“ARGENTINA.
“APUNTEN A LA CABEZA”. LA DERECHA EN EL
GOBIERNO.- En una reciente columna titulada "Apunten a la cabeza" el
periodista Horacio Verbitsky alertó sobre el plan del nuevo gobierno argentino,
encabezado por el ingeniero Mauricio
Macri: dar vía libre a sectores de la justicia influenciados por Olivos
para avanzar sobre CFK, buscando asimismo lograr un descrédito público sobre la
ex presidenta. Para Verbitsky, "el modelo es el '55, con la exhibición de
vestidos y zapatos en la residencia presidencial, las comisiones
investigadoras que ocuparon el lugar del clausurado Congreso, y la ilusión de
borrar al tirano depuesto de la memoria popular, presentándolo como un ladrón
de los dineros del pueblo". La
analogía con la autodenominada Revolución Libertadora (la Fusiladora, para
amplios sectores) resulta esclarecedora: esta no sólo no logró su cometido
–erradicar al peronismo, comenzando por sus símbolos– sino que además convirtió
a Juan Domingo Perón en mito y leyenda
(viviente, aunque en el exilio) ante amplios sectores que comenzaron a perder
lo logrado en aquella década. "Detrás
de mi vendrán los que bueno me harán" fue la famosa frase del propio Perón, quien retornó triunfador a su
país y murió ejerciendo la presidencia”.
“El
plan actual cierra (o pretende cerrar, mejor dicho) con un blindaje mediático
inédito sobre el actual presidente argentino y sus primeras medidas: devaluación cercana al 60%, masivos despidos
en el ámbito estatal –más de 10 mil, al momento de escribir estas líneas–,
decenas de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) sobre las más amplias
esferas –sin pasar por el Congreso y
violando leyes, como sucedió con la LSCA–, un plan de endeudamiento externo
firmado por los propios autores del Megacanje, y una represión a los reclamos
como no se ha visto desde la década del
'90. Como se ve, una batería de
medidas impopulares, cuyo círculo sólo se podría redondear con una oposición
fragmentada, de líderes dispersos: hacía
allí apunta, entonces, el poder de turno, intentando rupturizar un
peronismo que debería asimismo confluir (unido) con otros sectores, a fin de intentar volver
a la Casa Rosada en el menor tiempo posible”. (Artículo “Va por Lula y por
Cristina” de Juan Manuel Karg. Rebelión).
/////
Adolfo Pérez Esquivel. Argentino. Premio Nobel de la Paz 1980. Hoy activo defensor de los Derechos Humanos en todo el mundo. Una Gran Personalidad en su lucha por La Paz.
***.
AL PUEBLO ARGENTINO Y SUS BANDERAS.
A UN MES DE “CAMBIEMOS”.
*****
Adolfo Pérez Esquivel.
Rebelión miércoles 13 de enero del 2016.
Los derechos humanos y la democracia son valores
indivisibles, por eso nuestros presidentes suelen asumir los 10 de diciembre,
día en que se conmemora el día universal de los Derechos Humanos.
Ha sido una lástima que el Presidente de la nueva
administración del Poder Ejecutivo no haya mencionado ni una sola vez en su
discurso a los derechos humanos -entre otros olvidos intencionados- y sólo haya
mencionado lo humano como “recursos”.
El frente de partidos que deja el gobierno tuvo en
tres gestiones una gran oportunidad para desmontar la herencia neoliberal y, si
bien avanzó en algunos aspectos, no supo, no pudo o no quizo según los casos,
desmontar esa herencia y avanzar en un proceso de emancipación nacional y
social como sí sucedió en otros países de la región. Su discurso muchas veces
contrastaba con sus actos y alianzas (corporaciones mineras, del agro,
petroleras y financieras), mientras consolidaba un estilo de confrontación y
polarización que le fue quitando apoyo en ciertos sectores sociales, culminando
en el primer balotaje de la Argentina.
Luego de esto, a pesar de haber perdido, el FPV no
ha hecho pública ninguna autocrítica de por qué pasó lo que pasó.
Paradójicamente, no haber reconocido ningún error en 12 años puede tener mucho
que ver con este desenlace: que por primera vez una coalición de derecha asuma
el poder a través de elecciones libres y abiertas.
El pueblo evaluará las decisiones tomadas en base a
las promesas de campaña, sus derechos, necesidades y lo que vaya mostrando la
realidad. Mientras tanto, lo que vemos en este primer mes, son iniciativas muy
preocupantes que atentan contra los trabajadores, las instituciones y derechos
básicos para cualquier democracia.
Durante la campaña, la coalición electa “Cambiemos”
puso mucho énfasis en respetar las instituciones y la república. Sin embargo,
en menos de una semana pisoteó su propio relato republicanista con una aluvión
de Decretos de Necesidad y Urgencia, que no tienen nada de necesarios ni de
urgentes, con el fin de sortear el debate de nuestros representantes en el
Congreso, sabiendo que se puede convocar a sesiones extraordinarias.
No sólo intervino y disolvió organismos creados por
ley, sino que quiere forzar la destitución de la Procuradora General de la
Nación, cuyo mandato otorgado por el Senado aún está vigente, y ya le ha sacado
funciones que representaban un avance institucional.
Hechos que se suman a una medida autoritaria
inédita: el nombramiento por decreto de dos jueces en la Corte Suprema de
Justicia. Los jueces decretados por un presidente, son jueces del Presidente,
sin importar sus currículums. La Venezuela Bolivariana que tanto critica
“Cambiemos” nunca hizo algo como eso, sus jueces siempre fueron aprobados por
la Asamblea Nacional.
Es indispensable iniciar un proceso amplio y
participativo de democratización de la justicia y selección de los magistrados
de cara a la sociedad.
En materia de seguridad y derechos humanos,
paradójicamente, en el único momento que el Presidente Macri asumió el papel de
“defensor de los Derechos Humanos” fue en su primera presentación en el
MERCOSUR y no tuvo que ver con la Argentina. Mostrando su alineamiento
injerencista, defendió a quienes están presos por salir a quemar edificios en
Venezuela para derrocar un gobierno electo democráticamente.
Mientras tanto en la Argentina hay más de 6.843
casos de torturas en cárceles en el año 2014, que el nuevo gobierno tiene que
asumir, visibilizar e investigar en base a los informes que hemos elaborado
entre la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, la
Procuración Penitenciaria de la Nación y el GESPYDH del Instituto Gino Germani
de la UBA.
Hacia adentro del país, el Pro quiere subordinar la
cuestión social a las políticas de seguridad que, desde esta perspectiva, opera
como reproductoras de las desigualdades. Las declaraciones de emergencia en
materia de seguridad y penitenciaria, no apuntan a promover un cambio del
paradigma punitivo del Estado ni a atacar el delito complejo, sino que
mantienen el sesgo clasista, efectista y selectivo del último eslabón de la
cadena, mientras pretenden legalizar contrataciones directas en vez de hacerlas
con licitación.
La coalición electa también habló mucho de dejar de
perseguir al otro por pensar de forma diferente, y lo primero que ha hecho es
desguazar la Ley de Medios, con la intención de priorizar la libertad de
empresa por encima de la libertad de prensa.
La Ley de Medios no es una Ley K, es de todos los
argentinos porque fue amplia y largamente debatida por nuestra sociedad, y
porque reemplazó la ley de facto de la última dictadura. Cuando fui a apoyarla
en las audiencias nacionales del Congreso reivindicamos el objetivo de
desmonopolizar los medios y de democratizar la palabra. Se podrá objetar la
forma de instrumentación de la ley, pero en modo alguno se puede aceptar la
vuelta atrás con el derecho a la libre expresión. Por eso siempre voy a
defender la Ley de Medios y su correcta aplicación. En vez de censurar, los
argentinos necesitamos más voces, porque la paz se construye en el respeto a la
diversidad y aceptando críticas.
Otra de las banderas de campaña del actual frente
de gobierno fue la de Pobreza cero, porque aún persisten graves desigualdades
por resolver como los problemas de acceso a la tierra y una vivienda digna y al
trabajo. Pero las medidas tomadas en este poco tiempo fueron en sentido
totalmente contrario. Entre ellas, se devaluaron los salarios un 45%, se
consintieron aumentos en bienes primarios, se suspendieron paritarias y la
publicación de estadísticas, bajaron los impuestos a los que más tienen y
despidieron masivamente a miles y miles de trabajadores públicos -que puede ser
imitado por el sector privado- para imponer miedo. Y mientras reprimen a los
que protestan, el Ministro de Economía se pronuncia extorsivamente diciéndole a
los trabajadores y sindicatos que deben evaluar si prefieren pedir aumentos o
mantener fuentes de trabajo.
El neoliberalismo acarreó la pérdida de la
soberanía nacional, privilegió la entrega del patrimonio nacional a mano de las
grandes corporaciones extranjeras, mientras aumentaba en el pueblo la
marginalidad y el hambre, de la mano de la impunidad política y jurídica de sus
artífices. La historia argentina y del mundo entero nos enseñan que no es
conciliable la política “del derrame”, con los derechos y las necesidades del
pueblo.
La nueva administración -y sus gerentes de
corporaciones o CEOs- debe respetar las instituciones democráticas del Estado,
y asumir que su primera obligación es defender y promover los Derechos Humanos
y del Pueblo. No debe caer en la soberbia de la “curda del poder” que aleja a
muchos funcionarios del camino que deben seguir. Los gobiernos pasan y los
pueblos quedan. Los gobernantes deben cumplir sus funciones cómo Servidores del
Pueblo, y no servirse del pueblo para sus intereses partidarios y personales.
Debemos hacer memoria para que nos ilumine el
presente. El pueblo argentino pasó por etapas dolorosas entre luces y sombras,
y asumió la resistencia y la lucha popular para recuperar la democracia, la
Verdad y la Justicia. Muchos arriesgamos la vida en defensa de las libertades
civiles y los derechos del pueblo. No podemos renunciar a las banderas que
nacieron del pueblo y le pertenecen. Quienes luchamos desde siempre, no estamos dispuestos a dar
un paso atrás.
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*Adolfo
Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz.
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