputa entre Rusia y una Unión Europea cada vez más alemana, donde los intereses estratégicos norteamericanos están presentes con enorme fuerza. Contener a una Rusia recuperada, que empieza a ser de nuevo determinante en conflictos armados (Siria), en un Oriente Próximo en permanente ebullición (Irán) y donde las “primaveras” árabes se han ido convirtiendo en fríos inviernos de restauración. Más allá, el verdadero peligro: una alianza estratégica ruso-china ampliada a las ex repúblicas soviéticas, a Irán, desarrollando y ampliando la Organización de cooperación de Shangai hasta convertirla en una alternativa a la OTAN. 


La economía criminal - narcotràfico, evasión tributaria, lavado de activos, corrupción, prostitución de menores, migración ilegal, transcontinental, terrorismo, etc - junto a la economía de la guerra, hoy constituye un soporte fundamental, central en el proceso de salvataje de la propia crisis y funcionamiento del sistema, frente a la profundización y agudización de la crisis estructural - multidimensional - transformada en Poli-crisis mundial. ¿Se terminó la globalización?. Nuestra pregunta del millón de propuestas y alternativas frente a la crisis?.
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Las conversaciones, filtradas, de la secretaria de Estado adjunta para Europa de los EEUU con su embajador en Kiev muestran bien a las claras que han sido y son actores “internos” del conflicto, que lo financian generosamente y que forman parte del Estado Mayor de la insurgencia. Es más, cuando dicen aquello tan ocurrente de que “se joda la Unión Europea” lo que realmente expresan es que esta es una aliada subalterna y que también aquí la administración norteamericana es determinante, sobre todo, cuando se enfrentan a la vieja Rusia. ¿Para qué sirve sino la OTAN?

Los intereses estratégicos de EEUU sobre Venezuela son tan conocidos y evidentes que casi no merece mucho detenerse en ellos. Solo insistir que el fundamento último de su poder imperial reside en su capacidad para controlar América Latina y sus ingentes recursos naturales de todo tipo, especialmente los energéticos. Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo reconocidas del mundo, representa el esfuerzo más consistente para superar las políticas neoliberales y es un eje fundamental en la vertebración unitaria de la región, dirigida a conquistar la independencia del vecino del Norte.

Ucrania y Venezuela son sociedades muy polarizadas y con una institucionalidad débil. En un caso (Ucrania) hay una polarización étnica y racial; en otro (Venezuela) es predominantemente social y de clase. Hay dos ucranias claramente diferenciadas, una es fuertemente nacionalista y anti rusa, xenófoba y antisemita, que ha sido capaz en estos años de independencia de crear un imaginario social basado en el odio a Rusia pero, sobre todo, el odio a los rusos de “dentro”, es decir, a la mitad de la población del país. La otra Ucrania es la industrializada, la obrera, la minera que se considera por lengua, cultura e identidad próxima a Rusia y que se siente crecientemente excluida del país.

La polarización de Venezuela es básicamente social y de clase. Con el chavismo emergen los excluidos económicos, sociales y, sobre todo, políticos. La polarización existía ya antes, ahora es visible y movilizada en nombre de un proyecto del país que le da voz, protagonismo y que busca su bienestar. El eje exclusión-inclusión es decisivo desde el punto de vista político y marca toda la fase. Desde el primer día se le combatió sistemáticamente; se usó de todo contra el nuevo régimen: huelgas económicas, boicot, golpes de estado y cualquier tipo de provocaciones. Todo eso después de 18 elecciones ganadas, las últimas hace unos pocos meses.

La clave, en uno u otro caso, es la presencia de una oposición social y política férreamente unida, que nunca da tregua al gobierno salido de las urnas y que busca permanentemente la confrontación. Lo decisivo es la presencia de una minoría organizada, militante, muy cohesionada ideológicamente y con gran capacidad de mantener el cuestionamiento de la legitimidad del gobierno. El centro del discurso: construir el enemigo y organizar el mal en torno a él. El racismo siempre funciona, bien como el “otro”, bien como el pobre que nos quita el sueño ante su creciente libertad y protagonismo, las clases peligrosas como enemigas.

Ya sabemos cómo ha terminado Ucrania. Ahora desaparecerá de los medios. Nada o poco sabremos. Veremos cuál es la solidaridad real de la Unión Europea con el pueblo ucraniano y veremos lo que dan de sí las próximas elecciones. No será así con Venezuela, continuará la híper visualización de los conflictos, se contarán con pelos y señales los desórdenes públicos y nunca se dirá cual es la política real que se hace en ese país. ¿Hasta cuándo? Hasta que consigan poner fin al gobierno democrático venezolano.
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Manolo Monereo Pérez. Politólogo y miembro del Consejo Político Federal de IU. Su última obra publicada es De la crisis a la revolución democrática (Ed. El viejo Topo, 2013).

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