PEKÍN. FORO “LA NUEVA RUTA DE LA SEDA”. MAYO DEL 2017.- Unos la denominan, como el “despertar del Dragón chino”, en un
tiempo coyuntural mundial, donde las políticas
globales del Presidente de los Estados Unidos están enmarcadas hacia un
doble objetivo político-estratégico: Terminar con todos – o por lo menos los
más importantes – Tratados Comerciales,
con la finalidad – según se manifiesta – fortalecer
la economía interna, enacionalismo y proteccionismo,
con el fin de recuperar el desarrollo interno, con la finalidad de atender
el trabajo de los más de 20 millones
trabajadores – dice ser el proletariado blanco-gringo – norteamericano que
quedó sin trabajo, a raíz del proceso de “Deslocalización Empresarial” que se comenzó a desarrollar a inicios de la década de
los 90’ del siglo XX, cuando primero
cientos, después miles de empresas y
mega-empresas yanquis, europeas – de Occidente – se trasladan hacia
Medio-Oriente – China, India, Hong Kong,
Tailandia, Singapur, Taiwán, etc – así como al norte de México, Centro América y el Caribe. 25
años después, los propios organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial, BM, declaran
oficialmente que el neoliberalismo como
ideología y política de la globalización había fracasado totalmente,
igualmente la forja y construcción del
Nuevo Orden Mundial (Occidental-neoliberal)– desde la perspectiva política –
del “nuevo” Multilateralismo Global, también
fracasó – al abrirse un nuevo proceso sistémico, hacia Oriente, con el liderazgo de China y Rusia.
Tiempos que el nuevo presidente de los Estados Unidos, propone como política central el “nacionalismo” populista y el
proteccionismo como Política de Estado. En concreto, para nosotros, ante el
“fracaso y hundimiento de la globalización
neoliberal”, (Crisis estructural) el proteccionismo hacia el “comercio mundial”, ahora “no tiene
nombre propio” y el propio Presidente de
China Xi Jinping, en el Foro Económico
Mundial, Davos enero del
presente año – ante el abandono norteamericano – los poderes facticos globales,
invitan a China y propone un “nuevo tipo de globalización” de “carácter inclusivo y que esté al servicio
de los pueblos”, con la finalidad principal de disminuir la significativa “desigualdad”, hoy el origen de las
protestas sociales y lucha de los pueblos. El Foro de “La Nueva Ruta de la Seda”, representa, la poderosa y billonaria inversión en infraestructura de Oriente, hacia Occidente
– caminos, carreteras, puentes,
Aeropuertos, Ferrocarriles, Telecomunicaciones, Energía, “nuevas Ciudades”, etc;
representa el fortalecimiento de los procesos nacionales e internacionales con
la finalidad de entrar en un “nuevo
proceso mundial” de una “globalización” dirigida, controlada desde el Estado, tal y conforme ha funcionado hasta hoy
la globalización en China y el beneplácito de los Poderes Facticos Mundiales.
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EL DESPERTAR DEL DRAGÓN CHINO: EL FORO DE LA “NUEVA DE LA SEDA”.
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Diego
Beleván.
SEMANAeconómica.com
Martes
16 de mayo del 2017.
“One Belt, One Road” es la visión del orden mundial del Presidente Xi Jinping y
el lugar que le corresponde a China.
Uno de
los eventos más significativos del 2017 acaba de finalizar en Beijing. Sin
embargo, no recuerdo haber visto un solo titular en la prensa nacional
sobre Belt and
Road Forum For International Cooperation, previo al
inicio del evento basado en la visión del “One
Belt, One Road” (OBOR) del presidente chino Xi Jinping, con inconmensurables consecuencias de largo plazo para el
Perú.
En el
foro, participaron más de 130 países, 28 de los cuales fueron representados por
jefes de Estado o de gobierno, como los presidentes Vladimir Putin de Rusia, Mauricio
Macri de Argentina, Michelle Bachelet de Chile, Doris Leuthard de Suiza, o los primeros ministros
de España, Mariano Rajoy, e Italia, Paolo Gentiloni. El evento fue convocado por
el presidente Xi y tuvo lugar en Beijing, el 14 y 15 de mayo. Asistieron
igualmente el secretario general de las Naciones Unidas, la directora gerente
del FMI y el presidente del Banco Mundial; entre muchos otros asistentes de
alto nivel. El Perú estuvo representado por el ministro de Comercio Exterior y
Turismo, Eduardo Ferreyros.
El foro
es la primera gran reunión internacional convocada en torno al mayor
proyecto de política exterior, infraestructura y comercio de la República Popular China (RPC). OBOR abarca de manera
directa a más de 65 países que representan el 60% de la población mundial y una
parte significativa del PBI global. El objetivo es redefinir el orden económico
mundial, integrando las economías de Europa, Asia y África —85% de la población
mundial— mediante una red de infraestructura sin precedentes.
Con un
costo total estimado en US$4 billones (US$ 4 trillion), la iniciativa OBOR
se convertiría en el programa de desarrollo económico más grande de la
historia, superando al Plan
Marshall que permitió la reconstrucción del continente europeo
después de la Segunda Guerra Mundial. Desde el 2013, China ha invertido más de
US$50,000 millones en varias economías a lo largo de OBOR y 56 zonas de
cooperación económica y comercial han sido construidas por empresas chinas,
generando cerca de US$1,000 millones de nuevos ingresos fiscales y creando
aproximadamente 180,000 nuevos puestos de trabajo.
Sólo el Banco de Desarrollo de China
(China Development Bank) ha asignado US$890,000 millones para la ejecución de
aproximadamente 900 proyectos. En el marco del foro, China logró concretar acuerdos de diversa índole con 68 países y
organismos internacionales, con miras encontrar las alternativas financieras
para la realización de los diferentes aspectos relacionados con el OBOR, así
como identificar proyectos específicos.
Como lo
señalé en un artículo
de agosto pasado, el OBOR tiene dos
vertientes. La primera es terrestre y está basada en la antigua ‘ruta de la seda‘. La
segunda es marítima y pasaría por el Sudeste Asiático, la India, la costa este
de África, el Mar Rojo, para finalizar en los países europeos que bordean el
mar mediterráneo.
El
concepto fue presentado en el marco del discurso que el presidente Xi pronunció
en la Universidad Nazarbayev de Kazajistán en septiembre del 2013, donde
propuso restablecer la ‘ruta
de la seda‘ con la creación de un “eje económico de la ruta de
la seda” (silk road
economic belt). Un mes después, durante su visita a Indonesia,
señaló la necesidad de construir una “ruta de la seda marítima del siglo XXI”,
la cual complementaría la primera. En el 2014, China estableció el “Fondo de la nueva
ruta de la seda” con un capital inicial de US$40,000 millones para realizar los
estudios de factibilidad y desarrollo.
Ambas
vertientes fueron desarrolladas con mayor detalle en abril del 2015, cuando Xi Jinping participó
en la reunión anual del Boao Forum for Asia, conocido como el ‘Davos asiático’.
Es igualmente preciso recordar que uno de las principales motivaciones
detrás de la creación del Banco
Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB – Asian Infrastructure Investment Bank) es facilitar el
financiamiento de la enorme red de infraestructura de ambas rutas.
Como lo
señala un documento emitido por la agencia oficial de la RPC, Xinhua News, en los
últimos tres años se han concretado diversos proyectos de transporte, energía y
comunicaciones, como el puente multipropósito (carretera y ferrocarril) de
Padma en Bangladesh, el Corredor Económico China-Pakistán o el lanzamiento del
servicio de carga por ferrocarril entre China y Europa, cuyo primer tren de 34
vagones llegó a Londres en enero del 2017.
Con el
apoyo del AIIB, China tiene la intención de construir en los próximos años
seis corredores económicos: 1) el nuevo puente continental euroasiático (New
Eurasian Continental Bridge), 2) el corredor China-Mongolia-Rusia, 3) el
corredor China-Asia Central-Asia Occidental, 4) el
corredor China-Indonesia, 5) el
corredor China-Pakistán y 6) el corredor Bangladesh-China-India-Myanmar.
Pero el
OBOR es mucho más que un gigantesco proyecto de infraestructura. Hace cuatro
meses, el presidente Xi planteó su visión del futuro en la reunión anual del
Foro Económico Mundial de Davos con su discurso sobre la importancia de la
globalización como motor del crecimiento. El foro de Beijing le permitió al
presidente chino ofrecer mayores detalles sobre la visión que esbozó por
primera vez en el 2013.
Como lo
señala el professor Hugh White, del East Asia Forum, “el OBOR tiene
detrás el poder y el prestigio del presidente Xi Jinping. Es el centro de su
visión para el futuro de la RPC. Está decidido a hacer que funcione”. El éxito
del foro le permitirá además consolidar su poder antes del 19º Congreso del
Partido Comunista Chino, a realizarse en Beijing el próximo otoño.
El OBOR
también tiene un componente geopolítico: es la visión del orden mundial de Xi
Jinping y el lugar que ocupará China en ese orden. El objetivo es
incrementar la influencia estratégica, política y económica de país asiático.
Un beneficio adicional de la coyuntura
actual es que en este momento
los Estados Unidos, de Donald Trump, han decidido no
sólo retirarse de la Asociación Transpacífico (TPP) sino implementar una visión más aislacionista.
En un artículo publicado en The
National Interest, Earl Anthony Wayne y Oliver Magnusson afirman
que el OBOR permitirá debilitar la posición económica estratégica de los
Estados Unidos en Asia Oriental. La dupla AIIB y OBOR representan para los
autores dos grandes desafíos a la influencia económica de los Estados Unidos en
el mundo. “[Ambos] son testimonios de las ambiciones de Pekín. El TPP había
sido el principal medio de respuesta de los Estados Unidos… Es poco probable
que los diversos acuerdos comerciales bilaterales mencionados por algunos
miembros de la administración Trump permitan por sí solos conseguir el impacto
que se buscaba mediante el TPP”.
Añadiría
que la Asociación
Económica Integral Regional (RCEP) es
el tercer componente de esta búsqueda de reconfiguración del orden mundial
promovido por China. Si los Estados Unidos son incapaces de ofrecer
alternativas viables, la tarea será facilitada puesto que le permitirá llenar
los espacios vacíos de manera aún más rápida. Estamos posiblemente en presencia
del realineamiento
de poder más significativo del
siglo XXI. Sin embargo, tengo la impresión que muchos de mis compatriotas no
son plenamente conscientes de las implicancias de este cambio significativo en
la estructura del poder mundial y los cambios
explícitos e implícitos en los
flujos comerciales internacionales que presupone la
concretización del proyecto “One
Belt, One Road”.
Al haber
conseguido un comunicado conjunto, más allá de las obvias reticencias y
diferencias que puedan existir al interior del grupo de 130 países
participantes, así como haber establecido el 2019 como la fecha para la
siguiente reunión del foro, el presidente Xi Jinping ha logrado consolidar la posición
de China como el actor más relevante del continente eurasiático y, al mismo
tiempo, alzarse como uno de los más fervientes defensores del libre
comercio mundial y de la protección del medio ambiente. El comunicado
conjunto no sólo defiende el
sistema comercial multilateral basado en la OMC sino invoca a todo los signatarios de los Acuerdos de París a cumplir sus obligaciones en materia del cambio climático. El más acucioso observador
no dejará de sonreír ante lo irónico de la situación.
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