La coyuntura
actual en Brasil, no es nada democrática, no hay estabilidad política – se sienten pasos de
poderosos sectores pro-golpistas – pero en la estructura del sistema hoy están
incrustados, tres particularidades que
no es nada recomendable para un gobierno progresista de izquierda democrática: La crisis económica, hoy es una realidad que
afecta a todos los sectores de la sociedad, pero con mayor fuerza y destrucción
de derechos a los millones de pobres, a los trabajadores con salarios mínimos,
así como a los millones de estudiantes; el
segundo grave problema por su intensidad económico-social y política es la grave y extensa
corrupción, no sólo desde el Estado y el gobierno de turno, sino
también del sector privado en especial, el sector exportador (construcción); y tercero es la grave crisis política, no sólo porque la corrupción
atrapó y capturó a los principales líderes del oficialismo y la oposición – hoy
presos, y sigue en destape la corrupción política – sino que sobre todo este
veneno destructivo ha generado que la Ciudadanía
pierda su CONFIANZA en la política, en la “clase política” y en la descomposición
moral y representativa de las organizaciones políticas.
Son más de 12
años de gobierno del Partido de los Trabajadores (P.T.) con una década de
crecimiento macro-económico –
donde Brasil fue uno de los grandes
beneficiados, hasta transformarse en la séptima
economía del mundo – pero lo más espectacular fue en el ámbito social,
políticas sociales muy bien ejecutadas – logrando sacar de la pobreza a más de 60 millones de brasileños
-, pero falta de visión política – para nosotros llegaron al gobierno y se
pensó que al haber recibido el reconocimiento mundial por el éxito de las políticas sociales, (muchos
se envanecieron políticamente, creyeron haber “conquistado” el cielo) no
tuvieron la capacidad y responsabilidad política de seguir avanzado con este
inmenso y poderoso sector social de la “nueva
clase media” brasileña, reconocido hoy como la más numerosa y extensa, pero
desgraciadamente abandonada en la “solución” de sus nuevos derechos, en especial sociales, como Educación, Salud, Trabajo,
Transporte, Salarios, Deporte, Medio Ambiente, etc. Se abandonó y dejó a la
deriva social y política a este poderoso sector social. La corrupción – el enriquecimiento fácil y rápido desde las empresas del Estado,
fue el camino más escogido por los corruptos que destrozaron una alternativa histórica política de
clase. La estructura del Estado, no fue tocado – ni con los pétalos de una
flor –se tuvo temor y prefieren “convivir”
con los sectores de la derecha empresarial y política. Y hoy vienen las
consecuencias políticas.
El poderoso movimiento Social de los Trabajadores sin Tierra, columna vertebral del triunfo sucesivo del Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma, cuyas reivindicaciones y derechos sociales aún permanecen en largos tiempos de espera. Urgente debe ser su solución entregando la tierra a los verdaderos productores y dueños.
Bueno al fin,
despertó la Política desde el Gobierno de Dilma- del Partido de los
Trabajadores –
es necesario y urgente mirar lo que viene sucediendo, al frente de un aliado por años en América
latina – como es y fue Argentina –
hoy con un gobierno de derecha político-empresarial, está “liquidando” todo lo
avanzado por los 10 años de gobierno del
Kirchnerismo y seguirá derogando lo avanzado en el campo social y político –
pero el Estado jamás fue tocado desde una perspectiva de su modernización y
transformación -. Hoy en Brasil, la base
de apoyo social y político siguen siendo los Movimiento Sociales de los
Trabajadores sin tierra – el movimiento social más grande del mundo – por su
población – reivindicaciones económico-sociales y políticas, que aún están
esperando estos millones de brasileños. Ahora
se aumenta el salario mínimo, por encima de la inflación, así como el
presupuesto central de la Bolsa Familia
– que favorece a más de 50 millones de brasileños – y además se autoriza que el BANDES – el Banco de Desarrollo, Económico y Social –
recupere su capacidad económica para financiar a las empresas nacionales.
Coyunturalmente
el tiempo político favorece que el gobierno de la Presidenta Dilma, comience a trabajar desde el
gobierno políticamente, es urgente y central la “solución” a las reivindicaciones y derechos de los trabajadores sin
tierra; será importante, “poner la mano” política frente al poderoso sector
agrícola, principalmente ubicado en la Amazonía – políticas que deben centrar además de la solución en
la protección y defensa de la Madre
Naturaleza – precisamente muy golpeada por las políticas de los grupos agrario-exportadores.
Hay que consolidar social y políticamente – desde las organizaciones sindicales y los movimientos sociales – a los
sectores que hoy alcanza el aumento de los salarios como el de la Bolsa familia.
Urgente modernizar la Organización
Política del P.T. implementar una política nacional de romper en definitiva
con cualquier rasgo de corrupción, con la finalidad de recuperar la CONFIANZA de loa Ciudadanía y
finalmente bes hora – de mirar los errores políticos, subsanarlos, corregirlos
políticamente – para trabajar a los poderosos y amplios sectores de la “clase media”. La derecha es muy
reducida – la empresarial beneficiada con los 10 años de crecimiento
macro-económico, recordemos que el mundo
sólo representa el 1%, pero tiene más
del 60% de la riqueza mundial – el origen de la terrible, fría y demoledora
Desigualdad
económico-social. Es urgente trabajar
políticamente es estos sectores. Organizar,
movilizar y consolidar sus derechos y reivindicaciones de clase, pero con
una mayor participación social de la Ciudadanía – las organizaciones sindicales
y los movimientos sociales – con la finalidad de que la base de las políticas
sociales – como Política de Estado – sean defendidas y asumidas en sus derechos
por ellos mismos: La Ciudadanía organizada, movilizada y representada
Políticamente.
/////
Dilma Rousseff sobrevuela zonas inundadas en el sur de
Brasil el día después de Navidad.
DILMA NO SE VA DE
VACACIONES.
La Presidenta brasileña subió el sueldo mínimo
y la Ayuda Social.
*****
Ayer decretó el incremento por encima de la inflación
para el programa social Bolsa Familia, que llega a 50 millones de ciudadanos.
También autorizó que el Bandes recupere su capacidad de financiar a empresas nacionales.
Darío Pignotti
Página/12 En Brasil
Desde
Brasilia sábado 2 de enero del 2016.
Un
talismán para espantar agoreros. Junto al repliegue, provisorio, de la escalada
golpista se aplacó la agitación política en Brasilia donde esta semana las
oficinas quedaron vacías. Salvo la de Dilma Rousseff. Luego de aumentar el
salario mínimo por encima de la inflación esta semana, ayer autorizó que el
Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social recupere su capacidad de
financiar empresas nacionales, vetando un proyecto para maniatar a esa entidad
estatal, que ha sido uno de los blancos más atacados por la oposición
teledirigida por el lobby de la banca privada.
La
prensa atacó la “heterodoxia” de estas iniciativas. El diario O Globo sostuvo
que subir el salario mínimo es una idea “tosca” hija del pensamiento obsoleto
del “lulopetismo” (neologismo que combina a Lula y el PT, el oficialista
Partido de los Trabajadores). Estado de San Pablo alarmó a sus lectores
proyectando que subir el salario agravará el déficit fiscal, causando un
agujero de 2,9 mil millones de reales al presupuesto, o sea unos de 600
millones de dólares, al tiempo que respalda el aumento de las tasas de interés
por las que el Estado paga a los bancos unos 120.000 millones de dólares. Esos
dos diarios dedicaron amplia cobertura a la tapa de la liberal revista
británica The Economist, que en su tapa publicó una foto de Dilma cabizbaja, y
que avizora un “desastre” brasileño en 2016.
Hubiera
sido impensable que la presidenta lance este paquete de medidas consideradas
“populistas” por el mercado y la prensa si continuara en su cargo el ex
ministro de Hacienda Joaquim Levy, reemplazado desde el 21 de diciembre por el
desarrollista, Nelson Barbosa. La caída de Levy, un defensor del ajuste fiscal
a costa de recortar gastos sociales e inversiones estatales, ocurrió días
después de la masiva movilización contra el impeachment convocada por la
Central Unica de los Trabajadores, el PT y los campesinos sin tierra.
Los
210 mil militantes que marcharon en San Pablo, Brasilia y otras capitales, no
dieron un cheque en blanco al gobierno que respaldaron: sus consignas fueron
“no va a haber golpe”. “Fuera Levy” y “fuera Eduardo Cunha”, el presidente de
la Cámara de Diputados implicado en el impeachment.
Dilma
tomó nota de ese apoyo condicionado de las fuerzas progresistas y legalistas
antes de poner en marcha un “nuevo momento” de su gobierno, con vértice en el
crecimiento, el desarrollo y la distribución, dijo el ministro de Trabajo
Miguel Rossetto en entrevista con Página/12.
Siguiendo
esa línea, ayer la presidenta anunció que convocará al Consejo de Desarrollo
Social “formado por trabajadores, empresarios y ministros” para analizar nuevas
prioridades económicas y un impulso al aparato productivo que permita revertir
la recesión del 3,6 por ciento y el desempleo del 8,9 por ciento. “Es necesario
respetar y dialogar con los movimientos sociales y ampliar la participación de
la sociedad en las decisiones del gobierno y el Estado” señaló.
Paralelamente
propuso reformas en la previsión social y el trabajo, dos puntos rechazados por
Vagner Freitas y Joao Pedro Stédile, los lideres de la CUT y el MST.
Con
una pulserita plateada refractaria al mal de ojo y otras maldiciones políticas,
la presidenta suspendió sus habituales vacaciones de diciembre par mantener
reuniones en el Palacio del Planalto hasta el jueves pasado. El último día del
año que no hubo golpe.
“Sé
que tuvimos un año difícil pero soy optimista frente a 2016... creo en la
fuerza de nuestro pueblo y en la agenda que trazamos para Brasil”, reconoció.
2015
estuvo marcado por la “inestabilidad política que se profundizó por una
conducta inmadura de sectores de la oposición que no aceptaron el resultado de
las urnas” planteó ayer Dilma en Folha de San Pablo.
Refería
al titular del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves,
que luego de ser derrotado en las presidenciales de 2014 optó por la estrategia
destituyente.
Con
la visión política nublada por su ambición de poder inmediato Neves adoptó el
modus operandi de la oposición venezolana con la que se reunió a menudo,incluso
en Caracas. Hasta adoptó parte del léxico incendiario de su amiga la dirigente
Maria Corina Machado, vista como radical incluso por la derecha caribeña.
Hace
seis meses pronosticó que el gobierno electo podría caer este año con la frase
“noviembre será agosto”, evocando un mes trágico para la democracia. Neves y
otros dirigentes creyeron que a Dilma estaba condenada a sufrir otro agosto,
como aquel de 1954 en el que se truncó el mandato del presidente Getulio
Vargas.
Al
principio apoyado por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y otros
referentes del PSDB, Neves en las últimas semanas perdió el respaldo de aliados
más realistas.
El
impeachment era una idea consideraba “inminente, pero ahora lo veo distante e
incierto... el gobierno ha sabido reaccionar y tiene aliados en el Senado”
declaró ayer Silvio Torres, secretario general del PSDB.
Para
Torres y otros socialdemócratas es inviable insistir en la destitución de Dilma
asociados al presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, debido a las
evidencias de sus cuentas en Suiza, dinero oriundo de la corrupción, y otros
delitos por los que fue acusado en la Procuraduría General de la Unión.
El descrédito de Cunha no para de crecer y según una encuesta reciente
más del 80 por ciento de los brasileños quieren que pierda los fueros. Esto no
hace mella en el legislador que esta semana prometió retomar la agenda por el
impeachment tan pronto se reinicien las sesiones parlamentarias. Cunha
pertenece al Partido Movimiento Democrático Brasileño igual que el
vicepresidente de la República, Michel Temer, también envuelto en el
impeachment. Durante el verano mientras Cunha negocia con los diputados formar
una mayoría para dar el golpe institucional contra Dilma, Temer recorrerá el
país promocionándose como un candidato a asumir si cae la mandataria. El
acuerdo implícito entre Cunha y Temer es tratado con poco interés por la
prensa, en su mayoría opositora. Salvo la inteligente revista mensual Piauí, que en su última
portada publicó una ilustración de Cunha y Temer abrazos y besándose en la
boca.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario